lunes, 17 de diciembre de 2018

PARTE I: EL RICO Y LÁZARO: EN EL HADES: (Lucas 16:19-31)

PARTE I:

EL RICO Y LÁZARO: EN EL HADES:
(Lucas 16:19-31)

Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidezHabía también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas,… y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagasAconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado…”
(Lucas 16:19-31)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
 
Introducción:

Así como la parábola del hijo pródigo ponía ante nuestros ojos la Gracia presente, así ahora la del RICO y LÁZARO pone ante nuestra vista la IRA VENIDERA, y tiene por objetivo despertarnos.
El designio del Evangelio de Cristo es doble inducirnos a aceptar la POBREZA y las AFLICCIONES y armarnos contra las tentaciones de Mundanalidad y Sensualidad; y esta parábola muestra bien a las claras ese doble designio del Evangelio.
No se parece a las otras parábolas de Cristo en las que las cosas ESPIRITUALES están representadas en semejanzas prestadas de las cosas materiales, como el Grano de Trigo, la Mostaza, la Levadura, etc., sino que esas mismas cosas Espirituales se presentan aquí en un relato o descripción de la diferencia que existe entre este mundo y el otro Mundo en cuanto a la dicha y a la desdicha de los seres humanos.
Es un hecho cotidiano que las personas piadosas que son Pobres de bienes materiales aquí, salen de sus miserias por las puertas de la Muerte para entrar en la Felicidad Celestial, mientras que los Ricos epicúreos, que viven en el lujo y el placer, sin tener compasión de los necesitados, entran por las puertas de a Muerte en un lugar de insoportables y Eternos Tormentos.
Aun cuando se trata de una parábola[1] como se ve por los detalles que no cuadran con la realidad de la Otra Vida, la intención de Nuestro Salvador está clara:
v Presentar la justa Retribución de Ultratumba, que trastorna los Criterios Mundanos sobre el Bien y el Mal (v.25), y
v Dar a entender con la mayor claridad e insistencia que la condición de los Humanos tras la muerte es irreversible (v.26).
Otros elementos, como la conversación del Rico con Abraham, y el aparente interés del Rico por la CONVERSIÓN de sus hermanos, están puestos de relleno en la parábola, a fin de añadir dramatismo a la Idea Principal. Observemos:

Tres definiciones, de la vida del hombre o [mujer]: 

Los Dos Hombres De Esta Historia Ilustran:
·      Dos Vidas Diferentes:
Ø La vida sin Dios, y el desprecio al prójimo.
Ø Sobre todo primero Dios, y el prójimo.
·      Dos Muertes Diferentes:
Ø Uno sin Cristo, y
Ø El otro con Cristo.
·      Dos Destinos Diferentes:
Ø Uno al cielo junto con Cristo y sus santos, y
Ø el otro a la condenación eterna con el diablo y sus ángeles caídos, separados de Dios.

I.       La Diferencia De Condiciones:

La diferencia de condición En que se encontraban en este mundo un hombre rico, pero malvado, yun mendigo, pero piadoso.
Los judíos estaban inclinados a pensar que la Prosperidad Material era una de las señales indefectibles de Bendición Celestial, de forma que a duras penas podían tener buen concepto de un Mendigo.
Cristo se propone aquí, como en otras ocasiones, sacarles de su error.

1.1.   Había un hombre rico”: (V.19):
Vemos primero un malvado, el cual va a ser eternamente miserable, que goza en este mundo de la mayor prosperidad (v.19): “Había un hombre rico”. Como el vocablo latino para rico es dives, se le suele llamar con este nombre, pero lo cierto es que Jesús no le pone nombre alguno; algo muy significativo, cuando el Mendigo es llamado por su propio nombre. Lo que se nos dice de este Rico es lo siguiente:

1) “Que se vestía de púrpura y de lino fino”, símbolo ambos dela soberbia de la vida(1 Juan 2:16) u ostentación vanidosa: La púrpura mostraba su pertenencia a la nobleza principesca, el lino fino, el lujo propio de los palaciegos (v.7:25).

2) Quecelebraba todos los días fiestas espléndidas”. Su mesa estaba provista ¡cada día! De las más variadas y delicadas viandas que la naturaleza y el arte pueden proporcionar. Podemos imaginarnos lo suntuoso de su vajilla, las libreas de los que servían a la mesa, la categoría y número de los invitados, etc. “¡Bien!-dirá alguno-, y ¿qué mal hay en todo esto?”. No es pecado ser rico, ni lo es vestirse de púrpura y lino fino, ni disfrutar de una buena mesa, si le alcanza para ello su fortuna.
Tampoco se nos dice que hubiese obtenido dicha fortuna por medio del fraude, de la explotación, de la extorsión o del soborno; ni que se embriagarse o emborracharse a otros.
Todo su pecado-implícito, pero bien notorio en la parábola- (v.21ª) consistía en su falta de COMPASIÓN hacia los pobres. Pero no cabe duda de que Cristo da a entender aquí también los peligros que una vida de lujo y malicia trae a los RICOS:
a) Este hombre habría sido, a fin de cuentas, más feliz si no hubiese tenido tantas posesiones si hubiese disfrutado de tantos placeres.  
b) Dar tanta importancia a lo que satisface al cuerpo y proporciona deleite y comodidad es ocasión de ruina para muchas personas, pues añade combustible al orgullo y a la sensualidad tan metida en nuestro corazón perverso y engañoso (Jeremías 17:9).
c) Cristo quería poner de relieve aquí que una persona puede disfrutar de toda clase de comodidades en esta vida, y con todo, perecer para siempre bajo la IRA y la MALDICIÓN de Dios.
De la Fortuna que un hombre posea, y de la comodidad con que la disfrute, no podemos deducir ni que Dios los ame especialmente al darles tanto, ni que ellos amen a Dios por recibir tanto de ÉL.

1.2.   Había también un mendigo llamado Lázaro” (v.20):
Luego tenemos a un mendigo que, aunque piadoso, se hallaba en el extremo de la Aflicción y Adversidad (V.20): “Había también un mendigo llamado Lázaro”. “Lázaroes la forma griega del hebreo Eleazar” (“Dios ayuda” parecido a Eliezer = “Dios es mi ayuda” o “Ayuda de mi Dios”). Este hombre se hallaba reducido a la mayor miseria que puede suponerse en este mundo. En efecto:

1) Su Cuerpo estaballeno de llagas”, como el de Job. Ser un mendigo ya es aflicción; pero estar lleno de llagas es máxima aflicción, tanto por el dolor que causan al paciente, como por el asco que provocan en quienes le rodean.

2) Es estas míseras condiciones se veía obligado a mendigar echado (el verbo original es muy fuerte; literalmente significa “había sido arrojado”) a la puerta del rico: algún, pariente o amigo, pechando con la repugnancia que su estado provocaba, era lo suficientemente compasivo para dejarlo echado a la puerta del rico, quizá con la esperanza de que éste se viese movido a Compasión y le Prestara algún Socorro.
Esto nos enseña que, quienes no disponen de dinero para aliviar la situación de un necesitado, pueden echarle una mano que le sitúe en posición de cercanía a quien pueda prestar el Socorro oportuno.
Pero:
a) Las esperanzas de alivio material resultaba fallidas (v.21): “y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico”. No suspiraba por ocupar un puesto en la mesa del rico, aun cuando bien podrían haberle sacado un plato de comida, sino que se contentaba, y estaría sumamente agradecido, con las migajas que caían de la mesa, de las cuales hasta los perrillos salían beneficiados (Mateo 15:27; Marcos 7:28), pero nadie las daba (compare con 15:16). Este detalle es puesto de relieve en la parábola para mostrar:
§  Primero, cuál era la interior disposición de este mendigo, que, al ser pobre (en dinero y en el espíritu de las bienaventuranzas) no yacía allí querellandose ni gritando o maldiciendo, sino que esperaba humildemente y en silencio a que alguien tuviese de él la suficiente Compasión para darle lo que hasta a los perros de la casa les sobraba. Aquí vemos a un hijo de ira y heredero del infierno que está  mullidamente sentado a una opípara mesa, y por otra parte, a un hijo de amor y heredero del cielo que está echado, hambriento y dolorido, a la puerta del primero. Y ¿quién podría juzgar, con base en las apariencias exteriores, del estado espiritual de uno y otro?
§  En segundo lugar, vemos cuál era la actitud del rico hacia este mendigo: no se nos dice que le insultara ni que lo echase de su puerta malhumorado pero se nos da a entender bien a las claras que lo menosprecia y no quería saber nada de él. Aquí tenía el rico una ocasión próxima, y bien conmovedora, de hacer el bien sin andar mucho: en su propia puerta. Con muy poco esfuerzo podría hacer un bien tan grande pero no se preocupó del mendigo, sino que lo dejó allí hambriento, dolorido y yacente. No se piense que ya es suficiente no hacer el mal a nadie; la Palabra de Dios tiene por pecado el no hacer el bien que se conoce (Stg.4:17). Por eso, la razón más poderosa para condenar al castigo eterno es: “tuve hambre y no me disteis de comer…” (Mateo 25:42).
Me pregunto cómo es que tantos ricos, de los que leen el Evangelio y se llaman creyentes, pueden seguir tan despreocupados de las necesidades y miserias que otros (incluso de losde la familia de la fe”) están padeciendo.
b) El servicio que le prestaban los perros: “y aun los perros venían y  le lamían las llagas”. Todavía discuten los comentaristas si estos perros proporcionaban al mendigo una mayor aflicción o le prestaban algún alivio, esto último es lo más probable. Como dice Lenski: “Estos perros lamían las úlceras del mendigo como hubieran lamido las suyas propias, para limpiarlas y aliviarlas con su lengua. Los perros hacen esto, y nadie más que ellos lo haría”.
Con ello se muestra que los perros, no los perrillos del amo (como algunos piensan), sino los perros callejeros y vagabundos, los verdaderamente despreciados de los judíos, eran más compasivos que el Rico Epulón y los criados de su casa.

II.      La Diferente Condición De Ellos:

La diferente condición de ambos hombres, el RICO y el MENDIGO, a la hora de la muerte y en el más allá:

2.1.  Murió el mendigo, y el rico”: (v.22):
Ambos murieron (v.22) “murió el mendigo…; murió también el rico”.
La muerte no respeta a RICOS ni  POBRES, ya sean Piadosos o Malvados. Los santos Mueren para poner término a sus miserias y darles entrada a los verdaderos goces. Los malvados también mueren, pero para despedirse de sus comodidades y entrar en los eternos tormentos.
Así que RICOS y POBRES deben prepararse para la MUERTE, porque la muerte les está esperando a todos. Como escribió Abd-El-Kader, “la muerte es un camello negro que se arrodilla a la puerta de todos.

La Muerte Es Un Camello Negro Que Se Arrodilla a La Puerta De Todos

2.2.   El Mendigo”:
El Mendigo, por lo que el texto insinúa, murió primero. A menudo, Dios se lleva del Mundo a los suyos prematuramente, mientras deja que los impíos sigan prosperando. Pero nótese que nada se nos dice del entierro del Mendigo.
La muerte es, para los creyentes, sueño[2].

2.3.   El Rico”. (v.22):
En cambio, del rico se nos dice, no sólo que murió, sino que se añade también el detalle de que fue sepultado con lo cual podría indicarse, no solamente que en el sepulcro se acabó todo lo que había disfrutado, sino también que tuvo un pomposo funeral; quizá su ataúd iba seguido, o precedido, de música y de coronas de flores, alguien se encargó de pronunciar una oración fúnebre”, encomendando las buenas cualidades del difunto.
¡Es tan fácil comentar: “era un santo”, cuando ya no molesta! Pero ¿de qué le servía ya al rico la pompa de su funeral?

2.4.   y fue llevado por los ángeles[3] al seno de Abraham”. (V.22):
El mendigo murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. ¡Cuánto mayor honor recibió el MENDIGO en su funeral al ser llevado al Cielo en brazos de los ángeles, que el que había de recibir el RICO al ser acompañado su cadáver de tanta pompa, mientras su ALMA descendía al Hades! Vemos:

1) Que el ALMA del Mendigo existía en su estado de separación del cuerpo. No murió, ni cayó en un Sueño, con el Cuerpo. Y todo el contexto, así como 23:43; 2 Corintios 5:6-8; Filipenses 1:21-23, nos muestra que dicha existencia del alma, en el estado INTERMEDIO, es CONSCIENTE.

2) Su ALMA fue llevado a otro mundo, retornó a Dios que se le dio, a su lugar nativo. El espíritu del hombre tiende, tan pronto como se ve libre de las ataduras del pecado, hacia arriba.

3) Fue llevado por los ángeles, pues ellos son espíritus enviados para servir a los que heredan la Salvación (Heb.1:14), no sólo mientras éstos viven, sino también cuando mueren.
Aun cuando el alma que ha sido liberado de las cadenas del pecado posee como la elasticidad de un resorte, por el que tiende hacia arriba tan pronto como sale del cuerpo, el Señor no la deja, por eso entregada a su natural poder, sino que envía sus ángeles como mensajeros que la traigan a ÉL, porque los santos deben ser llevados a la CASA DEL PADRE, no sólo con seguridad, sino también honorablemente.
Aunque los que llevaban el féretro del Rico personas del más alto rango, ¿que eran en comparación con los que se llevaron a Lázaro?

Véase Parte II.


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