Parte II.
La Promesa Del Espíritu Santo:
(Juan 14:15–31)
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho… La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo… Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo… Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis… No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí… Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí”.
(Jn. 14:26-31)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
La expresión en aquel
día (v. 20) es ambigua, pero
solo dos opciones surgen: se refiere a la resurrección o a Pentecostés. El
énfasis en este versículo recae sobre la triple relación mutua entre Jesús, el
Padre y los discípulos.
Morris opina que Jesús se refiere a lo que
pasaría en el día de la resurrección, pero no hay evidencia de que este
conocimiento, o percepción espiritual, haya llegado en relación con ese evento,
pero ciertamente se produjo cuando el Espíritu Santo descendió
sobre los discípulos reunidos.
Jesús había hablado en ocasiones
anteriores de la relación mutua entre él y el Padre, relación que aquí se
extiende a los discípulos (ver 15:4, 5; 17:21, 23; 1 Jn. 3:24; 4:13, 15, 16).
Esta relación explica en parte la promesa de “no os dejaré huérfanos”, pero
también es la garantía de un ministerio fructífero (15:1–5).
“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él”. (Jn. 14:21)
En el v.
21, Jesús repite esencialmente lo que dijo en 14:15; hay una relación estrecha e inconfundible entre el amar a Jesús y el obedecer sus mandamientos. El amor produce la
motivación, y la obediencia es la evidencia que autentica lo genuino del amor.
El tener sus
mandamientos significa tenerlos en
mente y obedecerlos como el estilo de vida.
Los tres verbos:
· Tiene,
· Guarda y
· Ama.
ἔχω = éjo G2192 incluido forma alternada, σχέω = sjéo, usado en ciertos tiempos solamente); verbo primario;
tener, sostener (usado en muchas aplicaciones variadas, literalmente o
figurativamente directo o remoto; tal como posesión; capacidad, contigüidad,
relación, o condición): - estimar, conservar, guardar, necesidad,
necesitar, pasar, pertenecer, poder, reinar, reprender, retener, temblor,
temor, tener, (lugares) vecinos, enfermo, estar enfermo,
incircunciso, incurrir, llegar, llevar, mantener, haber concebido, agonizar,
contener, (tener
en) cuenta, dar gracias.
τηρέω = teréo G5083 de τερός
= terós, (vigilia; tal vez
afín a G2334); guardar (de pérdida o daño, propiamente por mantener
el ojo sobre; y así difiriendo de G5442, que es propiamente prevenir
que escapen; y de G2892, que implica una fortaleza o líneas
completas militares de aparato), i.e. notar (una profecía; figurativamente
cumplir un mandato); por implicación detener (en custodia; figurativamente de
mantener); por extensión retener (para fines personales; figurativamente
mantener sin casar): - guarda, conservar, custodiar, reservar.
ἀγαπάω = agapao G25 tal vez de ἄγαν = ágan (mucho) [o
compare H5689]; amar (en sentido social o moral): - amado,
amada, amar, amor. Compare G5368. (Strong).
Son participios griegos en el tiempo presente y describen acción continua. Hay poco o ningún valor en tener los mandamientos si uno no los obedece; las dos acciones son necesarias para validar el amor.
Jesús anuncia tres bendiciones para el que expresa su amor en la
obediencia:
Ø Tendrá la seguridad del amor del Padre,
Ø El amor del Hijo, y
Ø La manifestación personal de Jesús en su vida.
Morris comenta que este pasaje indica que
el Padre no es indiferente a la actitud de los hombres hacia su Hijo. No
explica en qué manera o en qué tiempo se manifestará a los que le aman.
El verbo griego que se traduce manifestaré se usa solo aquí y el versículo
siguiente en Juan (ver Mt. 27:53; Heb. 9:24); el significado del verbo, según
Westcott, es de “una presentación en forma clara y conspicua”
(ver Éx. 33:13).
“Respondió Jesús y le dijo:
El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con
él”.
(Jn. 14:23).
NOTA:
V. 23: Aquí
el amor del Padre está condicionado a nuestra OBEDIENCIA A SU
PALABRA.
