lunes, 15 de abril de 2019

LA DERROTA EN HAI: EL PECADO DE ACÁN: JOSUÉ 7–9:


LA DERROTA EN HAI: EL PECADO DE ACÁN:
JOSUÉ 7–9:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
  
La estrategia militar de Josué era penetrar en Canaán y dividir la tierra, empezando en Jericó y continuando con Hai, Bet-el y Gabaón. Entonces conquistaría las ciudades al sur y terminaría derrotando a las ciudades al norte. Sin embargo, experimentó un retroceso en Hai y lo engañaron los líderes de Gabaón.

I.       La Desobediencia De Acán (Josué 7):

A.     Derrota (vv. 1–5).
Dios fue claro al decir que el despojos de Jericó debía ser «consagrado» o dedicado a Él y colocados en su tesoro (6:18–19), pero Acán desobedeció esta ley. Es posible que Josué se apresurara demasiado en su ataque a Hai, que no esperó la dirección del Señor.
Es más, actuó según la sugerencia de los espías antes que seguir la Palabra de Dios. Más tarde Dios rechazó el plan dado por los espías (compare 7:3 con 8:1). Hay un indicio de excesiva confianza en estos versículos:
§  Jericó había caído ante Israel y se sintieron confiados pues una ciudad tan pequeña como Hai sería «cosa fácil».
La autoconfianza, dependencia en la sabiduría humana, impaciencia, falta de oración y pecado secreto, estaban detrás de la derrota de Israel en Hai.

B.     Desaliento (vv. 6–9).
Los corazones de los judíos desfallecieron (v. 5) en lugar de que lo hicieran los corazones del enemigo (Jos. 2:11). Josué y sus líderes pasaron todo el día en oración ante el arca, ¡e incluso Josué quería «retroceder» y contentarse con una heredad al otro lado del Jordán!

Note: sin embargo, que Josué estaba más preocupado por la gloria del Señor y el testimonio de Israel ante las naciones paganas, que lo que estaba por el desánimo de la derrota. Es una marca de verdadera espiritualidad cuando la gloria de Dios es lo que motiva la vida del siervo.

C.     Descubrimiento (vv. 10–18).
Dios habló severamente a su siervo: «¡Levántate! ¡Israel ha pecado Por supuesto, sólo un hombre había pecado, pero esto involucraba a la nación entera (v. 1; 1 Cor. 12:12ss). Es una solemne verdad que la desobediencia de una sola persona puede causar la aflicción y fracaso de toda una nación, familia o iglesia. Acán pensó que podía ocultar su pecado, pero Dios vio lo que hizo.
Y debido a que había «anatema» en el campamento, Dios no podía morar con su pueblo. Esto causó la derrota en Hai. Josué y el sumo sacerdote tal vez usaron el Urim y Tumim para determinar al culpable (Éx. 28:30), o quizás echaron suertes. «¡Sabed que vuestro pecado os alcanzará Acán fue descubierto y su pecado expuesto.

D.     Destrucción (vv. 19–26).
«He pecado», confesó Acán, explicando que «vio […] codició […] y tomó» de los despojos de Jericó (véase Gn. 3:6). No cabe duda de que los miembros de su familia sabían del botín y participaban de su pecado. Todos tenían que ser juzgados por su desobediencia, así que el pueblo los llevó al valle y los apedreó.
Ese lugar fue llamado «Valle de Acor» (turbación) en memoria de la turbación que Acán trajo sobre el pueblo. Oseas 2:15 promete que Dios hará del Valle de Acor «una puerta de esperanza» para los judíos. Ciertamente Israel ha estado en el «valle del problema» debido a que han rechazado a Cristo, pero un día la nación se volverá a Él y hallará esperanza.

II.     La Destrucción De Hai (Josué 8:1–29):
Ahora que la nación se había santificado (7:13) y su pecado juzgado, Dios podía otra vez guiar a su pueblo a la victoria.

Nótese: cómo el Señor usó la derrota para buena ventaja, porque el pueblo de Hai confiaba que podían vencer a Israel de nuevo.

Nótese: también que Dios le permitió al pueblo tomar del despojos de Hai. Si Acán hubiera esperado unos pocos días, ¡hubiera tenido toda la riqueza que podía cargar! Lea Mateo 6:33.

