MANDAMIENTOS
ACERCA DE LAS RELACIONES HUMANAS:
(Deuteronomio 12:1-26:19)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
1. Las Leyes Del Pacto. Deuteronomio 12:1-26:19:
Esta sección presenta el mensaje
central del libro de Deuteronomio. Las leyes que aparecen en esta sección
constituyen las leyes del pacto o el Código Deuteronómico. El énfasis principal
del Código Deuteronómico es la centralización del culto de Jehová en el único
santuario.
El propósito de las leyes
relacionadas con la adoración del pueblo en el santuario único (Deut. 12) era
el de promover la integridad de la religión de Israel y la adoración exclusiva
de Jehová.
La ley del altar en Ex.20:24-26
presupone diversos santuarios en Israel, pero la centralización del culto
presupone un santuario único donde Dios debe ser adorado. La selección de
Jerusalén como el lugar donde el santuario central iba a ser edificado sucedió
por causa de la asociación de la ciudad con David y por causa del pacto que
Jehová había hecho con él (2 Sam. 7).
El templo en el monte Sión fue el
lugar específico que Dios seleccionó para manifestar su nombre y establecer su
residencia en Israel. Por esta razón, el templo de Jehová en Jerusalén fue
declarado el lugar donde el verdadero culto a Jehová ocurre.
El propósito del Código
Deuteronómico era asegurar que Israel iba a ser fiel en su adoración a Jehová y
mantener su relación con Dios establecida por medio del pacto en el monte
Sinaí.
Además de las leyes designadas
para ayudar a Israel a mantener la adoración exclusiva de Jehová, el Código
Deuteronómico tiene muchas leyes humanitarias. Estas leyes reflejan la
preocupación deuteronómica por las personas pobres y oprimidas en Israel.
Esta preocupación viene de la
convicción de que el Dios de Israel se preocupa por todas las personas pobres e
indigentes. La redención de Israel de la esclavitud en Egipto fue una evidencia
del interés de Jehová por los oprimidos.
Como resultado, Israel necesitaba
reconocer que cada israelita tenía una responsabilidad de ayudar a aquellos que
estaban en una posición menos privilegiada.
(1) Culto Del Pueblo
De Dios. Deut. 12:1-15:23.
Las leyes relacionadas con la
centralización del culto en Jerusalén empiezan con una exhortación a obedecer
las leyes y los decretos que Moisés ya había dado al pueblo (5:1-22). La misma
exhortación sirvió de conclusión para la sección introductoria del primer
sermón de Moisés (11:31).
a. El Santuario
Único. Deut. 12:1-7.
Las leyes que establecen el culto
de Jehová en el santuario central son una aplicación de los Diez Mandamientos a
la vida social, civil y religiosa del pueblo de Israel. El primer versículo de
este capítulo sirve como una introducción para todo el Código Deuteronómico.
Por cuanto la próxima
introducción de una sección mayor del libro no aparece hasta 29:1, esto indica
que en su redacción final, 12:1-26:19 representa una unidad literaria en el
libro.
La centralización de la adoración
de Dios en el templo único presupone la destrucción de los santuarios donde se
adoraba a los dioses cananeos. La exclusividad de Jehová en la vida religiosa
de Israel está basada en el primer mandamiento donde Jehová es introducido como
el único Dios de Israel (5:7). Jehová había redimido a su pueblo de la casa de
servidumbre.
La redención de Israel de la
esclavitud de Egipto fue una demostración visible de que Jehová era un Dios
poderoso y como tal, él no podía ser comparado con ningún otro Dios. El segundo
mandamiento prohíbe la adoración de los ídolos (5:8-10).
Por esta razón, la ley
deuteronómica demandaba la destrucción de los santuarios cananeos. La mayoría
de los templos cananeos estaban en las colinas y en los montes altos (v. 2). Los lugares altos eran lugares
sagrados porque los cananeos creían que la altura del monte indicaba que el
adorador estaba más cerca de Dios.
La adoración de la diosa Asera
debajo de todo árbol frondoso (v. 2)
estaba asociada con el culto de la fertilidad. La germinación de los árboles en
la primavera era una evidencia que Asera iba a producir la fertilidad de la
tierra y de los animales. Moisés enumera una vez más (vea 7:5) los objetos en los santuarios que debían ser destruidos (v. 3).
Todos los objetos mencionados
aquí estaban asociados con los dioses de Canaán. Las piedras rituales eran los
pilares asociados con los altares en los templos cananeos que servían como
símbolo de Baal (Ex.23:24). Los árboles de Asera eran símbolos de la diosa
Asera, la consorte de Baal.
