lunes, 31 de diciembre de 2018

¿Es Realmente Suficiente Cristo Para Nuestra Salvación?



¿Es Realmente Suficiente Cristo Para Nuestra Salvación?
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
A simple vista esta pregunta es sencilla de responder para un evangélico, pero no es así. Encierra una grande y profunda discusión teológica que viene desde hace muchas centurias.

EL GRAN debate del CRISTIANISMO:

1. ¿Es el hombre pecador porque peca?
2. ¿Peca el hombre porque es pecador?
La manera en que respondemos a esas preguntas determinará si en verdad necesitamos un SALVADOR.

ESCOJA: Antes de seguir, escoja cuál de las dos preguntas es la correcta de acuerdo a la BIBLIA.



NADA HA CAUSADO TANTO FUROR EN LA IGLESIA COMO LAS RESPUESTAS A ESTA DOS PREGUNTA:
En el siglo V de nuestra era, Agustín y Pelagio se enfrentaron en una controversia monumental que incluía los temas de la naturaleza del hombre (¿pecado o no?) y de la Salvación (¿por gracia y fe o por obras?):
·   Según Pelagio el hombre es  pecador porque peca, es decir, no hay nada malo dentro del hombre mismo, simplemente comete actos pecaminosos. Son esos actos lo que lo convierten en pecador, pero ellos pueden ser perdonados y expiados con las buenas acciones que anulan las malas.
En resumen, Pelagio afirmaba que no hay tal cosa como pecado original o naturaleza pecaminosa. En fin, según él, el hombre es intrínsecamente bueno.
·  Por su parte, Agustín afirmaba la enseñanza bíblica de que el hombre peca porque es pecador, es decir, su naturaleza pecaminosa lo impele[1] a pecar. El hombre está inclinado al mal por naturaleza (Romanos 3:9-18 y 23). De manera que la única forma de anular, perdonar o expiar los pecados es cambiando esa naturaleza (Isaías 1:2-6, 18-20).

I.     EL PUNTO:
Después de la controversia [Tsunami espiritual. Añadido] pelagiana, la Iglesia Medieval (que luego llegó a constituirse en la Iglesia Católica Romana) adoptó una enseñanza, tocante a estos temas, que intentaba mediar entre Agustín y Pelagio. Se creó una especie de punto intermedio”, aunque un poco más inclinado a Pelagio que a Agustín. De ahí que esta doctrina católica se conozca como semipelagianismo”.

DEPRAVACIÓN TOTAL:
No significa que uno se porta de la forma más pecaminosa posible, es más bien que cada parte del alma está manchada. No hay ni siquiera un rincón en el alma donde haya un depósito de inocencia. Todo el ser y todas sus facultades han sido afectadas por el pecado. (Rom. 3:10-18, 23).

Lo que se afirma en esta doctrina es que el hombre sí nace pecador, pero solo es parcialmente afectado por el pecado. Es decir, el hombre no es totalmentedepravado, sino solo parcialmente. Por lo tanto, el hombre es capaz (tiene la facultades) de buscar y acercarse a Dios por sus propósitos medios y los medios que la Iglesia ofrece (los sacramentos).
Ni el pelagianismo ni el semipelagianismo hacen justicia a la enseñanza bíblica tocante a la naturaleza pecaminosa del hombre y la naturaleza de la Salvación. No consideran la absoluta suficiencia de la obra de Cristo en la Cruz, ni la verdadera naturaleza pecaminosa del hombre.
PECADO:
La falta de conformidad con la ley de Dios o la transgresión de la misma, la cual ha sido dada como regla para nuestra conducta (1 Jn. 3:4; Gál. 3:10-12).


Cabe mencionar que la doctrina semipelagiana de la Iglesia Católica Romana es, actualmente, la enseñanza oficial de esa iglesia y el ambiente religioso en el cual viven la mayoría de los cristianos evangélicos en América Latina.

II.   CONFUSIÓN  ENTRE  EVANGÉLICOS:  
 
¿Ha escuchado alguna vez a un hermano evangélico decir: “Pastor, aunque tengo algunos pecados, soy fiel, porque asisto a todos los cultos de la Iglesia”? La idea es que sus buenas obras anulan las malas.
Nuestras iglesias evangélicas están llenas de hermanos que todavía no han entendido cabalmente el concepto bíblico del Pecado y de la Salvación. Muchos no ven problema en violar las leyes de tránsito, o impuestos, o en dar una mordida (soborno, o coima) a un oficial para acelerar algún trámite o evitar algún castigo.