Lindars opina que amaré y manifestaré, en este contexto, pueden referirse a la misma experiencia. A la luz del v. 23, su manifestación aquí no se referiría a las apariciones visibles después de la resurrección, sino a su presencia en los creyentes por el Espíritu Santo.
Además de las genealogías de Jesús, aparecen seis personas con
el nombre de Judas en el NT:
Ø Judas mencionado en el v. 22, hijo de Jacobo (Lc. 6:16; Hech. 1:13), también identificado con Tadeo (Mt.
10:3);
Ø Judas Iscariote;
Ø Judas, el hermano de Jacobo, José y Simón, y también hermanastro de
Jesucristo (Mt. 13:55; Mr.
6:3);
Ø Judas, cuyo sobrenombre era Barsabás (Hech. 15:22, 27, 32);
Ø Judas de Galilea (Hech. 5:37); y
Ø Judas de Damasco (Hech. 9:11).
Ἰουδάς = Ioudás G2455 de origen hebreo [H3063]; Judas, nombre de diez israelitas; también posteridad de uno de ellos y su región: - Judá, Judas. (Strong).
Es la única ocasión cuando este Judas se haya destacado. Él no expresa
duda de la promesa de Jesús de manifestarse, pero no entiende cómo o por qué se
hará con ellos y no con el mundo. La traducción literal de la pregunta sería:
“¿Qué ha llegado a suceder que…?”. Parece
que Judas había entendido que Jesús se manifestaría públicamente (ver v. 19) y
ahora, al enterarse que no, considera la declaración de Jesús como un cambio de
planes. Probablemente Judas, como los demás discípulos, todavía estaba
esperando el restablecimiento del trono de David en Jerusalén.
Lindars observa que, si Jesús hubiera
tenido en mente la Segunda Venida, al hablar de su manifestación,
hubiese sido para todo el mundo (ver Mt. 24:27). Por lo tanto, al limitar la
manifestación a los discípulos, se referiría a otra cosa. Jesús contesta esta
inquietud en el versículo siguiente.
“Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. (Jn. 14:23)
La frase condicional Si alguno me ama (v. 23) emplea la partícula griega que anticipa un futuro más probable. Es decir, Jesús confiaba que algunos lo amarían. En vez de referirse a “mis mandamientos” como antes (ver 15, 21), aquí es mi palabra. Vincent opina que mi palabra se refiere al mensaje total del evangelio, como distinto a los mandamientos que son parte del evangelio.
“Si me amáis, guardad mis mandamientos”. (Jn. 14:15).
“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será
amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él”. (Jn. 14:21).
Ayuda Hermenéutica:
ἐντολή = entolé G1785 de G1781; mandamiento,
orden, i.e. prescripción autoritativa: -
mandamiento, mandar, orden, ordenamiento.
NOTA: V. 23: vendremos a él, y haremos con él morada—¡Declaración asombrosa! En la “venida” del Padre “se refiere a la revelación de él como un Padre al alma, lo que no sucede, mientras no entre el Espíritu al corazón, y le enseñe a decir: Abba Padre”. ¡La “morada” quiere decir una permanencia eterna! (Véanse Lv. 26:11-12; Ez. 37:26-27; 2 Cor. 6:16, y contrástese con Jr. 14:8).
Respondiendo a la pregunta de Judas, Jesús
establece otra vez la condición del discipulado verdadero (ver 8:51; 17:6): “el amor que se
valida en la obediencia” (ver vv. 15, 21). Luego explica cómo él se
manifestará a los discípulos, pero no al mundo. Jesús promete tres bendiciones concretas
para el discípulo verdadero:
· Amor personal del Padre (v. 21);
· La llegada a él por el Padre y el Hijo; y
· El establecimiento de su vivienda en la vida del discípulo.
El concepto de Dios morando entre su pueblo escogido era muy común en el AT., (ver Éx. 25:8; 29:45; Zc. 2:10), pero en el NT., por primera vez vemos el concepto del Padre y el Hijo morando en el corazón de sus fieles. El término morada (ver v. 2) se deriva del verbo griego que se traduce “permanecer”. La presencia, o morada, permanente con los discípulos es el énfasis del versículo (ver vv. 18 ss.). Esta descripción de una manifestación interna y espiritual de Jesús y el Padre indica que no tiene en mente ni las apariencias visibles después de la resurrección ni tampoco la Segunda Venida.
