viernes, 26 de noviembre de 2021

Parte II. La Promesa Del Espíritu Santo: (Juan 14:15–31)

 Parte II.

La Promesa Del Espíritu Santo:

(Juan 14:15–31)

 

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho… La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo… Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo… Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis… No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí… Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí.

(Jn. 14:26-31)


Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:  

La expresión en aquel día (v. 20) es ambigua, pero solo dos opciones surgen: se refiere a la resurrección o a Pentecostés. El énfasis en este versículo recae sobre la triple relación mutua entre Jesús, el Padre y los discípulos.

Morris opina que Jesús se refiere a lo que pasaría en el día de la resurrección, pero no hay evidencia de que este conocimiento, o percepción espiritual, haya llegado en relación con ese evento, pero ciertamente se produjo cuando el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos reunidos.

Jesús había hablado en ocasiones anteriores de la relación mutua entre él y el Padre, relación que aquí se extiende a los discípulos (ver 15:4, 5; 17:21, 23; 1 Jn. 3:24; 4:13, 15, 16). Esta relación explica en parte la promesa de no os dejaré huérfanos”, pero también es la garantía de un ministerio fructífero (15:1–5).

 

El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. (Jn. 14:21) 

En el v. 21, Jesús repite esencialmente lo que dijo en 14:15; hay una relación estrecha e inconfundible entre el amar a Jesús y el obedecer sus mandamientos. El amor produce la motivación, y la obediencia es la evidencia que autentica lo genuino del amor. El tener sus mandamientos significa tenerlos en mente y obedecerlos como el estilo de vida.

Los tres verbos:

· Tiene,

· Guarda y

· Ama.

Ayuda Hermenéutica:

ἔχω = éjo G2192 incluido forma alternada, σχέω = sjéo, usado en ciertos tiempos solamente); verbo primario; tener, sostener (usado en muchas aplicaciones variadas, literalmente o figurativamente directo o remoto; tal como posesión; capacidad, contigüidad, relación, o condición): - estimar, conservar, guardar, necesidad, necesitar, pasar, pertenecer, poder, reinar, reprender, retener, temblor, temor, tener, (lugares) vecinos, enfermo, estar enfermo, incircunciso, incurrir, llegar, llevar, mantener, haber concebido, agonizar, contener, (tener en) cuenta, dar gracias.

 

τηρέω = teréo G5083 de τερός = terós, (vigilia; tal vez afín a G2334); guardar (de pérdida o daño, propiamente por mantener el ojo sobre; y así difiriendo de G5442, que es propiamente prevenir que escapen; y de G2892, que implica una fortaleza o líneas completas militares de aparato), i.e. notar (una profecía; figurativamente cumplir un mandato); por implicación detener (en custodia; figurativamente de mantener); por extensión retener (para fines personales; figurativamente mantener sin casar): - guarda, conservar, custodiar, reservar.

 

ἀγαπάω = agapao G25 tal vez de ἄγαν = ágan  (mucho) [o compare H5689]; amar (en sentido social o moral): - amado, amada, amar, amor. Compare G5368. (Strong).

Son participios griegos en el tiempo presente y describen acción continua. Hay poco o ningún valor en tener los mandamientos si uno no los obedece; las dos acciones son necesarias para validar el amor.

Jesús anuncia tres bendiciones para el que expresa su amor en la obediencia:

Ø Tendrá la seguridad del amor del Padre,

Ø El amor del Hijo, y

Ø La manifestación personal de Jesús en su vida.

Morris comenta que este pasaje indica que el Padre no es indiferente a la actitud de los hombres hacia su Hijo. No explica en qué manera o en qué tiempo se manifestará a los que le aman.

El verbo griego que se traduce manifestaré se usa solo aquí y el versículo siguiente en Juan (ver Mt. 27:53; Heb. 9:24); el significado del verbo, según Westcott, es de una presentación en forma clara y conspicua (ver Éx. 33:13).

 

Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. (Jn. 14:23).

 

NOTA: V. 23: Aquí el amor del Padre está condicionado a nuestra OBEDIENCIA A SU PALABRA. 

