ESTUDIO
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GÉNESIS
41–45: JOSÉ INTERPRETA EL SUEÑO DE FARAÓN:
Lectura bíblica: Génesis 41:1-57.
Texto Áureo: Génesis 41:25.
Objetivo: Los alumnos aprenderán, que Dios no es
deudor de nada, ya que él siempre cumple sus promesas, a sus hijos fieles.
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Esta
sección muestra cómo José de prisionero pasa al puesto de segundo al mando en
la tierra. Se le dio un nuevo nombre: «El revelador de secretos» (41:45). Nótese: los tres
secretos que José reveló.
I. El Secreto De Los Sueños De Faraón (Gn.41):
José esperaba
que el copero se acordara de él e intercediera por él (40:13–15), pero el
hombre no se acordó de José sino el día cuando Faraón quedó perturbado porque
no podía hallar el significado a sus extraños sueños. Los caminos de Dios son
incomprensibles, pero el tiempo de Dios para actuar nunca es demasiado temprano
ni demasiado tarde.
Nótese: la humildad de
José al estar ante el monarca más poderoso de la tierra: «Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón» (v. 16). Explicó el sueño:
§
Habría
siete años de abundancia seguidos de siete años de hambruna.
§
Luego
dio un consejo sabio:
Ø
Nombrar
un hombre sabio para administrar la provisión de alimentos.
Ø
Dios
dirigió a Faraón para que nombrara a José, ¡y así ahora fue exaltado al trono!
Véase también 1 Pedro 5:6.
El matrimonio de
José con una esposa gentil es un tipo del matrimonio de Cristo a la Iglesia
durante esta edad cuando sus hermanos según la carne le han rechazado:
·
«Manasés» significa «olvidar» y sugiere que la nueva
posición de José en la voluntad de Dios había hecho que olvidara las pruebas
del pasado; y
·
«Efraín» significa «doblemente fructífero», sugiriendo
que todas sus pruebas habían, al final, conducido al fruto y a la bendición.
Como el grano de
trigo, José «murió»
para no quedar solo (Jn. 12:23–26). Dios cumplió su Palabra a José y las
predicciones de José fueron realidad. La Palabra del Señor permanece cuando la
sabiduría del hombre falla (41:8).
Sin embargo,
todo esto no era sino parte de un plan mayor, un plan para preservar a Israel y
preparar el camino para el nacimiento de Cristo.
II. El Secreto De Los Corazones De Sus Hermanos
(Gn.42–44):
El plan ahora
estaba en marcha, porque Jacob oyó que había grano en Egipto y envió a sus
hijos a conseguir alimento. Considérense sus dos visitas a Egipto.
A. La Primera Visita (v. 42).
Diez de los
hijos fueron a Egipto y José los reconoció a pesar de que ellos no lo notaron.
Sin duda su apariencia había cambiado en veinte años y su idioma y vestido
egipcio los habría llevado a pensar que era nativo.
Nótese: que los diez
hombres se postraron (42:6), pero que los sueños de José predijeron que once se
inclinarían (37:9–10). Esto explica
cómo José sabía que los hombres regresarían con su hermano, Benjamín.
¿Por qué José fue tan
riguroso con sus hermanos? ¿Y por qué esperó
tanto para darse a conocer? Debido a que quería asegurarse de que
se habían arrepentido de sus pecados. Excusar a quienes no están sinceramente
arrepentidos es hacerles más pecadores (véase Lc. 17:3–4).
¿Cómo trató José a sus
hermanos?
Les habló con dureza y les acusó de espías (vv. 7–14); los encerró durante tres
días (v. 17); y luego retuvo a Simeón como rehén y le encadenó ante sus ojos
(vv. 18–24).
Para coronarlo todo les devolvió su dinero (vv. 25–28). Este riguroso
tratamiento tuvo el resultado esperado, porque los hombres confesaron:
« ¡Somos culpables!».
Véanse
los versículos 21–23.
Esta declaración
le indicó a José que sus corazones se estaban ablandando. Su informe a Jacob de
regreso a casa y el descubrimiento del dinero en sus sacos sólo complicó su
problema.
¿Qué Hacer?
Si se quedaban
en casa, serían ladrones, pero si regresaban a Egipto tenían que correr el
riesgo de llevar con ellos a Benjamín. Nos preguntamos si el versículo 36
indica que Jacob sabía lo que le habían hecho a José años antes.
B. La Segunda Visita (caps. 43–44).
Dios hizo que la
familia de Jacob sintiera de nuevo el hambre, y como el hijo pródigo de Lucas
15, estos hombres tenían que regresar o morirse de hambre. Vemos aquí otras
indicaciones de su cambio de corazón:
v
La
disposición de Judá de ser el garante, de cargar con la culpa del joven
Benjamín;
v
Su
disposición de devolver el dinero;
y
v
Su confesión de la verdad al
mayordomo de José
(43:19–22).