Habiendo dicho tres veces en forma
positiva que el que le ama guardará
sus mandamientos, ahora (v.
24) recalca este principio al expresarlo en forma negativa. En vez de
referirse a “mis
mandamientos” (ver 15, 21), aquí se refiere a mis palabras y a la palabra.
Brown, Morris y otros opinan que no hay una diferencia sustancial entre los tres términos. Jesús vuelve a enfatizar la armonía y unidad entre él y el Padre a tal punto que lo que uno hace el otro lo hace igualmente (ver v. 10; 7:16).
II. La
Venida Del Espíritu Santo. Juan 14:25–31:
Los versículos finales del capítulo (vv. 25–31) sirven como un resumen de
los temas presentados hasta ahora, con un énfasis especial en la venida del
Espíritu Santo. La introducción Estas cosas os he hablado…
es como una fórmula que marca el comienzo de un nuevo énfasis (ver
15:11; 16:1, 25, 33), empleada sólo en el discurso de despedida y llevando a
algunos comentaristas a hacer una división aquí en su bosquejo.
Plummer observa un contraste entre Estas
cosas, las cuales Jesús les compartía ahora, con “todas las cosas” (v. 26) que el Espíritu Santo les enseñaría luego de Pentecostés. El verbo en
el tiempo perfecto he hablado apunta al valor permanente de las cosas que había
dicho.
La frase mientras
todavía estoy con vosotros es
literalmente “con
vosotros permaneciendo”, implicando un tiempo limitado y, por lo
tanto, comunica cierto sentido de urgencia. La RVA clasifica “permaneciendo”
como un participio temporal con el sentido de “mientras aún permanezco…”. Jesús
estaba plenamente consciente de que el fin de su vida terrenal se acercaba
rápidamente.
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. (Jn. 14:26).
Nótese: en el v. 26, la conjunción
adversativa Pero que establece un marcado contraste entre la situación antes de
Pentecostés y después. Jesús había prometido a sus discípulos que enviaría al Paracleto (v. 16), pero ahora presenta lo
que se considera la descripción más comprensiva en este Evangelio de la persona
del Espíritu
Santo (ver
el comentario sobre el v. 16 para el significado de Consolador).
Antes fue llamado “el Espíritu de
verdad”, pero aquí se llama el Espíritu Santo. Es la única ocasión
en Juan donde el nombre se emplea en esta forma (ver 1:33 y 20:22). El adjetivo
Santo está en la posición atributiva, dando énfasis al carácter del Espíritu.
Este aspecto de su carácter, indicando su naturaleza divina e igualdad con el Padre
y el Hijo,
se destaca más que el de su poder dinámico.
La frase que el Padre enviará en mi nombre indica la procedencia del Espíritu. Pero en 15:26 Jesús aclara respecto al Espíritu “que yo os enviaré de parte del Padre”. La expresión en mi nombre quizás se refiere al hecho de que Jesús se lo pedirá del Padre (v. 16), o que es enviado como su representante personal.
Los historiadores nos recuerdan que una de
las diferencias entre la Iglesia Oriental y la Occidental, cuando hubo una
división en el cristianismo a partir del siglo IV, tenía que ver con la
procedencia del Espíritu
Santo. Juan dice que tanto Jesús (15:26; 16:7) como el Padre (14:16,
26) enviarían el Espíritu Santo.
Ø La Iglesia Occidental afirmaba
que el Espíritu
fue dado por Jesús y por el Padre
simultáneamente, doctrina que se llama “Doble Procedimiento”, o “Filioque”,
término que significa “y el Hijo”, o sea “del Padre y del Hijo”.
Ø En contra, la Iglesia Oriental sostenía que fue dado únicamente por el Padre dado que no podía haber habido más que una fuente.
