G R E C Í A:
HECHOS 20:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
I.
Pablo y La Iglesia Local (Hechos 20:1–12):
Poco
tiempo después del motín descrito en el capítulo 19 Pablo salió de Éfeso y
emprendió su camino hacia Macedonia, justo como lo había planeado (19:21).
En Troas
esperaba encontrar a Tito y recibir informes de primera mano respecto a la
situación en Corinto. Había enviado a Tito allá para que procurara corregir
algunos problemas (2 Cor. 7:13–15; 12:17, 18). Cuando este no llegó, Pablo
avanzó a Macedonia, visitando las iglesias; allí encontró a su colaborador (2
Cor. 2:12, 13).
El informe de Corinto le
animó. Pasó
tres meses en Grecia, es probable que la mayor parte del tiempo fuera en
Corinto. Allí escribió el libro de Romanos. La misma oposición judía que antes
se había revelado en Corinto (Hch. 18:12) apareció ahora de nuevo (20:3), de modo que Pablo salió hacia
Macedonia en lugar de dirigirse a Siria.
Varios
cristianos lo acompañaron, representantes de las iglesias que estaban
contribuyendo a la ofrenda de auxilio que estaban recogiendo para Jerusalén.
Lucas se unió al grupo en Filipos (nótese
el «nosotros» en el v. 6) y todos se
quedaron en Troas siete días. Es aquí que vemos a Pablo en el medio ambiente de
una iglesia local. Los creyentes estaban acostumbrados a reunirse el domingo,
el primer día de la semana.
Pablo tal vez se quedó siete días sólo
para estar con la iglesia en Troas. Se afanaba por llegar a
Jerusalén y sin embargo puso el día del Señor primero. Él es un buen ejemplo
para que todos sigamos. Es probable que Lucas describa en los versículos 7–8 una reunión nocturna de
los creyentes, puesto que quizás Pablo no hubiera predicado todo el día. ¡Qué gozo debe
haber sido oír al gran apóstol de los gentiles exponer la Palabra de Dios!
Sin embargo, hubo un hombre que se quedó dormido, se cayó y fue dado por
muerto.
Las «muchas lámparas»,
o antorchas (v. 8) habrían llenado
el aire con humo y elevado la temperatura del salón, condiciones ideales para quedarse
dormido. Lucas el médico informó que el hombre estaba muerto; Pablo, con fe en
el poder de Dios, anunció que había vida en Él y le resucitó de los muertos.
Pablo luego habló (no predicó, v. 11) largamente
con los creyentes, posiblemente después de que el culto concluyera, y luego se
embarcó al siguiente día.
¿Hay algún
significado espiritual detrás de este milagro?
§ Eutico (que significa «afortunado»)
no había hecho nada que mereciera la ayuda de Dios;
§ sin embargo, debido a la gracia de Dios se le restauró a la
vida.
§ Había caído (todos hemos
caído en Adán) y estaba muerto (todos estamos muertos en pecado); y
§ se le dio vida solamente por gracia.
II.
Pablo y Los Pastores Locales (Hechos 20:13–38):
Pablo
decidió caminar los treinta y cinco kilómetros que separaban a Troas de Asón.
Tal vez estaba buscando la dirección del Señor respecto a su visita a
Jerusalén. En tanto que le encantaba la comunión con otros santos (v. 4), sabía que debía estar a solas
con Dios y buscar su propósito.
El
ejercicio además fue bueno para su cuerpo. En Mileto pidió que fueran por los
ancianos de la iglesia de Éfeso. Téngase presente que el NT., enseña que las
iglesias deben tener varios pastores y esto sería especialmente cierto en una
tan grande como la de Éfeso.
A estos
líderes se les llama ancianos o sobreveedores («obispos», v. 28). La plática de Pablo
a los pastores efesios revela cómo ministraba a la iglesia local.
Nótese: que hay tres discursos
especiales de Pablo en Hechos:
(1) a los judíos,
en 13:16–41;
(2) a los gentiles, en 17:22–34; y
(3) a la
iglesia de Éfeso, en 20:17ss.
