POR LA PROBACIÓN DE ELLOS (Visita
De Timoteo):
1 TESALONICENSES 3:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
La palabra clave en
este capítulo es «afirmar» (vv. 2, 3, 8, 13):
Ø Los nuevos cristianos
atraviesan tiempos de prueba y aflicción (vv. 3, 5); y
Ø A menos que estén afirmados
en el Señor, el diablo los perturbará:
· Pablo no estaba satisfecho
simplemente con que estas personas hayan sido salvadas (cap. 1), y
· Nutridas (cap. 2);
· Querían verlas afirmadas en
la fe
(cap. 3),
· Capaces de andar (cap. 4).
Después de todo, los niños deben aprender a ponerse de pie antes de aprender a caminar. ¿Qué medios usó Pablo para confirmar a estos creyentes en la fe?
I. Les Envió Un Hombre. (1 Ts. 3:1, 2):
¡Qué ayuda fue el joven Timoteo para Pablo! Todo Pablo debe
tener su Timoteo: el joven que trabaja con el
mayor.
Pablo sabía cómo seleccionar y preparar líderes cristianos, y Timoteo fue uno
de sus mejores. Este joven había demostrado su valía por varios años en su
iglesia local (Hch. 16:1–3) antes que Pablo lo reclutara para que fuera su
ayudante.
El
joven Timoteo (quizás adolescente) no
empezó su ministerio enseñando o predicando; fue el «ministro» de Pablo para ayudarle en
las tareas de los viajes y vida diaria. En realidad Timoteo reemplazó a Juan
Marcos, quien se fue cuando la jornada se puso difícil. La estimación de Pablo
por Timoteo la vemos en Filipenses 2:19–24 y en sus dos epístolas a Timoteo.
Dios
usa creyentes dotados para fortalecer a la Iglesia (Ef. 4 y véanse Hch.
14:21–23; 15:32, 41). Pablo estaba dispuesto a quedarse en Atenas solo con tal
de que Timoteo pudiera volver a Tesalónica para animar a los creyentes y
confirmarlos en la fe. Si los miembros de la iglesia «adoptaran» a los nuevos cristianos,
los animaran, les enseñaran y tuvieran compañerismo con ellos, habría menos
bajas espirituales.
Los santos maduros en la iglesia deben ayudar a los cristianos más jóvenes a crecer en Cristo.
II. Les Escribió Una Carta (1 Ts. 3:3, 4):
El
creyente se edifica por la Palabra de Dios (2 Ts. 2:15–17; Rom. 16:25–27; 2 P.
1:12).
Nótese:
Ø cómo Pablo les recuerda la
Palabra que ya les había enseñado.
Ø Les había advertido respecto
a las aflicciones que vendrían, pero al parecer se habían olvidado de lo que les
había enseñado.
Ø No hay sustituto para la
Palabra de Dios.
El
cristiano que ignora la Biblia es presa de todo viento de doctrina y nunca se
edifica en el Señor (Ef. 4:11–16). Timoteo les recordaba la Palabra que Pablo
les había enseñado, y esto les animó y les confirmó.
Léase
en Hechos 17:1–4 una descripción de cómo Pablo ministró la Palabra en Tesalónica:
· Discutía, lo cual sugiere debate o controversia; declaraba
la Palabra, lo cual implica explicar su significado (Lc. 24:32, 45);
y
· Exponía ciertas verdades, lo
cual significa que presentaba la evidencia para ellas y las presentaba de
manera ordenada para que todos las vieran; y
· Anunciaba, lo que quiere decir
que proclamaba el evangelio.
El
pastor y obrero cristianos deben asegurarse de tener un ministerio equilibrado
con la Palabra.
Ø No es suficiente predicar y
declarar la Palabra;
Ø También debe haber enseñanza, demostración, explicación.
La palabra «declarar» (Hch. 17:3) puede significar «poner la mesa»; por consiguiente, el obrero espiritual debe «poner el alimento en la mesa» para que todo santo, joven o anciano, pueda alcanzarlo y participar de él.