Los altares cananeos eran
similares a los altares israelitas (Éx.20:25-26) pero el propósito de la
destrucción de los santuarios cananeos era remover la tentación de adorar a los
dioses de la tierra y evitar la contaminación de la adoración de Jehová con las
prácticas religiosas de los cananeos. La destrucción de los templos significaba
el rechazo de los dioses que eran adorados allí.
Otra razón para la destrucción de
los templos cananeos era hacer desaparecer los nombres de los dioses cananeos
de aquel lugar (v. 3). Hacer desaparecer
el nombre significaba eliminar la memoria de los dioses cananeos, porque lo que
no tiene nombre, no tiene existencia.
Israel no podía seguir las
prácticas religiosas de los cananeos (v.
4). La adoración de Jehová debía ser contraria a las prácticas religiosas
de los pueblos que Israel iba a conquistar. Israel tenía que adorar a Jehová en
el lugar escogido por el Señor, en una de las tribus para allí poner su nombre
(vv. 11, 21; Ex.14:23-24).
Después de la destrucción de los
santuarios de los cananeos, Dios iba a escoger un lugar especial en Israel y
allí colocaría su nombre y viviría con su pueblo. Poner allí su nombre
significa manifestar su presencia divina (Ex.12:21; 14:14). Esta expresión
también es sinónima de la expresión “hacer habitar su nombre” (Éx.12:11; 14:23; 16:2).
Jehová iba a establecer su residencia en el templo y allí el pueblo de Israel
debería recurrir para adorar, para presentar sus diezmos y para entregar sus
ofrendas. El santuario sería la morada eterna del Señor con su pueblo (2 Crón.6:2).
El texto claramente indica que la
adoración de Israel era comunitaria (vosotros,
v. 7). Toda la congregación debía venir delante de Jehová en el lugar
escogido y allí presentar sus ofrendas. El sacrificio de animales tenía un
motivo religioso y un motivo humanitario, el de proveer alimentos para las
personas pobres en la sociedad israelita (2 Cron.16:11; 26:11).
Según las instrucciones de
Levítico 1, los animales ofrecidos en holocausto eran quemados por completo
sobre el altar. La persona que ofrecía el sacrificio ponía su mano sobre la
cabeza del animal como símbolo de su identificación con el animal y de la
expiación de su pecado y de su reconciliación con Dios.
Los sacrificios eran ofrendas de gratitud a Dios (Lv.7:12-15). El propósito de
los sacrificios era expresar acción de gracias por bendiciones recibidas de
Dios. La persona que sacrificaba celebraba una fiesta de comunión delante de
Jehová con su familia y amigos.
Los diezmos, o la décima parte
del grano, del vino, del aceite y de la primicia de los animales, eran
presentados en el templo como una expresión de adoración a Dios.
Las ofrendas alzadas eran
sacrificios levantados ritualmente delante de Dios para indicar que la porción
del sacrificio era entregada a Dios. La ofrenda votiva era ofrecida a Dios y
representaba promesas hechas por medio de votos. Las ofrendas voluntarias eran
presentadas como acción de gracias (Lv.7:16-17).
Todas las ofrendas presentadas a
Jehová debían ser traídas al santuario y ser ofrecidas según las estipulaciones
de la ley. La presentación de los sacrificios en el templo durante los
festivales eran ocasiones de gozo y celebración por las bendiciones recibidas
de las manos de Dios.
La comida consistía
principalmente de la carne de los animales presentados al Señor como
sacrificios de paz. Esta celebración generalmente era hecha durante uno de los
días de fiestas anuales (Lv. 23).
La exhortación de que Israel
debería regocijarse en la presencia de Jehová aparece diversas veces en
Deuteronomio (Deut.12:7; 12:12; 12:18; 14:26; 16:11). La familia del adorador
israelita generalmente incluía la esposa, los hijos, los esclavos y aun los
levitas que vivían en su ciudad.
La presentación de estas ofrendas
en el lugar donde Jehová había escogido y manifestado su nombre era una manera
de reconocer y conmemorar públicamente las bendiciones recibidas de las manos
de Jehová, el Dios que provee para su pueblo.
b. Instrucción
Para La Adoración. Deut.12:8-12.
Después de haber introducido el
concepto del único santuario y de la centralización de la adoración en el
templo, Moisés especifica los detalles para la adoración en el santuario. El
pueblo que iba a heredar la tierra de Canaán no podía hacer como había hecho la
generación que había salido de Egipto (v.