NOTA: Filioque (en latín), que se traduce
como «y del Hijo»,
es una cláusula insertada por la teología cristiana en la versión latina del
símbolo niceno-constantinopolitano del Concilio de Constantinopla I del año
381. No está presente en el texto original griego, en el que simplemente se lee
que el Espíritu
Santo procede «del Padre».
Καὶ εἰς τὸ Πνεῦμα τὸ Ἅγιον, τὸ κύριον, τὸ
ζωοποιόν, τὸ ἐκ τοῦ Πατρὸς ἐκπορευόμενον
Y en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre.
Et in Spiritum Sanctum, Dominum et vivificantem,
qui ex Patre Filioque procedit
Y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del
Hijo.
(Fuente: Wikipedia).
A continuación, Jesús explica cuál sería el ministerio básico
del Espíritu:
· él os enseñará todas las cosas y os hará
recordar todo lo que yo os he dicho.
Jesús había sido “el Maestro” para los discípulos
durante tres años y estaba a punto de dejarlos, pero proveería “otro Maestro”
quien supliría cabalmente su ausencia. Su currículo abarcaría todas las cosas,
eso es, todo lo que ellos necesitarían saber para realizar su ministerio de
extender el reino de Dios.
Incluiría también la función de recordar y aclarar lo que Jesús les había enseñado durante su estadía con ellos. Ellos seguían con muchas dudas, incertidumbres y perplejidades referentes a lo que habían escuchado, pero el Espíritu les guiaría a toda la verdad. Esta función sería vital, no sólo en la enseñanza y predicación del evangelio a sus contemporáneos, sino en la producción del NT. Esa función sigue siendo vital para todo creyente y toda iglesia que representa fielmente a Cristo.
Los israelitas usaban la expresión paz (eirene G1515) como un saludo de bienvenida y de despedida, indicando el deseo por la buena salud y prosperidad material.
Ayuda Hermenéutica:
εἰρήνη = eirene G1515 probablemente de un verbo primario εἴρω = eiro (unir); paz (literalmente o figurativamente); por implicación prosperidad:- paz. (Strong).
Lindars comenta que este término en efecto
imparte una bendición que incluye cierto poder (ver Mt. 10:13). Lo que Jesús
dejaba, como donación o legado, no era riqueza material, ni posesiones de
valor, sino una quietud espiritual del alma por medio del Espíritu Santo (ver
Col. 3:15). No se refiere a una ausencia de conflicto, o de amenaza física,
sino a una condición espiritual del corazón.
Nótese: el énfasis de una
traducción literal en la segunda cláusula del v. 27: “paz la mía doy a vosotros”.
Nótese: también el contraste entre el mundo… da y yo… doy,
ambos dan paz,
pero la diferencia es abismal.
Cuando el mundo emplea el saludo “paz”,
no es más que un deseo expresado, muchas veces como si fuera nada más que un
rutinario “adiós”.
Pero Cristo no sólo desea, sino efectúa, la paz para los que creen en él.
Plummer acota que “Jesús
da lo que es suyo propio, lo que podría haber retenido, lo que le costó una
vida de sufrimiento y una muerte cruel, lo que está abierto a amigos y a
enemigos igualmente”. Basado en esta afirmación, Jesús manda dos
cosas, ambas prohibiciones. Ambos verbos son imperativos en el tiempo presente
dirigidos al corazón.
Lit. él dice: “no siga turbándose el corazón, ni siga
teniendo miedo” (ver 14:1). El verbo traducido ni tenga miedo se
encuentra solo aquí en el NT., y tiene la idea del temor de un cobarde. Un
derivado de este verbo describe el temor de los discípulos en la tormenta (Mt.
8:26). A pesar de todo lo que Jesús les había dicho para calmar sus temores,
leía en sus rostros la gran preocupación por su inminente partida.
“Habéis oído que yo os he
dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais,
os habríais regocijado, porque he dicho que
voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo”. (Jn. 14:28).
Ayuda
Hermenéutica:
ὅτι = jóti G3754 neutro de G3748 como conjugación; demostr. que (a veces redundante); causativo porque: - porque, pues, dado que, ya que. (Strong).
En el v.
