Parte II:
LA NAVIDAD: DIOS CON NOSOTROS:
(Isaías 8:1-10)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
“y pasando hasta Judá, inundará y pasará adelante, y llegará
hasta la garganta; y extendiendo sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel*… Tomad consejo, y será anulado; proferid
palabra, y no será firme, porque Dios está con nosotros”. (Isaías 8:8, 10)
Tema II:
NAVIDAD: ¿Historia o
Leyenda?
(Controversia)
Aconteció en aquellos
días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo
fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo gobernador de Siria. E iban
todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de
la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por
cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su
mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos
allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Dio a luz a su hijo
primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no
había lugar para ellos en el mesón. (Lucas 2:1-7)
Perfecta
la síntesis de Lucas al describir el nacimiento de Jesucristo. Su relato es,
ante todo, concreto y preciso. Es rigurosamente histórico. Nos ofrece nombre,
cargos de los gobernantes, de su tiempo y lugares.
Lo que ya no es
tan cierto es toda la leyenda que se ha tejido alrededor de aquel hecho
histórico que conocemos con el nombre de Navidad.
Hace dos años el
propio Juan Pablo II reconoció que la fecha del 25 de diciembre era
convencional, que se eligió para sustituir la fiesta pagana del “Natalis Solis
Invicti”.[14]
Entre las
prohibiciones que practicaban los cristianos primitivos estaba la de no
celebrar los cumpleaños, pues, por ser salvos, eran eternos. Consideraban
pagano por lo tanto, celebrar la natividad de Jesucristo aparte de que “desconocían” el día de su cumpleaños.
2.1. EL AÑO DEL NACIMIENTO:
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Se da por
sentado que Jesús nació el año cero de la Era Cristiana, o sea, en el año 753
desde la fundación de Roma, pero no es posible que sea así. Roma databa todos
los eventos a partir de su fundación (fundada según la tradición por Rómulo y
Remo el 21 de abril de 753 a. C.).
Según Mateo
2:1-8, Jesús nació durante el reinado del rey Herodes el Grande. El problema es
que Herodes murió en el año 4 a.C., según el calendario romano. Jesús nació
probablemente en el año 749 a 750 de ese mismo calendario romano, que varía
cuatro o cinco años [otros dicen siete] de la fecha dada en nuestro calendario
moderno comúnmente aceptado.
El padre del
error cronológico fue Dionisio, un monje apodado “el exiguo” [exiguo,
gua. (Del lat. exigŭus). adj. Insuficiente, escaso. Microsoft® Encarta® 2009], al que el Papa Juan 1 le encargó (en el
año 526) que fijara la fecha del nacimiento de Jesús. Según los eruditos,
Dionisio cometió algunos errores. Pero, cuando se descubrió el error, era tarde
para rectificar. En el año 644 la iglesia de Inglaterra aceptó la fecha y más
tarde toda la
cristiandad.
Por lo que, siendo rigurosamente históricos, ¡Jesús nació el año seis antes de Cristo!
2.2.
EL CUMPLEAÑOS DE JESÚS:
La Navidad dio
pie a los cristianos de Occidente para establecer una fecha para celebrar el
nacimiento de Jesús. Hay que entender los factores que los llevaron a escoger
el 25 de diciembre.
La visión de la Cruz (detalle).
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Pero para el
tercer siglo, los cristianos numeraban más que los paganos. Además, apareció en
escena el victorioso general
Constantino (274-337) que
conquistó a Roma. La historia nos cuenta de su conversión, ocurrida en las
afueras de Roma en 312, cuando tuvo la visión de una cruz sobrepuesta al sol, y
oyó la voz que le dijo: “Con este signo venceréis”. Se convirtió así en
el campeón del cristianismo. En el año 313, con el edicto de Milán, declaró el
cristianismo religión oficial del imperio.
Parecidos,
fueron, a los cristianos que más tarde tomarían canciones seculares y las
cristianizarían con letra y doctrina bíblica. Lo impresionante es cuán exitosos
fueron. ¿Quién hoy día piensa en el 25 de diciembre como el cumpleaños del Dios
Sol?
2.3.
EL BELÉN O
EL “PESEBRE”:
Belén
de Jerez de la Frontera
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En el siglo IV,
empezaron a representar plásticamente personajes bíblicos, con la inseparable
imagen del buey, la vaca y el asno. Interesantemente, el simbolismo no terminó
con representaciones reales o imaginarias del pesebre. Gradualmente se
añadieron nuevas costumbres que no tenían nada que ver con la historia bíblica.
2.4.
PAVOS Y GALLOS:
Antes del
descubrimiento de América, las celebraciones religiosas, se hacían con la
inmolación de gallos y gallinas. (En el Japón, hace siglos, el gallo era
adorado, y los chinos lo situaron en el décimo lugar de los signos del zodiaco,
dándole el nombre de “Ki”, que
significa “buen augurio”). En el
siglo VIII, se creía que el gallo era portador de presagios y la gallina
propiciadora de abundancia. Por eso estos animales fueron los preferidos de
Navidad y Año Nuevo.
2.5.
EL ÁRBOL DE NAVIDAD:
El abeto, árbol
de hoja perenne, con ramas cubiertas de hojas alternas, todas semejantes,
aplanadas y mucho más cortas que los pinos, es el árbol de Navidad. Los
nórdicos de antaño acostumbraron a sembrar tal árbol frente a sus casas, lo que
constituía un símbolo de la inmoralidad.
Se cree que la costumbre
de colocar el árbol en Navidad nació en Alemania en el siglo VIII. De su
origen, se cuenta que fue San Bonifacio, un misionero
británico nacido en 680, quien lo consagró
de estas fiestas. Bonifacio (llamado “apóstol de Alemania”) en un sermón de
Navidad, estaba empeñado en convertir a unos druidas que idolatraban a los
robles. Para obtener el necesario golpe de efecto, derribó uno de esos árboles
ante los asombrados ojos de ellos con tan buen fortuna que la caída del roble aplastó
todo vegetal que se encontró a su paso, menos un pequeño abeto, al que San
Bartolomé llamó desde entonces “árbol del Niño
Jesús”, con lo que la tradición estaba servida.
La costumbre fue
colgar dulces en sus ramas para los niños.
Acebo en un jardín.
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2.6.
MUÉRDAGO O ACEBO:[15]
El muérdago era
usado por los druidas, la clase alta de los celtas, en sus ritos de fertilidad. En los bosques
sagrados de la Galia, esta planta parásita del roble, era recogido en diciembre
con gran ceremonial por los sacerdotes de alto rango, que lo hacían con un
cuchillo de oro. Los celtas colgaban el muérdago en las paredes de sus casas
para asegurar la armonía familiar y protegerse de los enemigos. Tal era la
devoción por la planta, que si dos enemigos celtas se encontraban bajo un árbol
con muérdago, debían dejar las armas y las rencilla por un día.
2.7.
SANTA CLAUS:[16]
Santa Claus y San Nicolás son el mismo. Este obispo turco del siglo IV era hombre
cristiano muy generoso y afectuoso con los débiles y los niños. No es, por lo
tanto, un mito. Su tumba fue descubierta en 1993 en Genile, una isla cercana a
la Costa Turca.
Hay un mito que se le atribuye: que arrojó unas
monedas de oro por una chimenea, que fueron a caer justamente en los calcetines
que estaban tendidos al fuego, con lo que procuró la dote de tres doncellas. De
ahí que en las chimeneas se ponga aún un calcetín en Noche Buena.
En la edad
media, San Nicolás dejaba regalos a los niños, además no
iba en trineo, sino en burro. Hasta hace poco, San
Nicolás no llegaba en Navidad, sino el 6 de diciembre, día de su festividad. En
Holanda aún se hace así, y llega de España concretamente de la ciudad de
Alicante. La entrada triunfal la hace por mar.
Durante la Reforma. San Nicolás fue
postergado por Father Christmas (Papá Noel)
en Gran Bretaña y Papá Noel en Francia. Fueron los holandeses los que
mantuvieron la tradición de San Nicolás, al que llaman Sinterklas. Pero al cruzar el Océano y cambiar su nombre Nuevo
Ámsterdam, para llamarse Nueva York, fue convertido por los norteamericanos en Santa Claus,
sin duda, por la fuerza del uso del lenguaje: “Sinterklas”,
Santa Claus.
Como no se conocía la verdadera imagen de Santa Claus, es decir San
Nicolás, Coca
Cola encargó, a principios de los años 30, al
artista gráfico Haddon H. Sundblom que realizase unas ilustraciones navideñas.
Este lo dibujó tal y como lo tenemos en la actualidad. Los colores actuales del
Papá Noel hay que atribuirles a Coca Cola.
2.8. LOS REGALOS:
La costumbre de regalos no es un invento de los grandes
almacenes. Se remonta al tiempo de Tacio, rey de los sabinos, a quien Rómulo
le hizo un regalo, consistente en unos ramos cortados en el bosque sagrado
de la diosa Estrenia. De aquí surge el vocablo “estrenar”. Los romanos y los griegos practicaron esta costumbre,
regalando frutas en un principio, y finalmente, objetos de cerámica.
La Iglesia al principio lo prohibió, pero terminó
permitiéndolo, recordando que los magos llegaron a Jesús con regalos. También
que Cristo era el regalo del Padre al mundo. Por tanto, la Navidad era el
momento propio para dar regalos a seres queridos.
Resumen:
¿Quieres decir todo esto que la Navidad no debería celebrase? En
defensa de la Navidad diríamos que, aunque la fecha exacta no se conozca, de alguna
manera el mundo tiene que reconocer que algo grande que ocurrió hace XX siglos
para que la historia cambiase. Hoy el 25 de diciembre es reconocido
mundialmente como el nacimiento de Jesús.
Quitar
ese día sería prestarnos a la continuada secularización de este mundo, parecido
a lo que hicieron en Cuba para borrar el concepto de Jesús, ya que no querían
que se celebrara la Navidad en la isla marxista. Además dejar de celebrar la Navidad sería apoyar a los
llamados Testigos de Jehová, que rehúsan aceptar a Jesús como el eterno Hijo de Dios.
Hace XX siglos Dios se hizo carne. Esa
gloriosa verdad no la podemos olvidar. Además, a su pueblo en el Antiguo
Testamento Dios dio fiestas (véase Éx.23:14-19). Seguramente el Padre Celestial
es glorificado cuando nosotros los del Nuevo Testamento festejamos el hecho de
que Su Hijo amado vino a este mundo.
Lo
que como creyentes tenemos que cuidar es no sacralizar lo que son costumbres
sin mérito espiritual. Recordemos que los romanos, sus fiestas y su imperio han
desaparecido, como han desaparecido la mayoría de los dioses falsos del ayer. Jesucristo,
en cambio, “es el mismo, ayer,
hoy y por los siglos”. Él no es una tradición, ni un mito. Él es
la Verdad humana, que vino al mundo “a salvar a los
pecadores”.
Véase Parte III:
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