lunes, 8 de abril de 2019

MATRIMONIO Y CELIBATO: 1 CORINTIOS 7:


MATRIMONIO Y CELIBATO:
1 CORINTIOS 7:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Este capítulo analiza los problemas del matrimonio y del hogar. A partir de este capítulo Pablo responde las preguntas que los corintios formularon en la carta que le escribieron (véanse 7:1; 8:1; 12:1; 16:1).
Algunos críticos liberales modernos acusan a Pablo de ser cruel con las mujeres en su enseñanza, pero ¡nada más lejos de la verdad! El ministerio de Pablo hizo más para elevar la posición de las mujeres de lo que la gente se da cuenta. A dondequiera que el cristianismo ha ido, ha mejorado la condición de los trabajadores, las mujeres y los niños.
Pablo mismo debe haber sido casado, de otra manera no podría haber sido miembro del sanedrín judío (tal vez era viudo). Al leer este capítulo tenga presente:
(1) que Corinto era notoria por su inmoralidad y falta de normas para el hogar;
(2) que Pablo se refería a problemas locales que tal vez nosotros no enfrentemos hoy en día;
(3) que era un tiempo de persecución para los cristianos (v. 26).
En este capítulo Pablo analiza los problemas de tres grupos de creyentes.

I.       Los Cristianos Solteros (1 Corintios 7:1–9):
Nótese: el versículo 8: «Digo, pues, a los solteros y a las viudas». Pablo está aconsejando a los que estaban sin cónyuges y empieza diciendo que los creyentes no deben creerse menos espirituales porque estén solteros y que sean especialmente espirituales porque son casados.

Una versión traduce el versículo 1: «Es perfectamente apropiado, honorable, y adecuado moralmente que un hombre viva en estricto celibato[1]» (WUEST, en inglés):
·     La iglesia católica romana enseña que el celibato es una forma de vida más piadosa que el matrimonio, pero Pablo enseña lo contrario.
·      El celibato es honroso, pero también el matrimonio lo es (véase Heb. 13:4).
 En el versículo 7 dice que Dios les da diferentes dones a las personas y en cuanto a la relación matrimonial, y esta idea se asemeja a las enseñanzas del Señor en Mateo 19:10–12.
Tenga presente que los griegos tenían en poco el cuerpo y que se inclinaban a separarlo del «alma» de una manera que la Biblia no enseña. Pablo afirma que Dios le dio la capacidad de vivir sin matrimonio y que quisiera que todos tuvieran el mismo dominio propio. Pero no dice que el celibato sea más espiritual que el matrimonio.
Sin embargo, hay razones para el matrimonio y la principal es evitar el pecado sexual. «Mejor es casarse que estarse quemando» con lujuria dice en el versículo 9. En el versículo 2 Pablo sin duda alguna enseña la monogamia: «Cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido». El esposo y la esposa deben considerarse mutuamente cuando se trata de los privilegios del matrimonio.
La falta de consideración puede dar a Satanás una oportunidad de tentar a alguno de los cónyuges y el resultado puede ser trágico. «Incontinencia» (v. 5) es la negativa deliberada del lecho matrimonial y no es necesariamente una marca de espiritualidad. Puede ser causa de conflicto y pecado. Si un cristiano no puede controlarse, debe casarse.
Por supuesto, Pablo no sugiere que la única, o principal, razón para el matrimonio es física; porque un matrimonio edificado sobre vínculos físicos se destruirá en muy poco tiempo. En este capítulo Pablo analiza el matrimonio como un privilegio, una bendición de Dios que puede enriquecer la vida de ambos cónyuges.

II.     Cristianos Casados Con Cónyuges Inconversos (1 Cor.7:10–24):
Los cristianos han de casarse con otros cristianos (nótese en el v. 39: «casarse [...] en el Señor», y véase 2 Cor. 6:14–18). Pero algunos de los corintios fueron salvos después de casados. ¿Qué deberían hacer? ¿Deberían dejar a sus cónyuges inconversos? ¿Deberían negarse al lecho matrimonial? ¿Qué sucedía si el cónyuge inconverso quería terminar el matrimonio?
El consejo de Pablo es claro: quédese cómo está y use toda oportunidad para tratar de ganar al cónyuge perdido. Si el cónyuge no salvo está dispuesto a vivir con usted, quédese en su casa y dé un buen testimonio. El cristiano puede ganar al cónyuge inconverso.

