lunes, 8 de enero de 2018

EL PACTO, LOS 10 MANDAMIENTOS: ÉXODO 19–20:

EL PACTO, LOS 10 MANDAMIENTOS:
ÉXODO 19–20:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

I.       Notas Preliminares: La Importancia De La Ley:
Ningún tema ha sido más mal entendido entre los cristianos que la Ley de Moisés y su aplicación al creyente del NT., hoy.
Confundir los pactos de Dios es interpretar mal la mente de Dios y perderse sus bendiciones, de modo que el creyente es sabio al examinar la Palabra para determinar el lugar y el propósito de todo el sistema mosaico.

II.      Nombre:
Comenzando con Éxodo 19 y continuando a la cruz de Cristo (Col. 2:14), el pueblo estuvo bajo el sistema mosaico. A esto se le llama «la ley de Moisés», «la ley» y algunas veces «la ley de Dios».
Por conveniencia, a menudo hablamos de «la ley moral» (refiriéndonos a los Diez[1] Mandamientos[2]), «la ley ceremonial» (relacionando a los tipos y símbolos que se hallan en el sistema sacrificial) y «la ley civil» (queriendo indicar las leyes cotidianas que gobernaban la vida de las personas).
En realidad, la Biblia no parece hacer distinción entre las leyes «morales» y «ceremoniales», puesto que la una era en definitiva parte de la otra. Por ejemplo: el cuarto mandamiento respecto al día del sabat se halla en la ley moral y sin embargo es ciertamente y por igual parte del sistema ceremonial de días santos.

III.    Propósitos:
Para comprender la ley debemos recordar que Dios ya había hecho un pacto eterno con los judíos mediante su padre Abraham (Gn. 15). Les prometió su bendición y les dio la propiedad de la tierra de Canaán. La Ley Mosaica se «añadió» más tarde al pacto Abrahamico, pero no lo anuló (Gál. 3:13–18).
La ley «entró conjuntamente» con el pacto previo de Dios (Rom. 5:20) y fue tan solo una medida temporal (Gál. 3:19) de Dios. Se dio sólo a Israel para marcarlo como el pueblo escogido de Dios y su nación santa (Éx. 19:4–6; Salm. 147:19–20).
Dios no dio la ley para salvar a nadie, porque es imposible salvarse guardando la ley (Gál. 3:11; Rom. 3:20). Dio la ley a Israel por las siguientes razones:
A.      Para revelar su gloria y santidad (Dt. 5:22–28).
B.     Para revelar la pecaminosidad del hombre (Rom. 7.7, 13; 1 Tim. 1:9ss; Stg. 1:22–25).
C.    Para marcar a Israel como su pueblo escogido y separarlo de las otras naciones (Salm. 147:19–20; Ef. 2:11–17; Hch. 15).
D.    Para dar a Israel una norma para la vida santa de modo que pudieran heredar la tierra y disfrutar de su bendición (Dt. 4:1 ss.; 5:29 ss.; Jue. 2:19–21).
E.      Para preparar a Israel para la venida de Cristo (Gál. 3:24).
El «ayo» era un esclavo capacitado cuya tarea era preparar al niño para la vida adulta.
Cuando el hijo maduraba y entraba en la edad adulta, recibía su herencia y ya no necesitaba más de un ayo. Israel estaba en su «niñez espiritual» bajo la ley, pero esto lo preparó para la venida de Cristo (Gál. 3:23–4:7).
F.     Para ilustrar en tipo y ceremonia la persona y la obra de Cristo (Heb. 8–10):
·   A la ley se la compara con un espejo, porque revela nuestros pecados (Stg. 1:22–25);
·      un yugo, porque esclaviza (Hch. 15:10; Gál. 5:1; Rom. 8:3);
·      un ayo o tutor, porque preparó a Israel para la venida de Cristo (Gál. 3:23–4:7);
·   cartas escritas en piedras (2 Cor. 3) en contraste con la ley del amor escrita en nuestros corazones por el Espíritu; y
·   una sombra en contraste con la realidad y cumplimiento que tenemos en Cristo (Heb. 10:1; Col. 2:14–17).

IV.    Debilidad:
Es importante notar lo que la ley no puede hacer.
No puede lograr estas cosas:
(1) Hacer perfecto a alguien, hebreos 7:11–19; 10:1–2;
(2) justificar de pecado, Hechos 13:38–39 y Romanos 3:20–28;
(3) dar justicia, Gálatas 2:21;
(4) dar paz al corazón, Hebreos 9:9; y
(5) dar vida, Gálatas 3:21.

V.      Cristo y La ley:
«La ley por medio de Moisés fue dada, más la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo» (Jn. 1:17). Es obvio que hay un contraste entre el sistema legalista de Moisés para Israel y la posición de gracia que el cristiano tiene en el Cuerpo de Cristo.
Cristo fue puesto bajo la ley (Gál. 4:4–6) y la cumplió en todo (Mt. 5:17). Su persona y obra se ven en la ley (Lc. 24:44–47). Él es el fin de la ley por justicia al creyente (Rom. 10:1–13).
Pagó la pena de la ley y llevó la maldición de la ley en la cruz (Gál. 3:10–14; Col. 2:13–14). La ley no separa más al judío y al gentil, porque en Cristo somos uno en la Iglesia (Ef. 2:11–14).