 

Lindars opina que amaré y manifestaré, en este contexto, pueden referirse a la misma experiencia. A la luz del v. 23, su manifestación aquí no se referiría a las apariciones visibles después de la resurrección, sino a su presencia en los creyentes por el Espíritu Santo.

Además de las genealogías de Jesús, aparecen seis personas con el nombre de Judas en el NT:

Ø Judas mencionado en el v. 22, hijo de Jacobo (Lc. 6:16; Hech. 1:13), también identificado con Tadeo (Mt. 10:3);

Ø Judas Iscariote;

Ø Judas, el hermano de Jacobo, José y Simón, y también hermanastro de Jesucristo (Mt. 13:55; Mr. 6:3);

Ø Judas, cuyo sobrenombre era Barsabás (Hech. 15:22, 27, 32);

Ø Judas de Galilea (Hech. 5:37); y

Ø Judas de Damasco (Hech. 9:11).

Ayuda Hermenéutica:

Ἰουδάς = Ioudás G2455 de origen hebreo [H3063]; Judas, nombre de diez israelitas; también posteridad de uno de ellos y su región: - Judá, Judas. (Strong).

Es la única ocasión cuando este Judas se haya destacado. Él no expresa duda de la promesa de Jesús de manifestarse, pero no entiende cómo o por qué se hará con ellos y no con el mundo. La traducción literal de la pregunta sería: “¿Qué ha llegado a suceder que…?”. Parece que Judas había entendido que Jesús se manifestaría públicamente (ver v. 19) y ahora, al enterarse que no, considera la declaración de Jesús como un cambio de planes. Probablemente Judas, como los demás discípulos, todavía estaba esperando el restablecimiento del trono de David en Jerusalén.

Lindars observa que, si Jesús hubiera tenido en mente la Segunda Venida, al hablar de su manifestación, hubiese sido para todo el mundo (ver Mt. 24:27). Por lo tanto, al limitar la manifestación a los discípulos, se referiría a otra cosa. Jesús contesta esta inquietud en el versículo siguiente.

 

Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. (Jn. 14:23) 

La frase condicional Si alguno me ama (v. 23) emplea la partícula griega que anticipa un futuro más probable. Es decir, Jesús confiaba que algunos lo amarían. En vez de referirse a mis mandamientos como antes (ver 15, 21), aquí es mi palabra. Vincent opina que mi palabra se refiere al mensaje total del evangelio, como distinto a los mandamientos que son parte del evangelio.

Si me amáis, guardad mis mandamientos”. (Jn. 14:15).

 

El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él”.  (Jn. 14:21).

 

Ayuda Hermenéutica:

ἐντολή = entolé G1785 de G1781; mandamiento, orden, i.e. prescripción autoritativa: - mandamiento, mandar, orden, ordenamiento.    

 

NOTA: V. 23: vendremos a él, y haremos con él morada—¡Declaración asombrosa! En la venida del Padre se refiere a la revelación de él como un Padre al alma, lo que no sucede, mientras no entre el Espíritu al corazón, y le enseñe a decir: Abba Padre”. ¡Lamoradaquiere decir una permanencia eterna! (Véanse Lv. 26:11-12; Ez. 37:26-27; 2 Cor. 6:16, y contrástese con Jr. 14:8).

Respondiendo a la pregunta de Judas, Jesús establece otra vez la condición del discipulado verdadero (ver 8:51; 17:6): “el amor que se valida en la obediencia(ver vv. 15, 21). Luego explica cómo él se manifestará a los discípulos, pero no al mundo. Jesús promete tres bendiciones concretas para el discípulo verdadero:

·      Amor personal del Padre (v. 21);

·      La llegada a él por el Padre y el Hijo; y

·      El establecimiento de su vivienda en la vida del discípulo.

