lunes, 22 de enero de 2018

PENTECOSTÉS: NACIMIENTO DE LA IGLESIA: HECHOS 2:

PENTECOSTÉS: NACIMIENTO DE LA IGLESIA:
HECHOS 2:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

El día de Pentecostés tenía lugar cincuenta días después de la Fiesta de las Primicias. (La palabra «pentecostés[1]» significa «cincuentavo»). Esta fiesta se describe en Levítico 23:15–21. Así como la Pascua es un cuadro de la muerte de Cristo (1 Cor. 5:7) y las Primicias uno de su resurrección (1 Cor. 15:20–23), Pentecostés es un cuadro de la venida del Espíritu Santo (1 Cor. 12:13).
Las hogazas de panes con levadura se presentaban ese día, un cuadro de la Iglesia compuesta de judíos y gentiles. (En 1 Cor. 10:17 la Iglesia se describe como un pan).
La levadura en el pan habla del pecado que todavía hay en la Iglesia. Hay dos referencias al bautismo del Espíritu en Hechos: sobre los judíos en Hechos 2, y sobre los gentiles en Hechos 10. Los dos panes presentados en Pentecostés eran sombra anticipada de estos acontecimientos.

I.       Los Milagros (Hechos 2:1–13):
Los creyentes estaban esperando y orando conforme Cristo les había ordenado (Lc. 24:49), y en el tiempo apropiado el Espíritu descendió. Cuando lo hizo, los bautizó en un cuerpo espiritual en Cristo (véanse Hch. 1:4–5; 1 Cor. 12:13), y les llenó con poder para testificar (Hch. 2:4). El sonido de un viento recio nos recuerda a Juan 3:8 y de la profecía de Ezequiel sobre los huesos secos (Ez. 37).
Las lenguas de fuego simbolizaban el poder divino que hablaría por Dios. No confunda estas lenguas de fuego con el bautismo de fuego al que hace alusión Mateo 3:11. El bautismo de fuego que se menciona allí se refiere al tiempo de la tribulación de Israel. Puesto que todo creyente es bautizado por el Espíritu (1 Cor. 12:13), no es correcto orar por un bautismo del Espíritu Santo y fuego. Los creyentes hablaron en lenguas.
No predicaron en lenguas, sino que más bien alabaron a Dios en idiomas que no sabían naturalmente (véase Hch. 2:11). Es evidente que estaban en el aposento alto cuando descendió el Espíritu (2:2), pero deben haber salido a los atrios del templo donde se reunió una gran multitud.  El propósito del don de lenguas fue impresionar a los judíos con el milagro que se estaba realizando.
En 10:46 los gentiles hablaron en lenguas como prueba a los apóstoles de que habían recibido el Espíritu; y en 19:6 los efesios seguidores de Juan el Bautista hablaron en lenguas por la misma razón.

II.     El Mensaje (Hechos 2:14–41):

A.     Introducción (vv. 14–21).
Pedro respondió primero a la acusación de que los hombres estaban borrachos. Ningún judío comería o bebería nada antes de las nueve de la mañana en el sabat o en un día de fiesta, y era entonces la hora tercera del día, o sea las nueve de la mañana.
Nótese: que en todo este sermón Pedro se dirige sólo a los judíos (vv. 14, 22, 29, 36):
·      Pentecostés era una fiesta judía, y
·      no había gentiles participando.
En este sermón Pedro se dirigió a la nación judía y le demostró que su Mesías se había levantado de los muertos.