El plan era simple. Josué envió treinta mil hombres a Bet-el de noche (v. 3) y colocó otros cinco mil entre Bet-el y Hai (v. 12). Algunos de los soldados atacaron a Hai e hicieron que los hombres salieran de la ciudad. En ese momento Josué dio la señal para la emboscada y sus hombres entraron en la ciudad y la conquistaron.
¡Fue una victoria completa! Josué con su lanza en alto, en el versículo 26, nos recuerda a Moisés manteniendo en alto sus manos cuando Josué luchaba contra Amalec (Éx. 17:8ss). Hai fue destruida al punto que los arqueólogos hasta hoy no pueden estar seguros de su ubicación.

III.    La Declaración De La Ley (Josué 8:30–35):
Josué interrumpió su campaña militar para llevar a la nación cincuenta kilómetros hasta Siquem en donde obedecieron los mandamientos de Deuteronomio 27:4–6. Se nos dice que este valle es un anfiteatro natural con maravillosa acústica.
Josué puso a las tribus de Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí en el monte Ebal (el monte de las maldiciones); y puso a Simeón, Leví, Judá, Isacar, Efraín, Manasés y Benjamín en el monte Gerizim (el monte de la bendición). Josué sabía bien que la victoria de Israel y la posesión de la tierra dependían de su obediencia a la Palabra de Dios. Era más importante que la nación oyera la Palabra que librar cualquier otra batalla.

Note: que construyó un altar (vv. 30–31), porque sin la sangre de Cristo no tenemos justicia ante Dios. La ley los hubiera condenado y ajusticiado si hubieran dejado de realizar los sacrificios. Debemos admirar e imitar el respeto de Josué por la Palabra de Dios (véanse 1:8; 24:26–27; también 23:14).

IV.    El Engaño De Los Gabaonitas (Josué 9):
Las tribus paganas de Canaán estaban divididas en muchas «naciones» pequeñas (ciudades-estados) con las ciudades clave como sus centros. Por lo general, peleaban entre ellas, pero cuando el pueblo de Dios llegó, estos reyezuelos se unieron para oponerse a Israel. ¡Es asombroso cómo los enemigos se unen contra Dios!
Sin embargo, el pueblo de Gabaón, la siguiente ciudad a ser tomada, decidieron usar del engaño en lugar de la fuerza. (Satanás es tanto león como serpiente). Se vistieron dando la apariencia de hombres que habían hecho un largo viaje, con viejos sacos, zapatos remendados y alimento enmohecido, y su plan resultó.
Dios le había ordenado a Israel que no hiciera convenio con las naciones de Canaán (Dt. 7), pero los gabaonitas sabían que si lograban conseguir un pacto, Israel lo cumpliría. Mintieron cuando dijeron que venían de un país lejano.

Nótese: también que no dijeron nada de las victorias de Israel en Jericó y Hai.

Josué y los líderes fracasaron al no buscar lo que Dios pensaba sobre el asunto; en lugar de eso, juzgaron por las apariencias. La historia de los gabaonitas parecía razonable; era cierto que el alimento y los vestidos parecían viejos y gastados; y todo aparentaba estar en orden.
Por consiguiente, ¡Josué hizo un pacto con los hombres y entonces descubrió que eran de Gabaón! Tres días más tarde Israel llegó a Gabaón y a sus ciudades aliadas (v. 17), pero no pudieron atacarlas debido a su promesa. Esto causó murmuración entre el pueblo, que a lo mejor quería más botín. Pero el pueblo de Dios no podía retractarse de su palabra.

Todo lo que Israel pudo hacer fue hacer esclavos a los gabaonitas:
Ø Los pusieron a trabajar cortando madera y sacando agua para el servicio del tabernáculo. ¡Al menos hicieron que sus errores les sirvieran de algún provecho!
Lo que Jericó no pudo hacer con sus murallas, ni Hai con sus armas, los gabaonitas lo consiguieron con engaño. Satanás prueba con una artimaña tras otra para derrotar al pueblo de Dios y debemos estar en guardia constantemente.

Nótese: que casi siempre después de una gran victoria Satanás empieza sus sutiles ataques. Fue después de la victoria en Jericó que Israel fue derrotado en Hai y después de la victoria en Hai fue Josué engañado por Gabaón. Debemos evitar «juzgar según la carne» (Jn. 8:15) y depender de nuestra sabiduría (Prov. 3:5–6).

Santiago 1:5 promete que Dios nos dará sabiduría si se la pedimos. Los cristianos deben cuidarse de las alianzas mundanas (2 Cor. 6:14–18). En el capítulo 10 veremos que Josué se vio obligado a defender a sus enemigos debido a este pacto precipitado. Moisés le advirtió a Israel en Deuteronomio 7 que la amistad con estas naciones paganas sólo llevaría a Israel al pecado y eso fue lo que ocurrió.
Estudios para el Domingo.

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia




No hay comentarios.:

Publicar un comentario