LA AMISTAD DE DAVID CON JONATÁN,
ABIMELEC:
1 SAMUEL 18–21:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Estos capítulos
forman la transición entre el servicio de David en la corte de Saúl y su exilio
como fugitivo. Explican cómo David pasó de ser el favorito de Saúl a ser su
enemigo. El asunto principal es la fe de David y podemos ver en estos capítulos
cómo este hombre de Dios llegó casi a perder su confianza en Dios debido a las
pruebas que vinieron a su vida.
I. David Confía En El Señor (1 Sam.18):
La
más grande prueba de la fe de David no ocurrió cuando se enfrentó a Goliat,
sino cuando tuvo que servir diariamente en la corte de Saúl.
Nótese: las diferentes
maneras en que fue probado:
A.
Por La Popularidad
(vv. 1–11).
Jonatán,
el hijo de Saúl, quería a David y esto en sí fue una oportunidad para la
prueba. David sería el próximo rey, pero por derecho Jonatán debía heredar la
corona. La amistad entre estos dos hombres de Dios es un gran ejemplo para
nosotros. Es evidente que Jonatán no sentía celos debido al honor conferido a
David. Sin embargo, con Saúl fue otro asunto, porque David era popular con el
pueblo.
Es
significativo el hecho de que las mujeres elogiaron a David y no a su Dios.
David fue sabio al no darle mucha importancia a sus palabras. Pero el corazón
de Saúl se llenó de envidia cuando oyó que David recibía más alabanza que él. «El crisol prueba
la plata, y la hornaza el oro, y al hombre la boca del que lo alaba»
(Prov. 27:21). La alabanza es como un horno ardiente: revela de qué realmente está hecha una persona. La alabanza que
hizo a David humilde sólo sacó a la superficie la escoria de Saúl y reveló su
orgullo y deseo de gloria.
B.
Por La Degradación (vv. 12–16).
El
versículo 5 sugiere que David era el jefe de los guardaespaldas personales de
Saúl, pero ahora es degradado a ser un simple capitán de mil hombres. ¿Cambió esto a
David? ¡No! Su fe estaba en el Señor, y continuó sirviendo y honrando a
su rey. ¡Esto
hizo a Saúl más temeroso!
El
rey sabía que Dios se había apartado de él y que le había dado a David las
bendiciones. Requiere fe real experimentar una degradación ante los ojos del
pueblo y mantener la humildad y el servicio.
C.
Por La Decepción
(vv. 17–30).
Saúl
prometió una de sus hijas al que derrotara a Goliat (17:25) y ahora iba a
cumplir su promesa.
Nótese: en el
versículo 18 la humildad de David ante el rey. Pero, ¿guardó
Saúl su palabra? ¡No! La mujer se
la dio a otro hombre. Luego Saúl trató de usar a su hija Mical como herramienta
para matar a David; porque el rey exigió una dote imposible, esperando que
David muriera tratando de obtenerla. Pero el Señor estaba con David y finalizó
con éxito la misión. Fue lamentable que se casara con Mical, porque la unión
nunca fue feliz. Mientras estaba en el exilio David perdió a Mical, fue dada a
otro hombre (25:44), pero la recuperó cuando empezó a reinar en Hebrón (2 Sam.
3:13– 16). La actitud de ella hacia David condujo a una completa separación más
tarde (2 Sam. 6:20–23).
II. David Confía En Los Hombres (1 Sam.19):
El
plan de Saúl para matar a David ya no era ningún secreto, porque ahora se
ordena a los siervos del rey que lo mataran. Pero Saúl no logró matar a David
en los intentos anteriores (18:11, 25) y ahora al parecer su ira se había
aplacado y David pudo regresar a la corte. Aquí vemos la fe de David vacilando,
porque en lugar de confiar en Dios y buscar su voluntad, confía en seres
humanos.
A.
Confía En
Jonatán (vv. 1–10).
Sin duda el hijo del rey podía
interceder por David. Saúl hasta juró que protegería a
David, pero nunca cumplió estas promesas. Tan pronto como David ganó una gran
victoria en el campo de batalla, volvió la antigua envidia de Saúl y quiso
atravesarlo con la lanza de nuevo.
David
cometió un error al confiar en Jonatán para que «arreglara
las cosas» a su favor. El corazón de Saúl necesitaba ser cambiado
antes de que se pudiera confiar en sus palabras.
B.
Confió En
Mical (vv. 11–17).
