lunes, 25 de febrero de 2019

MANDAMIENTOS ACERCA DE LAS RELACIONES HUMANAS: (Deuteronomio 12:1-26:19)


MANDAMIENTOS ACERCA DE LAS RELACIONES HUMANAS:
(Deuteronomio 12:1-26:19)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

1.      Las Leyes Del Pacto.  Deuteronomio 12:1-26:19:
Esta sección presenta el mensaje central del libro de Deuteronomio. Las leyes que aparecen en esta sección constituyen las leyes del pacto o el Código Deuteronómico. El énfasis principal del Código Deuteronómico es la centralización del culto de Jehová en el único santuario.
El propósito de las leyes relacionadas con la adoración del pueblo en el santuario único (Deut. 12) era el de promover la integridad de la religión de Israel y la adoración exclusiva de Jehová.

La ley del altar en Ex.20:24-26 presupone diversos santuarios en Israel, pero la centralización del culto presupone un santuario único donde Dios debe ser adorado. La selección de Jerusalén como el lugar donde el santuario central iba a ser edificado sucedió por causa de la asociación de la ciudad con David y por causa del pacto que Jehová había hecho con él (2 Sam. 7).
El templo en el monte Sión fue el lugar específico que Dios seleccionó para manifestar su nombre y establecer su residencia en Israel. Por esta razón, el templo de Jehová en Jerusalén fue declarado el lugar donde el verdadero culto a Jehová ocurre.

El propósito del Código Deuteronómico era asegurar que Israel iba a ser fiel en su adoración a Jehová y mantener su relación con Dios establecida por medio del pacto en el monte Sinaí.

Además de las leyes designadas para ayudar a Israel a mantener la adoración exclusiva de Jehová, el Código Deuteronómico tiene muchas leyes humanitarias. Estas leyes reflejan la preocupación deuteronómica por las personas pobres y oprimidas en Israel.
Esta preocupación viene de la convicción de que el Dios de Israel se preocupa por todas las personas pobres e indigentes. La redención de Israel de la esclavitud en Egipto fue una evidencia del interés de Jehová por los oprimidos.
Como resultado, Israel necesitaba reconocer que cada israelita tenía una responsabilidad de ayudar a aquellos que estaban en una posición menos privilegiada.

(1) Culto Del Pueblo De Dios. Deut. 12:1-15:23.
Las leyes relacionadas con la centralización del culto en Jerusalén empiezan con una exhortación a obedecer las leyes y los decretos que Moisés ya había dado al pueblo (5:1-22). La misma exhortación sirvió de conclusión para la sección introductoria del primer sermón de Moisés (11:31).

a. El Santuario Único. Deut. 12:1-7.
Las leyes que establecen el culto de Jehová en el santuario central son una aplicación de los Diez Mandamientos a la vida social, civil y religiosa del pueblo de Israel. El primer versículo de este capítulo sirve como una introducción para todo el Código Deuteronómico.
Por cuanto la próxima introducción de una sección mayor del libro no aparece hasta 29:1, esto indica que en su redacción final, 12:1-26:19 representa una unidad literaria en el libro.

La centralización de la adoración de Dios en el templo único presupone la destrucción de los santuarios donde se adoraba a los dioses cananeos. La exclusividad de Jehová en la vida religiosa de Israel está basada en el primer mandamiento donde Jehová es introducido como el único Dios de Israel (5:7). Jehová había redimido a su pueblo de la casa de servidumbre.
La redención de Israel de la esclavitud de Egipto fue una demostración visible de que Jehová era un Dios poderoso y como tal, él no podía ser comparado con ningún otro Dios. El segundo mandamiento prohíbe la adoración de los ídolos (5:8-10).
Por esta razón, la ley deuteronómica demandaba la destrucción de los santuarios cananeos. La mayoría de los templos cananeos estaban en las colinas y en los montes altos (v. 2). Los lugares altos eran lugares sagrados porque los cananeos creían que la altura del monte indicaba que el adorador estaba más cerca de Dios.

La adoración de la diosa Asera debajo de todo árbol frondoso (v. 2) estaba asociada con el culto de la fertilidad. La germinación de los árboles en la primavera era una evidencia que Asera iba a producir la fertilidad de la tierra y de los animales. Moisés enumera una vez más (vea 7:5) los objetos en los santuarios que debían ser destruidos (v. 3).
Todos los objetos mencionados aquí estaban asociados con los dioses de Canaán. Las piedras rituales eran los pilares asociados con los altares en los templos cananeos que servían como símbolo de Baal (Ex.23:24). Los árboles de Asera eran símbolos de la diosa Asera, la consorte de Baal.