VI.    El Cristiano y La Ley:
El NT., deja muy en claro que el cristiano no está bajo la ley (Rom. 6:14; Gál. 5:18), sino que vive en la esfera de la gracia. En Cristo morimos a la ley (Rom. 7:1–4) y hemos sido libertados de ella (Rom. 7:5–6). No debemos enredarnos de nuevo en la esclavitud de la ley (Gál. 5:1–4), lo cual quiere decir caernos de la esfera de la gracia y vivir como siervo, no como hijo.
¿Significa esto que el cristiano puede andar sin ley e ignorar las exigencias santas de Dios? ¡Por supuesto que no! Esta es la acusación que los enemigos de Pablo le endilgaron debido a que él enfatizaba la gloriosa posición del creyente en Cristo (Rom. 6:1).
Segunda de Corintios 3 aclara que la gloria del evangelio de la gracia de Dios sobrepasa la gloria temporal de la ley del AT., y que los cristianos debemos ir «de gloria en gloria» (3:18) al crecer en la gracia. En realidad, el cristiano del NT., está bajo una forma de vida más exigente que el creyente del AT.; porque la ley del AT., se refería a actos externos, mientras que la ley del amor del NT., se refiere a actitudes internas.
Ser libre de la ley no significa serlo para pecar; libertad no es libertinaje. Somos llamados a libertad y debemos usarla para el bien de otros y la gloria de Dios (léase Gál. 5:13–26). Estamos bajo la ley más elevada del amor, la ley de Cristo (Gál. 6:2).
No tratamos de obedecer a Dios en la energía de la carne debido a que esto es imposible (Rom. 7:14); la carne es pecadora, débil y no puede someterse a la ley. Pero al considerarnos muertos al pecado (Rom. 6) y al someternos al Espíritu Santo (Rom. 8), el Espíritu cumple la ley en nosotros y por medio de nosotros (Rom. 8:1–4).
Regresar a la ley es cambiar la realidad por las sombras y la libertad por la esclavitud. Es abandonar el supremo llamamiento que tenemos en la gracia:
·      La ley significa que debemos hacer algo para agradar a Dios;
·      la gracia significa que Dios obra en nosotros para cumplir su perfecta voluntad.

VII.   Los Diez Mandamientos Hoy:
Toda la ley del AT., no es más que una explicación y aplicación de los Diez Mandamientos. Nueve de los Diez Mandamientos se repiten en el NT., para los creyentes de hoy:
A.    No tendrás dioses ajenos delante de mí (Hch. 14:15; Jn. 4:21–23; 1 Tim. 2:5; Stg. 2:19; 1 Cor. 8:6).
B.    No te harás imágenes ni ídolos (Hch. 17:29; Rom. 1:22–23; 1 Jn. 5:21; 1 Cor. 10:7, 14).
C.     No tomarás su nombre en vano (Stg. 5:12; Mt. 5:33–37 y 6:5–9).
D.     Acuérdate del día de reposo.
Este no se repite en ninguna parte del NT., para que la Iglesia lo obedezca hoy. Guardar el día de reposo se menciona en Mateo 12, Marcos 2, Lucas 6 y Juan 5; pero todos estos pasajes se refieren al pueblo de Israel y no a la Iglesia. Colosenses 2 y Romanos 14–15 enseñan que los creyentes no deben juzgarse los unos a otros con respecto a días santos o de reposo. Decir que una persona se pierde o no es espiritual debido a que no guarda el día de reposo es ir más allá de los límites de las Escrituras.
E.      Honra a tu padre y a tu madre (Ef. 6:1–4).
F.      No matarás (1 Jn. 3:15; Mt. 5:21–22).
G.     No cometerás adulterio (Mt. 5:27–28; 1 Cor. 5:1–13; 6:9–20; Heb. 13:4).
H.     No hurtarás (Ef. 4:28; 2 Ts. 3:10–12; Stg. 5:1–4).
I.      No hablarás falso testimonio (Col. 3:9; Ef. 4:25).
J.      No codiciarás (Ef. 5:3; Lc. 12:15–21).

Nótese: estos «resúmenes de la ley» en el NT.; ninguno menciona el sabat: Mateo 19:16–20; Marcos 10:17–20; Lucas 18:18–21; Romanos 13:8–10. Por supuesto, los «Nueve Mandamientos» del amor es el motivo básico para el cristiano hoy (Jn. 13:34–35; Rom. 13:9–10).

Este amor se derrama en nuestros corazones por el Espíritu (Rom. 5:5), para que podamos amar a Dios y a los demás, y por lo tanto no hay necesidad de ley externa que controle nuestra vida. La vieja naturaleza no conoce ley alguna y la nueva no necesita ley:
Ø El sabat fue un día especial de Dios para los judíos bajo el antiguo pacto;
Ø el día del Señor es el día especial del Señor para la Iglesia bajo el nuevo.
Ø El día de reposo simboliza salvación por obras; seis días de labor, luego descanso;
Ø el día del Señor simboliza salvación por gracia:
·      primero, descanso, y
·      luego, siguen las obras.

El sabat, los sacrificios, las leyes dietéticas, el sacerdocio y los servicios del tabernáculo fueron todos descartados en Cristo.

Clase Para Domingo.

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.


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Nota:
[1] H7637 שְׁבִיעִי = shebihí: o שְׁבִעִי = shebihí; ord. de H7657; séptimo:- séptima (vez).
[2] H4687 מִצְוָה = mitsvá: de H6680; mandato, sea humano o divino (colect. la Ley):- estatuto, ley, mandamiento, mandar, mandato, mensaje, orden, palabra, precepto. (Strong).


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