lunes, 3 de diciembre de 2018

LOS BENEFICIOS DE LA JUSTICIA: ROMANOS 5:


LOS BENEFICIOS DE LA JUSTICIA:
ROMANOS 5:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Este capítulo es una explicación de la última palabra del capítulo 4: justificación[1]. Un claro entendimiento del argumento de Pablo es esencial para captar el significado de la justificación por fe.

I.       La Bendición De La Justificación (Romanos 5:1–11):
Tenga presente que la justificación es la declaración de Dios de que el pecador que cree es justo en Cristo. Es justicia imputada, puesta a nuestra cuenta.
Santificación es justicia impartida, puesta en práctica en y a través de nuestras vidas por el Espíritu.
Justificación es nuestra posición delante de Dios; santificación[2] es nuestro estado aquí en la tierra delante de otros.
La justificación nunca cambia; la santificación sí.

Nótese: las bendiciones que tenemos en la justificación:

A.      Tenemos Paz (v. 1).
Hubo un tiempo en que éramos enemigos (v. 10); pero ahora en Cristo tenemos paz con Dios. Paz con Dios significa que nuestro problema con el pecado ha quedado resuelto por la sangre de Cristo. Dios es nuestro Padre, no nuestro Juez.

B.      Tenemos Entrada a Dios (v. 2a).
Antes de nuestra salvación estábamos «en Adán» y condenados; pero ahora en Cristo tenemos una perfecta posición delante de Dios y podemos entrar a su presencia (Heb. 10:19–25).

C.     Tenemos Esperanza (v. 2b).
Literalmente «nos enorgullecemos en la esperanza de la gloria de Dios». Lea Efesios 2:11, 12 y note que el inconverso está «sin esperanza[3]». No podemos ufanarnos en las buenas obras que traen salvación (Ef. 2:8–9), pero sí podemos hacerlo en la maravillosa salvación que Dios nos ha dado en Cristo.

D.      Tenemos Confianza Diariamente (vv. 3–4).
«También nos gloriamos en las tribulaciones». El verdadero cristiano no sólo tiene una esperanza para el futuro, sino que tiene confianza en las presentes aflicciones de la vida. La «fórmula» es como sigue: la prueba más Cristo igual a paciencia; paciencia más Cristo es igual a prueba [experiencia]; prueba más Cristo igual a esperanza.
Nótese: que no nos gloriamos en las tribulaciones o respecto a las pruebas; sino en las pruebas. Compárese Mateo 13:21; 1 Tesalonicenses 1:4–6; y Santiago 1:3ss.

E.      Experimentamos el amor de Dios (vv. 5–11).
Por el Espíritu Dios derrama su amor en nosotros y a través de nosotros. Dios reveló su amor en la cruz cuando Cristo murió por los que estaban «débiles», que eran «indignos», «pecadores» y «enemigos», probando así su gran amor. El argumento de Pablo es este: si Dios hizo todo eso por nosotros mientras todavía éramos sus enemigos, ¡cuánto más hará ahora que somos sus hijos!:
·      Somos salvos por la muerte de Cristo (v. 9),
·      pero somos también salvos por su vida (v. 10),
·      según «el poder de su resurrección» (Filp. 3:10) que opera en nuestras vidas.
·      Hemos recibido «reconciliación» (v. 11) y ahora experimentamos el amor de Dios.

II.      La Base De La Justificación (Romanos 5:12–21):
Esta es una sección compleja, de modo que léala varias veces y use una traducción moderna. Pablo explica aquí como todos los hombres son pecadores y cómo la muerte de un hombre puede dar a un pecador impío una correcta posición delante de Dios.
Por favor, note antes que todo, la repetición de la palabra «un» o «uno» (vv. 12, 15–19: once veces).

Nótese: también el uso de la palabra «reinar» en los versículos 14, 17 y 21. El pensamiento clave aquí es que cuando Dios mira a la raza humana, sólo ve a dos hombres:
·      Adán, y
·      Cristo.