Los altares cananeos eran similares a los altares israelitas (Éx.20:25-26) pero el propósito de la destrucción de los santuarios cananeos era remover la tentación de adorar a los dioses de la tierra y evitar la contaminación de la adoración de Jehová con las prácticas religiosas de los cananeos. La destrucción de los templos significaba el rechazo de los dioses que eran adorados allí.
Otra razón para la destrucción de los templos cananeos era hacer desaparecer los nombres de los dioses cananeos de aquel lugar (v. 3). Hacer desaparecer el nombre significaba eliminar la memoria de los dioses cananeos, porque lo que no tiene nombre, no tiene existencia.
Israel no podía seguir las prácticas religiosas de los cananeos (v. 4). La adoración de Jehová debía ser contraria a las prácticas religiosas de los pueblos que Israel iba a conquistar. Israel tenía que adorar a Jehová en el lugar escogido por el Señor, en una de las tribus para allí poner su nombre (vv. 11, 21; Ex.14:23-24).
Después de la destrucción de los santuarios de los cananeos, Dios iba a escoger un lugar especial en Israel y allí colocaría su nombre y viviría con su pueblo. Poner allí su nombre significa manifestar su presencia divina (Ex.12:21; 14:14). Esta expresión también es sinónima de la expresión hacer habitar su nombre (Éx.12:11; 14:23; 16:2). Jehová iba a establecer su residencia en el templo y allí el pueblo de Israel debería recurrir para adorar, para presentar sus diezmos y para entregar sus ofrendas. El santuario sería la morada eterna del Señor con su pueblo (2 Crón.6:2).
El texto claramente indica que la adoración de Israel era comunitaria (vosotros, v. 7). Toda la congregación debía venir delante de Jehová en el lugar escogido y allí presentar sus ofrendas. El sacrificio de animales tenía un motivo religioso y un motivo humanitario, el de proveer alimentos para las personas pobres en la sociedad israelita (2 Cron.16:11; 26:11).
Según las instrucciones de Levítico 1, los animales ofrecidos en holocausto eran quemados por completo sobre el altar. La persona que ofrecía el sacrificio ponía su mano sobre la cabeza del animal como símbolo de su identificación con el animal y de la expiación de su pecado y de su reconciliación con Dios.

Los sacrificios eran ofrendas de gratitud a Dios (Lv.7:12-15). El propósito de los sacrificios era expresar acción de gracias por bendiciones recibidas de Dios. La persona que sacrificaba celebraba una fiesta de comunión delante de Jehová con su familia y amigos.

Los diezmos, o la décima parte del grano, del vino, del aceite y de la primicia de los animales, eran presentados en el templo como una expresión de adoración a Dios.

Las ofrendas alzadas eran sacrificios levantados ritualmente delante de Dios para indicar que la porción del sacrificio era entregada a Dios. La ofrenda votiva era ofrecida a Dios y representaba promesas hechas por medio de votos. Las ofrendas voluntarias eran presentadas como acción de gracias (Lv.7:16-17).

Todas las ofrendas presentadas a Jehová debían ser traídas al santuario y ser ofrecidas según las estipulaciones de la ley. La presentación de los sacrificios en el templo durante los festivales eran ocasiones de gozo y celebración por las bendiciones recibidas de las manos de Dios.
La comida consistía principalmente de la carne de los animales presentados al Señor como sacrificios de paz. Esta celebración generalmente era hecha durante uno de los días de fiestas anuales (Lv. 23).
La exhortación de que Israel debería regocijarse en la presencia de Jehová aparece diversas veces en Deuteronomio (Deut.12:7; 12:12; 12:18; 14:26; 16:11). La familia del adorador israelita generalmente incluía la esposa, los hijos, los esclavos y aun los levitas que vivían en su ciudad.