PELIAGIANISMO:[2]
Se puede reducir a dos conceptos: (1) Negar que el hombre arrastra los efectos del pecado de Adán y Eva. (2) Creer que la gracia divina o es necesaria para la salvación.

Por un lado, la influencia de la doctrina católica del hombre, del Pecado y de la Salvación, a la que nos hemos referido antes, y por otro, la influencia del mundo contemporáneo con el Relativismo ético que lo caracteriza, han hecho que nuestro concepto del Pecado esté lleno de confusión entre los evangélicos.
A menudo la gente cree que algo es malo solamente si se descubre. Mientras eso no suceda, puede tolerase el mal. Eso ocurre con hermanos, e incluso pastores, que han caído en pecado. Cuando la evidencia es tan obvia y pública, entonces no queda más remedio que admitir el pecado a regañadientes y con auto justificaciones.

SEMIPELAGIANISMO:[3]
La creencia que hay pecado en cada hijo e hija de Adán y Eva, pero que no es totalmente depravado; retiene el poder moral para poder inclinarse a Dios de gracia divina en el corazón. Dicho de otra manera, borran las “solá” de la “sola gracia” anunciada por los reformadores del siglo XVI.

Anécdota: Hace unos meses un líder de una iglesia iba guiando, en su vehículo, a un grupo de hermanos a una actividad evangelístico. En el camino tuvieron un accidente y varios de los hermanos resultaron golpeados y heridos. Cuando las autoridades de policía intervinieron, descubrieron que el nombre del conductor había sido sustituido por otro, porque quien guiaba el vehículo no tenía licencia de conducir. La explicación que se dio a la iglesia es que era válido hacer eso, ya que iban a una actividad evangelístico. En otras palabras, mientras estemos haciendo algo bueno en beneficio de la obra de Dios, no importa si se violan algunas leyes menores.

Toda esta confusión ha afectado el entendimiento de la naturaleza del hombre, del Pecado y de la Salvación. También ha afectado la conducta de los mismos creyentes. Ahora hay ciertos Pecados que se  toleran y que conducen a una falta de disciplina correcta en nuestras iglesias. El resultado es que el Pecado está tranquilo y campante en el seno mismo de nuestras congregaciones.

AGUSTINISMO:
La creencia en la depravación total, significando que el hombre pecador ni tiene la inclinación ni la habilidad para buscar a Dios. La Salvación es el resultado de una obra gratuita y soberana de la gracia de Dios, en la que el hombre no puede contribuir absolutamente. Sola fide y sola gratia, como diría Martín Lutero y los reformadores del siglo XVI.

Los pastores no se atreven a hablar de algunos temas por temor a ofender a los hermanos, porque incluso hay líderes, cuya conducta no está de acuerdo con las demandas bíblicas y cuya comprensión de estos temas es limitada o tergiversada.

III.   VOLVER A LA ENSEÑANZA BÍBLICA:

¿Qué se puede hacer para remediar esta situación? La solución es sencilla. Tenemos que regresar a la clara y simple enseñanza bíblica tocante a los temas del hombre el Pecado y la Salvación.
Cuando los reformadores del siglo XVI iniciaron el movimiento, uno de los puntos más fuertes en su controversia con la Iglesia Católica Romana fueron precisamente estos temas. Nuestra herencia Protestante es el regreso a la enseñanza bíblica.

La pregunta que encabeza este artículo es clave. ¿Es realmente Cristo suficiente para nuestra Salvación[4] y nuestra Santificación[5]? La Biblia claramente enseña que así es:
Ø La obra de Cristo en la Cruz es plenamente suficiente para nuestra Salvación y nuestra Santificación. Hebreos 10:18 es un pasaje bien claro en este sentido. El versículo 14 dice: “Porque por una ofrenda Él ha hecho perfectos para siempre a los que son santificados (Biblia de Las Américas) y el versículo 18 concluye diciendo que donde hay perdón, ya no hay necesidad de más ofrenda por el pecado.
Ø De manera que las buenas obras de los incrédulos no sirven para el Perdón de Pecados.
Ø Tampoco las buenas obras de los creyentes sirven para perdonar pecados. Las buenas obras de los creyentes son un resultado lógico y consecuente del perdón, no una causa del mismo (Efesios 2:10).