Aun
cuando su esposa amaba a David, nunca hubo un lazo espiritual fuerte entre los
dos, como lo demuestran las posteriores acciones de ella. Le advirtió a David
que Saúl estaba vigilándolo, de modo que juntos tramaron una mentira. Esto fue
el principio de serios problemas para David, porque nunca es correcto hacer el
mal para que venga el bien (Rom. 3:8).
¡Nótese que Mical usó una estatua para dar la impresión de que
David estaba enfermo en cama! Ahora engañaba a su padre y sólo
empeoraba las cosas. Léase en el Salmo 59 perspectiva adicional sobre la
situación.
C.
Confió En
Samuel (vv. 18–24).
Este
fue tal vez el movimiento más sabio que hizo David, porque este hombre de Dios
podía orar por él y aconsejarle.
Nótese: que Samuel
derrotó a Saúl no con mentiras ni armas, sino con el Espíritu de Dios. Al usar
armas espirituales, Samuel retrasó a Saúl y le da a David la oportunidad de
escapar.
III. David Confía En Sí Mismo (1 Sam.20–21):
Estos
capítulos no reflejan ningún cuadro hermoso, porque en ellos vemos al hombre
vacilando y fallando en su fe. En lugar de esperar para buscar la voluntad del
Señor, David huye atemorizado y trata de «arreglar» la salida a sus problemas.
Nótese: las mentiras que
dice.
A.
Le Mintió
a Saúl (cap. 20).
El
discurso de David a Jonatán en 20:1 sugiere egocentrismo e impaciencia. Cuánto
mejor hubiera sido que estos dos amigos oraran juntos en lugar de tramar su
ardid. Jonatán le mintió a su padre acerca del paradero de David (vv. 6, 28),
pero tuvo que esperar algunos días para ver cómo acababa el asunto.
Entre
tanto él y David hicieron un pacto de que David protegería a la familia de
Jonatán cuando llegara a ser rey, promesa que David cumplió (2 Sam. 9). ¡Saúl no creyó la historia (vv. 24–33) y su reacción
casi le cuesta la vida a Jonatán! Cuando Dios abandona a una persona
y el diablo se hace cargo, no hay fin a la maldad que resulta. Jonatán dejó la
mesa y se encontró con David a la mañana siguiente; lloraron y se despidieron.
B. Le Mintió a
Ahimelec (21:1–9).
David
huyó de nuevo, esta vez a Nob donde estaba establecido el tabernáculo. David
siempre tuvo un gran amor por la casa de Dios, de modo que tal vez quería
visitar el tabernáculo de nuevo antes de ir a esconderse. Pero le mintió al
sacerdote al decir que estaba cumpliendo una misión de Saúl (v. 2).
El
sacerdote le dio a David y a sus hombres el pan sagrado para que comieran, y
también la espada de Goliat para protección de David. Todo el plan parecía
tener éxito, excepto que uno de los espías de Saúl, Doeg, estaba allí
presenciando los hechos; y esto a la larga llevó a la traición y al
derramamiento de sangre (22:9ss; véase Salm. 52 y nótese el título).
C. Le Mintió a
Aquis (21:10–15).
Las
cosas iban de mal en peor, así como siempre ocurre cuando confiamos en nosotros
mismos en lugar de confiar en la sabiduría de Dios. ¡David huye ahora hacia las manos del
enemigo! «El temor del hombre pondrá lazo», ¡y
David por poco se pone el lazo en el mismo territorio enemigo! Sin
duda el rey no toleraría un héroe judío en su tierra y David tuvo que fingir
estar loco antes de escapar. «Oh, qué enmarañada red tejemos, cuando antes practicamos
el engaño».
Este
pudiera haber sido el fin de la vida de David, pero el Señor intervino y cambió
el corazón del rey para librar a David. Este entonces huyó a la cueva de Adulam
y organizó su «banda
de proscritos». Véanse Salmos 34 y 56.
Es
asombroso cómo personas de fe pueden, gradualmente, llegar a ser temerosas e
incrédulas. Si nos apresuramos, confiamos en las personas y en nuestros planes,
antes de que pase mucho todo se haga pedazos y nos hallaremos fuera del lugar
de la bendición y protección de Dios. Veremos en capítulos posteriores que
David aprendió a esperar en el Señor y a buscar su voluntad.
La
amistad entre David y Jonatán era algo raro, porque en realidad ninguno tenía
nada que ganar. Jonatán perdió la corona y David podía perder su vida. Su
desprendimiento y constancia a pesar de las pruebas es un hermoso ejemplo de
amor cristiano.
Estudios para el
Domingo
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