28, Jesús repite el anuncio de su partida y la promesa de un regreso (ver
13:1; 14:3, 12; 16:10, 16, 17, 28), y en efecto les reprende por su egoísmo,
por pensar sólo en lo que a ellos les parecía una pérdida total. La expresión Si me amarais… es una frase condicional de la segunda clase, la
irreal.
Si en general le amaban, no le amaban en este sentido, en que no estaban gozándose por su regreso al Padre el cual sería para la glorificación de él, pero también para la rica bendición de los discípulos.
La frase porque
el Padre es mayor que yo tenía el propósito de dar mayor seguridad a los
discípulos. El adjetivo mayor, o “más grande que”, es comparativo y se deriva de megas G3173, traducido “grande”.
Grandes controversias del siglo IV y en adelante se basaban en este texto. Por
ejemplo, los arrianos del siglo IV se apoyaban en este texto para afirmar la
inferioridad del Hijo ante el Padre, llegando a sostener que el Hijo fue creado
por el Padre y por lo tanto no era divino.
Una expresión favorita de los arrianos, al
referirse al Hijo de Dios, era que “hubo tiempo cuando no era” y hablaban de un “tercer algo”
(lat. Tertium quid), es decir, no era totalmente humano ni totalmente divino.
Beasley-Murray hace un resumen de los dos
enfoques para interpretar esta expresión, tomando en cuenta las afirmaciones de
Jesús de su unidad e igualdad con el Padre (ver 1:1–18; 10:30; 20:28). Una
línea de interpretación lo explica en términos de la humillación del Hijo en su
estado encarnado, con las limitaciones que él voluntariamente asumió, su
obediencia al Padre (ver 4:34; 8:29) y su dependencia del Padre en todo aspecto
de su ministerio (ver 5:19; 12:48, 49).
La otra
línea apunta a las relaciones dentro de la Trinidad:
Ø El Padre es Dios enviando y mandando,
Ø El Hijo es Dios enviado y obediente.
Se argumenta que el que envía es mayor que el enviado.
Jesús tomó sumo cuidado de preparar a sus
discípulos para los trágicos eventos que tendrían lugar al día siguiente. No
quería que llegaran a ese momento desprevenidos. Al comprobar la realización de
los eventos en exactamente la manera en que Jesús les había advertido,
inclusive la entrega por Judas y la negación por Pedro, los discípulos
reconocerían que él era quien pretendía ser, el Hijo de Dios.
El verbo creáis (v. 29) no significa que no habían
creído hasta ese momento, sino que su confianza en él
sería fortalecida
y ahondada (ver 13:19).
Tampoco el verbo tiene un objeto directo expresado, es decir, no se expresa a
quién han de creer. Sin embargo, es obvio y
el contexto determina que Jesús se refiere a sí mismo.
“No hablaré ya mucho con
vosotros; porque viene el príncipe de este mundo,
y él
nada tiene en mí”. (Jn. 14:30)
NOTA: VV. 30, 31: A pesar de que Satanás, el príncipe de este mundo, no pudo vencer a Jesús (Mateo 4), muchas veces tuvo la arrogancia de intentarlo. El poder de Satanás solo existe porque Dios le permite actuar. Pero como Jesús está libre de pecado, Satanás no tiene autoridad sobre El. Si obedecemos a Jesús y nos alineamos bien con los propósitos de Dios, Satanás no puede ejercer autoridad sobre nosotros.
En el v.
30 se ve que Jesús es consciente de que el fin se acerca rápidamente (ver
13:19). Al recordar a sus discípulos de este hecho, lograría la concentración
de su atención en sus palabras finales. Dado que este no es realmente el fin de
su discurso, algunos críticos opinan que el orden de los capítulos no es el
original.
Inclusive, algunos procuran reordenarlos
para que se ajusten a su criterio literario. Pero resulta que sus arreglos
crean más problemas que los que resuelven.
Morris, Wright y otros piensan que es completamente ridículo que, a 2,000 años de distancia, algunos piensen que los escritos del primer siglo tienen que ajustarse a los criterios literarios actuales.
