LA DERROTA EN HAI: EL PECADO DE
ACÁN:
JOSUÉ 7–9:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
La
estrategia militar de Josué era penetrar en Canaán y dividir la tierra,
empezando en Jericó y continuando con Hai, Bet-el y Gabaón. Entonces
conquistaría las ciudades al sur y terminaría derrotando a las ciudades al
norte. Sin embargo, experimentó un retroceso en Hai y lo engañaron los líderes
de Gabaón.
I. La Desobediencia De Acán (Josué 7):
A.
Derrota
(vv. 1–5).
Dios
fue claro al decir que el despojos de Jericó debía ser «consagrado» o dedicado a Él y
colocados en su tesoro (6:18–19), pero Acán desobedeció esta ley. Es posible
que Josué se apresurara demasiado en su ataque a Hai, que no esperó la
dirección del Señor.
Es
más, actuó según la sugerencia de los espías antes que seguir la Palabra de
Dios. Más tarde Dios rechazó el plan dado por los espías (compare 7:3 con 8:1).
Hay un indicio de excesiva confianza en estos versículos:
§ Jericó había caído ante
Israel y se sintieron confiados pues una ciudad tan pequeña como Hai sería «cosa fácil».
La
autoconfianza, dependencia en la sabiduría humana, impaciencia, falta de
oración y pecado secreto, estaban detrás de la derrota de Israel en Hai.
B.
Desaliento
(vv. 6–9).
Los
corazones de los judíos desfallecieron (v. 5) en lugar de que lo hicieran los
corazones del enemigo (Jos. 2:11). Josué y sus líderes pasaron todo el día en
oración ante el arca, ¡e incluso Josué quería «retroceder» y contentarse con una
heredad al otro lado del Jordán!
Note:
sin embargo, que Josué estaba más preocupado por la
gloria del Señor y el testimonio de Israel ante las naciones paganas, que lo
que estaba por el desánimo de la derrota. Es una marca de verdadera
espiritualidad cuando la gloria de Dios es lo que motiva la vida del siervo.
C.
Descubrimiento
(vv. 10–18).
Dios
habló severamente a su siervo: «¡Levántate! ¡Israel ha
pecado!» Por supuesto, sólo un hombre había pecado, pero
esto involucraba a la nación entera (v. 1; 1 Cor. 12:12ss). Es una solemne
verdad que la desobediencia de una sola persona puede causar la aflicción y
fracaso de toda una nación, familia o iglesia. Acán pensó que podía ocultar su
pecado, pero Dios vio lo que hizo.
Y
debido a que había «anatema» en el campamento, Dios no podía morar con
su pueblo. Esto causó la derrota en Hai. Josué y el sumo sacerdote tal vez
usaron el Urim y Tumim para determinar al culpable (Éx. 28:30), o quizás
echaron suertes. «¡Sabed que vuestro pecado os alcanzará!» Acán fue
descubierto y su pecado expuesto.
D.
Destrucción
(vv. 19–26).
«He pecado», confesó Acán, explicando que «vio […] codició […] y tomó»
de los despojos de Jericó (véase Gn. 3:6). No cabe duda de que los miembros de
su familia sabían del botín y participaban de su pecado. Todos tenían que ser
juzgados por su desobediencia, así que el pueblo los llevó al valle y los
apedreó.
Ese
lugar fue llamado «Valle de Acor» (turbación) en memoria de la
turbación que Acán trajo sobre el pueblo. Oseas 2:15 promete que Dios hará del
Valle de Acor «una
puerta de esperanza» para los judíos. Ciertamente Israel ha estado
en el «valle del
problema» debido a que han rechazado a Cristo, pero un día la nación
se volverá a Él y hallará esperanza.
II.
La Destrucción De Hai (Josué 8:1–29):
Ahora
que la nación se había santificado (7:13) y su pecado juzgado, Dios podía otra
vez guiar a su pueblo a la victoria.
Nótese: cómo el Señor
usó la derrota para buena ventaja, porque el pueblo de Hai confiaba que podían
vencer a Israel de nuevo.
Nótese: también que Dios le permitió al pueblo tomar del despojos de
Hai. Si Acán hubiera esperado unos pocos días, ¡hubiera tenido
toda la riqueza que podía cargar! Lea Mateo 6:33.
El
plan era simple. Josué envió treinta mil hombres a Bet-el de noche (v. 3) y colocó
otros cinco mil entre Bet-el y Hai (v. 12). Algunos de los soldados atacaron a
Hai e hicieron que los hombres salieran de la ciudad. En ese momento Josué dio
la señal para la emboscada y sus hombres entraron en la ciudad y la
conquistaron.
