LA DESTRUCCIÓN DE LOS AMORREOS:
JOSUÉ 10:1-43
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
I. Batalla
en Gabaón. Josué 10:1-15. La alianza con Gabaón[1] permitió
establecer una cuña muy pronunciada en el camino hacia el sur.
a.
La Razón De
La Confederación Antiisraelita. Josué 10:1-5.
Esta
confederación es una respuesta a la amenazante presencia de los israelitas,
ahora en alianza con los gabaonitas. Gabaón era una de las ciudades más
importantes de esta zona, en términos militares, y por eso los otros reyes se
sintieron seriamente amenazados.
El
objetivo de la confederación de estos cinco reyes era castigar al rey de Gabaón
por su traición y como medida para contrarrestar el avance de los israelitas.
Quien promovió esta unión fue el rey de Jerusalén, Adonisedec (v. 3a; significa “señor de justicia”). Jerusalén
se encontraba a sólo 9 km. y medio de Gabaón y era una ciudad preeminente del
sur.
Este
sería uno de los fortines que más tarde los israelitas alcanzarían con mayor
gusto porque allí se establecería la capital del reino de Judá y se convertiría
en el centro religioso de la nación.
b. Primera Incursión
Con Los Nuevos Aliados. Josué 10:6-8.
Es
probable que Josué viera esta unión de los reyes en su contra como un castigo
de Jehová por su alianza con Gabaón. Sin embargo, Josué se preparó para el
combate con todos los hombres de guerra partiendo desde Gilgal que era la sede
del campamento.
La
orden de Jehová (v. 8) es típica de
las que había dado anteriormente para garantizar el éxito en la toma de Jericó
y Hai. En esta ocasión la campaña hacia el sur estará garantizada de nuevo
porque Dios mismo es quien entrega en las manos de Josué a los reyes
confederados del Sur.
c. La Acción Redentora
De Jehová. Josué 10:9-15.
Esta
acción redentora se manifiesta nuevamente como una combinación de acciones. Por
una parte, están la disciplina y la organización del ejército de Israel, que es
el ejército de Jehová. Los de este ejército marcharon casi toda la noche para
aprovechar la oscuridad que los podría encubrir y de esta manera impactar a los
enemigos con el factor sorpresa.
Por
otro lado, está la intervención milagrosa de Jehová que permitió que la huida
de los confederados no surtiera efectos positivos y por el contrario, dicha
intervención facilitó la entrega en manos de Josué y de su ejército (vv. 10, 11).
Dos hechos
merecen destacarse en esta nueva intervención milagrosa: Uno, la granizada que causó más muertos que los que
provocó el uso de la espada. Las tormentas de granizo en
oriente son espantosas, pues el granizo es tan grande como las nueces y algunas
veces como los puños. Su gran tamaño y la violencia con que caen los pedazos
los hacen muy dañinos para los seres humanos. El hecho milagroso radica en que
dicha granizada afectó sólo a los amorreos que huían, mientras que no afectó a
los israelitas, quienes eran los perseguidores.
Tal
vez en la actualidad se puede notar que es muy común que llueva torrencialmente
sobre un sector de la ciudad y en cambio a pocos metros de ese lugar la tierra
está completamente seca. No obstante la acción redentora de Jehová permitió que
esta granizada afecta precisamente a quienes se necesitaba retener y
destruir.
El
otro evento milagroso es el que se menciona en el v. 13: “Y el sol se detuvo y la luna se paró”.
Este relato forma como un paréntesis que permite una descripción poética de la
victoria, que fue ganada por la milagrosa intervención de Jehová.
La
cita corresponde a un libro llamado “Jaser” (v. 13; ver nota RVA) que contenía relatos
épicos sobre los grandes héroes de Israel. Al parecer la cita va desde el v. 12 al 15; contiene la oración de
Josué y la intervención milagrosa de Dios. El relato ha sido menospreciado por
los científicos, tal vez por una mala comprensión de las palabras que se
utilizan en este pasaje.
Algunos
comentaristas basados en la etimología de las palabras utilizadas en el hebreo
para hablar de la “detención” concluyen que lo que Josué pidió no era
la prolongación del día, sino que se prolongara la oscuridad pues su ataque
había comenzado al amanecer y por sorpresa. Los amorreos al advertir ese ataque
huyeron pronto, por lo tanto lo que convenía a los israelitas era que el día no
aclarara para que la confusión inundara a los amorreos.