El concepto de Dios morando entre su pueblo escogido era muy común en el AT., (ver Éx. 25:8; 29:45; Zc. 2:10), pero en el NT., por primera vez vemos el concepto del Padre y el Hijo morando en el corazón de sus fieles. El término morada (ver v. 2) se deriva del verbo griego que se traduce permanecer”. La presencia, o morada, permanente con los discípulos es el énfasis del versículo (ver vv. 18 ss.). Esta descripción de una manifestación interna y espiritual de Jesús y el Padre indica que no tiene en mente ni las apariencias visibles después de la resurrección ni tampoco la Segunda Venida.

Habiendo dicho tres veces en forma positiva que el que le ama guardará sus mandamientos, ahora (v. 24) recalca este principio al expresarlo en forma negativa. En vez de referirse a mis mandamientos” (ver 15, 21), aquí se refiere a mis palabras y a la palabra.

Brown, Morris y otros opinan que no hay una diferencia sustancial entre los tres términos. Jesús vuelve a enfatizar la armonía y unidad entre él y el Padre a tal punto que lo que uno hace el otro lo hace igualmente (ver v. 10; 7:16).

II.    La Venida Del Espíritu Santo. Juan 14:25–31:

Los versículos finales del capítulo (vv. 25–31) sirven como un resumen de los temas presentados hasta ahora, con un énfasis especial en la venida del Espíritu Santo. La introducción Estas cosas os he hablado… es como una fórmula que marca el comienzo de un nuevo énfasis (ver 15:11; 16:1, 25, 33), empleada sólo en el discurso de despedida y llevando a algunos comentaristas a hacer una división aquí en su bosquejo.

Plummer observa un contraste entre Estas cosas, las cuales Jesús les compartía ahora, con todas las cosas” (v. 26) que el Espíritu Santo les enseñaría luego de Pentecostés. El verbo en el tiempo perfecto he hablado apunta al valor permanente de las cosas que había dicho.

La frase mientras todavía estoy con vosotros es literalmente con vosotros permaneciendo, implicando un tiempo limitado y, por lo tanto, comunica cierto sentido de urgencia. La RVA clasifica permaneciendo como un participio temporal con el sentido de mientras aún permanezco…”. Jesús estaba plenamente consciente de que el fin de su vida terrenal se acercaba rápidamente.

 

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. (Jn. 14:26).


Nótese: en el v. 26, la conjunción adversativa Pero que establece un marcado contraste entre la situación antes de Pentecostés y después. Jesús había prometido a sus discípulos que enviaría al Paracleto (v. 16), pero ahora presenta lo que se considera la descripción más comprensiva en este Evangelio de la persona del Espíritu Santo (ver el comentario sobre el v. 16 para el significado de Consolador).

Antes fue llamado el Espíritu de verdad”, pero aquí se llama el Espíritu Santo. Es la única ocasión en Juan donde el nombre se emplea en esta forma (ver 1:33 y 20:22). El adjetivo Santo está en la posición atributiva, dando énfasis al carácter del Espíritu. Este aspecto de su carácter, indicando su naturaleza divina e igualdad con el Padre y el Hijo, se destaca más que el de su poder dinámico.

La frase que el Padre enviará en mi nombre indica la procedencia del Espíritu. Pero en 15:26 Jesús aclara respecto al Espíritu que yo os enviaré de parte del Padre. La expresión en mi nombre quizás se refiere al hecho de que Jesús se lo pedirá del Padre (v. 16), o que es enviado como su representante personal.

Los historiadores nos recuerdan que una de las diferencias entre la Iglesia Oriental y la Occidental, cuando hubo una división en el cristianismo a partir del siglo IV, tenía que ver con la procedencia del Espíritu Santo. Juan dice que tanto Jesús (15:26; 16:7) como el Padre (14:16, 26) enviarían el Espíritu Santo.

Ø La Iglesia Occidental afirmaba que el Espíritu fue dado por Jesús y por el Padre simultáneamente, doctrina que se llama Doble Procedimiento”, o Filioque”, término que significa y el Hijo”, o sea del Padre y del Hijo”.

Ø En contra, la Iglesia Oriental sostenía que fue dado únicamente por el Padre dado que no podía haber habido más que una fuente.


