DISCUSIÓN ACERCA DE LOS MANJARES
OFRECIDOS A LOS ÍDOLOS:
1 CORINTIOS 8:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Los capítulos 8
al 10 analizan las preguntas de la iglesia respecto a lo sacrificado a los ídolos. Esto era un
problema serio para ellos, en especial porque la iglesia se componía tanto de judíos
como de gentiles y los creyentes
judíos anhelaban fervientemente evitar cualquier contacto con la idolatría
pagana. La situación era como sigue: la mayoría de la carne en Corinto se deposita en los
templos:
· El sacerdote guardaba
parte de la carne, pero el resto se usaba para fiestas privadas, o se vendía en
los mercados.
· A decir verdad, la carne procedente de los
sacrificios se vendía a un precio más bajo, haciéndola mucho más atractiva para
los cristianos pobres.
· Si un amigo o vecino invitaba a un cristiano a una fiesta,
era muy probable que la carne hubiera sido dedicada a algún ídolo.
¿Debía el
cristiano participar de tal fiesta?
¿Habría algún
poder demoníaco en la carne y podría hacerle algún daño al creyente?
¿Contaminaría al cristiano comer esa carne?
Nosotros no
enfrentamos el mismo problema hoy en día, pero la situación básica aún está con
nosotros: ¿tiene el cristiano, debido a que está libre
de la ley, el derecho a vivir de la manera que le plazca?
Hoy
en día existen muchas prácticas que por las Escrituras sabemos que definitivamente
son incorrectas, pero hay también muchos problemas sin límites estrictamente
definidos con los que incluso los cristianos consagrados no concuerdan.
En estos tres
capítulos. Pablo delinea los principios básicos que deben gobernar nuestra vida
cuando se trata de cosas cuestionables:
· Aquí en el capítulo 8 usa
el ejemplo de Cristo e indica que el amor
nos debe controlar de modo que no hagamos
tropezar a otros (véase Mt. 17:24–27).
· En el capítulo
9 Pablo
se pone como ejemplo, destacando que no es necesario que los cristianos usen
sus derechos para ser felices; porque Pablo para servir a Cristo puso a un lado
incluso sus derechos legítimos.
· Al final, en el capítulo 10, usa el ejemplo:
de Israel para advertir a los creyentes respecto a los
pecados de presunción, particularmente con los conectados a la idolatría e
inmoralidad.
Aquí
en el capítulo 8 Pablo nos da cuatro
admoniciones a seguir al discernir lo bueno y lo malo en el área de cosas
cuestionables.
I. Considere Su
Actitud (1 Corintios 8:1–3):
Demasiado
a menudo los cristianos fuertes, que conocen la Biblia, se inclinan a «envanecerse»
cuando se relacionan con los cristianos más débiles. Pablo admite tanto
aquí como en Romanos 14, que algunos creyentes son fuertes y maduros en la fe,
mientras que otros son débiles y tienen puntos de vista legalistas de la vida
cristiana. «El
conocimiento envanece, pero el amor edifica» (v. 1).
Es
más, ¡el que piensa que lo sabe todo
está admitiendo que no sabe nada! Pablo no nos anima a ser «hermanos
ignorantes», sino más bien nos advierte que una actitud orgullosa no
se asemeja a Cristo.
El
conocimiento y el amor se deben balancear, amor a Dios y a nuestros hermanos.
No debemos juzgarnos ni rechazarse los unos a los otros (Rom. 14:4–12).
II. Considere El Conocimiento
De Su Hermano (1 Corintios 8:4–8):
La
vida cristiana no puede vivirse a plenitud si se ignora la Palabra. Debemos
siempre tomar en consideración que algunos cristianos no comprenden las
bendiciones de la libertad que tenemos en Cristo. Viven en esclavitud religiosa
y tratan de regular sus vidas con reglas y rituales (véase Col. 2:16–23).
Pablo
afirma claramente que los ídolos no son reales y que la carne que se les ofrece
nunca puede lastimar a nadie, ni al cuerpo ni al espíritu (v. 8). Hay un solo Dios y Salvador, y adoramos y obedecemos sólo a
Él.
Pero
algunos cristianos no saben esto. No se dan cuenta de que ningún alimento es
pecaminoso en sí mismo (nótese Rom. 14:14) y que la carne o la bebida nunca
puede hacer de nadie un mejor cristiano. ¡Qué paciente fue Cristo con sus discípulos ignorantes!
¡Y qué pacientes debemos ser los unos con los otros!