Todo Ser Humano:
Ø O está «en Adán» y está perdido, o
Ø está «en Cristo» y es salvado;
§  no hay términos medios.
Ø El versículo 14 afirma que Adán es un tipo (figura) de Cristo;
Ø él es el «primer Adán», y
Ø Cristo el «postrer Adán» (1 Cor. 15:45).

Podemos Contrastar a Los Dos Adanes Como Sigue:
(1) El primer Adán se hizo de tierra:
§  pero el postrer Adán (Cristo) vino del cielo (1 Cor. 15:47).
(2) El primer Adán fue el rey de la antigua creación (Gn. 1:26–27):
§  En tanto que el postrer Adán es el Rey Sacerdote sobre la nueva creación (2 Cor. 5:17).
(3) Al primer Adán lo probaron en un jardín perfecto y desobedeció a Dios:
§  Mientras que al postrer Adán lo probaron en un terrible desierto y obedeció a Dios; y en el huerto de Getsemaní sometió su voluntad a Dios.
(4) La desobediencia del primer Adán trajo pecado, condenación y muerte a la raza humana:
§  Pero la obediencia del postrer Adán trajo justicia, salvación y vida a todo el que cree.
(5) Mediante el primer Adán la muerte y el pecado reinan en este mundo (vv. 14, 17, 21):
§  pero a través del postrer Adán reina la gracia (v. 21) y los creyentes pueden «reinar en vida» (v. 17).

El AT., es el «libro de la generación de Adán» (Gn. 5:1–2) y concluye con la palabra «maldición» (Malq. 4:6).
El NT., es el «libro de la generación de Jesucristo» (Mt. 1:1) y concluye con «no habrá más maldición» (Ap. 22:3):
Ø El paraíso de Génesis que Adán perdió,
Ø se restaura en Apocalipsis mediante la cruz de Cristo.

Lo que Pablo enseña aquí es la unidad de la raza humana en Adán (véase Hch. 17:26). Cuando dice en el versículo 12 que «todos han pecado» significa que todos pecamos en Adán cuando él pecó.
Nos identificamos con él como la «cabeza» de la raza humana y su pecado es el nuestro, su muerte es la nuestra. El argumento de Pablo en los versículos 12–14 es como sigue: Todos sabemos que un hombre muere si desobedece la ley de Dios.

Pero no había ley desde Adán hasta Moisés, ¡y sin embargo los hombres murieron! Sabemos que Adán murió debido a que desobedeció una ley divina; pero las generaciones desde Adán hasta Moisés no tenían tal ley para desobedecer. Entonces, la muerte debe ser por otra causa y esa es el pecado de Adán.
Debido a que nacemos «en Adán», heredamos su pecado y condenación. Pero en su gracia Dios ha dado un «postrer Adán», una nueva «Cabeza» que, «por su vida y muerte», ha deshecho todo lo que Adán hizo en su pecado. Pablo ahora presenta varios contrastes entre la salvación y el pecado:
vv. 15–16, ofensa vs. regalo gratuito:
§  La ofensa de Adán trajo condenación y muerte,
§  mientras que el regalo de la gracia de Dios trae justificación y vida.
v. 17, muerte vs. vida:
§  La muerte reinó debido a Adán,
§  pero ahora los creyentes reinan en vida (ya no en el futuro) por Cristo, ¡y tienen vida abundante!
v. 18, condenación vs. justificación:
§  El pecado de Adán hundió a la raza humana en condenación;
§   la muerte de Cristo trae una posición correcta delante de Dios.
§  Adán se escondió de Dios;
§  ¡en Cristo tenemos entrada libre a Dios!
v. 19, desobediencia vs. obediencia:
§  Adán desobedeció a Dios y nos hizo a todos pecadores;
§  Cristo obedeció a Dios, y por medio de la fe en Él, somos hechos justos.
v. 20, ley vs. gracia:
§  Dios no dio la ley para salvar a la humanidad, sino para revelar el pecado.
§  Pero, cuando Cristo murió, la superabundante gracia satisfizo las exigencias de la ley, y entonces suplió lo que esta no podía suplir: salvación del pecado.

