RECAPITULACIÓN DE LAS PEREGRINACIONES DE ISRAEL:
DEUTERONOMIO 1–6:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Al
empezar Moisés esta serie de discursos a la nueva generación de Israel repasa
la historia pasada de la nación. Es un pecado vivir en el pasado, pero nunca
comprenderemos el presente ni nos prepararemos para el futuro si ignoramos el
pasado.
I.
Les Recuerda La Dirección De Dios (Deut.
1–3):
La
nación se había reunido en las llanuras de Moab «a este lado del Jordán». Demoraron
cuarenta años para llegar allá y, sin embargo, ¡el versículo 2 indica que el viaje se
debió hacer en once días! Esta es la tragedia de la incredulidad: desperdicia tiempo, energía
y recursos humanos; le roba a Dios la gloria debida a su Nombre.
Moisés
empezó a «declarar»
la ley de Dios, y esta palabra «declarar» literalmente significa «grabar».
Quería dejarla bien en claro, escribirla en sus corazones.
A. De Sinaí a Cades-barnea (Deut. 1:1–46).
La
nación acampó en Horeb desde el tercer mes del primer año (Éx. 19–1) hasta el
segundo mes del segundo año después de su éxodo de Egipto (Nm. 10:11). Durante
este tiempo Moisés recibió la ley y se construyó y erigió el tabernáculo.
Es
interesante notar que Moisés rememora su propio fracaso (vv. 9–18), así como el
de la nación (vv. 19–46). Sin duda, la nueva generación debería saber por qué
la nación estaba organizada como lo estaba y por qué no había entrado antes en
su herencia.
Moisés
aclara que su pecado en Cades-barnea fue rebelión (v. 26) basada en la
incredulidad. Para repasar estos hechos véanse sus notas sobre Números 9–14.
B. Las Naciones Que
Evitaron (Deut. 2:1–23).
Moisés
pasa los años de «peregrinaje» en una sola oración (1:46), y ahora
se dedica al viaje en las fronteras de Canaán. Evitaron tres naciones:
§ Edom (los descendientes de Esaú, el hermano de Jacob); y
§ Moab y Amón (los
descendientes de Lot, el sobrino de Abraham).
Puesto
que estas naciones tenían relación de sangre con Israel, Dios no les permitió a
los judíos que pelearan contra ellas y los protegió cuando pasaron por las
fronteras de estas grandes naciones.
C. Las Naciones Que
Derrotaron (Deut.2:24–3:29).
Dios permitió a Israel pelear y
conquistar estas naciones por dos razones:
(1) Como una advertencia a las naciones de Canaán, v.
25; y
(2) Para dejar
la tierra disponible para las dos tribus y media que se establecieron al este
del Jordán (3:12–17).
Los
judíos fueron amables con estas naciones cuando llegaron, ofreciéndoles pasar
pacíficamente. Cuando las naciones los atacaron de todas maneras, Dios los
conquistó.
La
nueva generación captura las grandes ciudades amuralladas (3:5), como aquellas que atemorizaban a la generación anterior. Es
cierto que esto les estimularía al prepararse para entrar en Canaán.
Nótese: que Josué recibió una comisión especial en este
tiempo. Moisés oró para que se le permitiera
entrar en la tierra, pero Dios no se lo permitiría. Dios guió y protegió a
Israel en el pasado y sin duda estaría con él en el futuro.
II.
Les Recuerda De La Gloria y Grandeza
De Dios (Deut. 4–5):
En
esta sección Moisés lleva a la nación de regreso al Sinaí, donde se le reveló
la gloria y la grandeza de Dios y donde la nación tembló ante la ley de Dios.
El pueblo corría el peligro de olvidar la gloria y grandeza de Dios (véase 4:9,
23, 31). Moisés
destaca tres peligros:
A. Olvidarse De La Palabra (Deut. 4:1–13).
¿Qué otra nación
había sido bendecida con la Palabra de Dios? La Palabra de
Dios era la sabiduría de Israel y su poder. Si obedecían su Palabra, Él los
bendecirá y ellos poseerían la tierra. Si cambiaban su Palabra (v. 2) o la
desobedecen, Él los castigaría y se perderían el disfrute de la tierra.
Cuando
la Palabra de Dios llega a ser algo común para los hijos de Dios en cualquier
tiempo y dejan de respetarla, se encaminan a serios problemas.
B. Volverse a Los
Ídolos (Deut. 4:14–49).
¡Guárdate!, es la advertencia de Moisés que
se repite en 4:9, 1 Sam. 23. Le recuerda al pueblo que no vieron imagen de Dios
en el Sinaí y les advierte que no deben hacerse ninguna imagen (vv. 15–19;
véase Rom. 1:21–23).