Jesús entiende bien que, detrás de la
traición de Judas y la maquinación de los líderes religiosos para matarlo
estaba Satanás,
descrito aquí como el príncipe de este mundo. Veía en todos los arreglos para
su muerte el acercamiento de él. Lo había enfrentado en muchas ocasiones y
siempre salía victorioso. Él afirma su perfección moral y espiritual, al decir viene el
príncipe de este mundo y él no tiene nada
en mí (ver 8:23). Él lo había
resistido firmemente en el comienzo de su ministerio terrenal (ver Mat. 4:1–11;
16:23) y desafió a sus enemigos a señalar siquiera una sola falta en su vida
(ver 8:46).
Ahora, Jesús está dispuesto a ceder voluntariamente a los planes de Satanás, sabiendo que el Padre sacaría victoria de una aparente derrota, proveyendo por este medio la salvación para la humanidad. Jesús llama a Satanás el príncipe de este mundo (ver 12:31; 14:30; 16:11) pero Pablo se refiere a él como “el príncipe de la potestad del aire” (Ef. 2:2), precisamente porque es él quien está controlando la vida de la mayoría de la humanidad hasta ahora. Aun el poder para reinar como príncipe es concedido, controlado y limitado por Dios. Su reinado tendrá un fin absoluto en la Segunda Venida de Cristo.
Ayuda Hermenéutica:
ἄρχων = árjon G758 presente participio de G757; primero (en rango o poder): - principal, príncipe, soberano, gobernante, hombre principal, magistrado, autoridad. (Strong).
Jesús había enseñado a sus discípulos que
la prueba final del amor verdadero es la obediencia del que manda (ver vv. 15,
21 y 23). Ahora, en el v. 31, demuestra ese principio en su relación con el
Padre al obedecerle hasta la muerte y en la muerte. Afirmó su rostro (ver Luc.
9:51) hacia la cruz en la prueba de su amor al Padre y al mundo.
Mateos-Barreto comentan: “La muerte de Jesús debe convencer a todos de la autenticidad de su mensaje, de su fidelidad al que lo envió. Va a cumplir exactamente su encargo, liberando al hombre y comunicándole vida. Su fidelidad al Padre, no cediendo ni transigiendo en nada con el mundo, será la prueba de su amor”.
El último mandato del capítulo, Levantaos. ¡Vamos de aquí!, parece
indicar que en ese momento todos salieron del aposento alto y se fueron hacia
el huerto de
Getsemaní. Sin embargo, hay tres posibles opciones en cuanto al
lugar donde fueron pronunciados los discursos registrados en los tres capítulos
siguientes (15, 16 y 17):
· Según Plummer y
otros, el escenario fue el aposento alto, demorando sus salidas hasta fines del
cap. 17.
· Westcott y otros
sugieren que Jesús habría pronunciado estos discursos en la cercanía del
templo.
· Campbell Morgan y
otros ubican el escenario cerca del arroyo Quedrón, poco antes de llegar a
Getsemaní (ver 18:1).
Reconocemos que no hay suficientes elementos de juicio en el texto que nos permitan determinar el asunto con seguridad. Cada una de las tres opiniones tiene algún mérito y es apoyada por diferentes eruditos bíblicos.
Concluyó:
El Espíritu les proveería [los discípulos] ayuda interior de parte de Dios, que los capacitaría para manejar lo que no pudieron hacer solos, al compartir el evangelio. Y en los momentos de lucha, les recordaría todo lo que Jesús había dicho; que no temieran, que se amaran unos a otros, que ÉL es la Resurrección y la Vida.
¿Estás [usted o yo] enfrentando situaciones que te superan? Puedes depender de la ayuda constante del Espíritu, y en esa obra, Dios será glorificado.
“Cuando Se Trata De Una
Cuestión Del Espíritu Todopoderoso De Dios, Nunca Digas: “No Puedo”:
__________
Nota y
Bibliografía:
- Biblia de Estudio RYRIE.
- e-Sword-the. LEDD. Mundo Hispano.
-
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 24//11//2021.
MISIÓN
BAUTISTA: “Emanuel”. Ciudadela de
Noé. Los Cardos Mz.E - Lt.18. III Etapa.
Cerca del Hospital Regional II. Cel.
942-562691-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
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Restaurador’ “El Shaddai”.
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