LA VICTORIA EN
JERICÓ:
JOSUÉ 6:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
La
conquista de Israel de esta poderosa ciudad es una ilustración de varias
verdades espirituales prácticas:
(1) Es la fe la que se sobrepone a los obstáculos,
Hebreos 11:30 y 1 Juan 5:4;
(2) Las armas que usamos son espirituales, 2
Corintios 10:4;
(3) Cristo es el
vencedor y podemos confiar en Él completamente, Juan 16:33.
Los
cristianos se enfrentan a muchos «Jericos» en la vida diaria y a menudo se sienten
tentados a darse por vencidos, como los espías lo hicieron en Cades (Núm. 13:28ss).
Pero ninguna muralla es demasiado
fuerte para el Señor. ¡Por fe ganamos la victoria y nos posicionamos de la
herencia!
I. El Capitán De Los Ejércitos (Josué 5:13–6:5):
Jericó
era una ciudad cerrada. Josué estaba cerca de la ciudad y vio a un hombre con
una espada desenvainada. Sin temor Josué le preguntó al hombre que declarara
quién era, ¡y
descubrió que era el Príncipe de los Ejércitos de Jehová! Este es el
título «de batalla»
del Señor; habla de su comando supremo de los ejércitos de Israel y del cielo.
(Véanse Salm. 24:10 y 46:7, 11; 1 R. 18:15; Is. 8:11–14; Hag. 2:4; Stg. 5:4.).
Jesucristo
descendió para dirigir la batalla y Josué rápidamente reconoció su liderazgo:
· El primer paso hacia la
victoria es confesar que usted es el segundo al mando.
· No puede haber victoria para el Señor en público a menos
que experimentemos adoración al Señor en privado.
Josué
se postró sobre su rostro en adoración; se quitó su calzado en humildad; y le
entregó sus planes a su Comandante al decir:
«¿Qué dice mi Señor a su siervo?»
Como
soldados cristianos (2 Tim. 2:3; Ef. 6:10ss), debemos someternos a Cristo y
escuchar sus órdenes en la Palabra. Cristo le dio a Josué las órdenes exactas
para vencer la ciudad (6:2–5) y todo lo que tenía que hacer era obedecer por
fe. «Yo he
entregado en tu mano a Jericó», prometió Cristo. Pero el pueblo
tenía que marchar por fe y posesionarse de la victoria.
Los
hombres armados debían encabezar la procesión (vv. 3, 7), siguiéndoles siete
sacerdotes con trompetas (v. 4). El arca debía venir luego (vv. 4, 7) y después
el resto del pueblo («la retaguardia») cerraba la procesión (v. 9).
La
procesión debía marchar alrededor de Jericó una vez durante seis días en absoluto
silencio excepto por las trompetas sonando (v. 10). El séptimo día debían
marchar alrededor siete veces (lo que hacía un total de trece marchas) y en
la séptima marcha debían tocar las trompetas y gritar.
¡Qué extraño plan para librar una guerra! Pero
los caminos de Dios no son nuestros caminos y Él usa lo que el mundo llama «necio»
para confundir a los poderosos (1 Cor. 1:26–31).
Dios
nos ha dado en su Palabra todo lo que necesitamos saber para esparcir el
evangelio y conquistar al enemigo. Triste es decirlo, demasiados cristianos (e iglesias) inventan sus propios planes, tomando
prestados esquemas forjados por el hombre y sus esfuerzos al final fracasan. Si
escuchamos las órdenes de nuestro Capitán y las obedecemos, Él nos dará la
victoria.
II. La Conquista De La Ciudad (Josué 6:6–25):
Es
fácil ver por qué Israel salió victorioso sobre el enemigo:
A.
Obedecieron
a Sus Líderes (vv. 6–9).
En
Josué 1 notamos la «cadena espiritual de mando» y aquí la vemos en
acción. El pueblo escuchó con respeto la Palabra de Dios de sus líderes y
obedeció lo que Dios ordenó. Manifestaron unidad, cooperación y un solo sentir
en las filas; y Dios les dio la victoria.
B.
Tuvieron
Paciencia y Fe (vv. 10–14).
¿Podía Dios
entregar la ciudad a Josué en el primer día? ¡Sin
duda!
Pero el requisito de seis días de marcha (durante los cuales a la gente no se le permitía hablar)
fue un gran medio de disciplina para la nación. La fe y la paciencia van
juntas (Heb. 6:11–15).
