lunes, 31 de diciembre de 2018

EL PASADO DE ISRAEL: ELECCIÓN: ROMANOS 9:


EL PASADO DE ISRAEL: ELECCIÓN:
ROMANOS 9:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Los próximos tres capítulos se refieren a la historia espiritual de Israel:
·      Pasada (cap. 9),
·      Presente (cap. 10), y
·      Futura (cap. 11).
El propósito de Pablo es explicar cómo Dios pudo poner a un lado a su pueblo escogido y salvar a los gentiles, y cómo Él restaurará a la nación en algún tiempo futuro.

I.       La Elección De Israel Descrita. (Romanos 9:1–13):

A.     Las Bendiciones De La Elección (vv. 1–5).
No podemos sino admirar el peso de la responsabilidad que sentía Pablo por Israel. Sus palabras nos recuerdan a Moisés en Éxodo 32:31, 32. ¿Tenemos esa carga por las almas perdidas? Cristo nos amó tanto que se hizo maldición por nosotros:
(1)     La adopción: escogidos por Dios debido a su amor (véase Is. 43:20–21).
(2)     La gloria: la presencia de Dios en el tabernáculo (Éx. 24:16, 17).
(3)  Los pactos: Dios, mediante Abraham, Moisés y David, dio pactos inmutables a su pueblo Israel.
(4)   La promulgación de la ley: Dios nunca se relacionó así con los gentiles. Israel oyó la voz de Dios y recibió sus leyes para el gobierno de sus vidas.
(5)   El culto: el servicio sacerdotal en el tabernáculo era un privilegio del Señor.
(6)    Las promesas: muchas promesas del AT., se han cumplido y muchas aún no se han cumplido para los judíos.
(7)   Los patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob y sus doce hijos forman el cimiento de la nación.
(8)   El Mesías: Cristo fue un judío, de la tribu de Judá, nacido según la ley. Nótese: en el versículo 5 que Pablo llama a Cristo: «Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos».

Ninguna otra nación tuvo estas maravillosas bendiciones; sin embargo, Israel las dio por sentado y a fin de cuentas rechazó la justicia de Dios. El cristiano hoy también pertenece a los elegidos de Dios y tiene similares bendiciones de las cuales disfrutar:
·      adopción (Ef. 1:5);
·      gloria (Ef. 1:6–7);
·      el nuevo pacto en la sangre de Cristo (Heb. 9:10);
·      la ley escrita en el corazón (2 Cor. 3; Heb. 10:16–17);
·      servicio sacerdotal mediante Cristo (1 P. 1:4); y
·      tenemos a Abraham como padre de los que creen (Gál. 3:7): todo porque tenemos a Cristo.

B.      La Base De La Elección (vv. 6–13).
En la elección Dios ejerce su voluntad soberana para lograr su plan perfecto. Tenga presente que la elección de que se habla en Romanos 9–11 es nacional y no individual. Aplicar todas las verdades de estos capítulos a la salvación, o a la seguridad del creyente individual, es errar su mensaje por completo. Es más, Pablo cuidadosamente destaca que está hablando a los judíos y a los gentiles como pueblos, no como pecadores individuales:
(1)   Abraham: Fue escogido como el padre de la nación hebrea, pero Pablo afirma que no todos los israelitas son verdaderos hijos de Israel. (Véase también 2:25–29.) Abraham tuvo muchos hijos (Gn. 25:1–6), pero solamente uno escogido: Isaac, quien fue el hijo de la promesa por fe.
(2)    Isaac: Fue el hijo de la promesa por fe (véase Gál. 4:21–31), mientras que Ismael fue el hijo de la carne por medio de las obras. La verdadera «simiente de Abraham» son los creyentes y no sólo los que tienen sangre judía en sus venas.
(3)   Jacob: Dios pasó por alto a Esaú, el primogénito, y escogió a Jacob, y tomó su decisión incluso antes de que los niños nacieran. ¿Por qué? Para mostrar que el propósito de Dios al elegir a su nación se cumpliría. Esaú decidió rebelarse contra Dios, pero los propósitos de Dios no dependen de las decisiones del hombre.
No podemos explicar la relación entre las elecciones del hombre y los propósitos de Dios, pero sabemos que ambas cosas son verdaderas y se enseñan en la Palabra de Dios.