III. Oraba Por Ellos (1 Ts. 3:5–10):
El
ministerio doble de la Palabra de Dios y de la oración es lo que afirma una
iglesia. Si todo lo que hay es enseñanza y predicación y no oración, las
personas tendrán luz, pero sin poder. Si todo lo que hay es oración, pero no
enseñanza de la Palabra, ¡tal vez tenga
un grupo de entusiastas que tienen más calor que luz!
El
pastor, maestro de la Escuela Dominical, misionero u obrero cristiano que habla
con Dios respecto a su pueblo y luego le habla al pueblo acerca de Dios, tendrá
un ministerio equilibrado y firme.
El
ministerio de Cristo consistía tanto en la Palabra
como en la oración
(Lc. 22:31, 32):
§ Samuel ministraba así (1 Sam.
12:23 y no se olvide de la última frase);
§ Igualmente, el Padre, los
apóstoles
(Hch. 6:4), y
§ El mismo Pablo (Hch. 20:32).
La
preocupación de Pablo no era tanto la seguridad o felicidad de ellos, sino su fe. En este capítulo se usa cinco veces la
palabra «fe».
Satanás es el enemigo de nuestra fe,
porque si puede lograr hacernos dudar de Dios y de su Palabra, nos privará del
gozo de toda la bendición que tenemos en Cristo. Pablo quería que tuvieran fe (v. 10) madura (perfecta):
Ø La fe no es un depósito que se ubica
en el corazón y nunca cambia;
Ø Es como el grano de mostaza
que parece muy pequeño, pero contiene vida y puede crecer.
Ø Pablo
quería ver que estas personas abundaran en amor, fueran afirmadas en la
esperanza y que crecieran en la fe;
Ø Fe, esperanza y amor.
No hay sustituto para una vida sólida de oración. A los cristianos se les ordena orar los unos por los otros y por los perdidos. Cuando hay un ministerio en el cual se combina la oración y la Palabra, Satanás es derrotado y la Iglesia confirmada.
IV. Les Recordó La Venida De Cristo (1 Ts. 3:11–13):
Como
ya lo hemos notado antes, el tema de las epístolas a los Tesalonicenses es la
Segunda Venida de Cristo. Ninguna verdad confirma al creyente con más rapidez o
mejor que esta. En medio de la prueba y la tribulación, estos creyentes podían
tener seguridad y animarse con la promesa de su venida.
Cuando
las tentaciones se presentarán en el camino, como ocurría a diario en esas
ciudades paganas, ellos podían mantenerse limpios al recordar que Cristo podía
venir ese mismo día. Si se fatigaban de trabajar y testificar, podían cobrar
nueva fuerza y valor al contemplar la esperanza del regreso del Señor. Ninguna
verdad en la Biblia tiene un efecto mayor en el corazón, la mente y la voluntad
del creyente que la de la Segunda Venida de Cristo.
Léase
Lucas 12:42–48 para ver lo que le ocurre al siervo que se olvida de la venida
de Cristo. Este hombre no dijo nada abiertamente; sólo dijo en su corazón:
· «Mi Señor tarda en
venir».
· No le gustaba que Cristo
viniera.
· ¿Es de sorprenderse acaso que este siervo se descarriara y no podía llevarse bien con los demás siervos?
Pablo
ansiaba afirmar sus corazones para que fueran irreprensibles; nótese:
también 5:23. Se espera que los cristianos sean sin mancha y sin tacha (Filp.
2:15). Esto no quiere decir que sean absolutamente sin pecado, porque la
perfección no es posible sino cuando Cristo vuelva:
Ø El niño pequeño, copiando su
nombre en el pizarrón, no lo hace sin equivocarse, porque es sólo un niño;
Ø Pero si hace lo mejor que
puede, es sin tacha.
Si vivimos según la luz que Dios nos ha dado y procuramos crecer en Él, podemos tener vidas sin tacha a la vista de Dios. La expectación diaria de la venida de Cristo ayudará al creyente a mantener limpia su vida (1 Jn. 2:28–3:3).
Clase Para El Miércoles:
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.
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