Solo la obra de Cristo es suficiente para el perdón de pecados, debido a que el hombre es incapaz de acercarse a Dios por su naturaleza pecaminosa. La Biblia enseña la paradoja del hombre. Por un lado, es la corona de la creación, hecho a la imagen misma de Dios, es la más digna de las criaturas.
John R. W. Stott explica esta dignidad humana en los siguientes términos: El hombre tiene:
1) Racionalidad autoconsciente;
2) La habilidad de hacer  decisiones morales;
3) Poderes de creatividad artística;
4) Capacidad para establecer relaciones amorosas;
5) Una sed insaciable de Dios.
Por otro lado, es depravado.[6]
Las mismas palabras del Señor Jesús son claras en Mateo 7:14-15, 22-23 cuando dice que es del interior del hombre que salen las cosas malas, es decir es su naturaleza la que está corrompida.

De estas palabras se pueden extraer los siguientes elementos de la depravación humana:
1) La extensión universal del mal humano;
2) La naturaleza egocéntrica del hombre;
3) El origen interno del  mal humano;
4) El efecto corrupto y contaminante del mal humano.[7]

El hombre tiene, entonces, suficiente gloria para erguir la cabeza del más pobre mendigo y suficiente vergüenza para inclinar los hombros del más grande emperador de la tierra.[8]

Aunque  el hombre está hecho a la imagen de Dios, aunque es la corona de la  Creación, no hay manera que pueda alcanzar el perdón de Dios por sus propios medios. Es por eso que la obra de Cristo es excelsa, grandiosa y suficiente.

CONCLUSIÓN:

¿Es realmente suficiente Cristo para nuestra Salvación y Santificación? ¡Claro que sí!
¿Cómo lo sabemos? ¡Porque la Biblia lo dice!
Los incrédulos no pueden ayudar a su Salvación por muchas buenas obras que hagan; aunque esa sea la opinión popular en nuestro contexto.
Los creyentes tampoco pueden ayudar al perdón de sus pecados compensándolos con buenas acciones, aunque esa sea la opinión popular en nuestras iglesias, Tanto nuestra Salvación, como nuestra Santificación son obras de Cristo.
Las buenas obras en la vida de los creyentes son la evidencia de que hemos sido perdonados, en el requisito para ser perdonados.
Es Realmente Suficiente Cristo: ¡Claro que sí!
___________
[1] impeler. (Del lat. impellĕre). tr. Dar empuje para producir movimiento. 2. Incitar, estimular. Microsoft® Encarta® 2009.
[2] pelagiano, na. (Del lat. pelagiānus). adj. Sectario de Pelagio. U. t. c. s. || 2. Perteneciente o relativo a la doctrina o secta de este, heresiarca del siglo V, cuyo error fundamental consistía en negar que el pecado de Adán se hubiese transmitido a su descendencia. Microsoft® Encarta® 2009.
[3] En relación con el problema de la gracia, el agustinismo constituye ante todo la superación de los límites del maniqueismo que niega la existencia de la libertad, y del pelagianismo, que niega la necesidad de la gracia. En particular, contra Pelagio, que niega el orden sobrenatural, afirmando la independencia absoluta de la libertad del hombre respecto a Dios, la autonomía del hombre en el ejercicio del bien, su capacidad de salvarse gracias al uso correcto y riguroso de la libertad, la posibilidad de la perfección sin la ayuda de Dios, la gravedad absoluta incluso del pecado más pequeño y la condena a la perdición de todos los pecadores. Agustín sostiene los siguientes principios (asumidos por la fe eclesial):
a) el pecado original, que provocó la pérdida de la inmortalidad en el primer hombre, es transmitido por él a todos sus descendientes, que tienen necesidad del bautismo para el perdón de los pecados: es imposible que los niños no bautizados entren en el Reino de los cielos y. Gocen de una auténtica bienaventuranza:
b) la gracia no sólo es necesaria para el perdón de los pecados, sino que es además una ayuda necesaria para no cometerlos:
c) no se da la impecabilidad en el hombre, como afirman los pelagianos: la santidad es puro don de Dios, lo mismo que la gracia.
En la visión agustiniana tienen una importancia fundamental estos principios: se da una prioridad absoluta de Dios respecto a las acciones virtuosas del hombre: contra toda emancipación de la libertad respecto a la acción divina, hay que reconocer la soberanía absoluta de Dios sobre la voluntad del hombre: sin la gracia, no hay bondad, no hay virtud, no hay perseverancia, no hay salvación. G. M. Salvati. (Sword-the. LEDD).
[4]G4991 σωτηρία = sotería: femenino de un derivado de G4990 como (propiamente abstractamente) sustantivo; rescate o seguridad (físicamente o moralmente):- salud, salvación, salvador, salvar, liberación, libertad, dar. (Strong).
[5]G38 ἁγιασμός = jagiasmós: de G37; propiamente purificación, i.e. (el estado de) pureza; concretamente (por hebraísmo) purificador:- santidad, santificación. (Strong).
[6] John R. W. Stott, The Contemporary Christian, Inter-Varsity Press, Laicester, U.K., 1992, pp. 37-39.
[7] Ibid., pp. 40-42.
[8]  C.S. Lewis, Prince  Caspian, Geoffrey Bles, 1951, p. 185.
-     DE PASTOR A PASTOR: Un tarjetero pastoral 1995 LOGOI, Inc.
-     e-Sword-the. LEDD.