La transacción completa se resume en el versículo 20: en la nueva creación (2 Cor. 5:17, estando «en Cristo») ya no reina el pecado, ¡reina la gracia!
No reina la muerte, ¡reina la vida! ¡Y nosotros reinamos en vida! «Cristo [...] nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios» (Ap. 1:5–6).

Ahora, la pregunta importante es:
·      ¿Estoy «en Adán», o
·      «en Cristo»?
Si estoy «en Adán», el pecado y la muerte reinan en mi vida y estoy bajo condenación. Si estoy «en Cristo», la gracia reina, puedo reinar en vida por medio de Cristo y el pecado ya no me tiene en esclavitud (el tema del capítulo 6). En 5:6–11 Pablo enseña la sustitución: Cristo murió por nosotros en la cruz. Pero en 5:12–21 avanza más y enseña la identificación: los creyentes están en Cristo y pueden vivir en victoria sobre el pecado.
¡Aleluya, qué Salvador!

Notas: introductorias a Romanos 6–8.
La iglesia de hoy necesita desesperadamente enfatizar la santidad práctica en la vida del creyente. Todo cristiano (si en verdad ha nacido de nuevo) vive según se describe en Romanos 5; pero en los capítulos 6 al 8 de Romanos se describe muy poco progreso en los cristianos.
Es esencial que comprendamos el significado de esta sección sobre la santificación. No sólo que la comprendamos, sino que la vivamos.

Definición: Santificar[2] quiere decir «apartar, separar».

En esencia, no dice nada en cuanto a la naturaleza de algo, sólo su posición en referencia a Dios. El tabernáculo y su mobiliario fueron santificados, apartados para el uso exclusivo de Dios.
La lana, la tela, el metal y otros materiales no eran «santos» en sí mismos, sino que fueron apartados para Dios. En Juan 17:19 Jesús dice que Él se santifica a sí mismo.
Por cierto, el Santo Hijo de Dios no tiene necesidad de ser hecho «más santo» que lo que era. Lo que quiere decir es simplemente que Él se había apartado a sí mismo para servir a Dios y, por medio de su acto de salvación, pudo apartar a los creyentes para la gloria de Dios.

En Las Escrituras La Santificación Es Triple:
(1) posicional: el cristiano es sacado del mundo y sentado con Cristo (Jn. 17:16);
(2) práctica: el creyente tiene victoria día tras día sobre el pecado y crece en santidad y en semejanza a Cristo;
(3) Perfecta: «Seremos como Él es porque le veremos como Él es» (1 Jn. 3:1, 2).

A menos que conservemos el mensaje de Romanos 6 separado del de Romanos 7, confundiremos el mensaje de Pablo y perderemos una gran bendición. Esta tabla explica la diferencia entre el mensaje de Romanos 6 y el de Romanos 7.
Romanos 6:
Romanos 7:
1. ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde?
1. ¿Qué podemos hacer sino pecar cuando nuestra misma naturaleza es tan pecadora?
2. Esclavitud al cuerpo de pecado.
2. Esclavitud a la ley.
3. Estamos muertos al pecado.
3. Estamos muertos a la ley.
4. Analogía del siervo y el amo.
4. Analogía de esposa y esposo.
5. El problema de evitar el mal cuando tenemos naturalezas pecadoras.
5. El problema de hacer el bien cuando tenemos naturalezas pecaminosas.
6. El problema es resuelto al saber que hemos muerto al pecado,, considerarnos muertos a la ley y al presentarnos al Espíritu.
6. El problema es resuelto al saber que hemos muerto a la ley, admitimos que no podemos agradar a Dios por nosotros mismos y al presentarnos al Espíritu que mora en nosotros.

