sábado, 1 de febrero de 2020

CON RELACIÓN A LA VIDA DE FAMILIA, Y LAS VICTORIAS: EFESIOS 6:


CON RELACIÓN A LA VIDA DE FAMILIA, Y LAS VICTORIAS:
EFESIOS 6:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Esta sección final (6:10–24) nos dice cómo andar en victoria. Es triste cuando los creyentes no conocen las provisiones que Dios ha hecho para la victoria sobre Satanás. Cristo ha vencido por completo a Satanás y a sus huestes (Col. 2:13–15; Ef. 1:19–23) y su victoria es nuestra por fe.

I.      El Enemigo Contra El Cual Luchamos (Ef.6:10–12):
Satanás es un enemigo fuerte, de modo que Pablo nos exhorta a que nos fortalezcamos. Pablo sabía que la carne es débil (Mr. 14:38) y que podemos vencer únicamente en el poder de Cristo.

Nótese: que antes de que Pablo nos diga en el versículo 11 que estemos firmes, en el versículo 10 nos ordena a fortalecernos. ¿Cómo recibimos esa fortaleza para estar firmes? Al darnos cuenta de que estamos sentados con Cristo en los lugares celestiales muy por encima de todos los principados y potestades de Satanás (1:19–23) y que el mismo poder de Dios está a nuestra disposición mediante el Espíritu que mora en nosotros (3:14–21).

Debemos sentarnos antes de poder caminar y debemos andar antes de poder estar firmes. Debemos entender nuestra posición espiritual antes de que podamos tener poder espiritual.
Muchos eruditos bíblicos creen que Satanás fue el querubín ungido al que Dios puso a cargo de la tierra recientemente creada (Ez. 28:11–19). Por su orgullo cayó (Is. 14:9ss) y arrastró consigo una multitud de seres angélicos que ahora forman su ejército de principados y potestades.
Satanás tiene acceso al cielo (Job 1–3), pero un día lo echarán fuera (Ap. 12:9ss). Es el engañador (2 Cor. 11:3) y el destructor (Ap. 9:11, donde Abadón[1] significa «destructor»), porque se presenta como serpiente y como león (1 P. 5:8–9). Los cristianos debemos darnos cuenta de que no luchamos contra sangre y carne, sino contra «el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia» (Ef. 2:2).
Así como el Espíritu de Dios opera en los creyentes para hacerlos santos, el espíritu de desobediencia (Satanás y sus demonios) opera en los incrédulos. Qué necio es luchar contra sangre y carne cuando el enemigo real está usando simplemente la carne y la sangre para obstruir la obra del Señor.
Esta fue la equivocación que Pedro cometió en el huerto del Getsemaní cuando trató de vencer al diablo con la espada (véase Mt. 26:51). Moisés cometió la misma equivocación cuando mató al egipcio (Hch. 7:23–29). La única manera de luchar contra los enemigos espirituales es con las armas espirituales: la Palabra de Dios y la oración.
Debemos estar alertas contra las asechanzas del diablo (Ef. 6:11), lo cual significa su estrategia, sus maquinaciones (2 Cor. 2:11) y artimañas (1 Tim. 3:7). Es el gobernador de las tinieblas y usa a las tinieblas (ignorancia y mentiras) para promover su causa (2 Cor. 4:1ss; Lc.22:53).

II.     El Equipo Que Usamos (Ef.6:13–17):
Es importante que el cristiano «no le dé lugar al diablo[2]» (4:27), o sea, que no deje ningún área desprotegida como para que Satanás encuentre una rendija para meter el pie.