8). Estas palabras de Moisés no son muy claras.
Es posible que haga referencia a
la generación de israelitas que adoraba a Jehová en un tabernáculo que se movía
cuando el pueblo se movía. La futura generación de israelitas iba a adorar en
un solo santuario y en un lugar específico. Pero es posible que estas palabras
sean una referencia a la libertad que el pueblo tenía en la observancia de las
leyes.
Hasta aquel momento el pueblo no
había cumplido la forma correcta de adoración porque la vida migratoria en el
desierto hacía difícil la observancia propia de la ley. Josué declaró que en el
desierto, el pueblo no observó la celebración de la Pascua (Josué 5:5).
Una expresión similar se usa en Jueces
17:6; 21:25 para indicar confusión política y religiosa en Israel. Ahora, la
nueva generación de israelitas estaba preparada para entrar en la tierra de
Canaán y heredar la tierra que Jehová había prometido entregarles.
En Canaán ellos conquistaron a
sus enemigos y encontrarán descanso y seguridad. Una vez conquistada la
tierra, Jehová escogería un lugar para manifestar su nombre y tomar residencia
entre su pueblo.
Allí en aquel santuario, el
pueblo tenía que venir a adorar a Jehová y presentar sus sacrificios (v.11). Esta ocasión de adoración era
ocasión de gran gozo. Cada israelita tenía que traer a su familia al templo
para celebrar con Israel.
Aquí
el texto menciona los miembros de la familia:
· Hijos,
· Hijas,
· Esclavos, y
· Aun los levitas.
El v. 12 claramente indica que la adoración de Israel era
congregacional. La lista de personas mencionadas en el v. 12 señala que todos los miembros de la familia debían venir al
santuario para adorar a Jehová.
Por cuanto los levitas no iban a
tener parte en la distribución de la tierra prometida, ellos no tenían heredad
y dependían de la buena voluntad de los ciudadanos más prósperos en la sociedad
israelita (Núm.18:21; 35:1-8).
Los sacerdotes participaban de la
ofrenda del pueblo (Núm.18:3-8) pero los levitas, los que vivían dentro de las
puertas de una ciudad, no tenían otra manera de sobrevivir más que la
generosidad de la comunidad.
c. Reglas Para
La Presentación De Los Sacrificios. Deut.12:13-28.
Esta sección enseña cómo
sacrificar en el templo. Primeramente, Israel no podía ofrecer sus sacrificios
en cualquier lugar. Solamente en el lugar escogido por Jehová, en el santuario
único, podían los israelitas venir para sacrificar y adorar a su Dios.
Esta sección está escrita en la
segunda persona singular (“tú”), indicando que cada israelita tenía la
responsabilidad de presentarse delante de Jehová con sus ofrendas y
sacrificios. Pero
la ley del santuario central y el requisito de que el sacrificio de animales
solamente podía llevarse a cabo en un solo lugar, creó un problema para la
comunidad: ¿puede un israelita matar animales
para comer?
La respuesta a esta pregunta es
que sí, era permitido sacrificar animales para comida pero era necesario
mantener el ritual para la disposición de la sangre.
Los sacrificios de holocaustos
dedicados a Jehová no podían ser ofrecidos en cualquier lugar, solamente en el
templo. No obstante, los animales sacrificados para comida, tanto los animales
considerados puros para el sacrificio, y también aquellos considerados
ritualmente impuros, así como la gacela o el venado, podían ser usados para
comida. La única condición era que al matar a un animal para comida era
necesario observar las leyes concernientes a la disposición de la sangre.
En Israel era prohibido comer
sangre porque se creía que la vida estaba en la sangre (Lv.17:10-14). Esta ley
reconoce que Jehová es el Señor y Creador y que la vida del ser humano y la
vida de los animales pertenecen a Dios y tiene que ser retornada a él.
Al matar a un animal para comida,
el pueblo de Israel tenía que derramar la sangre sobre la tierra como un
símbolo de que la vida del animal regresaba a Jehová. Israel tenía que regresar
la sangre a la tierra de la misma manera que el Creador hizo vida del polvo de
la tierra (Gn.1:24; 2:7; 3:19).
Los israelitas podían participar
de todas las bendiciones de la tierra pero no podían comer del diezmo de la
cosecha, del primogénito de los animales, de las ofrendas votivas, ni de los
sacrificios ofrecidos a Jehová. En Israel, el diezmo de la tierra y el diezmo
del ganado pertenecían a Jehová y eran consagrados a él (Lv.27:30-32).