NOTA: Filioque (en latín), que se traduce como «y del Hijo», es una cláusula insertada por la teología cristiana en la versión latina del símbolo niceno-constantinopolitano del Concilio de Constantinopla I del año 381. No está presente en el texto original griego, en el que simplemente se lee que el Espíritu Santo procede «del Padre».

 

Καὶ εἰς τὸ Πνεῦμα τὸ Ἅγιον, τὸ κύριον, τὸ ζωοποιόν, τὸ ἐκ τοῦ Πατρὸς ἐκπορευόμενον

Y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre.

 

Et in Spiritum Sanctum, Dominum et vivificantem, qui ex Patre Filioque procedit

Y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo.​ (Fuente: Wikipedia).

 

A continuación, Jesús explica cuál sería el ministerio básico del Espíritu:

·      él os enseñará todas las cosas y os hará recordar todo lo que yo os he dicho.

Jesús había sido el Maestro para los discípulos durante tres años y estaba a punto de dejarlos, pero proveería otro Maestro quien supliría cabalmente su ausencia. Su currículo abarcaría todas las cosas, eso es, todo lo que ellos necesitarían saber para realizar su ministerio de extender el reino de Dios.

Incluiría también la función de recordar y aclarar lo que Jesús les había enseñado durante su estadía con ellos. Ellos seguían con muchas dudas, incertidumbres y perplejidades referentes a lo que habían escuchado, pero el Espíritu les guiaría a toda la verdad. Esta función sería vital, no sólo en la enseñanza y predicación del evangelio a sus contemporáneos, sino en la producción del NT. Esa función sigue siendo vital para todo creyente y toda iglesia que representa fielmente a Cristo.

Los israelitas usaban la expresión paz (eirene G1515) como un saludo de bienvenida y de despedida, indicando el deseo por la buena salud y prosperidad material.

Ayuda Hermenéutica:

εἰρήνη = eirene G1515 probablemente de un verbo primario εἴρω = eiro  (unir); paz (literalmente o figurativamente); por implicación prosperidad:- paz. (Strong).

Lindars comenta que este término en efecto imparte una bendición que incluye cierto poder (ver Mt. 10:13). Lo que Jesús dejaba, como donación o legado, no era riqueza material, ni posesiones de valor, sino una quietud espiritual del alma por medio del Espíritu Santo (ver Col. 3:15). No se refiere a una ausencia de conflicto, o de amenaza física, sino a una condición espiritual del corazón.

 

Nótese: el énfasis de una traducción literal en la segunda cláusula del v. 27: “paz la mía doy a vosotros”.

 

Nótese: también el contraste entre el mundoda y yodoy, ambos dan paz, pero la diferencia es abismal.

Cuando el mundo emplea el saludo paz, no es más que un deseo expresado, muchas veces como si fuera nada más que un rutinario adiós”. Pero Cristo no sólo desea, sino efectúa, la paz para los que creen en él.

Plummer acota que Jesús da lo que es suyo propio, lo que podría haber retenido, lo que le costó una vida de sufrimiento y una muerte cruel, lo que está abierto a amigos y a enemigos igualmente. Basado en esta afirmación, Jesús manda dos cosas, ambas prohibiciones. Ambos verbos son imperativos en el tiempo presente dirigidos al corazón.

Lit. él dice: “no siga turbándose el corazón, ni siga teniendo miedo (ver 14:1). El verbo traducido ni tenga miedo se encuentra solo aquí en el NT., y tiene la idea del temor de un cobarde. Un derivado de este verbo describe el temor de los discípulos en la tormenta (Mt. 8:26). A pesar de todo lo que Jesús les había dicho para calmar sus temores, leía en sus rostros la gran preocupación por su inminente partida.

 

Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo”. (Jn. 14:28).

 

 Ayuda Hermenéutica:

ὅτι = jóti G3754 neutro de G3748 como conjugación; demostr. que (a veces redundante); causativo porque: - porque, pues, dado que, ya que. (Strong).

