CON RELACIÓN A LA VIDA DE FAMILIA,
Y LAS VICTORIAS:
EFESIOS 6:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Esta sección
final (6:10–24) nos dice cómo andar en victoria. Es triste cuando los creyentes
no conocen las provisiones que Dios ha hecho para la victoria sobre Satanás.
Cristo ha vencido por completo a Satanás y a sus huestes (Col. 2:13–15; Ef. 1:19–23)
y su victoria es nuestra por fe.
I. El Enemigo Contra El Cual Luchamos (Ef.6:10–12):
Satanás
es un enemigo fuerte, de modo que Pablo nos exhorta a que nos fortalezcamos.
Pablo sabía que la carne es débil (Mr. 14:38) y que podemos vencer únicamente
en el poder de Cristo.
Nótese: que
antes de que Pablo nos diga en el versículo 11 que estemos firmes, en el versículo
10 nos ordena a fortalecernos. ¿Cómo recibimos esa fortaleza para estar firmes?
Al darnos cuenta de que estamos sentados con Cristo en los lugares celestiales
muy por encima de todos los principados y potestades de Satanás (1:19–23) y que
el mismo poder de Dios está a nuestra disposición mediante el Espíritu que mora
en nosotros (3:14–21).
Debemos
sentarnos antes de poder caminar y debemos andar antes de poder estar firmes.
Debemos entender nuestra posición espiritual antes de que podamos tener poder
espiritual.
Muchos
eruditos bíblicos creen que Satanás fue el querubín ungido al que Dios puso a
cargo de la tierra recientemente creada (Ez. 28:11–19). Por su orgullo cayó (Is.
14:9ss) y arrastró consigo una multitud de seres angélicos que ahora forman su
ejército de principados y potestades.
Satanás
tiene acceso al cielo (Job 1–3), pero un día lo echarán fuera (Ap. 12:9ss). Es
el engañador (2 Cor. 11:3) y el destructor (Ap. 9:11, donde Abadón[1] significa
«destructor»), porque se presenta como
serpiente y como león (1 P. 5:8–9). Los cristianos debemos darnos cuenta de que
no luchamos contra sangre y carne, sino contra «el espíritu que ahora opera en los hijos de
desobediencia» (Ef. 2:2).
Así
como el Espíritu de Dios opera en los creyentes para hacerlos santos, el
espíritu de desobediencia (Satanás y sus demonios) opera en los incrédulos.
Qué necio es luchar contra sangre y carne cuando el enemigo real está usando
simplemente la carne y la sangre para obstruir la obra del Señor.
Esta
fue la equivocación que Pedro cometió en el huerto del Getsemaní cuando trató
de vencer al diablo con la espada (véase Mt. 26:51). Moisés cometió la misma
equivocación cuando mató al egipcio (Hch. 7:23–29). La única manera de luchar
contra los enemigos espirituales es con las armas espirituales: la Palabra de
Dios y la oración.
Debemos
estar alertas contra las asechanzas del diablo (Ef. 6:11), lo cual significa su
estrategia, sus maquinaciones (2 Cor. 2:11) y artimañas (1 Tim. 3:7). Es el
gobernador de las tinieblas y usa a las tinieblas (ignorancia y mentiras) para
promover su causa (2 Cor. 4:1ss; Lc.22:53).
II. El Equipo Que Usamos (Ef.6:13–17):
Es
importante que el cristiano «no le dé lugar al diablo[2]»
(4:27), o sea, que no deje ningún área desprotegida como para que Satanás encuentre
una rendija para meter el pie.
NOTA:
Ef.6:10-18. La guerra espiritual = LA GUERRA DE LA FE. Pablo nos
amonesta a que tomemos toda la armadura de Dios, a fin de estar firmes contra
las fuerzas del infierno. No cabe dudas que nuestra lucha no es contra fuerzas
físicas, sino contra poderes invisibles, los cuales han definido claramente
niveles de autoridad dentro de una esfera real, aunque invisible, de actividad.
Sin embargo,
Pablo no solamente nos advierte de una estructura bien definida en la esfera
invisible, sino que nos insta también a tomar toda la armadura de Dios para que
mantengamos una «posición de combate» contra esta invisible estructura satánica.