Los hijos de tal matrimonio no son «inmundos» (ilegítimos), como sería el caso de un judío del AT., que se casaba con un gentil; sus hijos no serían acepto en el pacto. (El v. 14 no quiere decir que los hijos nacidos en un hogar cristiano sean salvos; sólo que el cónyuge cristiano «aparta» para la bendición de Dios a las personas no salvas de su casa. Dios bendice al perdido por causa del salvo).
Sin embargo, si un cónyuge inconverso rehúsa continuar en el hogar, el creyente no puede hacer nada sino permitir que se vaya. «A paz nos llamó Dios». ¿Tiene el cónyuge abandonado el derecho de volver a casarse?

Los versículos 10–11 indicarían que el ideal sería procurar la reconciliación, pero el versículo 15 parece enseñar que el abandono en efecto rompe la relación matrimonial y de este modo le da al cónyuge fiel el derecho a divorciarse y volverse a casar. Cristo enseñó que la infidelidad rompe el vínculo matrimonial y es base para que la parte inocente vuelva a casarse.
Tenga presente que Pablo no está ordenando la separación; está permitiéndose en ciertos casos. Lo ideal es que el cristiano soporte con paciencia las cargas y procure ganar al cónyuge perdido. (Véase en 1 Pedro 3 consejo adicional).
El hecho de que una persona llegue a ser cristiana no cambia su status en la sociedad. En los versículos 17–24 Pablo les dice a los corintios que no traten de «deshacer» su situación, sino que se apeguen a su llamamiento y permitan que Cristo haga los cambios a su manera y en su tiempo.

III.    Padres De Hijas Casaderas (1 Cor.7:25–40):
«No tengo mandamiento del Señor» en el versículo 25 simplemente significa que Cristo no dio una enseñanza al respecto como la dio sobre el divorcio (así se anotó en el v. 10, donde Pablo se refiere a la enseñanza del Señor). Tenga presente que en esos días los padres arreglaban los matrimonios de sus hijos; hoy es diferente. Pablo presenta varios factores para que estos padres consideren.

A.    Es Tiempo De Inquietud (vv. 25–31).
El matrimonio es un asunto serio y los cristianos estaban enfrentando tiempos difíciles. Estas pruebas no eran causa para que los casados se divorciaron o para que los solteros se asustaron al punto de evitar casarse (v. 27); pero había que dar la debida consideración a la situación a mano.
Tener una vida cristiana consagrada significa a veces olvidarse incluso de algunas cosas buenas del mundo.

B.      El Matrimonio Trae Responsabilidades (vv. 32–35).
Una de las razones por la cual Pablo no se volvió a casar era para dedicarse por completo al servicio de Cristo. Su llamamiento era tal que no quería obligar a una esposa y familia a sufrir debido a las exigencias del Señor sobre él.
En tanto que esta no es la regla común de los siervos cristianos, debemos admirar a hombres como Pablo, David Brainerd, Robert Murray McCheyne y otros que lo dieron todo a Cristo de una manera sacrificial. Si estos padres querían que sus hijas sirvieran a Dios, tendrían que enfrentar el hecho de que el matrimonio involucra muchas preocupaciones y exigencias.

C.     Cada Caso Es Particular (vv. 36–38).
Cuando se trata del matrimonio es casi imposible asentar reglas que encajen a cada caso. Pablo les advierte que deben estar convencidos de corazón, no meramente seguir a la mayoría o tratar de aparecer super-espirituales.

D.     No Se Apresuren, Porque El Matrimonio Es Para Toda La Vida (vv. 39–40).
El matrimonio no se puede romper debido a algún capricho. Demasiadas personas (incluyendo algunos cristianos) tienen la idea de: «Si nuestro matrimonio no da resultados, siempre podemos divorciarnos».
¡No es así!, dice Pablo. Cuando usted se casa, asegúrese de que es «en el Señor», o sea, asegúrese de casarse con un cristiano y que su cónyuge es el que Dios le ha escogido. Qué trágico ver vidas jóvenes arruinadas por matrimonios precipitados.

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Nota:
[1] El estado de ser soltero, particularmente cuando este estado se escoge deliberadamente. Juan el Bautista, por ejemplo, era soltero, pero Pedro era casado. Jesús mismo no se casó, pero contribuyó notablemente a las celebraciones de boda en Caná (Jn.2:1-11). Él se dio cuenta que algunos han renunciado al matrimonio por causa del reino de los cielos (Mateo 19:12), y en una ocasión advirtió contra las prioridades equivocadas si el hecho de casarse era un estorbo positivo al discipulado (Lucas 14:20).
Pablo reconoció los peligros de los lazos terrenales y enfatizó los principios básicos: Dios tiene una misión para cada vida y cualquiera que sea nuestra situación, casados o solteros, la cosa principal es poder ejercitar en su plenitud los dones dados por Dios (1 Cor.7:7-9; 7:17, 32-38).





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