La
oración de Josué (v. 12c) fue en
verdad muy temprano en la mañana si se toma en cuenta la ubicación de la luna
en el valle de Ajalón, en el oeste, y del sol sobre Gabaón, un lugar,
montañoso, en el este (v. 12). Hay
una explicación sugerente, pero respetuosa del sentido del texto en el Nuevo
Comentario Bíblico.
Dice
que la palabra traducida “detente” (del verbo heb. damam H1826) significa literalmente “permaneced
silencioso” o con frecuencia tiene el sentido de “cesar” o
“dejar de hacer”
(Salm.35:15).
Otro
verbo similar en significado es traducido “se detuvo” (v.
13c; amad
H5975) puede llevar el sentido de “cesar”. El significado básico de la
palabra traducida “ponerse” (v. 13) puede ser “venir” o “ir”. Comúnmente se utiliza para
hablar de puesta o caída del sol, cuando se relaciona con este.
Pero
el caso es que en esta oportunidad la palabra se usa en forma poética lo cual
amplía su sentido. La palabra, usada aquí en un marco poético, puede aplicarse
a la luz que llega o a la salida del sol, por lo tanto la frase “casi un día
entero” podría traducirse como “cuando el día fenece”.
De
modo que la oración en el v. 13b
puede traducirse, según Blair, así: “El sol dejó de brillar en medio del cielo y no se apresuró a
venir (así que estaba) como cuando el día fenece”. Con este sentido, la
derrota de los amorreos ocurrió en medio de la oscuridad y la tormenta. Quédese claro: de
cualquier modo en que se traduzca ese versículo no se excluye la intervención
divina o para alargar el día o para alargar la noche.
El
v. 14 es una reflexión sobre el
evento milagroso en el que Dios actuó. Ese día es inolvidable históricamente
hablando no sólo porque Jehová haya actuado milagrosamente sino que se destaca
también el hecho que “Jehová escuchó la voz de un hombre; porque Jehová combatía
por Israel” (v. 14c).
Cualquier
cosa puede suceder cuando Dios responde en consonancia con su lealtad y
fidelidad al pacto hecho con los seres humanos. Su respeto a la palabra de un
pacto se mantiene incólume aún en medio de circunstancias adversas.
Es
importante recordar, según la reflexión del v.14, que Jehová no respondió a la oración porque esta fuera muy
elocuente o poderosa debido a quien la hacía. Respondió porque él “combatía por
Israel” (v. 14d).
En
la actualidad se enfatiza con mucha frecuencia el poder de la oración o la
necesaria intensidad de la oración. Así casi se sobrevalora el papel del que
ora o de la oración misma. Este énfasis puede desviar la mirada de la fe que
debe ser colocada en el autor y consumador de la misma (comp. Heb.12:2). Puede
provocar una confusión e inseguridad permanente acerca de la fidelidad de Dios
y sobre la manifestación de su voluntad.
Cuando
el énfasis está colocado sobre la oración o sobre el que hace la oración, el
objeto de la fe, es decir, Dios mismo, puede ser malentendido e incluso su
nombre puede ser manipulado. Lo primero ocurre porque se espera que sea la
oración la que determine la acción de Dios y no su voluntad o su fidelidad.
Lo
segundo puede ocurrir cuando lo que sucede después de la oración puede ser
interpretado al antojo del que ora al mostrarlo como una respuesta evidente a
su oración. Quizá se debería dar más importancia a la manera de confiar en Dios
a través de la oración, antes que convertir a estas en táctica o estilo para
dar órdenes a Dios sobre lo que deseamos.
El
v. 12 advierte que Josué había
hablado con Jehová antes de hablar delante de los israelitas. Por lo tanto su
acción ante el pueblo no tuvo el objetivo de vanagloriarse a sí mismo sino que
era el resultado lógico de una confianza plena en la fidelidad de Dios a su
pueblo.
Un
aspecto más que vale la pena subrayar es que Jehová respondió así porque él “combatía”
por Israel. Con frecuencia se acostumbra orar a Dios como si este estuviese
sentado en un trono, impasible mirando los acontecimientos humanos.