¡Fue una victoria
completa! Josué con su lanza en alto, en el versículo 26, nos
recuerda a Moisés manteniendo en alto sus manos cuando Josué luchaba contra
Amalec (Éx. 17:8ss). Hai fue destruida al punto que los arqueólogos hasta hoy
no pueden estar seguros de su ubicación.
III. La Declaración De La Ley (Josué 8:30–35):
Josué
interrumpió su campaña militar para llevar a la nación cincuenta kilómetros
hasta Siquem en donde obedecieron los mandamientos de Deuteronomio 27:4–6. Se
nos dice que este valle es un anfiteatro natural con maravillosa acústica.
Josué
puso a las tribus de Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí en el monte Ebal (el monte de las maldiciones); y puso a
Simeón, Leví, Judá, Isacar, Efraín, Manasés y Benjamín en el monte Gerizim (el monte de la
bendición). Josué sabía bien que la victoria de Israel y la posesión
de la tierra dependían de su obediencia a la Palabra de Dios. Era más
importante que la nación oyera la Palabra que librar cualquier otra batalla.
Note: que construyó un altar (vv. 30–31), porque sin la
sangre de Cristo no tenemos justicia ante Dios. La ley los hubiera condenado y
ajusticiado si hubieran dejado de realizar los sacrificios. Debemos admirar e
imitar el respeto de Josué por la Palabra de Dios (véanse 1:8; 24:26–27;
también 23:14).
IV. El Engaño De Los Gabaonitas (Josué 9):
Las
tribus paganas de Canaán estaban divididas en muchas «naciones» pequeñas (ciudades-estados)
con las ciudades clave como sus centros. Por lo general, peleaban entre ellas,
pero cuando el pueblo de Dios llegó, estos reyezuelos se unieron para oponerse
a Israel. ¡Es
asombroso cómo los enemigos se unen contra Dios!
Sin
embargo, el pueblo de Gabaón, la siguiente ciudad a ser tomada, decidieron usar
del engaño en lugar de la fuerza. (Satanás es tanto león como serpiente). Se
vistieron dando la apariencia de hombres que habían hecho un largo viaje, con viejos sacos, zapatos
remendados y alimento enmohecido, y su plan resultó.
Dios
le había ordenado a Israel que no hiciera convenio con las naciones de Canaán (Dt. 7), pero los gabaonitas sabían que
si lograban conseguir un pacto, Israel lo cumpliría. Mintieron cuando dijeron que venían de un país lejano.
Nótese: también que no dijeron nada de las victorias de Israel en
Jericó y Hai.
Josué
y los líderes fracasaron al no buscar lo que Dios pensaba sobre el asunto; en
lugar de eso, juzgaron por las apariencias. La historia de los gabaonitas
parecía razonable; era cierto que el alimento y los vestidos parecían viejos y
gastados; y todo aparentaba estar en orden.
Por
consiguiente, ¡Josué
hizo un pacto con los hombres y entonces descubrió que eran de Gabaón!
Tres días más tarde Israel llegó a Gabaón y a sus ciudades aliadas (v. 17),
pero no pudieron atacarlas debido a su promesa. Esto causó murmuración entre el
pueblo, que a lo mejor quería más botín. Pero el pueblo de Dios no podía
retractarse de su palabra.
Todo
lo que Israel pudo hacer fue hacer esclavos a los gabaonitas:
Ø Los
pusieron a trabajar cortando madera y sacando agua para el servicio del
tabernáculo. ¡Al
menos hicieron que sus errores les sirvieran de algún provecho!
Lo
que Jericó no pudo hacer con sus murallas, ni Hai con sus armas, los gabaonitas
lo consiguieron con engaño. Satanás prueba con una artimaña tras otra para
derrotar al pueblo de Dios y debemos estar en guardia constantemente.
Nótese: que casi
siempre después de una gran victoria Satanás empieza sus sutiles ataques. Fue
después de la victoria en Jericó que Israel fue derrotado en Hai y después de
la victoria en Hai fue Josué engañado por Gabaón. Debemos evitar «juzgar según la
carne» (Jn. 8:15) y depender de nuestra sabiduría (Prov. 3:5–6).
Santiago
1:5 promete que Dios nos dará sabiduría si se la pedimos. Los cristianos deben
cuidarse de las alianzas mundanas (2 Cor. 6:14–18). En el capítulo 10 veremos
que Josué se vio obligado a defender a sus enemigos debido a este pacto
precipitado. Moisés le advirtió a Israel en Deuteronomio 7 que la amistad con
estas naciones paganas sólo llevaría a Israel al pecado y eso fue lo que
ocurrió.
Estudios para el
Domingo.
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