Sin embargo, cometieron algunos
errores también: llevar un
regalo para José y confesar sus pecados al sirviente en lugar de a José
directamente. No podemos dejar de ver en todo este episodio la manera en que
Dios trata con el pecador perdido. Dios controla las circunstancias para volver
en sí al pecador y al final de sí mismo.
Pero, triste
como suena, demasiados pecadores convictos tratan de ganarse la salvación
ofreciendo un presente, o confesando a un siervo humano, o haciendo algún gran
sacrificio (como
Judá lo hizo cuando ofreció su vida en garantía por Benjamín). La
única manera en que José podía excusar sus pecados era recibiendo una sincera
confesión y arrepentimiento.
José usó dos estratagemas para
llevarlos al lugar de la confesión: la fiesta de
alegría (43:26–34; nótese: en los
versículos 26 y 28 que los once hombres se inclinaron ante él) y el
descubrimiento de la copa en el saco de Benjamín. De nuevo en 44:14 los once
hombres se postraron ante José en verdadera contrición. «Dios ha hallado la maldad de tus siervos»,
confesaron (44:16). No podemos sino admirar el discurso de Judá en 44:18–34, no
sólo por su humildad y confesión, sino también por el amor que muestra hacia su
padre y su hermano menor.
Estaba listo
para ser el garante, para cargar con la culpa, incluso si le costaba la vida.
Qué hermosa lección espiritual tenemos aquí. Judá pensó que José en realidad
estaba muerto (44:20), y por consiguiente, que él mismo era culpable de
homicidio. ¡Lo
que no se percataba era que José estaba vivo y era su salvador! El pecador perdido está ante el tribunal de Dios y
confiesa su culpa, pensando que su confesión es ira segura.
Pero Jesucristo vive y por eso puede salvar al máximo. Cristo no
espera que seamos garantes por nuestros pecados, ni por los pecados de otro,
porque Él mismo es nuestro fiador ante Dios (Heb. 7:22). Mientras Cristo viva,
Dios jamás nos condenará. ¡Y Cristo vivirá
para siempre!
No fue su
confesión de culpa, sus sacrificios y sus regalos lo que les dio salvación a
los hermanos. Fue el perdón de gracia de José, perdón comprado por sus
sufrimientos por amor a ellos. ¡Qué cuadro de Jesucristo!
III. El Secreto Del Propósito De Dios (Gn.45):
Ahora era tiempo
para que José se diera a conocer y revelara el propósito para el cual Dios lo
envió. Hechos 7:13 aclara que fue «la segunda vez» que se dio a conocer, así como fue
la segunda vez que Israel recibió a Moisés después de rechazar su liderazgo
cuarenta años antes (Hch. 7:35). Este es el tema del discurso de Esteban que
aparece en Hechos 7: el pueblo escogido, Israel, siempre había rechazado a sus
salvadores la primera vez y recibido la segunda; harán lo mismo con Jesucristo.
Cuando José se
dio a conocer sus hermanos se llenaron de terror, porque esperaron juicio
completo de sus pecados pasados. Pero él vio su arrepentimiento; se postraron
ante él y sabía que podía perdonarlos. Explicó que habría todavía cinco años
más de hambruna, pero que él había preparado un lugar de refugio en Egipto para
ellos y sus familias. Dios le había enviado antes para salvarles la vida.
José prometió
sustentarlos (v. 11) y protegerlos. Lloró con ellos y les besó, y envió regalos
a su padre para asegurarles de las riquezas que había en Egipto. «Venid a mí»,
fue su invitación (45:18). Entonces, qué cambio ocurrió en Jacob cuando
descubrió que José vivía: un cambio
no muy diferente al de los discípulos cuando descubrieron que Jesús estaba
vivo. Antes Jacob había dicho: «Contra
mí son todas estas cosas» (42:36), pero ahora podía decir: «Todas las cosas
ayudan a bien».
CUESTIONARIO:
¿José
mando a matar a sus hermanos cuando era el segundo de Faraón? (SI ____, NO______.
Marque el verdadero, con una x)?
¿José
lloro por sus amigos, o sus hermanos?
¿José
les había mostrado el futuro pero ellos ni sus padre le creyeron por medio de
un sueño, que los diez hombres se
postraron (42:6), pero que los sueños de José predijeron que once se
inclinarían (37:9–10). Esto explica cómo José sabía que los hombres regresarían
con su hermano, Benjamín?
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