lunes, 6 de agosto de 2018

LEYES SOBRE LA VIDA DE LOS SACERDOTES: LEVÍTICO 21–22:


LEYES SOBRE LA VIDA DE LOS SACERDOTES:
LEVÍTICO 21–22:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Los sacerdotes en general, y el sumo sacerdote en particular, debían mantener las normas más elevadas de carácter y conducta; y nunca debían ofrecer sacrificio por debajo de las normas:
·   En esto, eran un cuadro de nuestro Señor Jesucristo, el sumo Sacerdote perfecto y el sacrificio perfecto (Heb. 7:26–28; 10:1–14).
·     También presentan un reto al pueblo de Dios como sacerdotes (1 P. 2:5, 9) y sacrificios (Rom. 12:1) a dar lo mejor a Dios.

Nótese: la repetición de las palabras contaminarse, profanar, mancha, inmundo, santo y santificar. El tema es el carácter y conducta santa de los siervos de Dios al ministrar al Señor y a su pueblo. Dios advierte que al servirle no debemos profanarnos (21:5), ni el nombre de Dios (21:6; 22:2), ni el santuario de Dios (21:12), ni nuestros niños (21:15), ni las cosas sagradas que manejamos en el ministerio (22:15).

Una de las tragedias en toda la historia de Israel fue la contaminación del sacerdocio, que a la larga condujo a la contaminación de la nación. Si el pecado más grande es la corrupción del mejor bien, los sacerdotes judíos lograron cometer el pecado más grande; porque corrompieron el sacerdocio con su carácter impío, su mala conducta y su ministerio negligente de las cosas santas de Dios (véase Malq. 1:6–2:9).
Desafortunadamente la iglesia de hoy ha hecho del ministerio mercancía y mofa; y la iglesia necesita con desesperación un avivamiento de santidad.

I.       Sacerdotes Perfectos (Levíticos 21:1–22:16):

Estas leyes conciernen al comportamiento de los sacerdotes en relación al duelo por los muertos, el matrimonio y la conducta en las relaciones familiares.

A.      Conducta De Los Sacerdotes (Lv.21:1–9).
En el campamento de Israel una persona se contaminaba si tocaba un cadáver o incluso si entraba en una casa donde había un cadáver (Núm. 19:11–22). El sacerdote común podía contaminarse por miembros de su familia inmediata, pero no por otros parientes o amigos:
Ø Ningún judío debía seguir las prácticas del duelo pagano (19:27–28; Dt. 14:1).
Ø La razón para estas leyes aparece en los versículos 6 y 8: los sacerdotes ofrecen los sacrificios a Dios y han sido apartados para Él (véanse 21:15, 23; 22:9, 16, 32).

·  Ningún sacerdote debía casarse con una prostituta ni divorciada, porque esto podía introducir en la tribu sacerdotal hijos no engendrados por un hombre de la tribu de Leví (véase v. 15).
·  A ninguna hija de un sacerdote debía permitírselo vivir si se había involucrado en inmoralidad (véanse 20:14 y Gn. 38:24).

 B.     La Conducta Del Sumo Sacerdotes (Lv.21:10–15).
Debido a su unción y posición delante de Dios, se esperaba que el sumo sacerdote fuera aún más ejemplar que los sacerdotes ordinarios.

Dios siempre espera más de los líderes. El sumo sacerdote no podía contaminarse ni siquiera por sus padres, ni podía mostrar las señales normales de luto. El versículo 11 no enseña que el sumo sacerdote vivía en el tabernáculo, porque Números 3:38 nos dice que su tienda estaba levantada en el lado oriental del tabernáculo.
Este versículo instruye al sumo sacerdote a estar siempre de turno y a no dejar el recinto del tabernáculo ni siquiera por un funeral. Debía casarse con una virgen para asegurar a la nación que el próximo sumo sacerdote era en realidad su hijo.

C.      Las Características De Los Sacerdotes (Lv.21:16–24).
Tanto los sacerdotes en el altar como los sacrificios sobre el altar (22:17–25) debían de ser sin tacha. Aun cuando no sabemos a ciencia cierta cuáles defectos se indican por algunos de estos términos, es claro que Dios quería que sus ministros fueran perfectos físicamente.
De nuevo, esto magnifica las perfecciones de nuestro Sumo Sacerdote, Jesucristo. Por cierto que el Señor no incluye perfección física como un requisito para el ministerio actual (1 Tim. 3); el énfasis está en la madurez espiritual y moral. ¡Pablo tenía un aguijón en la carne que inclusive le capacitó más para servir!

D.     Regulaciones Para Los Sacerdotes (Lv.22:1–16).
Los sacerdotes debían «tratar con respeto» las cosas santas de Dios manteniéndose libres de contaminación. Qué tragedia si el santo siervo de Dios contamina todo lo que toca debido a su contaminación (véase Mt. 23:25–28).
Moisés repitió algunas de las causas de contaminación que ya había explicado en detalles en los capítulos anteriores:
Ø Lepra (caps. 13–14),
Ø úlceras purulentas (cap. 15).
El sacerdote que ministraba con presunción mientras estaba impuro corría peligro de muerte (vv. 3, 9).
Además de evitar las cosas inmundas, los sacerdotes debían ser cuidadosos respecto a cómo servían las cosas santas. Sólo ellos podían comer de las porciones que se tomaban de las ofrendas vegetales, de las ofrendas por el pecado y las ofrendas por las transgresiones; pero los miembros de la familia del sacerdote podían participar y comer de las demás ofrendas.
La persona debía ser un miembro de la familia por nacimiento o compra. La hija que se casaba con alguien que no era sacerdote quedaba excluida. Cualquiera que comía involuntariamente del alimento santo debía pagar una multa.

II.     Sacrificios Perfectos (Levíticos 22:17–33):
Dios siempre merece lo mejor de lo mejor y no debemos atrevernos a traerle lo defectuoso (Malq. 1:6–2:9). La sangre de un sacrificio defectuoso nunca podía agradar a Dios ni expiar el pecado. Incluso más, estos sacrificios eran tipos del Señor Jesucristo y Él es el sacrificio perfecto (Heb. 9:14; Ef. 5:27).
Ofrecer a Dios sacrificios defectuosos era profanar su nombre.
Las leyes relativas a la matanza de estos sacrificios muestra la ternura de Dios hacia los animales (vv. 27–28).
No separará a la cría demasiado pronto de la madre. Dios también se preocupa por las aves (Dt. 22:6–7) y por los árboles (Dt. 20:19–20).

El capítulo cierra con el recordatorio de Dios de las razones que deben motivar a su pueblo al sacrificar: Él es el Señor que los ha apartado como su pueblo, Él los libró de la esclavitud de Egipto y estos son sus mandamientos.
Los creyentes de hoy no traen sacrificios de animales a Dios porque todo el sistema concluyó en la cruz:
·      Pero sí le presentamos nuestros cuerpos (Rom. 12:1–2),
·      las personas que hemos ganado para Cristo (Rom. 15:16),
·      nuestra alabanza (Heb. 13:15),
·      nuestras buenas obras (Heb. 13:16),
·      un corazón quebrantado (Salm. 51:17), y
·      nuestras oraciones (Salm. 141:2).
Puesto que nada que le ofrecemos es perfecto, debemos ofrecer nuestros sacrificios por medio de Jesucristo para que puedan ser acepto a Él (1 P. 2:5).



Clase Para Domingo.

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.




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