La presentación de estas ofrendas en el lugar donde Jehová había escogido y manifestado su nombre era una manera de reconocer y conmemorar públicamente las bendiciones recibidas de las manos de Jehová, el Dios que provee para su pueblo.

b. Instrucción Para La Adoración. Deut.12:8-12.
Después de haber introducido el concepto del único santuario y de la centralización de la adoración en el templo, Moisés especifica los detalles para la adoración en el santuario. El pueblo que iba a heredar la tierra de Canaán no podía hacer como había hecho la generación que había salido de Egipto (v. 8). Estas palabras de Moisés no son muy claras.
Es posible que haga referencia a la generación de israelitas que adoraba a Jehová en un tabernáculo que se movía cuando el pueblo se movía. La futura generación de israelitas iba a adorar en un solo santuario y en un lugar específico. Pero es posible que estas palabras sean una referencia a la libertad que el pueblo tenía en la observancia de las leyes.
Hasta aquel momento el pueblo no había cumplido la forma correcta de adoración porque la vida migratoria en el desierto hacía difícil la observancia propia de la ley. Josué declaró que en el desierto, el pueblo no observó la celebración de la Pascua (Josué 5:5).
Una expresión similar se usa en Jueces 17:6; 21:25 para indicar confusión política y religiosa en Israel. Ahora, la nueva generación de israelitas estaba preparada para entrar en la tierra de Canaán y heredar la tierra que Jehová había prometido entregarles.
En Canaán ellos conquistaron a sus enemigos y encontrarán descanso y seguridad. Una vez conquistada la tierra, Jehová escogería un lugar para manifestar su nombre y tomar residencia entre su pueblo.
Allí en aquel santuario, el pueblo tenía que venir a adorar a Jehová y presentar sus sacrificios (v.11). Esta ocasión de adoración era ocasión de gran gozo. Cada israelita tenía que traer a su familia al templo para celebrar con Israel.
Aquí el texto menciona los miembros de la familia:
·      Hijos,
·      Hijas,
·      Esclavos, y
·      Aun los levitas.
El v. 12 claramente indica que la adoración de Israel era congregacional. La lista de personas mencionadas en el v. 12 señala que todos los miembros de la familia debían venir al santuario para adorar a Jehová.
Por cuanto los levitas no iban a tener parte en la distribución de la tierra prometida, ellos no tenían heredad y dependían de la buena voluntad de los ciudadanos más prósperos en la sociedad israelita (Núm.18:21; 35:1-8).
Los sacerdotes participaban de la ofrenda del pueblo (Núm.18:3-8) pero los levitas, los que vivían dentro de las puertas de una ciudad, no tenían otra manera de sobrevivir más que la generosidad de la comunidad.

c. Reglas Para La Presentación De Los Sacrificios. Deut.12:13-28.
Esta sección enseña cómo sacrificar en el templo. Primeramente, Israel no podía ofrecer sus sacrificios en cualquier lugar. Solamente en el lugar escogido por Jehová, en el santuario único, podían los israelitas venir para sacrificar y adorar a su Dios.
Esta sección está escrita en la segunda persona singular (“”), indicando que cada israelita tenía la responsabilidad de presentarse delante de Jehová con sus ofrendas y sacrificios. Pero la ley del santuario central y el requisito de que el sacrificio de animales solamente podía llevarse a cabo en un solo lugar, creó un problema para la comunidad: ¿puede un israelita matar animales para comer?
La respuesta a esta pregunta es que sí, era permitido sacrificar animales para comida pero era necesario mantener el ritual para la disposición de la sangre.

Los sacrificios de holocaustos dedicados a Jehová no podían ser ofrecidos en cualquier lugar, solamente en el templo. No obstante, los animales sacrificados para comida, tanto los animales considerados puros para el sacrificio, y también aquellos considerados ritualmente impuros, así como la gacela o el venado, podían ser usados para comida. La única condición era que al matar a un animal para comida era necesario observar las leyes concernientes a la disposición de la sangre.
En Israel era prohibido comer sangre porque se creía que la vida estaba en la sangre (Lv.17:10-14). Esta ley reconoce que Jehová es el Señor y Creador y que la vida del ser humano y la vida de los animales pertenecen a Dios y tiene que ser retornada a él.
Al matar a un animal para comida, el pueblo de Israel tenía que derramar la sangre sobre la tierra como un símbolo de que la vida del animal regresaba a Jehová. Israel tenía que regresar la sangre a la tierra de la misma manera que el Creador hizo vida del polvo de la tierra (Gn.1:24; 2:7; 3:19).