Los sacrificios prometidos
pertenecían al Señor y tenían que ser dedicados a él. Solamente en el acto
cultual y en las fiestas de adoración y celebración podían los israelitas comer
de los sacrificios ofrecidos a Dios. Pero, ellos tenían que hacerlo con su
familia y con la comunidad del pacto.
Los animales inmolados como
sacrificio a Dios debían ser consumidos en el santuario con un espíritu de
gozo, y la carne debía ser compartida con los miembros de la familia y con el
levita que vivía en la misma ciudad.
Los animales sacrificados para
comida eran considerados salvajes y eran inmolados en un contexto desprovisto
de significado ritual. Por esta razón, aun algunos de los animales ritualmente
impuros podían ser sacrificados para comida.
La razón para la ley mencionada
en los vv. 15, 16 es explicada
detalladamente en los versículos 20-28.
El problema que estos versículos procura resolver es el de sacrificar animales
para comida después de la conquista de Canaán y después del establecimiento del
santuario central. ¿Era posible
para un israelita que vivía lejos del santuario central sacrificar un animal
para comer?
La ley declara que el pueblo
podía sacrificar animales y comer su carne como parte de su dieta todas las
veces que deseaba, pero cada persona tenía que reconocer la santidad de la vida
de los animales y disponer de su sangre de una manera ritualmente aceptable.
La exhortación de obedecer esta
ley era la base de la bendición de Israel. Para aquel que obedecía esta ley le
iba bien. Cada individuo y cada miembro de su familia que hiciera lo bueno y lo
correcto delante de Jehová recibirán las bendiciones que Dios había prometido.
Para Israel, el centro de
adoración a Dios era el templo, el lugar donde había manifestado su nombre y de
donde él tenía compañerismo con su pueblo.
Para el cristiano, el centro de adoración no es un
lugar, sino una persona: Jesucristo (Jn.4:19-26).
En Cristo, el creyente establece una relación con Dios y encuentra la
verdadera manera de adorar al Creador.
d. Instrucción
Contra La Idolatría. Deut.12:29-32.
Después de exhortar a Israel a
adorar a Jehová en un solo templo, Moisés habló a Israel que como pueblo
escogido ellos no podían servir a los dioses de los cananeos porque Jehová
demandaba adoración exclusiva de su pueblo. La base de esta exhortación es el
primer mandamiento (Deut.5:7).
Después de la derrota de las
naciones de Canaán, de la eliminación de sus templos, y de la destrucción de
sus dioses, el pueblo no podía cometer el error de ser seducido por la religión
de los cananeos. La mera destrucción de sus templos y de sus dioses no iba a
disminuir la atracción de los dioses falsos. Tal adoración era una violación
directa del primer mandamiento, así como enseña claramente el v. 31.
La adoración de los dioses de
piedra y de madera era abominable a Jehová porque él es el único Dios, un Dios
vivo y verdadero. La práctica de sacrificar niños a los dioses era una forma
aberrante de adoración muy común en el oriente antiguo, especialmente en Canaán
y entre los amonitas.
La inclinación de Israel de
aceptar las prácticas religiosas de los habitantes de Canaán abrió la puerta en
Israel para el sincretismo religioso, ya que algunos israelitas siguieron estas
prácticas paganas.
Según el AT., la costumbre de
sacrificar niños a los dioses paganos fue practicada por Acaz y Manasés (2 R.16:3;
21:6) y fue abolido por Josías, rey de Judá, durante su reforma religiosa en el
siglo VII a. de J.C. (2 R.23:10).
Con la muerte de Josías, la
práctica apareció otra vez en los días del profeta Jeremías, antes de la
destrucción de Judá (Jr.7:31; 19:5; 32:35). Los sacrificios de niños al dios
Moloc eran hechos en el valle de Benhinom, un área ubicada al sur de Jerusalén
(Jr.32:35).
El cap. 12 termina con una
exhortación contra la idolatría y contra la participación de los israelitas en
las prácticas religiosas de los cananeos. En el presente capítulo Moisés
presenta tres maneras como la trampa de la idolatría (Deut.12:30) entraría en
Israel: por medio de los falsos profetas (Deut.13:1-5), por medio de un miembro
de la familia o un amigo íntimo (Deut.13:6-11) o por medio de falsos líderes
(Deut.13:12-18).
Clase Para
Domingo.
Lea Su
Biblia, Lea Su
Biblia, Lea Su Biblia.
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