A. El Ministerio Anterior
De Pablo (vv. 18–21).
Pablo no
hizo nada en secreto; todos conocían su mensaje y sus métodos. Servía al Señor,
no al hombre. Fue un líder humilde, no un orgulloso dictador (véase la
admonición de Pedro en 1 P. 5).
Sabía lo
que es regar con lágrimas la semilla de la Palabra (vv. 19, 31). Pablo predicaba el consejo de Dios públicamente y de
casa en casa. Predicaba a toda persona y exaltaba a Jesucristo. Este es el
modelo que debe seguir el pastor de hoy.
B. La Carga Presente
De Pablo (vv. 22–24).
Pablo
estaba ligado en espíritu (no el Espíritu Santo) para ir a Jerusalén. Hay
serias dudas si Pablo estaba en la voluntad directa de Dios en este asunto. Él
admite en el versículo 23 que el
Espíritu Santo le había dicho, de una ciudad a otra (quizás por medio de profetas locales en las
iglesias) que sufriría en Jerusalén.
En 21:4 y 10–14 se le advirtió expresamente que no fuera a Jerusalén. Años
antes, después de su conversión, Cristo le había instruido que su testimonio no
se iba a oír en Jerusalén (22:18ss);
y sin embargo el amor de Pablo por su pueblo le empujó a ignorar estas
advertencias y determinarse a ir a Jerusalén.
Si no
estaba en la voluntad directa de Dios, sí lo estaba en la voluntad permisiva de
Dios, al quitar esta carga que Pablo sentía y le llevó a Roma como prisionero
(véase 23:11).
Nótese: en el
versículo 24 cómo Pablo describió su ministerio:
«para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios».
C. Advertencia De Pablo Del Peligro Futuro
(vv. 25–35).
Pablo no
se preocupaba de sí mismo, sino de la iglesia y su futuro. Le advirtió a los
pastores que se cuidaran primero ellos. Si fracasaban en su comportamiento
espiritual personal, toda la iglesia sufriría. Más adelante Pablo repitió esta
advertencia a Timoteo (1 Tim. 4:16).
Luego
les advirtió que pastorearan la iglesia. Como sobreveedores eran responsables
de guiar al rebaño, alimentarlo y protegerlo de ataques espirituales. Qué
preciosa es la Iglesia para Cristo; la compró con su propia sangre. Pablo advirtió respecto a dos peligros:
(1) lobos que atacan al
rebaño desde afuera (v. 29); y
(2) maestros
perversos que se levantan desde adentro del rebaño (v. 30).
Ambos han ocurrido en la historia de la
Iglesia.
Pablo se puso como ejemplo para que los
pastores sigan. Los encomendó a Dios (esto es oración) y a la Palabra (esto es la
predicación y la enseñanza), porque «la oración y la Palabra» edificarán
la iglesia local (véase Hch. 6:4). Les advirtió que no fueran codiciosos.
Pablo trabajaba
con sus propias manos, pero destacó que esta norma no necesariamente se aplica
al pastor local; véase 1 Corintios 9. Sin dudas, la actitud desprendida que
mostraba es digna de imitar por todos los siervos de Dios.
Les
recordó una bienaventuranza que Cristo dio y que nunca se registró en los
Evangelios: «Mas
bienaventurado es dar que recibir». Los siervos de Cristo deben
procurar ministrar a otros antes que otros los ministren a ellos.
D. La Bendición Final De Pablo (vv. 36–38).
¡Qué escena más conmovedora
es esta! Pablo y sus compañeros de rodillas mientras el gran
apóstol oraba con ellos y por ellos. Lloraban porque sabían que nunca más
volverían a verle personalmente.
Cuando
hay un lazo de amor entre los siervos de Dios y su pueblo, ¡cuánta bendición envía Dios! Pablo
los dejó y se encaminó a Jerusalén. Iba con las contribuciones para los judíos
y en su corazón llevaba un ardiente deseo de testificar a su pueblo una vez
más. Pablo el predicador se convertiría en Jerusalén en «Pablo, prisionero de Jesucristo».
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