Los israelitas podían participar de todas las bendiciones de la tierra pero no podían comer del diezmo de la cosecha, del primogénito de los animales, de las ofrendas votivas, ni de los sacrificios ofrecidos a Jehová. En Israel, el diezmo de la tierra y el diezmo del ganado pertenecían a Jehová y eran consagrados a él (Lv.27:30-32).
Los sacrificios prometidos pertenecían al Señor y tenían que ser dedicados a él. Solamente en el acto cultual y en las fiestas de adoración y celebración podían los israelitas comer de los sacrificios ofrecidos a Dios. Pero, ellos tenían que hacerlo con su familia y con la comunidad del pacto.

Los animales inmolados como sacrificio a Dios debían ser consumidos en el santuario con un espíritu de gozo, y la carne debía ser compartida con los miembros de la familia y con el levita que vivía en la misma ciudad.

Los animales sacrificados para comida eran considerados salvajes y eran inmolados en un contexto desprovisto de significado ritual. Por esta razón, aun algunos de los animales ritualmente impuros podían ser sacrificados para comida.
La razón para la ley mencionada en los vv. 15, 16 es explicada detalladamente en los versículos 20-28. El problema que estos versículos procura resolver es el de sacrificar animales para comida después de la conquista de Canaán y después del establecimiento del santuario central. ¿Era posible para un israelita que vivía lejos del santuario central sacrificar un animal para comer?
La ley declara que el pueblo podía sacrificar animales y comer su carne como parte de su dieta todas las veces que deseaba, pero cada persona tenía que reconocer la santidad de la vida de los animales y disponer de su sangre de una manera ritualmente aceptable.

La exhortación de obedecer esta ley era la base de la bendición de Israel. Para aquel que obedecía esta ley le iba bien. Cada individuo y cada miembro de su familia que hiciera lo bueno y lo correcto delante de Jehová recibirán las bendiciones que Dios había prometido.

Para Israel, el centro de adoración a Dios era el templo, el lugar donde había manifestado su nombre y de donde él tenía compañerismo con su pueblo. Para el cristiano, el centro de adoración no es un lugar, sino una persona: Jesucristo (Jn.4:19-26). En Cristo, el creyente establece una relación con Dios y encuentra la verdadera manera de adorar al Creador.

d. Instrucción Contra La Idolatría. Deut.12:29-32.
Después de exhortar a Israel a adorar a Jehová en un solo templo, Moisés habló a Israel que como pueblo escogido ellos no podían servir a los dioses de los cananeos porque Jehová demandaba adoración exclusiva de su pueblo. La base de esta exhortación es el primer mandamiento (Deut.5:7).

Después de la derrota de las naciones de Canaán, de la eliminación de sus templos, y de la destrucción de sus dioses, el pueblo no podía cometer el error de ser seducido por la religión de los cananeos. La mera destrucción de sus templos y de sus dioses no iba a disminuir la atracción de los dioses falsos. Tal adoración era una violación directa del primer mandamiento, así como enseña claramente el v. 31.
La adoración de los dioses de piedra y de madera era abominable a Jehová porque él es el único Dios, un Dios vivo y verdadero. La práctica de sacrificar niños a los dioses era una forma aberrante de adoración muy común en el oriente antiguo, especialmente en Canaán y entre los amonitas.
La inclinación de Israel de aceptar las prácticas religiosas de los habitantes de Canaán abrió la puerta en Israel para el sincretismo religioso, ya que algunos israelitas siguieron estas prácticas paganas.
Según el AT., la costumbre de sacrificar niños a los dioses paganos fue practicada por Acaz y Manasés (2 R.16:3; 21:6) y fue abolido por Josías, rey de Judá, durante su reforma religiosa en el siglo VII a. de J.C. (2 R.23:10).
Con la muerte de Josías, la práctica apareció otra vez en los días del profeta Jeremías, antes de la destrucción de Judá (Jr.7:31; 19:5; 32:35). Los sacrificios de niños al dios Moloc eran hechos en el valle de Benhinom, un área ubicada al sur de Jerusalén (Jr.32:35).

El cap. 12 termina con una exhortación contra la idolatría y contra la participación de los israelitas en las prácticas religiosas de los cananeos. En el presente capítulo Moisés presenta tres maneras como la trampa de la idolatría (Deut.12:30) entraría en Israel: por medio de los falsos profetas (Deut.13:1-5), por medio de un miembro de la familia o un amigo íntimo (Deut.13:6-11) o por medio de falsos líderes (Deut.13:12-18).


Clase Para Domingo.

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.


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