Mantener
silencio y esperar el tiempo designado por Dios también requería disciplina.
Santiago 3:1–2 nos enseña que la gente que puede controlar su lengua es madura
en la fe; véase también Proverbios 16:32.
C.
Confiaron En Dios
Para Lo Imposible (vv. 15–16).
¿Quién ha oído de tomar una ciudad usando gritos y trompetas
como armas? Pero el arca
(representando
la presencia de Cristo) estaba con ellos y esto quería decir que
Dios haría la obra. Con Dios, todas las cosas son posibles. Véase Jeremías 33:3.
D.
Obedecieron
a Dios En Cada Detalle (vv. 17–25).
El
botín de la ciudad debía ser «dedicado a Dios» (maldito, consagrado); debía
matarse a los animales y los ciudadanos; y a Rahab y a su familia debía
salvárseles la vida.
Algunas
veces obedecemos a Dios antes de la batalla, pero (como Acán, cap. 7) le desobedecemos
después de la victoria. Dios les dio a los judíos una victoria total sobre
Jericó porque confiaron en su Palabra.
Nótese: que
Rahab y su familia fueron sacados de la ciudad antes de que se encendiera el fuego.
Véanse 1 Tesalonicenses 1:10; 5:9. Al leer el libro de Hechos usted ve cómo el «ejército
espiritual» de Dios conquistó una ciudad tras otra por fe. ¡Incluso la
poderosa ciudad de Roma cayó ante el poder del evangelio! Hoy, el
pueblo de Dios necesita de nuevo aprender a cómo capturar ciudades y este
capítulo nos dice cómo.
III.
La Maldición Del Señor (Josué 6:26–27):
El
«juramento»
en el versículo 26 quizás se refiere a los que quedaron con vida, porque podían
verse tentados a reconstruir la ciudad. Así como algunos judíos querían
regresar a Egipto, algunos de la familia de Rahab tal vez querrían regresan a
Jericó.
Por
eso Dios pone una maldición especial en la ciudad y sobre cualquier hombre que
intentara reconstruirla.
Véase
Deuteronomio 13:15–18. Esta maldición se cumplió en 1 Reyes 16:34. Durante el
reinado del perverso rey Acab, un hombre llamado Hiel de Bet-el reedificó a
Jericó.
Cuando
colocó los cimientos perdió a su primogénito; y al levantar las puertas, perdió
su hijo menor:
· ¡Qué sacrificio por una ciudad!
· ¡Cuán necia es
la gente que desafía a la Palabra de Dios y se rebelan contra su voluntad!
Jericó Figura En
El NT., En Varios Lugares:
Ø El hombre de la parábola del Buen Samaritano iba de
Jerusalén a Jericó (Lc. 10).
Ø Zaqueo era de Jericó (Lc.
19:1–10); y
Ø En esa ciudad Cristo sanó al
ciego Bartimeo (Mr. 10:46–52).
Jericó
en el NT., no estaba en el sitio de la ciudad del AT., sino que era una ciudad
completamente nueva conocida por su belleza. Algunos puntos prácticos al
enfrentarnos a nuestros «Jericó»:
A. El soldado que quiere luchar en la mejor forma
debe postrarse al máximo antes de la batalla (Josué 5:13–15).
Ganamos
nuestras batallas sobre nuestras rodillas y postrados ante el Señor.
B.
Nadie
puede tomar una ciudad solo.
Josué
tenía la leal cooperación de los sacerdotes y del pueblo, y juntos vencieron al
enemigo.
C. Cuando seguimos
los métodos de Dios, Él gana la batalla y recibe la gloria.
Es
por eso que Él usa «métodos necios».
Cuando usamos nuestros propios esquemas y sistemas, tal vez consigamos la
gloria pero la victoria nunca dura.
D. La incredulidad
mira a las murallas y a los gigantes (Núm.
13:28ss), pero la fe mira al Señor.
«Obstáculos son aquellas cosas horrendas que vemos cuando
apartamos nuestros ojos de la meta». Y, pudiéramos añadir, cuando
apartamos nuestros ojos de nuestro Señor. Sus mandamientos son la capacitación
que Él nos da.
E. Vemos la gracia
de Dios que obra incluso en el juicio, porque Rahab y su familia fueron salvos
por fe.
¿Hay una sugerencia aquí de que «pocos serán salvos» cuando
el juicio de Dios finalmente caiga sobre este mundo?
Estudios para el
Domingo.
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su
Biblia…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario