sábado, 15 de febrero de 2020

LA AMISTAD DE DAVID CON JONATÁN, ABIMELEC: 1 SAMUEL 18–21:


LA AMISTAD DE DAVID CON JONATÁN, ABIMELEC:
1 SAMUEL 18–21:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Estos capítulos forman la transición entre el servicio de David en la corte de Saúl y su exilio como fugitivo. Explican cómo David pasó de ser el favorito de Saúl a ser su enemigo. El asunto principal es la fe de David y podemos ver en estos capítulos cómo este hombre de Dios llegó casi a perder su confianza en Dios debido a las pruebas que vinieron a su vida.

I.       David Confía En El Señor (1 Sam.18):
La más grande prueba de la fe de David no ocurrió cuando se enfrentó a Goliat, sino cuando tuvo que servir diariamente en la corte de Saúl.

Nótese: las diferentes maneras en que fue probado:

A.     Por La Popularidad (vv. 1–11).
Jonatán, el hijo de Saúl, quería a David y esto en sí fue una oportunidad para la prueba. David sería el próximo rey, pero por derecho Jonatán debía heredar la corona. La amistad entre estos dos hombres de Dios es un gran ejemplo para nosotros. Es evidente que Jonatán no sentía celos debido al honor conferido a David. Sin embargo, con Saúl fue otro asunto, porque David era popular con el pueblo.
Es significativo el hecho de que las mujeres elogiaron a David y no a su Dios. David fue sabio al no darle mucha importancia a sus palabras. Pero el corazón de Saúl se llenó de envidia cuando oyó que David recibía más alabanza que él. «El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro, y al hombre la boca del que lo alaba» (Prov. 27:21). La alabanza es como un horno ardiente: revela de qué realmente está hecha una persona. La alabanza que hizo a David humilde sólo sacó a la superficie la escoria de Saúl y reveló su orgullo y deseo de gloria.

B.      Por La Degradación (vv. 12–16).
El versículo 5 sugiere que David era el jefe de los guardaespaldas personales de Saúl, pero ahora es degradado a ser un simple capitán de mil hombres. ¿Cambió esto a David? ¡No! Su fe estaba en el Señor, y continuó sirviendo y honrando a su rey. ¡Esto hizo a Saúl más temeroso!
El rey sabía que Dios se había apartado de él y que le había dado a David las bendiciones. Requiere fe real experimentar una degradación ante los ojos del pueblo y mantener la humildad y el servicio.

C.     Por La Decepción (vv. 17–30).
Saúl prometió una de sus hijas al que derrotara a Goliat (17:25) y ahora iba a cumplir su promesa.
Nótese: en el versículo 18 la humildad de David ante el rey. Pero, ¿guardó Saúl su palabra? ¡No! La mujer se la dio a otro hombre. Luego Saúl trató de usar a su hija Mical como herramienta para matar a David; porque el rey exigió una dote imposible, esperando que David muriera tratando de obtenerla. Pero el Señor estaba con David y finalizó con éxito la misión. Fue lamentable que se casara con Mical, porque la unión nunca fue feliz. Mientras estaba en el exilio David perdió a Mical, fue dada a otro hombre (25:44), pero la recuperó cuando empezó a reinar en Hebrón (2 Sam. 3:13– 16). La actitud de ella hacia David condujo a una completa separación más tarde (2 Sam. 6:20–23).

II.     David Confía En Los Hombres (1 Sam.19):
El plan de Saúl para matar a David ya no era ningún secreto, porque ahora se ordena a los siervos del rey que lo mataran. Pero Saúl no logró matar a David en los intentos anteriores (18:11, 25) y ahora al parecer su ira se había aplacado y David pudo regresar a la corte. Aquí vemos la fe de David vacilando, porque en lugar de confiar en Dios y buscar su voluntad, confía en seres humanos.

A.     Confía En Jonatán (vv. 1–10).
Sin duda el hijo del rey podía interceder por David. Saúl hasta juró que protegería a David, pero nunca cumplió estas promesas. Tan pronto como David ganó una gran victoria en el campo de batalla, volvió la antigua envidia de Saúl y quiso atravesarlo con la lanza de nuevo.
David cometió un error al confiar en Jonatán para que «arreglara las cosas» a su favor. El corazón de Saúl necesitaba ser cambiado antes de que se pudiera confiar en sus palabras.