En el v. 28, Jesús repite el anuncio de su partida y la promesa de un regreso (ver 13:1; 14:3, 12; 16:10, 16, 17, 28), y en efecto les reprende por su egoísmo, por pensar sólo en lo que a ellos les parecía una pérdida total. La expresión Si me amarais… es una frase condicional de la segunda clase, la irreal.

Si en general le amaban, no le amaban en este sentido, en que no estaban gozándose por su regreso al Padre el cual sería para la glorificación de él, pero también para la rica bendición de los discípulos.

La frase porque el Padre es mayor que yo tenía el propósito de dar mayor seguridad a los discípulos. El adjetivo mayor, o más grande que”, es comparativo y se deriva de megas G3173, traducido grande”. Grandes controversias del siglo IV y en adelante se basaban en este texto. Por ejemplo, los arrianos del siglo IV se apoyaban en este texto para afirmar la inferioridad del Hijo ante el Padre, llegando a sostener que el Hijo fue creado por el Padre y por lo tanto no era divino.

Una expresión favorita de los arrianos, al referirse al Hijo de Dios, era que hubo tiempo cuando no era y hablaban de un tercer algo (lat. Tertium quid), es decir, no era totalmente humano ni totalmente divino.

Beasley-Murray hace un resumen de los dos enfoques para interpretar esta expresión, tomando en cuenta las afirmaciones de Jesús de su unidad e igualdad con el Padre (ver 1:1–18; 10:30; 20:28). Una línea de interpretación lo explica en términos de la humillación del Hijo en su estado encarnado, con las limitaciones que él voluntariamente asumió, su obediencia al Padre (ver 4:34; 8:29) y su dependencia del Padre en todo aspecto de su ministerio (ver 5:19; 12:48, 49).

 La otra línea apunta a las relaciones dentro de la Trinidad:

Ø El Padre es Dios enviando y mandando,

Ø El Hijo es Dios enviado y obediente.

Se argumenta que el que envía es mayor que el enviado.

Jesús tomó sumo cuidado de preparar a sus discípulos para los trágicos eventos que tendrían lugar al día siguiente. No quería que llegaran a ese momento desprevenidos. Al comprobar la realización de los eventos en exactamente la manera en que Jesús les había advertido, inclusive la entrega por Judas y la negación por Pedro, los discípulos reconocerían que él era quien pretendía ser, el Hijo de Dios.

El verbo creáis (v. 29) no significa que no habían creído hasta ese momento, sino que su confianza en él sería fortalecida y ahondada (ver 13:19). Tampoco el verbo tiene un objeto directo expresado, es decir, no se expresa a quién han de creer. Sin embargo, es obvio y el contexto determina que Jesús se refiere a sí mismo.

 

No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí. (Jn. 14:30)

 

NOTA: VV. 30, 31: A pesar de que Satanás, el príncipe de este mundo, no pudo vencer a Jesús (Mateo 4), muchas veces tuvo la arrogancia de intentarlo. El poder de Satanás solo existe porque Dios le permite actuar. Pero como Jesús está libre de pecado, Satanás no tiene autoridad sobre El. Si obedecemos a Jesús y nos alineamos bien con los propósitos de Dios, Satanás no puede ejercer autoridad sobre nosotros. 

En el v. 30 se ve que Jesús es consciente de que el fin se acerca rápidamente (ver 13:19). Al recordar a sus discípulos de este hecho, lograría la concentración de su atención en sus palabras finales. Dado que este no es realmente el fin de su discurso, algunos críticos opinan que el orden de los capítulos no es el original.

Inclusive, algunos procuran reordenarlos para que se ajusten a su criterio literario. Pero resulta que sus arreglos crean más problemas que los que resuelven.

Morris, Wright y otros piensan que es completamente ridículo que, a 2,000 años de distancia, algunos piensen que los escritos del primer siglo tienen que ajustarse a los criterios literarios actuales.