En los versículos 16–21 Pedro hizo referencia a Joel 2:28–32 (lea ese pasaje con todo cuidado). No dijo que esto era un cumplimiento de la profecía, porque las palabras de Joel no se van a cumplir sino hasta el fin de la tribulación, cuando Cristo vuelva a la tierra.
Pedro sí dijo que este era el mismo Espíritu del que se habla en Joel:
Ø Los versículos 17 y 18 se cumplieron en Pentecostés,
Ø no así los versículos 19–21, y no se cumplirán sino hasta el fin de los tiempos.
Ø Entre los versículos 18 y 19 se desarrolla la era de la Iglesia.
                                                      
B.      La Explicación (vv. 22–36).
Pedro ahora demuestra a los judíos que Jesucristo estaba vivo. Usó cinco argumentos muy convincentes:
(1)   La persona y vida de Cristo exigían que Él se levantara de los muertos (vv. 22–24). Véase Juan 10:17–18. ¡El que resucitó a otros no podía quedarse muerto!
(2)     El Salmo 16:8–11 predecía la resurrección (vv. 25–31).
(3)     Los apóstoles mismos eran testigos y habían visto al Cristo resucitado (v. 32).
(4)     La venida del Espíritu es prueba de que Jesús vive (v. 33).
(5)    El Salmo 110:1 prometía su resurrección (vv. 33–35). Tenga presente que Pedro no está predicando el evangelio de la cruz como nosotros lo hacemos hoy en día.

Estaba acusando a Israel de un gran crimen (v. 23), y le advertía que había rechazado y crucificado a su Mesías (v. 36). Pedro estaba dándole a Israel una oportunidad más de recibir a Cristo. Habían matado a Juan el Bautista y a Jesús, pero ahora Dios les daba otra oportunidad.
La resurrección de Cristo fue la «señal de Jonás» prometida, que demostraba que Él era el Mesías (Mt. 12:38–40).

C.      La Aplicación (vv. 37–40).
Los hombres quedaron culpables y le pidieron consejo a Pedro. Este les dijo que se arrepintieran, que creyeran y que se bautizaran; así se identificarían con Jesús como el Cristo. Este es el mismo mensaje que predicaron Juan el Bautista (Mr. 1:4) y Jesús (Mt. 4:17).
Hacer que el bautismo sea esencial para la salvación y para recibir el Espíritu es negar la experiencia de los gentiles en Hechos 10:44–48, que es el modelo de Dios para hoy.
(Véanse las notas introductorias a Hechos). Los judíos en Hechos 2 recibieron el Espíritu cuando se arrepintieron y bautizaron; los samaritanos en Hechos 8 recibieron el Espíritu mediante la imposición de manos de los apóstoles; pero los creyentes de hoy reciben el Espíritu cuando creen, como sucedió con los gentiles en Hechos 10. No hay salvación en las aguas del bautismo, porque la salvación es por la fe en Jesús.
Pedro afirmó que la promesa del Espíritu no era sólo para los judíos presentes en Jerusalén, sino también para los esparcidos por todo el mundo (v. 39; véase Dn. 9:7). Este versículo no puede referirse a los gentiles, porque estos no recibieron ninguna promesa (Ef. 2:11, 12).

III.    La Multitud (Hechos 2:42–47):

Nótese: que los creyentes permanecieron en el templo y dieron su testimonio y adoración. El Espíritu les dio unidad de corazón y de mente, y añadía creyentes cada día a la Iglesia.
Estos versículos son una hermosa descripción de lo que será la vida durante la edad del reino.

Aun cuando la Iglesia (como nosotros la conocemos) existía entonces sólo en la mente de Dios, su plena revelación no fue efectiva sino hasta más tarde por Pablo. Hechos 2 es un mensaje para el pueblo judío, de modo que no lea en estos versículos verdades que sólo se revelaron posteriormente.
La iglesia de hoy no se reúne en el templo judío, ni se le pide que practique el comunismo. La oferta del reino estaba aún abierta y continuará estándolo hasta los sucesos de Hechos 7, cuando los líderes de la nación resistieron al Espíritu una vez más y mataron a Esteban.


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Nota:
[1] G4005 πεντηκοστή = pentekosté: femenino del ordinal de G4004; quincuagésima (G2250 implicación) de la Pascua, i.e. el festival de «Pentecostés»:- Pentecostés. (Strong).


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