NOTA: Ef.6:10-18. La guerra espiritual = LA GUERRA DE LA FE. Pablo nos amonesta a que tomemos toda la armadura de Dios, a fin de estar firmes contra las fuerzas del infierno. No cabe dudas que nuestra lucha no es contra fuerzas físicas, sino contra poderes invisibles, los cuales han definido claramente niveles de autoridad dentro de una esfera real, aunque invisible, de actividad.
Sin embargo, Pablo no solamente nos advierte de una estructura bien definida en la esfera invisible, sino que nos insta también a tomar toda la armadura de Dios para que mantengamos una «posición de combate» contra esta invisible estructura satánica. Toda esta armadura no constituye tan solo una protección pasiva contra el enemigo; ella debe ser usada como arma ofensiva contra las fuerzas satánicas.
Nótese la última recomendación de Pablo: Debemos orar[3] «en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu» (v. 18). Así, la oración no es tanto un arma, ni aun una parte de la armadura, como el medio por el cual entramos en la batalla misma y realizamos el propósito para el cual nos hemos armado.
Tomar la armadura de Dios es prepararnos para la batalla. La oración es la batalla en sí misma, con la Palabra de Dios como nuestra arma principal, que empleamos en la lucha contra Satanás.  (*Ef.6:8-17).

La armadura que Pablo describe es para protección; la espada (la Palabra de Dios) es para la batalla real. Cada parte de la armadura espiritual nos dice lo que los creyentes deben tener para estar protegidos contra Satanás:
v Verdad: Satanás es un mentiroso, pero el cristiano que conoce la verdad no será engañado.
v Justicia: Esto quiere decir el andar diario consistente del cristiano. Satanás es el acusador (Ap. 12:10), pero el creyente que anda en la luz no le dará a Satanás oportunidad para atacar. Estamos en la justicia imputada de Cristo y andamos en la justicia impartida del Espíritu Santo.
v Paz: Satanás divide y destruye. Cuando el creyente anda en la senda de paz, el camino del evangelio, Satanás no puede alcanzarlo. Los pies del cristiano deben estar limpios (Jn. 13), ser hermosos (Rom. 10:15) y calzados con el apresto del evangelio. Los cristianos que están listos para testificar de Cristo tendrán un tiempo más fácil para derrotar al maligno.
v Fe: Satanás es la fuente de la incredulidad y la duda. «¿Conque Dios os ha dicho?», es su pregunta favorita (Gn. 3:1). La fe es lo que vence a cualquier enemigo (1 Jn. 5:4). A medida que el creyente usa el escudo de la fe, apaga los dardos de fuego de la incredulidad y la duda.
v Salvación: Este versículo (17) quizás se refiera a nuestra suprema salvación cuando Cristo vuelva (véase 1 Ts. 5:8). El creyente cuya mente está fija en la inminente venida de Cristo no caerá en las trampas de Satanás.
La esperanza bendita debe ser como un casco que protege la mente y el entendimiento. A Satanás le encantaría hacernos creer que Cristo no va a regresar y que tal vez no sea hoy en día. Lea Mateo 24:45–51 para ver lo que le sucede a la persona que se quita el yelmo de la salvación.

En Otras Palabras:
Luchamos en una guerra espiritual, todos los creyentes se ven acosados por los ataques de Satanás porque ya no pertenecen a su bando. Sin embargo, Pablo nos dice que usemos cada pieza de la armadura de Dios para resistir sus ataques y permanecer firmes aun en medio de los mismos:
1- Cinturón: Verdad.
Satanás lucha con mentiras y algunas veces estas parecen ciertas; pero solo los creyentes tienen la verdad de Dios, que puede derrotar las mentiras de Satanás.
2- Coraza: Justicia.
Satanás, a menudo, ataca nuestros corazones: el centro de nuestras emociones, autoestima y confianza. La aprobación de Dios es la coraza que protege nuestros corazones. Él nos aprueba porque nos ama y envió a su Hijo a morir por nosotros.
3- Calzado: Buena disposición para difundir las buenas nuevas.
Satanás quiere que pensemos que anunciar las buenas nuevas a otros es una tarea sin valor e imposible, la tarea es muy grande y la respuesta negativa demasiada. Pero el "calzado" que Dios nos ha dado es la motivación para continuar proclamando la paz verdadera que está al alcance en Dios, noticia que todos necesitan escuchar.
4- Escudo: Fe.
Lo que vemos son los ataques de Satanás en forma de insultos, contrariedades y tentaciones. Pero el escudo de la fe nos protege de los dardos de fuego que arroja el maligno. Con la perspectiva de Dios, podemos ver más allá de nuestras circunstancias y tener presente que la victoria final es nuestra.
5- Yelmo: Salvación.
Satanás quiere que dudemos de Dios, de Jesús y de nuestra salvación. El yelmo protege nuestras mentes de poner en duda la obra salvadora de Dios efectuada a nuestro favor.
6- Espada: El Espíritu, la Palabra de Dios.
La espada es la única arma ofensiva en esta lista de la armadura. Hay momentos cuando necesitamos emplear la táctica ofensiva contra Satanás. Cuando somos tentados, necesitamos confiar en la verdad de la Palabra de Dios.

