lunes, 8 de abril de 2019

LA VICTORIA EN JERICÓ: JOSUÉ 6:


LA VICTORIA EN JERICÓ:
JOSUÉ 6:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
  
La conquista de Israel de esta poderosa ciudad es una ilustración de varias verdades espirituales prácticas:
(1)   Es la fe la que se sobrepone a los obstáculos, Hebreos 11:30 y 1 Juan 5:4;
(2)     Las armas que usamos son espirituales, 2 Corintios 10:4;
(3)   Cristo es el vencedor y podemos confiar en Él completamente, Juan 16:33.
Los cristianos se enfrentan a muchos «Jericos» en la vida diaria y a menudo se sienten tentados a darse por vencidos, como los espías lo hicieron en Cades (Núm. 13:28ss).
Pero ninguna muralla es demasiado fuerte para el Señor. ¡Por fe ganamos la victoria y nos posicionamos de la herencia!

I.       El Capitán De Los Ejércitos (Josué 5:13–6:5):
Jericó era una ciudad cerrada. Josué estaba cerca de la ciudad y vio a un hombre con una espada desenvainada. Sin temor Josué le preguntó al hombre que declarara quién era, ¡y descubrió que era el Príncipe de los Ejércitos de Jehová! Este es el título «de batalla» del Señor; habla de su comando supremo de los ejércitos de Israel y del cielo. (Véanse Salm. 24:10 y 46:7, 11; 1 R. 18:15; Is. 8:11–14; Hag. 2:4; Stg. 5:4.).
Jesucristo descendió para dirigir la batalla y Josué rápidamente reconoció su liderazgo:
·      El primer paso hacia la victoria es confesar que usted es el segundo al mando.
·  No puede haber victoria para el Señor en público a menos que experimentemos adoración al Señor en privado.
Josué se postró sobre su rostro en adoración; se quitó su calzado en humildad; y le entregó sus planes a su Comandante al decir: «¿Qué dice mi Señor a su siervo
Como soldados cristianos (2 Tim. 2:3; Ef. 6:10ss), debemos someternos a Cristo y escuchar sus órdenes en la Palabra. Cristo le dio a Josué las órdenes exactas para vencer la ciudad (6:2–5) y todo lo que tenía que hacer era obedecer por fe. «Yo he entregado en tu mano a Jericó», prometió Cristo. Pero el pueblo tenía que marchar por fe y posesionarse de la victoria.
Los hombres armados debían encabezar la procesión (vv. 3, 7), siguiéndoles siete sacerdotes con trompetas (v. 4). El arca debía venir luego (vv. 4, 7) y después el resto del pueblo la retaguardia») cerraba la procesión (v. 9).
La procesión debía marchar alrededor de Jericó una vez durante seis días en absoluto silencio excepto por las trompetas sonando (v. 10). El séptimo día debían marchar alrededor siete veces (lo que hacía un total de trece marchas) y en la séptima marcha debían tocar las trompetas y gritar.
¡Qué extraño plan para librar una guerra! Pero los caminos de Dios no son nuestros caminos y Él usa lo que el mundo llama «necio» para confundir a los poderosos (1 Cor. 1:26–31).
Dios nos ha dado en su Palabra todo lo que necesitamos saber para esparcir el evangelio y conquistar al enemigo. Triste es decirlo, demasiados cristianos (e iglesias) inventan sus propios planes, tomando prestados esquemas forjados por el hombre y sus esfuerzos al final fracasan. Si escuchamos las órdenes de nuestro Capitán y las obedecemos, Él nos dará la victoria.

II.     La Conquista De La Ciudad (Josué 6:6–25):
Es fácil ver por qué Israel salió victorioso sobre el enemigo:

A.     Obedecieron a Sus Líderes (vv. 6–9).
En Josué 1 notamos la «cadena espiritual de mando» y aquí la vemos en acción. El pueblo escuchó con respeto la Palabra de Dios de sus líderes y obedeció lo que Dios ordenó. Manifestaron unidad, cooperación y un solo sentir en las filas; y Dios les dio la victoria.

B.     Tuvieron Paciencia y Fe (vv. 10–14).
¿Podía Dios entregar la ciudad a Josué en el primer día? ¡Sin duda! Pero el requisito de seis días de marcha (durante los cuales a la gente no se le permitía hablar) fue un gran medio de disciplina para la nación. La fe y la paciencia van juntas (Heb. 6:11–15).
Mantener silencio y esperar el tiempo designado por Dios también requería disciplina. Santiago 3:1–2 nos enseña que la gente que puede controlar su lengua es madura en la fe; véase también Proverbios 16:32.