Jesús entiende bien que, detrás de la traición de Judas y la maquinación de los líderes religiosos para matarlo estaba Satanás, descrito aquí como el príncipe de este mundo. Veía en todos los arreglos para su muerte el acercamiento de él. Lo había enfrentado en muchas ocasiones y siempre salía victorioso. Él afirma su perfección moral y espiritual, al decir viene el príncipe de este mundo y él no tiene nada en mí (ver 8:23). Él lo había resistido firmemente en el comienzo de su ministerio terrenal (ver Mat. 4:1–11; 16:23) y desafió a sus enemigos a señalar siquiera una sola falta en su vida (ver 8:46).

Ahora, Jesús está dispuesto a ceder voluntariamente a los planes de Satanás, sabiendo que el Padre sacaría victoria de una aparente derrota, proveyendo por este medio la salvación para la humanidad. Jesús llama a Satanás el príncipe de este mundo (ver 12:31; 14:30; 16:11) pero Pablo se refiere a él como el príncipe de la potestad del aire (Ef. 2:2), precisamente porque es él quien está controlando la vida de la mayoría de la humanidad hasta ahora. Aun el poder para reinar como príncipe es concedido, controlado y limitado por Dios. Su reinado tendrá un fin absoluto en la Segunda Venida de Cristo.

Ayuda Hermenéutica:

ἄρχων = árjon G758 presente participio de G757; primero (en rango o poder): - principal, príncipe, soberano, gobernante, hombre principal, magistrado, autoridad. (Strong).

Jesús había enseñado a sus discípulos que la prueba final del amor verdadero es la obediencia del que manda (ver vv. 15, 21 y 23). Ahora, en el v. 31, demuestra ese principio en su relación con el Padre al obedecerle hasta la muerte y en la muerte. Afirmó su rostro (ver Luc. 9:51) hacia la cruz en la prueba de su amor al Padre y al mundo.

Mateos-Barreto comentan: “La muerte de Jesús debe convencer a todos de la autenticidad de su mensaje, de su fidelidad al que lo envió. Va a cumplir exactamente su encargo, liberando al hombre y comunicándole vida. Su fidelidad al Padre, no cediendo ni transigiendo en nada con el mundo, será la prueba de su amor.

El último mandato del capítulo, Levantaos. ¡Vamos de aquí!, parece indicar que en ese momento todos salieron del aposento alto y se fueron hacia el huerto de Getsemaní. Sin embargo, hay tres posibles opciones en cuanto al lugar donde fueron pronunciados los discursos registrados en los tres capítulos siguientes (15, 16 y 17):

·   Según Plummer y otros, el escenario fue el aposento alto, demorando sus salidas hasta fines del cap. 17.

·  Westcott y otros sugieren que Jesús habría pronunciado estos discursos en la cercanía del templo.

·     Campbell Morgan y otros ubican el escenario cerca del arroyo Quedrón, poco antes de llegar a Getsemaní (ver 18:1).

Reconocemos que no hay suficientes elementos de juicio en el texto que nos permitan determinar el asunto con seguridad. Cada una de las tres opiniones tiene algún mérito y es apoyada por diferentes eruditos bíblicos.

Concluyó:

El Espíritu les proveería [los discípulos] ayuda interior de parte de Dios, que los capacitaría para manejar lo que no pudieron hacer solos, al compartir el evangelio. Y en los momentos de lucha, les recordaría todo lo que Jesús había dicho; que no temieran, que se amaran unos a otros, que ÉL es la Resurrección y la Vida.

¿Estás [usted o yo] enfrentando situaciones que te superan? Puedes depender de la ayuda constante del Espíritu, y en esa obra, Dios será glorificado.


Cuando Se Trata De Una Cuestión Del Espíritu Todopoderoso De Dios, Nunca Digas: “No Puedo”:

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Nota y Bibliografía:

-  Biblia de Estudio RYRIE.

-  e-Sword-the. LEDD. Mundo Hispano.

-  Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 24//11//2021. MISIÓN BAUTISTA: “Emanuel. Ciudadela de Noé.  Los Cardos Mz.E - Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II.  Cel. 942-562691-Tumbes.


        charlyibsh@hotmail.com

               Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.

      


 

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