lunes, 29 de abril de 2019

LA CONQUISTA DEL NORTE DE CANAÁN: JOSUÉ 11:1-23


LA CONQUISTA DEL NORTE DE CANAÁN:
JOSUÉ 11:1-23
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez.

1.      Campaña Del Norte. Josué 11:1-14:
La estructura de la batalla junto a las aguas de Merom es un paralelo de la batalla de Gabaón. Sin embargo, el cap. 11 no presenta ningún indicio de conexión con Gilgal.
Sin una explicación se localiza el campamento de Israel en el norte de Canaán (v. 5). El territorio donde se llevó a cabo esta batalla es el territorio de la ocupación posterior de Neftalí. Algunos comentaristas ven conflicto entre este pasaje y Jueces, caps. 4 y 5, porque en estos capítulos de Jueces se narra la toma de estos reinados por parte de Barac y Débora.

A pesar de esto no es fácil negarle a Josué un papel protagónico en estas batallas. Los datos arqueológicos sobre Hazor (v. 1) muestran que fue destruida en el siglo XIII a. de J.C. Además, las tradiciones de Jueces 4 y 5 no contradicen a Josué 11, porque en Jueces se refiere a una batalla particular contra Sisara, general de los cananeos, sin que se mencionan las aguas de Merom.
También considera la derrota del rey Jabín de manera sumaria (Jue. 4:23-24) y no se menciona la destrucción de Hazor. Debido a los éxitos de Josué en el Sur, los reyes del Norte de Canaán decidieron conformar una confederación más grande que la organizada en el Sur para contrarrestar a los israelitas.
En esta oportunidad el rey Jabín reunió a sus vecinos más próximos, pero también llamó a los reyes del territorio montañoso del Norte, y a los de la llanura al sur del mar Quinéret” (v. 2b; se refiere al lago de Galilea) y también los remanentes de los ejércitos derrotados del Sur, como los cananeos, los amorreos, etc. (v. 3b).

El temor de Josué (v. 6) es diluido por la seguridad de la presencia divina y de victoria total. Esto ocurre en un contexto donde los enemigos estaban mejor armados que otros que habían enfrentado, debido al uso de caballos y carruajes. La orden de desjarretar los caballos y quemar los carros (v. 6c) era con el fin de que no pudieran ser utilizados más adelante por los cananeos o aun por los victoriosos israelíes.
Dios no quería que cedieron a la tentación de confiar más en el poder y su capacidad de combate (que permitían los carros y los caballos) que en Jehová. El ataque de Josué (v. 7) fue de nuevo sorpresivo. Era la manera más utilizada por los grupos de combate del desierto y donde no predomina el estilo regular de la guerra, sino el de grupos de asalto.
La forma en que estaban organizados para el combate era solo de relativa importancia, pues en el fondo dicha organización estaba dictada por la presencia de Jehová en cada combate. Los planes y las tácticas fueron útiles en la medida en que estas estaban respaldadas por la acción redentora de Jehová.

Este libro no es un tratado sobre cómo alcanzar éxito en la guerra, sino para saborear de ella la presencia sobrenatural de Jehová en la lucha por alcanzar una promesa.
Se destaca el hecho de que Josué cumplió con las órdenes de Jehová (v. 9), demostrando con ello que este acto era en verdad muy significativo porque permitía eliminar cualquier posibilidad de autoconfianza entre las fuerzas del pueblo de Jehová.

La destrucción de Hazor, ciudad que contaba con una población de más o menos 40,000 habitantes, ya ha sido demostrada por los hallazgos arqueológicos. Un dato de interés es que los hallazgos arqueológicos revelaron restos de objetos sagrados y templos cananeos.
Estos artefactos muestran que en esta ciudad se rendía culto a una divinidad solar asociada con el toro. Refleja de nuevo la constante de la destrucción de santuarios, lugares de culto a divinidades que contrastaba con el Dios que los había liberado de la esclavitud de Egipto.
Este hecho permanece como una muestra de la fidelidad que este pueblo va guardando alrededor de Jehová, si bien es cierto que no sería fácil debido a la supervivencia de algunas tradiciones cananeas.

Es interesante notar que las demás ciudades alrededor de Hazor no fueron destruidas (vv. 12, 13) sino que sólo fueron destronados sus respectivos reyes. Esto fue porque ahora había otro rey, Jehová. Nuevamente vemos que no se trata de una masacre o genocidio indiscriminado como los que tal vez conocemos en tiempos relativamente recientes.
También era una prueba de que al controlar a la ciudad más importante las poblaciones menores que ella se someterán fácilmente o al menos no representan un peligro mayor.
La toma del botín es un síntoma de que el pueblo ya se establecía definitivamente. Si en las primeras tomas, como la de Jericó y la de Hai, no se tomó nada el botín, era en cierta medida como signo de una posesión total de la tierra por parte de Jehová. Pero ahora esta bendición es recibida por el pueblo.