C.     Confiaron En Dios Para Lo Imposible (vv. 15–16).
¿Quién ha oído de tomar una ciudad usando gritos y trompetas como armas? Pero el arca (representando la presencia de Cristo) estaba con ellos y esto quería decir que Dios haría la obra. Con Dios, todas las cosas son posibles. Véase Jeremías 33:3.

D.     Obedecieron a Dios En Cada Detalle (vv. 17–25).
El botín de la ciudad debía ser «dedicado a Dios» (maldito, consagrado); debía matarse a los animales y los ciudadanos; y a Rahab y a su familia debía salvárseles la vida.
Algunas veces obedecemos a Dios antes de la batalla, pero (como Acán, cap. 7) le desobedecemos después de la victoria. Dios les dio a los judíos una victoria total sobre Jericó porque confiaron en su Palabra.
 
Nótese: que Rahab y su familia fueron sacados de la ciudad antes de que se encendiera el fuego. Véanse 1 Tesalonicenses 1:10; 5:9. Al leer el libro de Hechos usted ve cómo el «ejército espiritual» de Dios conquistó una ciudad tras otra por fe. ¡Incluso la poderosa ciudad de Roma cayó ante el poder del evangelio! Hoy, el pueblo de Dios necesita de nuevo aprender a cómo capturar ciudades y este capítulo nos dice cómo.

III.    La Maldición Del Señor (Josué 6:26–27):
El «juramento» en el versículo 26 quizás se refiere a los que quedaron con vida, porque podían verse tentados a reconstruir la ciudad. Así como algunos judíos querían regresar a Egipto, algunos de la familia de Rahab tal vez querrían regresan a Jericó.
Por eso Dios pone una maldición especial en la ciudad y sobre cualquier hombre que intentara reconstruirla.
Véase Deuteronomio 13:15–18. Esta maldición se cumplió en 1 Reyes 16:34. Durante el reinado del perverso rey Acab, un hombre llamado Hiel de Bet-el reedificó a Jericó.
Cuando colocó los cimientos perdió a su primogénito; y al levantar las puertas, perdió su hijo menor:
·    ¡Qué sacrificio por una ciudad!
·   ¡Cuán necia es la gente que desafía a la Palabra de Dios y se rebelan contra su voluntad!

Jericó Figura En El NT., En Varios Lugares:
Ø El hombre de la parábola del Buen Samaritano iba de Jerusalén a Jericó (Lc. 10).
Ø Zaqueo era de Jericó (Lc. 19:1–10); y
Ø En esa ciudad Cristo sanó al ciego Bartimeo (Mr. 10:46–52).
Jericó en el NT., no estaba en el sitio de la ciudad del AT., sino que era una ciudad completamente nueva conocida por su belleza. Algunos puntos prácticos al enfrentarnos a nuestros «Jericó»:

A.   El soldado que quiere luchar en la mejor forma debe postrarse al máximo antes de la batalla (Josué 5:13–15).
Ganamos nuestras batallas sobre nuestras rodillas y postrados ante el Señor.

B.     Nadie puede tomar una ciudad solo.
Josué tenía la leal cooperación de los sacerdotes y del pueblo, y juntos vencieron al enemigo.

C.    Cuando seguimos los métodos de Dios, Él gana la batalla y recibe la gloria.
Es por eso que Él usa «métodos necios». Cuando usamos nuestros propios esquemas y sistemas, tal vez consigamos la gloria pero la victoria nunca dura.

D.   La incredulidad mira a las murallas y a los gigantes (Núm. 13:28ss), pero la fe mira al Señor.
        «Obstáculos son aquellas cosas horrendas que vemos cuando apartamos nuestros ojos de la meta». Y, pudiéramos añadir, cuando apartamos nuestros ojos de nuestro Señor. Sus mandamientos son la capacitación que Él nos da.

E.   Vemos la gracia de Dios que obra incluso en el juicio, porque Rahab y su familia fueron salvos por fe.
¿Hay una sugerencia aquí de que «pocos serán salvos» cuando el juicio de Dios finalmente caiga sobre este mundo?

Estudios para el Domingo.

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia



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