Toda esta armadura no constituye tan solo una protección pasiva contra el
enemigo; ella debe ser usada como arma ofensiva contra las fuerzas satánicas.
Nótese la última recomendación de Pablo: Debemos orar[3]
«en todo tiempo con toda oración y súplica en el
Espíritu» (v. 18). Así, la oración no es tanto un arma, ni
aun una parte de la armadura, como el medio por el cual entramos en la batalla
misma y realizamos el propósito para el cual nos hemos armado.
Tomar la armadura de Dios es prepararnos para la batalla. La
oración es la batalla en sí misma, con la Palabra de Dios como nuestra arma
principal, que empleamos en la lucha contra Satanás. (*Ef.6:8-17).
La
armadura que Pablo describe es para protección; la espada (la Palabra de Dios) es para la
batalla real. Cada
parte de la armadura espiritual nos dice lo que los creyentes deben tener para
estar protegidos contra Satanás:
v Verdad: Satanás es un
mentiroso, pero el cristiano que conoce la verdad no será engañado.
v Justicia: Esto quiere
decir el andar diario consistente del cristiano. Satanás es el
acusador (Ap. 12:10), pero el creyente que anda en la luz no le dará a Satanás
oportunidad para atacar. Estamos en la justicia imputada de Cristo y andamos en
la justicia impartida del Espíritu Santo.
v Paz: Satanás divide
y destruye. Cuando el creyente anda en la senda de paz, el camino
del evangelio, Satanás no puede alcanzarlo. Los pies del cristiano deben estar
limpios (Jn. 13), ser hermosos (Rom. 10:15) y calzados con el apresto del
evangelio. Los cristianos que están listos para testificar de Cristo tendrán un
tiempo más fácil para derrotar al maligno.
v Fe: Satanás es la
fuente de la incredulidad y la duda. «¿Conque Dios os ha dicho?», es
su pregunta favorita (Gn. 3:1). La fe es lo que vence a cualquier enemigo (1 Jn.
5:4). A medida que el creyente usa el escudo de la fe, apaga los dardos de
fuego de la incredulidad y la duda.
v Salvación: Este versículo
(17) quizás se refiera a nuestra suprema salvación
cuando Cristo vuelva (véase 1 Ts. 5:8). El creyente cuya mente está
fija en la inminente venida de Cristo no caerá en las trampas de Satanás.
La
esperanza bendita debe ser como un casco que protege la mente y el
entendimiento. A Satanás le encantaría hacernos creer que Cristo no va a
regresar y que tal vez no sea hoy en día. Lea Mateo 24:45–51 para ver lo que le
sucede a la persona que se quita el yelmo de la salvación.
En Otras Palabras:
Luchamos
en una guerra espiritual, todos los creyentes se ven acosados por los ataques
de Satanás porque ya no pertenecen a su bando. Sin embargo, Pablo nos dice que
usemos cada pieza de la armadura de Dios para resistir sus ataques y permanecer
firmes aun en medio de los mismos:
1- Cinturón: Verdad.
Satanás
lucha con mentiras y algunas veces estas parecen ciertas; pero solo los
creyentes tienen la verdad de Dios, que puede derrotar las mentiras de Satanás.
2- Coraza: Justicia.
Satanás, a menudo, ataca nuestros
corazones: el centro de nuestras emociones, autoestima y confianza. La aprobación de Dios es la coraza que protege nuestros corazones. Él
nos aprueba porque nos ama y envió a su Hijo a morir por nosotros.
3- Calzado: Buena
disposición para difundir las buenas nuevas.
Satanás
quiere que pensemos que anunciar las buenas nuevas a otros es una tarea sin
valor e imposible, la tarea es muy grande y la respuesta negativa demasiada.
Pero el "calzado"
que Dios nos ha dado es la motivación para continuar proclamando la paz
verdadera que está al alcance en Dios, noticia que todos necesitan escuchar.
4- Escudo: Fe.
Lo que
vemos son los ataques de Satanás en forma de insultos, contrariedades y
tentaciones. Pero el escudo de la fe nos protege de los dardos de fuego que
arroja el maligno. Con la perspectiva de Dios, podemos ver más allá de nuestras
circunstancias y tener presente que la victoria final es nuestra.