B.      Confió En Mical (vv. 11–17).
Aun cuando su esposa amaba a David, nunca hubo un lazo espiritual fuerte entre los dos, como lo demuestran las posteriores acciones de ella. Le advirtió a David que Saúl estaba vigilándolo, de modo que juntos tramaron una mentira. Esto fue el principio de serios problemas para David, porque nunca es correcto hacer el mal para que venga el bien (Rom. 3:8).

¡Nótese que Mical usó una estatua para dar la impresión de que David estaba enfermo en cama! Ahora engañaba a su padre y sólo empeoraba las cosas. Léase en el Salmo 59 perspectiva adicional sobre la situación.

C.     Confió En Samuel (vv. 18–24).
Este fue tal vez el movimiento más sabio que hizo David, porque este hombre de Dios podía orar por él y aconsejarle.

Nótese: que Samuel derrotó a Saúl no con mentiras ni armas, sino con el Espíritu de Dios. Al usar armas espirituales, Samuel retrasó a Saúl y le da a David la oportunidad de escapar.

III.    David Confía En Sí Mismo (1 Sam.20–21):
Estos capítulos no reflejan ningún cuadro hermoso, porque en ellos vemos al hombre vacilando y fallando en su fe. En lugar de esperar para buscar la voluntad del Señor, David huye atemorizado y trata de «arreglar» la salida a sus problemas.

Nótese: las mentiras que dice.

A.     Le Mintió a Saúl (cap. 20).
El discurso de David a Jonatán en 20:1 sugiere egocentrismo e impaciencia. Cuánto mejor hubiera sido que estos dos amigos oraran juntos en lugar de tramar su ardid. Jonatán le mintió a su padre acerca del paradero de David (vv. 6, 28), pero tuvo que esperar algunos días para ver cómo acababa el asunto.
Entre tanto él y David hicieron un pacto de que David protegería a la familia de Jonatán cuando llegara a ser rey, promesa que David cumplió (2 Sam. 9). ¡Saúl no creyó la historia (vv. 24–33) y su reacción casi le cuesta la vida a Jonatán! Cuando Dios abandona a una persona y el diablo se hace cargo, no hay fin a la maldad que resulta. Jonatán dejó la mesa y se encontró con David a la mañana siguiente; lloraron y se despidieron.

B.      Le Mintió a Ahimelec (21:1–9).
David huyó de nuevo, esta vez a Nob donde estaba establecido el tabernáculo. David siempre tuvo un gran amor por la casa de Dios, de modo que tal vez quería visitar el tabernáculo de nuevo antes de ir a esconderse. Pero le mintió al sacerdote al decir que estaba cumpliendo una misión de Saúl (v. 2).
El sacerdote le dio a David y a sus hombres el pan sagrado para que comieran, y también la espada de Goliat para protección de David. Todo el plan parecía tener éxito, excepto que uno de los espías de Saúl, Doeg, estaba allí presenciando los hechos; y esto a la larga llevó a la traición y al derramamiento de sangre (22:9ss; véase Salm. 52 y nótese el título).

C.      Le Mintió a Aquis (21:10–15).
Las cosas iban de mal en peor, así como siempre ocurre cuando confiamos en nosotros mismos en lugar de confiar en la sabiduría de Dios. ¡David huye ahora hacia las manos del enemigo! «El temor del hombre pondrá lazo», ¡y David por poco se pone el lazo en el mismo territorio enemigo! Sin duda el rey no toleraría un héroe judío en su tierra y David tuvo que fingir estar loco antes de escapar. «Oh, qué enmarañada red tejemos, cuando antes practicamos el engaño».
Este pudiera haber sido el fin de la vida de David, pero el Señor intervino y cambió el corazón del rey para librar a David. Este entonces huyó a la cueva de Adulam y organizó su «banda de proscritos». Véanse Salmos 34 y 56.
Es asombroso cómo personas de fe pueden, gradualmente, llegar a ser temerosas e incrédulas. Si nos apresuramos, confiamos en las personas y en nuestros planes, antes de que pase mucho todo se haga pedazos y nos hallaremos fuera del lugar de la bendición y protección de Dios. Veremos en capítulos posteriores que David aprendió a esperar en el Señor y a buscar su voluntad.
La amistad entre David y Jonatán era algo raro, porque en realidad ninguno tenía nada que ganar. Jonatán perdió la corona y David podía perder su vida. Su desprendimiento y constancia a pesar de las pruebas es un hermoso ejemplo de amor cristiano.

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