Romanos 7 presenta un problema mucho más profundo que el capítulo 6. Todo cristiano se da cuenta del problema del capítulo 6: que su naturaleza pecaminosa le arrastra y trata de esclavizarlo. Pero pocos cristianos han participado en las experiencias del capítulo 7, darse cuenta con humildad de que somos incapaces, incluso de hacer algo bueno. Muchos cristianos viven bajo la ley: tienen un conjunto de reglas y regulaciones que obedecen religiosamente en la energía de la carne y le llaman «vivir una vida cristiana dedicada». ¡Qué lejos de la verdad!
Solamente cuando el Espíritu Santo dirige nuestras vidas desde adentro y obedecemos de corazón hay vida cristiana que honra a Dios. La carne disfruta de ser «religiosa», tratando de obedecer leyes, reglas y códigos.
La cosa más engañosa acerca de la carne es que puede parecer tan santificada, tan espiritual, cuando en realidad la carne está en guerra contra Dios. Romanos 6, entonces, se refiere a la carne que genera el mal; el capítulo 7 analiza la carne que mediante la ley trata de generar el «bien».
Romanos 5 es importante en esta consideración también, a pesar de que en nuestro bosquejo colocamos este capítulo bajo el encabezamiento «salvación».

Nótese: los contrastes:
Romanos 5:
Romanos 6 y 7:
1. Cristo murió por nosotros
1. Morimos con Cristo
2. Sustitución
2. Identificación
3. Cristo murió por los pecados
3. Cristo murió al pecado
4. Pagó la pena del pecado
4. Rompió el poder del pecado
5. Justificación
5. Santificación
6. Justicia imputada
6. Justicia impartida

La carne: Esta frase no quiere decir el cuerpo en sí mismo, sino más bien la naturaleza del hombre alejado de la influencia y del poder de Dios. Otros términos que se usan para la carne son: el viejo hombre, el cuerpo de pecado y el yo. Es difícil para la gente refinada (incluso cristianos) admitir que en nosotros no hay nada bueno. Todo lo que la Biblia dice respecto a la carne es negativo y hasta que los creyentes no admiten que no pueden controlar la carne, ni cambiarla, ni limpiarla, ni conquistarla, nunca entrarán en la vida y en la libertad de Romanos 6–8.
Pablo, el «preeminente fariseo» (véase Filp. 3) tuvo que admitir en Romanos 7 que incluso su carne ¡no se sujetaba a las leyes de Dios! Tal vez no hubiera cometido actos externamente groseros de pecado, pero sin duda albergaba actitudes internas que eran contrarias a la voluntad de Dios. La ley de Dios es santa y buena, pero aun una ley santa nunca podrá controlar la carne pecadora.
Esta verdad viene como un choque incluso a creyentes bien enseñados: la vida cristiana no se vive en la energía de la carne, intentando «hacer buenas obras» para Dios. Ningún creyente en la tierra puede jamás hacer nada en la carne que pueda agradar a Dios.
Debemos admitir que «la carne para nada aprovecha» (Jn. 6:63) y presentarnos al Espíritu antes de que podamos oír a Dios decir de nuestras vidas: «Estoy complacido». ¡Qué tragedia vivir bajo la esclavitud de leyes, resoluciones y reglas, cuando hemos sido llamados a la gloriosa libertad por medio del Espíritu!
Nuestra responsabilidad: La vida cristiana no es algo pasivo, en lo cual meramente «morimos» y dejamos que Dios haga todo por nosotros. Las tres palabras clave del capítulo 6 son:
·         conocer,
·         considerar, y
·         presentar.
Ø Debemos conocer nuestra posición espiritual y privilegios en Cristo, y esto quiere decir dedicar tiempo a la Palabra de Dios.
Ø Debemos considerar que lo que Dios dice respecto a nosotros en la Biblia es verdad en nuestras vidas y esto significa mostrar una fe que nace del Espíritu.
Ø Finalmente, debemos presentar todo al Espíritu, no sólo en ocasiones, sino siempre.
·      Esto es «andar en el Espíritu».

Cual De Esta Dos Naturaleza, Alimentamos Más:
·     La vieja naturaleza es fuerte para hacer el mal, y sin embargo, «la carne[4] es débil» (Mt. 26:41) cuando se trata de hacer alguna cosa espiritual.
·   Debemos alimentar la nueva naturaleza con leche, carne, pan y miel de la Palabra de Dios, y debemos considerarnos muertos al pecado.