-     Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 15//11//2015.




EL PASADO DE ISRAEL: ELECCIÓN: ROMANOS 9:


EL PASADO DE ISRAEL: ELECCIÓN:
ROMANOS 9:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Los próximos tres capítulos se refieren a la historia espiritual de Israel:
·      Pasada (cap. 9),
·      Presente (cap. 10), y
·      Futura (cap. 11).
El propósito de Pablo es explicar cómo Dios pudo poner a un lado a su pueblo escogido y salvar a los gentiles, y cómo Él restaurará a la nación en algún tiempo futuro.

I.       La Elección De Israel Descrita. (Romanos 9:1–13):

A.     Las Bendiciones De La Elección (vv. 1–5).
No podemos sino admirar el peso de la responsabilidad que sentía Pablo por Israel. Sus palabras nos recuerdan a Moisés en Éxodo 32:31, 32. ¿Tenemos esa carga por las almas perdidas? Cristo nos amó tanto que se hizo maldición por nosotros:
(1)     La adopción: escogidos por Dios debido a su amor (véase Is. 43:20–21).
(2)     La gloria: la presencia de Dios en el tabernáculo (Éx. 24:16, 17).
(3)  Los pactos: Dios, mediante Abraham, Moisés y David, dio pactos inmutables a su pueblo Israel.
(4)   La promulgación de la ley: Dios nunca se relacionó así con los gentiles. Israel oyó la voz de Dios y recibió sus leyes para el gobierno de sus vidas.
(5)   El culto: el servicio sacerdotal en el tabernáculo era un privilegio del Señor.
(6)    Las promesas: muchas promesas del AT., se han cumplido y muchas aún no se han cumplido para los judíos.
(7)   Los patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob y sus doce hijos forman el cimiento de la nación.
(8)   El Mesías: Cristo fue un judío, de la tribu de Judá, nacido según la ley. Nótese: en el versículo 5 que Pablo llama a Cristo: «Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos».

Ninguna otra nación tuvo estas maravillosas bendiciones; sin embargo, Israel las dio por sentado y a fin de cuentas rechazó la justicia de Dios. El cristiano hoy también pertenece a los elegidos de Dios y tiene similares bendiciones de las cuales disfrutar:
·      adopción (Ef. 1:5);
·      gloria (Ef. 1:6–7);
·      el nuevo pacto en la sangre de Cristo (Heb. 9:10);
·      la ley escrita en el corazón (2 Cor. 3; Heb. 10:16–17);
·      servicio sacerdotal mediante Cristo (1 P. 1:4); y
·      tenemos a Abraham como padre de los que creen (Gál. 3:7): todo porque tenemos a Cristo.

