lunes, 21 de enero de 2019

LA JUSTICIA PRACTICADA: APLICACIÓN, SERVICIO: ROMANOS 12:


LA JUSTICIA PRACTICADA: APLICACIÓN, SERVICIO:
ROMANOS 12:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Este capítulo empieza la sección final de Romanos: «Servicio» (caps. 12–16):
·      Pablo nos dice cómo poner en práctica lo aprendido; y
·     en este capítulo el apóstol nos da cuatro cuadros del cristiano y nos recuerda nuestros deberes espirituales.

I.       Un Sacrificio Sobre El Altar (Romanos 12:1–2):
El verdadero servicio y vivir cristiano deben empezar con la dedicación personal al Señor. El cristiano que falla en su vida es el primero que lo hace en el altar, no quiere rendirse por completo a Cristo.
El rey Saúl falló en el altar (1 Sam. 13:8ss; 15:10ss) y le costó su reino. El motivo de la dedicación es el amor; Pablo no dice «les ordenó», sino «les ruego, debido a lo que Dios ya ha hecho por ustedes».
No servimos a Cristo para recibir sus misericordias, sino debido a que ya las tenemos (3:21–8:39). Le servimos por amor y agradecimiento.
La verdadera dedicación es presentar el cuerpo, la mente y la voluntad a Dios, día tras día. Es someterle el cuerpo, tener la mente renovada por la Palabra y rendirle la voluntad por medio de la oración y la obediencia, cada día. Todo cristiano es o bien alguien que se conforma, viviendo por y como el mundo, o alguien transformado, que llega a ser cada vez más semejante a Cristo. (La palabra griega «transformaos»[1] es la misma que se traduce «transfigurarse» en Mt. 17:2).
Segunda de Corintios 3:18 nos dice que somos transformados (transfigurados) en la medida en que le permitimos al Espíritu revelar a Cristo por medio de la Palabra. Esto es posible sólo cuando el creyente se entrega a Dios de modo que pueda conocer la voluntad de Él para su vida. Dios no tiene tres voluntades (buena, agradable y perfecta) para los creyentes de la manera en que hay tres opciones para la mercadería en los catálogos de compra por correos («bueno, mejor, excelente»).
Antes bien, crecemos en nuestro aprecio de la voluntad de Dios. Algunos cristianos obedecen a Dios debido a que saben que es bueno para ellos y temen el castigo. Otros obedecen porque hayan aceptable la voluntad de Dios. Pero la devoción más profunda es la de quienes aman la voluntad de Dios y la hallan perfecta.
Como sacerdotes, debemos presentar «sacrificios espirituales» a Dios (1 P. 2:5) y el primer sacrificio que quiere cada día es nuestro cuerpo, mente y voluntad en total rendición a Él.

II.     Un Miembro Del Cuerpo (Romanos 12:3–8):
En 1 Corintios 12 hallamos la misma verdad de que se habla en estos versículos, que el creyente es bautizado por el Espíritu en el cuerpo y le es dado un don (o dones) para usarlos para el beneficio de toda la iglesia. Hay un «cuerpo universal» formado por todos los creyentes en Cristo desde Pentecostés hasta el Rapto; pero también hay el cuerpo local, por medio del cual cada creyente ministra al Señor. La mayoría de las 112 referencias en el NT., a la iglesia se refieren a una congregación local de creyentes.
El culto y servicio en el cuerpo local empieza con la entrega personal (vv. 1–2), y luego con una evaluación sincera de los dones espirituales que el creyente posee (v. 3). Pablo no nos dice que no pensemos en nosotros mismos de ninguna manera, sino que no debemos pensar más alto de lo que nuestros dones espirituales garantizan.
Si un hombre es llamado para ser pastor, Dios se lo revelará cuando use sus dones en la iglesia. Nuestros dones difieren, pero todos proceden del Espíritu y deben usarse para la gloria de Cristo. Así como somos salvos «por gracia, por medio de la fe» (Ef. 2:8, 9), debemos ejercer nuestros dones espirituales «conforme a la medida de la fe» (v. 3) y «según la gracia que nos es dada» (v. 6).
Pablo Hace Una Lista De Siete Ministerios:
(1) profecía, que se define en 1 Corintios 14:3;
(2) servicio, que literalmente quiere decir «diaconar» (servir) y puede referirse a ese oficio;
(3) Enseñanza, de acuerdo a 2 Timoteo 2:1–2, una responsabilidad importante;
(4) exhortación, que significa estimular a las personas a servir y ser fieles al Señor;
(5) el que reparte, lo cual debe hacerse con sinceridad de corazón y por motivos puros (véase Hch. 5);
(6) el que preside, se refiere al gobierno en la iglesia local (1 Tim. 3:4, 12);
(7) el que hace misericordia, compartir con los que tienen necesidad.

Efesios 4:7–12 describe a las personas dotadas que Dios ha dado a la iglesia; Romanos 12 y 1 Corintios 12 describen los dones que el Espíritu ha dado a los creyentes en el cuerpo local. Es peligroso tratar de servir al Señor con dones que no ha dado; y es también trágico negarse a usar un don para su gloria (2 Tim. 1:6).
·  Los doce hombres que se mencionan en Hechos 19:1–7 ignoraban al Espíritu y sus dones;
·      Los siete hombres en Hechos 19:13–16 intentaron falsificar los dones que no poseían.