5- Yelmo: Salvación.
Satanás
quiere que dudemos de Dios, de Jesús y de nuestra salvación. El yelmo protege
nuestras mentes de poner en duda la obra salvadora de Dios efectuada a nuestro
favor.
6- Espada: El
Espíritu, la Palabra de Dios.
La espada
es la única arma ofensiva en esta lista de la armadura. Hay momentos cuando
necesitamos emplear la táctica ofensiva contra Satanás. Cuando somos tentados,
necesitamos confiar en la verdad de la Palabra de Dios.
Estos
componentes de la armadura son para la protección del creyente; la espada del
Espíritu y la oración son las armas para atacar las fortalezas de Satanás y
derrotarlo. El cristiano debe luchar contra los enemigos espirituales con armas
espirituales (2 Cor. 10:4) y ¡la Palabra de Dios es la única espada que necesitamos!
La
espada de Dios tiene vida y poder
(Heb. 4:12) y nunca pierde su filo. Los cristianos conquistan a
medida que comprenden, memorizan y obedecen la Palabra de Dios.
III. La Energía Que Usamos (Ef.6:18–24):
La
armadura y las armas no son suficientes para ganar una batalla; tiene que haber
energía para hacer el trabajo. Nuestra energía viene de la oración. Usamos la
espada del Espíritu y oramos en el Espíritu:
· El Espíritu Santo nos
fortalece para que ganemos la batalla.
Lea
de nuevo Efesios 3:14–21 y atrévase a creerlo. La Palabra y la oración son dos
recursos que Dios le ha dado a la Iglesia para vencer al enemigo y ganar
territorio para la gloria de Dios.
Note: Hechos
20:32 y 6:4; también 1 Samuel 12:23.
Los
soldados cristianos deben orar con sus ojos abiertos. «Velar[4] y orar» es el secreto de Dios para vencer al
mundo (Mr. 13:33), la carne (Mr. 14:38) y al diablo (Ef 6:18).
También
debemos «velar
y orar» por oportunidades para servir a Cristo (Col. 4:2, 3). No
debemos orar sólo por nosotros mismos, sino también por los soldados hermanos
(6:19ss). Pablo nunca fue demasiado orgulloso como para no pedir oración.
Quería
tener el poder para ser capaz de dar a conocer el misterio (véase 3:1–12), el
mismo mensaje que lo llevó a la prisión. «Embajador[5] en cadenas» es un título peculiar, sin
embargo, eso es exactamente lo que Pablo era. Encadenado a un soldado romano
diferente cada seis horas Pablo tenía una excelente oportunidad para testificar
de Cristo.
Pablo
concluye esta magnífica epístola con varios asuntos personales, sabiendo que
sus amigos desearían saber su condición. Sin duda, podrían orar más
inteligentemente por él si sabían sus necesidades. Pero Pablo quiere darles
consuelo también (v. 22). Pablo era un verdadero santo, tomando de la provisión
de Dios para todas sus necesidades.
___________
Notas:
[1] G3
Ἀβαδδών = Abaddón: de origen
hebreo [H11]; ángel destructor:-
Abadón.
H11 אֲבַדּוֹן = abaddón: intensivo de H6;
abstractamente perecer; concretamente Hades:-
Abadón. (Strong).
[2] G1228 διάβολος = diábolos: de G1225; calumniador;
específicamente Satanás [Compare H7854]:- calumniador, diablo. (Strong).
[3] G4336 προσεύχομαι
= proseújomai: de G4314 y G2172;
orar a Dios, i.e. suplicar, adorar:- hacer oración, orar, pedir. (Strong).
[4] G69 ἀγρυπνέω =
agrupnéo:
combinación de G1 (como partícula negativa) y G5258;
estar insomne, i.e. mantenerse despierto:- velar.
[5] G4243 πρεσβεύω = presbeúo: de la base de G4245; ser
un anciano, i.e. (por implicación) actuar como representante (figurativamente
predicador):- embajador.
(Strong).
Clase Para El Miércoles:
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.
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