B.      La Base De La Elección (vv. 6–13).
En la elección Dios ejerce su voluntad soberana para lograr su plan perfecto. Tenga presente que la elección de que se habla en Romanos 9–11 es nacional y no individual. Aplicar todas las verdades de estos capítulos a la salvación, o a la seguridad del creyente individual, es errar su mensaje por completo. Es más, Pablo cuidadosamente destaca que está hablando a los judíos y a los gentiles como pueblos, no como pecadores individuales:
(1)   Abraham: Fue escogido como el padre de la nación hebrea, pero Pablo afirma que no todos los israelitas son verdaderos hijos de Israel. (Véase también 2:25–29.) Abraham tuvo muchos hijos (Gn. 25:1–6), pero solamente uno escogido: Isaac, quien fue el hijo de la promesa por fe.
(2)    Isaac: Fue el hijo de la promesa por fe (véase Gál. 4:21–31), mientras que Ismael fue el hijo de la carne por medio de las obras. La verdadera «simiente de Abraham» son los creyentes y no sólo los que tienen sangre judía en sus venas.
(3)   Jacob: Dios pasó por alto a Esaú, el primogénito, y escogió a Jacob, y tomó su decisión incluso antes de que los niños nacieran. ¿Por qué? Para mostrar que el propósito de Dios al elegir a su nación se cumpliría. Esaú decidió rebelarse contra Dios, pero los propósitos de Dios no dependen de las decisiones del hombre.
No podemos explicar la relación entre las elecciones del hombre y los propósitos de Dios, pero sabemos que ambas cosas son verdaderas y se enseñan en la Palabra de Dios.

II.     La Elección De Israel Defendida. (Romanos 9:14–33):
La doctrina de la elección nacional de Israel levanta varias preguntas teológicas cruciales:

A.     ¿Es Dios Injusto? (vv. 14–18).
¡Por supuesto que no! Porque la elección no tiene nada que ver con la justicia, sino más bien con la gracia. «¡Dios es injusto si escoge a uno e ignora a otro!», dicen a menudo los ignorantes. Pero el propósito de Dios va más allá de la justicia; ¡porque si Dios hiciera nada más lo que es justo, tuviera que condenarnos a todos nosotros!
Pablo usa a Moisés (Éx. 33:19) y a Faraón (Éx. 9:16) como prueba de que Dios puede hacer lo que desee al dispensar su gracia y misericordia. Nadie merece la misericordia de Dios y nadie puede condenarlo por su elección de Israel o por haber pasado por alto a otras naciones.

B.    ¿Por Qué Dios Encuentra Faltas Si Nadie Puede Resistir Su Voluntad? (vv. 19–29).
Pablo réplica con una parábola sobre el alfarero, posiblemente tomada prestada de Jeremías 18:1–6. Dios es el Alfarero y las naciones del mundo (y sus líderes) son las vasijas. Algunas son vasijas de ira que Dios pacientemente soporta hasta el tiempo de su destrucción (Gn. 15:16).
Otros son vasijas de misericordia que revelan su gloria. Pablo entonces cita a Oseas 2:23 y 1:10 para mostrar que Dios prometió llamar un «pueblo» de entre los gentiles, un pueblo que sería llamado «hijos del Dios viviente». Esta es la Iglesia (véase 1 P. 2:9–10). También cita Isaías 10:22, 23, mostrando que un remanente de judíos también se salvaría (véase Is. 1:9).
En otras palabras, el propósito de Dios en la elección hace posible que tanto judíos como gentiles sean salvos por gracia. Ni el judío ni el gentil podrían ser salvos de ninguna otra manera que por la gracia de Dios.

C.     ¿Qué Diremos Respecto a Los Gentiles? (vv. 30–33).
Aquí está la paradoja de la historia: los judíos trataron de ser justos y fueron rechazados; los gentiles, que no tuvieron los privilegios de los judíos, ¡fueron recibidos! La razón es que los judíos trataron de alcanzar justicia por medio de las obras, mientras que los gentiles recibieron la justicia por la fe y mediante la gracia de Dios.
Los judíos tropezaron por el Mesías crucificado (véanse Is. 8:14; 28:16; Mt. 21:42; 1 Cor. 1:23; 1 P. 2:6–8). Querían un Mesías que guiaría a la nación a la libertad y gloria políticas; no podían creer en un Cristo crucificado.

El propósito de Pablo en este capítulo es explicar la posición de Israel en el plan de Dios:
·      Israel era una nación elegida que se le había dado privilegios como a ninguna otra; y
·      sin embargo, había fallado miserablemente al no seguir el programa de Dios para bendecir a todo el mundo.
El capítulo entero exalta la gracia soberana de Dios sin minimizar la responsabilidad del hombre para tomar las decisiones correctas.
La Palabra de Dios prevalecerá independientemente de la desobediencia humana; pero los pecadores desobedientes se quedarán sin la bendición.

Ninguna mente humana puede siquiera imaginar o explicar la sabiduría de Dios (véase 11:33–36), pero esto sabemos: sin la gracia soberana de Dios, no habría salvación.


Clase Para El Miércoles:

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.

Un Feliz Año Nuevo 2019. Gracias Por Su Apoyo En El Ministerio: