LOS PRINCIPIOS DE LA
SANTIFICACIÓN; LA CUESTIÓN DE LA LICENCIA:
ROMANOS 6:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Avanzamos ahora a
la tercera sección de Romanos: «Santificación[1]» (caps. 6–8). Estos tres capítulos pertenecen
el uno al otro, y no se deben estudiar independientemente, de modo que será
sabio que lea los tres capítulos con cuidado.
Note:
·
que
el capítulo 6 se refiere a que el creyente está muerto al pecado;
·
el
capítulo 7 explica que el creyente está muerto a la ley; y
·
el
8 analiza que el creyente está vivo en la victoria que el Espíritu da.
Estos tres
capítulos son una explicación de la pequeña frasecita en 5:17 «reinarán en vida»:
Ø El
capítulo 6 nos dice cómo el pecado ya no reina
sobre nosotros (6:12);
Ø el
capítulo 7 explica cómo la ley ya no reina más
sobre nosotros (7:1); y
Ø el
capítulo 8 explica cómo la morada del Espíritu nos da vida y libertad (8:2–4).
El Creyente
Enfrenta Dos Problemas:
(1)
¿cómo puedo obtener la victoria sobre la vieja naturaleza (la carne, el cuerpo de
pecado)? y
(2)
¿cómo puedo vivir de manera que agrade a Dios?
El Capítulo 6 Responde
La Primera Pregunta:
Ø obtenemos la victoria
sobre la vieja naturaleza al darnos cuenta de que hemos sido crucificados con
Cristo.
Ø Pero la
segunda pregunta es más compleja; porque, ¿cómo puedo agradar a Dios cuando todo lo que haga,
incluso las «buenas cosas», están manchadas por la vieja naturaleza?
· El pecado no es simplemente
una acción externa;
· también involucra actitudes y disposiciones internas.
El
capítulo 7 contesta a este problema (junto con el capítulo 8) al mostrar que el
cristiano está muerto a la ley y que el Espíritu cumple la justicia de la ley
en nosotros (8:4).
El
secreto de la victoria sobre la carne se halla en nuestra obediencia a estas
tres instrucciones:
§ Saber,
§ Considerar,
y
§ Presentar.
I.
Saber (Rom.6:1–10):
Nótese: cuán a
menudo Pablo usa la palabra «saber» en este capítulo (vv. 3, 6, 9, 16). Satanás quiere
mantenernos en oscuridad en lo que se refiere a las verdades espirituales que
debemos conocer y por eso muchos cristianos viven por debajo de su condición
privilegiada.
«Si la gracia de Dios abunda cuando hay pecado (5:20)», pudiera
decir una persona, «el cristiano ¡debería vivir en
pecado para conocer más de la gracia de Dios!».
Pablo
muestra, sin embargo, que esto es imposible debido a que el verdadero cristiano
está muerto al pecado. Esta es la maravillosa verdad de nuestra identificación
con Cristo.
No
sólo que Cristo murió por nosotros, sino que nosotros morimos con Él. Cuando el
Espíritu nos bautizó en el cuerpo de Cristo:
Ø Fuimos sepultado con Él, y
Ø resucitados a una vida nueva.
NOTA:
V.2: EN NINGUNA MANERA. Lit., no sea. La gracia no puede ser explotada para fines
malos. A causa de nuestra Unión Con Cristo, estamos muertos al pecado y vivos
para Dios (v.11). La nueva vida moral está
basada en:
1)
nuestra unión con
Cristo (6:1-14);
2) en nuestra
servidumbre a la justicia (6:15-23); y
3) en la nueva unión matrimonial que tenemos con Cristo
(7:1-6).
Hemos muerto al pecado. La muerte es
separación, no extinción:
1) La
muerte física es la separación entre el cuerpo y el espíritu (Stg.2:26).
2)
La muerte espiritual es la separación entre una
persona y Dios (Ef.2:1).
3)
La muerte al pecado es la separación del poder dominador del pecado en nuestra
propia vida (Rom.6:14).
Los
versículos 3–4 no se refieren al bautismo en agua, sino a la operación del
Espíritu al ponernos «en Cristo» como miembros de su cuerpo. (Esta operación se ilustra con el bautismo
en agua).
· Cuando Cristo murió, morimos con Él;
· cuando Él resucitó, resucitamos con Él a una vida nueva.
Esta
es nuestra nueva posición en Cristo. Él no sólo murió por el pecado,
sino que murió al pecado (6:10). O sea, rompió el poder del pecado y destruyó
la vieja naturaleza (6:6).
NOTA:
V.3: BAUTIZADOS EN CRISTO JESÚS: El bautismo con el
Espíritu Santo une al creyente con Cristo separándole de la vida antigua y
asociándole “en Cristo”. El Bautismo de agua nos recuerda esta verdad.
La
vieja naturaleza aún está allí, esto lo sabemos; pero la cruz de Cristo la ha
despojado de su poder, porque morimos con Cristo a todo lo que pertenece a la
vida vieja.
El pecado y la
vieja naturaleza son amos inflexibles. El inconverso
es esclavo del pecado (Ef. 2:1–3), pero aún muchos cristianos todavía sirven al
pecado a pesar de que Cristo rompió su esclavitud:
· Los que leen
Romanos 5 descubren que Cristo murió por sus pecados y
le reciben en sus corazones;
· pero no se
apropian de las palabras de Romanos 6 y no descubren la gloriosa libertad que tienen en Cristo.
Lea
Romanos 6:1–10 de nuevo y analice por usted mismo que el creyente está muerto
al pecado (v. 2); la vieja naturaleza ha sido crucificada (v. 6); el creyente
ha sido libertado del pecado (v. 7). La vieja naturaleza ya no puede reinar más
en el cristiano que conoce la verdad, la confiesa, considera y se presenta al
Señor.
II. Considerar (Rom.6:11):
No
es suficiente saber nuestra nueva posición en Cristo; debemos, por fe,
considerar que es verdad en nuestras vidas. Considerar es simplemente ese paso
de fe que afirma: «Lo que Dios dice respecto a mí en la Biblia es cierto
ahora en mi vida. Estoy crucificado con Cristo». Considerar es la fe
en acción que descansa en la Palabra de Dios a pesar de las circunstancias y
emociones o sentimientos. Dios no nos dice que nos crucifiquemos, sino más bien
que creamos que hemos sido crucificados y que «el viejo hombre» ha muerto. La
crucifixión es una muerte que no se la puede aplicar usted mismo; debe ser
crucificado por otro. Considerar es ese paso de fe que cree la Palabra de Dios
y actúa en consecuencia.
III. Presentar (Rom.6:12–23):
Si
los creyentes verdaderamente se consideran muertos al pecado, demostrarán su fe
al presentarse ante Dios. Este es el tercer paso en el proceso de obtener la
victoria sobre la vieja naturaleza, la carne.
Nótese: el severo «no
reine, pues» del versículo 12. Este sometimiento es un acto de nuestra voluntad, un paso
de obediencia al Señor. No es suficiente saber esta maravillosa doctrina, o
incluso considerarla; debemos dar el paso final de presentar nuestros miembros
a Cristo.
En los
versículos 16–23 Pablo da el ejemplo del amo y del criado. Nadie
puede servir a dos señores. Antes de ser salvos nos sometemos al pecado
y éramos siervos del pecado.
Por
consiguiente, recibimos la «paga» del pecado: la muerte (v. 23).
Pero ahora, que hemos aceptado a Cristo como Salvador, somos libres del pecado;
o sea, nuestra nueva posición en Cristo nos da un nuevo Amo y Señor, tanto como
una nueva naturaleza. ¡Ahora somos
siervos de la justicia, en lugar de ser siervos del pecado! Al presentar
nuestros miembros a Cristo como sus «herramientas» o «instrumentos» (v. 13), Él viene a
controlar nuestras vidas y llevamos fruto en santidad (v. 22).
El
cristiano que deliberadamente se presenta al pecado cometerá pecado y cosechará
tristeza.
¿Por
qué debe el pecado ser nuestro señor cuando hemos muerto al pecado?
¿Por
qué obedecer a un señor que ya Cristo derrotó?:
Ø Los cristianos que pecan a propósito son personas que se han
presentado a sí mismos a la vieja naturaleza en lugar de presentarse al
Espíritu Santo.
Ø Viven por debajo de su posición exaltada en Cristo.
Ø Viven como esclavos cuando podían regir como reyes.
Es importante que tengamos estos
tres pasos en orden.
No
podemos someternos a Dios y obtener la victoria sobre la carne, a menos que primero nos
consideremos muertos al pecado y vivos en Cristo. Pero no podemos reconocernos
muertos a menos que sepamos nuestra posición en Cristo.
Satanás
no quiere que vivamos en nuestra elevada posición en Jesucristo, de modo que
trata de confundirnos respecto a nuestra victoria en el Hijo de Dios:
v No es suficiente saber que Cristo murió por nosotros; debemos
también saber que morimos en Cristo.
v No es suficiente saber que tenemos una nueva naturaleza interna;
v debemos también saber que la vieja naturaleza fue derrotada en
la cruz:
ü Saber,
ü considerar,
ü presentar:
Estos tres pasos conducen a la
victoria diaria sobre la carne.
Estos
tres pasos conducen al trono donde Cristo es exaltado y donde «reinaremos en vida»
con Él, siervos de la justicia y no esclavos del pecado. Disfrutamos de vida y
verdadera libertad en Él.
Tenga presente
que estos pasos deben representar una actitud diaria de vida. No son «medidas de
emergencia» que se usan al enfrentar alguna tentación especial. Los
creyentes que cada día dedican tiempo a la Palabra de Dios conocerán su
posición en Cristo. Tendrán la fe para considerarse muertos al pecado y podrán
presentarse y someterse al Espíritu que mora en ellos, obteniendo victoria.
La
respuesta al problema del pecado no es simplemente determinación, disciplina,
reforma, legislación, ni ningún otro esfuerzo humano. La victoria viene por
medio de la crucifixión y resurrección.
Clase Para El Miércoles:
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.
___________
Notas:
[1] G38 ἁγιασμός = jagiasmós: de G37;
propiamente purificación, i.e. (el estado de) pureza; concretamente (por
hebraísmo) purificador:- santidad, santificación. (Strong).
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