III.    Un Miembro De La Familia (12:9–13):
Cada creyente tiene su servicio espiritual que realizar, pero los versículos 9–13 nos dicen cómo debe comportarse cada cristiano en la familia de Dios:
Ø El amor debe ser sincero y sin fingimiento (véase 1 Jn. 3:18). Debemos aborrecer el mal y seguir el bien (véase Salmo 97:10).
Ø El amor debe conducir a la bondad y a la humildad, fidelidad en los negocios, fervor en las cosas espirituales («fervientes» aquí significa «hirviendo, brillando con poder»).
Nótese: cómo las características que se mencionan en esta sección están en paralelo con el fruto del Espíritu que Pablo describe en Gálatas 5:22, 23.

Los cristianos en la iglesia local deben cuidarse los unos a los otros y compartir los unos con los otros.
Nótese: cómo la oración del versículo 12 es seguida del cuidado en el versículo 13. «Practicando la hospitalidad» en el griego significa literalmente «procurando o persiguiendo la hospitalidad», ¡yendo tras la gente! Primera de Pedro 4:9 nos dice que dejemos de quejarnos cuando abrimos nuestros hogares a otras personas. La hospitalidad que no es espiritual se describe en Proverbios 23:6–8. Véanse también Lucas 14:12–14; 1 Timoteo 3:2 y 5:10; Hebreos 13:2; 3 Juan 5–8.

IV.    Un Soldado En La Batalla (Romanos 12:14–21):
Los cristianos tienen tanto batallas como bendiciones, y Pablo nos instruye sobre cómo enfrentar a quienes se oponen a la Palabra. Debemos bendecirlo (Mt. 5:10–12) y no maldecirlos. Por supuesto, ningún creyente debe meterse en problemas por una manera mala de vivir (1 P. 2:11–25). Debemos tener simpatía (v. 15) y humildad (v. 16), porque el egoísmo y el orgullo generan mala voluntad. Los cristianos nunca deben «desquitarse» de sus oponentes; más bien deben esperar a que Dios «pague» (v. 19), bien sea en esta vida o en el juicio futuro.
«Procurad lo bueno delante de los hombres» (v. 17) sugiere que el cristiano vive en una «casa de cristal» y que debe estar consciente de que otros lo escudriñan. «¡Voy a disfrutar mi vida!», es una actitud pecaminosa para un creyente, a la luz de Romanos 14:7–8.
La gente nos observa y en tanto como nos sea posible, debemos vivir en paz con todas las personas. Por supuesto, no podemos hacer compromisos con el pecado ni tener una actitud de «paz a cualquier costo». La actitud y espíritu de Mateo 5:38–48 nos ayudará a ser «pacificadores» (Mt. 5:9).

En los versículos 19–21 Pablo se refiere a Proverbios 25:21, 22 y a Deuteronomio 32:35. (Véase también Heb. 10:30). El principio indicado aquí es que el creyente se ha entregado al Señor (12:1–2) y por consiguiente el Señor debe cuidar de él y ayudarle a librar sus batallas.

Necesitamos sabiduría espiritual (Stg. 1:5) cuando se trata de lidiar con los enemigos de la cruz, para que no demos mal testimonio por un lado, o rebajemos el evangelio, por el otro.
Pablo usó de la ley romana en tres ocasiones para protegerse a sí mismo y al testimonio del evangelio (véanse Hch. 16:35–40; 22:24–29; 25:10–12), sin embargo, estaba dispuesto a hacerse a todos de todo con tal de ganar a algunos para Cristo.
Si practicamos Romanos 12:1, 2 diariamente, podemos estar seguros de que Él nos dirigirá a obedecer el resto del capítulo.
___________
Notas:
[1] metamorfoo = (μεταμορφόω, G3339), cambiar en otra forma (meta = implicando cambio, y morfe = forma, véase FORMA, Nº 1). Se emplea en la voz pasiva:
(a) de la transfiguración de Cristo (Mateo 17:2; Marcos 9:2); Lucas 9:29 evita utilizar este término, que a los lectores gentiles hubiera podido sugerir las metamorfosis de los dioses paganos, y emplea la frase egeneto jeteron: «fue alterado», lit: «devino (ginomai) diferente (jeteros)»;
(b) de creyentes (Rom.12:2: «transformaos»), estando obligados a efectuar un cambio total que, en el poder de Dios, hallará su expresión en el carácter y en la conducta; morfe destaca el cambio interno, squema (véase el verbo anterior en este versículo, susquematizo) destaca lo externo, véase APARIENCIA, Nº 5. El tiempo presente continuo indica un proceso; 2 Cor.3:18 describe a los creyentes como siendo «transformados de gloria en gloria en la misma imagen», esto es, en la de Cristo en todas sus excelencias morales, siendo el cambio llevado a cabo por el Espíritu Santo.
Nota: El verbo metasquematizo se traduce «transfigurándose» (2 Cor.11:13: «que se disfraza»; v. 14, rv: «se transfigura»; rvr: «se disfraza»; v.15, rv: «se transfiguran»; rvr: «se disfrazan»); la traducción de rvr es más ajustada, por cuanto este verbo se refiere a un cambio de apariencia externa, no interna. (VINE).

Clase Para El Miércoles:

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.


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