II.     La Elección De Israel Defendida. (Romanos 9:14–33):
La doctrina de la elección nacional de Israel levanta varias preguntas teológicas cruciales:

A.     ¿Es Dios Injusto? (vv. 14–18).
¡Por supuesto que no! Porque la elección no tiene nada que ver con la justicia, sino más bien con la gracia. «¡Dios es injusto si escoge a uno e ignora a otro!», dicen a menudo los ignorantes. Pero el propósito de Dios va más allá de la justicia; ¡porque si Dios hiciera nada más lo que es justo, tuviera que condenarnos a todos nosotros!
Pablo usa a Moisés (Éx. 33:19) y a Faraón (Éx. 9:16) como prueba de que Dios puede hacer lo que desee al dispensar su gracia y misericordia. Nadie merece la misericordia de Dios y nadie puede condenarlo por su elección de Israel o por haber pasado por alto a otras naciones.

B.    ¿Por Qué Dios Encuentra Faltas Si Nadie Puede Resistir Su Voluntad? (vv. 19–29).
Pablo réplica con una parábola sobre el alfarero, posiblemente tomada prestada de Jeremías 18:1–6. Dios es el Alfarero y las naciones del mundo (y sus líderes) son las vasijas. Algunas son vasijas de ira que Dios pacientemente soporta hasta el tiempo de su destrucción (Gn. 15:16).
Otros son vasijas de misericordia que revelan su gloria. Pablo entonces cita a Oseas 2:23 y 1:10 para mostrar que Dios prometió llamar un «pueblo» de entre los gentiles, un pueblo que sería llamado «hijos del Dios viviente». Esta es la Iglesia (véase 1 P. 2:9–10). También cita Isaías 10:22, 23, mostrando que un remanente de judíos también se salvaría (véase Is. 1:9).
En otras palabras, el propósito de Dios en la elección hace posible que tanto judíos como gentiles sean salvos por gracia. Ni el judío ni el gentil podrían ser salvos de ninguna otra manera que por la gracia de Dios.

C.     ¿Qué Diremos Respecto a Los Gentiles? (vv. 30–33).
Aquí está la paradoja de la historia: los judíos trataron de ser justos y fueron rechazados; los gentiles, que no tuvieron los privilegios de los judíos, ¡fueron recibidos! La razón es que los judíos trataron de alcanzar justicia por medio de las obras, mientras que los gentiles recibieron la justicia por la fe y mediante la gracia de Dios.
Los judíos tropezaron por el Mesías crucificado (véanse Is. 8:14; 28:16; Mt. 21:42; 1 Cor. 1:23; 1 P. 2:6–8). Querían un Mesías que guiaría a la nación a la libertad y gloria políticas; no podían creer en un Cristo crucificado.

El propósito de Pablo en este capítulo es explicar la posición de Israel en el plan de Dios:
·      Israel era una nación elegida que se le había dado privilegios como a ninguna otra; y
·      sin embargo, había fallado miserablemente al no seguir el programa de Dios para bendecir a todo el mundo.
El capítulo entero exalta la gracia soberana de Dios sin minimizar la responsabilidad del hombre para tomar las decisiones correctas.
La Palabra de Dios prevalecerá independientemente de la desobediencia humana; pero los pecadores desobedientes se quedarán sin la bendición.

Ninguna mente humana puede siquiera imaginar o explicar la sabiduría de Dios (véase 11:33–36), pero esto sabemos: sin la gracia soberana de Dios, no habría salvación.


Clase Para El Miércoles:

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.

Un Feliz Año Nuevo 2019. Gracias Por Su Apoyo En El Ministerio:

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