Dios
demostró ser más grande que todos los dioses de Egipto, ¿y por qué adorarlos? En amor Dios
llamó a la nación para sí mismo. Si se volvían a los ídolos, sería adulterio
espiritual.
En
los versículos 25–31 Moisés resume
el futuro de Israel: se volverían a los ídolos, serían arrojados de la tierra y
esparcidos, y servirían a otros dioses en el cautiverio. Fue en el
cautiverio que Israel aprenderá su lección y abandonaría los dioses falsos de
una vez por todas.
C. Olvidarse De Su Ley (Deut. 5:1–33).
Aquí
Moisés repite los Diez Mandamientos, la base para la ley moral de Dios. Es más,
el resto de Deuteronomio es en realidad una ampliación y aplicación de estos
mandamientos.
Israel
debía oír, aprender, guardar y hacer estas leyes (v. 1), porque al obedecer la ley estarían honrando a Dios y
abriendo el camino para la victoria y la bendición: «Oye, Israel»
es una frase importante en este libro (véanse 5:1; 6:3–4; 9:1; 20:3).
Dios
dio esta ley para revelar el pecado (Rom. 3:20); para preparar a la nación para
el Cristo que vendría (Gál. 3:19–24); y para hacerlos una nación separada sobre
la tierra (Dt. 4:5–8).
Nótese: que Moisés les
recuerda que su responsabilidad se basa en la redención divina, porque Él los
libertó de Egipto (vv. 6, 15; cf. 6:12; 8:14; 13:5, 10). «No sois vuestros.
Porque habéis sido comprados por precio […] pues
[…]» (1 Cor. 6:19–20).
Nótese: que el versículo 10 introduce el
amor de Dios; compárese con 4:37. El
versículo 29 aclara que la ley debe estar en
el corazón o no puede haber verdadera obediencia.
Véanse también Hebreos
8:8–12; Jeremías 32:39–40 y 31:31–34. En 2 Corintios 3 se
enseña que el creyente del NT., tiene la ley escrita en su corazón por el
Espíritu de Dios; y Romanos 8:1–4 explica
que obedecemos la ley por el poder del Espíritu.
III.
Les Recuerda La Bondad De Dios (Deut. 6):
Los
versículos 10–12 ilustran la debilidad básica de la naturaleza humana: damos
por sentado las bendiciones de Dios. «Cuídate de no olvidarte de Jehová». Cuán proclives
somos a pensar que nuestra sabiduría y nuestra fuerza nos han dado lo que
tenemos. Véase 8:17–18:
§ Dios escogió en su amor a Israel;
§ Soportó sus pecados en su
gracia;
§ Los guió y los protegió; y
§ Luego les dio una tierra
maravillosa.
Qué ingratitud mostraría Israel
si a propósito (y
descuidadamente) ignoraban a Dios y no le obedecían. Demasiado a
menudo queremos disfrutar de las bendiciones, ¡pero no queremos obedecer al que le da las
bendiciones!
«Dios celoso» (v. 15). Esto nos
lleva de nuevo al Sinaí (Éx. 20:5), en donde Dios entró en una relación de
pacto con Israel. Así como un marido tiene el derecho de ponerse celoso por su
esposa, así Dios tiene el derecho de ser celoso por su pueblo. Véanse Josué
24:19 y Santiago 4:5.
La
idolatría es adulterio espiritual e Israel fue culpable a menudo de este
pecado. Los padres debían recordar a sus hijos lo que Dios hizo por la nación,
así como Moisés ese día le recordaba a Israel el cuidado de Dios (vv. 20–25).
Los
versículos 6–9 aclaran que la Palabra debía hacerse parte del hogar, el centro
de conversación y el medio para instruir a los hijos en amar a Dios y
obedecer.
Desafortunadamente
los judíos tomaron la letra de esta ley y no el espíritu, y acabaron haciendo
filacterias (Mt. 23:5), cajitas que contenían pasajes de la ley. Las llevaban
en sus brazos y cabezas, pero esto no significaba que tuvieran la Palabra en
sus corazones.
Los
cristianos del Nuevo Testamento necesitan también estas advertencias. Cuán
proclives somos a olvidarnos de la dirección de Dios y nos quejamos cuando las
circunstancias se ponen incómodas. Él nos ayudó en los días pasados; no nos va
a olvidar ahora. Necesitamos recordar la gloria y grandeza de Dios, porque es
fácil que los ídolos se introduzcan de manera solapada en nuestras vidas.
Y
necesitamos recordar la bondad de Dios. Cuán maravillosamente nos ha cuidado.
Si le amamos a Él y a su Palabra con todo nuestro corazón, Él nos bendecirá y
seremos una bendición para otros.
Clase Para
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Lea Su
Biblia, Lea Su
Biblia, Lea Su Biblia.
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