¿Para qué alimentar a un cadáver? No obstante, muchos cristianos alimentan su vieja naturaleza con las cáscaras del mundo, mientras que la nueva naturaleza se muere de hambre por el maná de Dios y por la comunión con Él en la oración.
Dios ya ha hecho su parte; nuestras responsabilidades son claras:
Ø saber,
Ø considerar,
Ø presentar.

_____________
Notas:
[1] dikaioo = (δικαιόω, G1344), primariamente considerar ser justo. Significa, en el NT:
(a) mostrar ser recto o justo; en la voz pasiva, ser justificado (Mateo 11:19; Lucas 7:35; Rom.3:4; 1 Tim.3:16);
(b) declarar ser justo, pronunciar a alguien justo:
(1) por parte del hombre, con respecto a Dios (Lucas 7:29; véase Rom.3:4 más arriba); con respecto a sí mismo (Lucas 10:29; 16:15);
(2) por parte de Dios con respecto a los hombres, que son declarados ser justos ante él sobre la base de ciertas condiciones por él establecidas. (VINE).
[2] jagiazo = (ἀγιάζω G37) hacer santo (de jaagios, santo; véase B, Nº 1). Significa poner aparte para Dios, santificar, hacer una persona o cosa lo opuesto a koinos, común. Se utiliza:
(a) del oro adornando el templo y de la ofrenda puesta sobre el altar (Mt.23:17; 23:19);
(b) de comida (1 Tim.4:5);
(c) del cónyuge incrédulo de una persona creyente (1 Cor.7:14);
(d) la purificación ceremonial de los israelitas (Heb.9:13);
(e) del nombre del Padre (Lc.11:2);
(f) de la consagración del Hijo por parte del Padre (Juan 10:36);
(g) del Señor Jesús dedicándose a sí mismo a la redención de su pueblo (Juan 17:19);
(h) al hecho de poner aparte al creyente para Dios (Hech.20:32; cf. Rom.15:16);
(i) Del efecto sobre el creyente de la muerte de Cristo (Heb.10:10, dicho de Dios, y 2:11; 13:12, dicho del Señor Jesús);
(j) de la separación del creyente del mundo en su conducta, por el Padre por medio de la Palabra (Juan 17:17; 17:19);
(k) del creyente que se aparta de aquellas cosas que deshonran a Dios y su evangelio (2 Tim.2:21);
(l) del reconocimiento del señorío de Cristo (1 P.3:15). En Ap.22:11  «el que es santo, santifíquese todavía», el aoristo o tiempo puntual expresa lo terminante y consumado del acto divino. «Por cuanto cada creyente es santificado en Cristo Jesús» (1 Cor.1:2, cf. Heb.10:10), una designación frecuente en el NT., para todos los creyentes es «santos», jagioi, esto es, «santificados». Así la santidad, o santificación, no es un logro, sino el estado al que Dios, en su gracia, llama a los pecadores, y en el que comienzan su curso como cristianos (Col.3:12; Heb.3:1) (de Notes on Thessalonians, por Hogg y Vine, pp. 113-114). (VINE)
[3] G1680 ἐλπίς = elpis: del primario ἔλπω = élpo  (esperar con anhelo, por lo general con placer); expectación (abstractamente o concretamente) o confianza:- esperanza, esperar. (Strong).
[4] carne = sarx   Strong G4561: En su sentido literal, sarx  se refiere a la sustancia del cuerpo, ya sea de animales o de individuos (1 Cor.15:39; 2 Cor.12:7). En su uso idiomático, la palabra indica la raza humana o los individuos como personas (Mateo 24:22; 24: 1 P. 1:24). En un sentido ético y espiritual, sarx  designa la naturaleza inferior de una persona, el asiento y vehículo de los deseos pecaminosos (Rom.7:25; 8:4-9; Gál.5:16-17).

Clase Para Domingo.


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