A
medida que un cristiano crece en la gracia y el conocimiento, mediante la
lectura y obediencia a la Palabra, comprende la verdad y esta le hace libre (Jn.
8:32). Ve el conocimiento como una herramienta para construir, no como un arma para
luchar.
III. Considere La
Conciencia De Su Hermano (1 Corintios 8:9–11):
La
conciencia es el juez interior que nos condena cuando hacemos lo malo, y nos
elogia cuando hacemos lo correcto. Nos «da testimonio» (Rom. 2:15; 9:1). La conciencia del
cristiano ha sido purificada (Heb. 9:14; 10:22) y se le llama «buena conciencia»
(1 Tim. 1:5, 19).
El
pecado continuo no juzgado ni confesado hará una conciencia corrompida (Tít. 1:15)
y a la larga se convertirá en una conciencia cauterizada (1 Tim. 4:2) que no se
condena. Debemos esforzarnos por tener una conciencia sin ofensa (Hch. 24:16).
El
cristiano nuevo, o que no ha sido enseñado, tendrá una conciencia débil (1 Cor.
8:7, 10, 12). Si ve a otro cristiano comer carne que dedicada a un dios pagano,
tal vez se ofenda por tal experiencia y tal vez eso le lleve a pecar.
Debido
a que sus sentidos espirituales no están plenamente desarrollados, irá al otro
extremo y quizás deshonre el nombre de Cristo (véase Heb. 5:11–14). Un
cristiano maduro, con conciencia fuerte, no se afectará con los paganos que lo
rodean; pero el creyente con conciencia débil se confundirá y, si sigue el
ejemplo de su hermano, puede meterse en problemas.
Pablo
usa este mismo ejemplo en 10:25–33,
de modo que bien podemos mirar estos versículos de antemano. «¡No andes por
todas partes siendo un detective espiritual!», afirma. «Si te invitan a una fiesta y quieres ir,
asiste; pero no hagas un sinnúmero de preguntas. Sin embargo, si el anfitrión
te dice que la carne fue sacrificada a un ídolo, ¡no la
comas! ¿Por qué? Para que puedas ser
testimonio al cristiano más débil que tal vez se ofenda y lleves a pecar».
Pablo entonces
se anticipa a expresar el posible argumento:
«Pero,
preguntas, ¿por qué debe la inmadurez de algún otro
limitar nuestra libertad? Si bendecimos los alimentos y comemos para la
gloria de Dios, ¿no es eso suficiente?».
¡No! Los creyentes deben seguir una regla diferente. Nosotros los cristianos debemos hacer todo
lo posible para no ofender:
· Ni a judíos,
· Ni a gentiles,
· Ni a otros cristianos.
Todo se reduce a
esto: cualquier cosa que haga el cristiano, incluso en
el caso de que no lo ofenda o haga daño, nunca debe ofender o hacer daño a
ningún otro. Aunque pensemos que este principio nos
limita, en realidad no lo hace, porque nos permite ser de una mayor bendición a
otros y ganar a los perdidos para Cristo (10:33).
IV. Considere a Cristo
(1 Corintios 8:12–13):
Nuestro
Señor, en los días de su carne en la tierra, se cuidó de no ser la causa de que
otros tropezaran. El incidente en Mateo 17:24–27 lo ilustra: «Para no ofenderlos» es un
maravilloso principio a seguir, porque significa poner el amor cristiano en la
vida diaria.
Cristo
murió por el cristiano más débil, por lo tanto, no debemos atrevernos a ser
causa de que peque. Pecar contra otro cristiano es pecar contra Cristo.
Sería mejor no
comer carne que hacer que otros caigan, dice Pablo. Podemos pensar
en múltiples aplicaciones de este principio en la vida moderna. Tómese el mundo
de las diversiones, por ejemplo,
Una persona
puede ser capaz de asistir al teatro y no sufrir espiritualmente por eso; pero
si este acto hace que un cristiano más débil se descarríe, el cristiano más
fuerte ha pecado:
Ø Un cristiano maduro quizás lea una
novela popular y no se afecte; pero si su selección
hace que otro tropiece, ha pecado.
Ø Sí, tenemos libertad como cristianos; pero no estamos en libertad de convertirnos en piedras de
tropiezo para otros.
Ø Qué tragedia si un cristiano se
descarría, o si un pecador perdido rechaza a Cristo debido a que un cristiano
egoístamente hizo uso de «sus derechos» y dio un
mal ejemplo:
· «Ninguno busque
su propio bien, sino el del otro» afirma Pablo en
10:24, ¡ese es un maravilloso principio a seguirse!
Clase Para El Miércoles:
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.
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