El tomar el ganado (v. 14a) ya implica un sedentarismo creciente en la vida de estas tribus seminómadas acostumbradas a vivir de los que fuesen encontrando en su peregrinaje. Lo que estaba sucediendo era la instalación de un pueblo que mostraría a partir de sí la voluntad de Dios para toda la humanidad.
En la práctica, esto era lo que estaba sucediendo y lo que el autor del libro de Josué intentaba demostrar, aunque no todos los actores de estos eventos tuvieran una conciencia clara al respecto.

2.      Resumen De Los Objetivos Alcanzados. Josué 11:15-23:
Esta sección recuerda que Josué ha tenido éxito en esta nueva campaña debido a la obediencia total a la voluntad de Dios, "sin omitir nada de todo lo que Jehová había mandado a Moisés" (v. 15). De esta forma, el autor está diciendo que la historia de Israel es un continuo cumplimiento de las promesas divinas hechas a Moisés como principal protagonista de la liberación de la esclavitud. Hay todo un proyecto, un destino delineado por la omnisciencia de Dios que si bien encuentra tropiezos en la desobediencia del ser humano aún esto es usado para cumplir con las promesas que Dios hizo en beneficio de estos mismos hombres.

No es fácil comprender cómo se lleva a cabo el cumplimiento de estas promesas, porque lo más importante no es comprenderlo para creerlo sino creerlo para comprenderlo. El objetivo del autor del libro de Josué (“el maestro”; ver Introducción) era alimentar la fe de los israelitas antes que confundirlos acerca del cómo se llevaron a cabo las tomas de estas tierras y para ello se presupone que había fe en Israel.

Los relatos históricos fortalecen la esperanza y la confianza en que Dios actuaría de la misma forma en el hoy(yom  H3117; ver 4:9; 5:9; 6:25; 7:26; 8:28, 29; 9:27; 10:27; 13:13; 14:14; 15:63; 16:10; 22:3, 16, 18, 22, 29, 31; 23:9; 24:15) de los primeros lectores, pero que al mismo tiempo esperaba una respuesta igualmente obediente de ellos como lo hizo Josué.

Una expresión muy significativa aparece en los vv. 16 y 23. Dice: “Así tomó Josué toda esta tierra”. Da la nota predominante del proceso que está viviendo el pueblo, pues el éxito del líder es una demostración que Jehová está con ellos.

El pasaje ofrece una visión panorámica de las tierras poseídas, divididas en varias zonas geográficas: las colinas, la tierra de Gosén (es decir la tierra pastoril de Gabaón, 10:41), el valle, las llanuras y las montañas de Israel (o sea el Carmelo). La descripción destaca la variedad geográfica como característica de la región.
En síntesis se muestra que toda oposición ha sido derrotada y que la posesión de Canaán es una realidad que abarca un buen número de ciudades. Se destaca (v. 21) especialmente la derrota de los anaquitas, pues ellos fueron visitados por los espías (Num.13:33) que regresaron con informes desalentadores a Moisés.

El v. 20 es una reflexión teológica sobre el porqué los pueblos fueron derrotados. En ella se afirma de manera muy natural la soberanía de Dios sobre la historia y cómo él usa las actitudes de los hombres para llevar a cabo sus planes. El texto va más allá para decir (v. 20) que Jehová mismo es la causa de esas actitudes.

En la actualidad, algunos estarían muy contentos con especular acerca de cómo Dios provoca en los seres humanos resistencia a sus planes para de esta manera cumplirlos finalmente sin tener en cuenta su voluntad.
Sin embargo, y a pesar del menosprecio que muchos comentaristas hacen del texto, es importante señalar que la manera como el autor del texto bíblico entiende la acción de Dios no debe dar espacio para explicaciones fáciles que están siempre enmarcadas dentro de una lógica muy humana y racional. No obstante, puede decirse que como el propósito de Dios era entregar en manos de los hebreos a estos reyes y ciudades, su endurecimiento de corazón fue una preparación para su propia destrucción.

La sección finaliza diciendo: “Y la tierra reposó de la guerra” (v. 23c). El sentido es que no habría necesidad de más acciones bélicas. Sin embargo, la historia posterior demuestra que faltaba aún mucho tiempo para alcanzar la meta propuesta por Jehová a su pueblo (v. 18) y que aún poco antes de morir Josué todavía quedaba mucha tierra por poseer (Núm.13:1).
Esto encuentra consonancia con el libro de los Jueces que muestra a las tribus individualmente tomando posesión de las tierras.





Estudios para el Domingo.

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