Estos componentes de la armadura son para la protección del creyente; la espada del Espíritu y la oración son las armas para atacar las fortalezas de Satanás y derrotarlo. El cristiano debe luchar contra los enemigos espirituales con armas espirituales (2 Cor. 10:4) y ¡la Palabra de Dios es la única espada que necesitamos!
La espada de Dios tiene vida y poder (Heb. 4:12) y nunca pierde su filo. Los cristianos conquistan a medida que comprenden, memorizan y obedecen la Palabra de Dios.

III.    La Energía Que Usamos (Ef.6:18–24):
La armadura y las armas no son suficientes para ganar una batalla; tiene que haber energía para hacer el trabajo. Nuestra energía viene de la oración. Usamos la espada del Espíritu y oramos en el Espíritu:
·      El Espíritu Santo nos fortalece para que ganemos la batalla.
Lea de nuevo Efesios 3:14–21 y atrévase a creerlo. La Palabra y la oración son dos recursos que Dios le ha dado a la Iglesia para vencer al enemigo y ganar territorio para la gloria de Dios.

Note: Hechos 20:32 y 6:4; también 1 Samuel 12:23.

Los soldados cristianos deben orar con sus ojos abiertos. «Velar[4] y orar» es el secreto de Dios para vencer al mundo (Mr. 13:33), la carne (Mr. 14:38) y al diablo (Ef 6:18).
También debemos «velar y orar» por oportunidades para servir a Cristo (Col. 4:2, 3). No debemos orar sólo por nosotros mismos, sino también por los soldados hermanos (6:19ss). Pablo nunca fue demasiado orgulloso como para no pedir oración.
Quería tener el poder para ser capaz de dar a conocer el misterio (véase 3:1–12), el mismo mensaje que lo llevó a la prisión. «Embajador[5] en cadenas» es un título peculiar, sin embargo, eso es exactamente lo que Pablo era. Encadenado a un soldado romano diferente cada seis horas Pablo tenía una excelente oportunidad para testificar de Cristo.
Pablo concluye esta magnífica epístola con varios asuntos personales, sabiendo que sus amigos desearían saber su condición. Sin duda, podrían orar más inteligentemente por él si sabían sus necesidades. Pero Pablo quiere darles consuelo también (v. 22). Pablo era un verdadero santo, tomando de la provisión de Dios para todas sus necesidades.
___________
Notas:
[1] G3 Ἀβαδδών = Abaddón: de origen hebreo [H11]; ángel destructor:- Abadón.
H11 אֲבַדּוֹן = abaddón: intensivo de H6; abstractamente perecer; concretamente Hades:- Abadón. (Strong).
[2] G1228 διάβολος = diábolos: de G1225; calumniador; específicamente Satanás [Compare H7854]:- calumniador, diablo. (Strong).
[3] G4336 προσεύχομαι = proseújomai: de G4314 y G2172; orar a Dios, i.e. suplicar, adorar:- hacer oración, orar, pedir. (Strong).
[4] G69 ἀγρυπνέω = agrupnéo: combinación de G1 (como partícula negativa) y G5258; estar insomne, i.e. mantenerse despierto:- velar.
[5] G4243 πρεσβεύω = presbeúo: de la base de G4245; ser un anciano, i.e. (por implicación) actuar como representante (figurativamente predicador):- embajador. (Strong).

Clase Para El Miércoles:

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.







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