Lo
que se deduce de este versículo (v. 14)
es que él también combatía, estaba presente y participaba del ardor de la
lucha. Dios hacía suya parte de la angustia y el afán que vivían los
combatientes de Israel.
La
respuesta a la oración no es simplemente algo que hace desde lejos, sin
comprender muy bien lo que está pasando. Por el contrario, su respuesta se da
en medio de las circunstancias, comprendiendo lo que sucede y aún más, sabiendo
lo que conviene porque mira más allá del presente inmediato.
II. Captura
De Cinco Reyes En Maceda. Josué 10:16-28.
El
texto del v. 15 parece indicar la
culminación de una parte del relato, y a partir del v. 16 se describe la captura de los reyes de la confederación y su
posterior sometimiento.
La
captura demuestra que los israelitas ya estaban muy cerca de sus enemigos y por
ello tal vez los reyes recurrieron al escondite. Pero la ingeniosidad de Josué
se hizo manifiesta al capturarlos en la misma cueva mientras seguía a los demás
combatientes que alcanzaron a llegar a las ciudades (vv. 18, 19).
Una
vez que los combatientes de Israel pusieron los pies sobre el cuello de los
reyes como señal de sometimiento y sumisión, los mataron y los colgaron hasta
que se puso el día como escarmiento para quien eventualmente los viera. Los
combatientes de Israel los sepultaron en el mismo lugar, dejando como huella un
bloque de piedras como testimonio de aquella batalla.
Este
hecho es comprobado históricamente por los historiadores de Israel, como John
Bright (p. 137), quienes afirman que a pesar de la dificultad para armonizar
cada uno de los detalles del relato bíblico con los descubrimientos
arqueológicos, es cierto que durante el siglo XIII a. de J.C. hubo una
irrupción violenta en Canaán que coincide con las batallas que Josué ha librado
en el Sur contra estos reyes.
Campaña
Del Sur. JOSUÉ 10:29-43:
La
victoria en
Betjorón fue el inicio de una campaña que pudo haber durado mucho
tiempo, pero que dio por resultado general el sometimiento del Sur a los
israelitas.
La
estrategia de Josué fue la de realizar una serie de rápidos ataques a varias
ciudades cananeas que terminaron por someter a sus reyes aunque no significó la
ocupación de las ciudades. Los ataques fueron de exterminio y destrucción pero
no de ocupación ni de asentamiento inmediato.
Los
estudiosos sobre la arqueología advierten que al parecer hubo destrucciones
repetidas de algunas ciudades, y por lo tanto conquistas repetidas de las
mismas. En parte estas afirmaciones se basan en la incongruencia que se
encuentra entre este capítulo de Josué y el cap. 1 de Jueces.
Sin
embargo, se ha de recordar que el relato del libro de Josué es por sí mismo un
testimonio que tiene una intención más teológica que histórica, sin que por
ello este aspecto sea secundario.
Al final del capítulo (vv. 40-43), se define el territorio conquistado
según las regiones que lo componen:
· Montañas,
· Estepas,
· Llanos, y
· Laderas.
Ubicaciones:
Ø Las montañas
se refieren a la zona de Judea;
Ø Las estepas
al Néguev que eran semiáridas y se prolongaban hasta el desierto en el Sur;
Ø Los llanos o
Sefela, al pie de las montañas entre la planicie costera y la región
montañosa central; y
Ø Las laderas el territorio que desciende
hacia el este en dirección al mar Muerto.
Se
menciona que Josué no dejó “sobrevivientes” (v. 40c; sarid H8300); pero esto debe ser
entendido a la luz del v. 20 que
menciona que algunos escaparon hasta las ciudades fortificadas. Al parecer los
únicos sobrevivientes fueron estos.
Este
ataque es parte del proceso profiláctico que la presencia de Israel dirigido
por Jehová hace en Canaán. No sólo es un cuestionamiento del orden social
implantado por los reyes sino de las tradiciones religiosas en las cuales estos
estaban sustentados. Esto explica la operación tipo rastrillo que practicaron
los combatientes de Israel (v. 40c).
No debía quedar huella alguna.
___________
Nota:
[1] H1391 גִּבְעוֹן = Guibón: de lo mismo que H1387;
montuoso; Guibón, un lugar en Palestina:-
Gabaón. (Strong)
Estudios para el
Domingo.
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