¿Es Realmente Suficiente Cristo Para Nuestra Salvación?
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
A simple vista esta pregunta es sencilla de
responder para un evangélico, pero no es así. Encierra una grande y
profunda discusión teológica que
viene desde hace muchas centurias.
EL GRAN debate del CRISTIANISMO:
1. ¿Es el hombre pecador porque peca?
2. ¿Peca el
hombre porque es pecador?
La manera en que
respondemos a esas preguntas determinará si en verdad necesitamos un SALVADOR.
ESCOJA: Antes de seguir, escoja cuál de las dos preguntas
es la correcta de acuerdo a la BIBLIA.
NADA HA CAUSADO TANTO FUROR EN LA IGLESIA COMO LAS
RESPUESTAS A ESTA DOS PREGUNTA:
En el siglo V de
nuestra era, Agustín y Pelagio se enfrentaron en una
controversia monumental que incluía los temas de la naturaleza del hombre (¿pecado o no?)
y de la Salvación
(¿por gracia
y fe o por obras?):
· Según Pelagio el hombre es pecador
porque peca, es
decir, no hay nada malo dentro del hombre mismo, simplemente comete actos
pecaminosos. Son esos actos lo que lo convierten en pecador, pero ellos pueden
ser perdonados y expiados con las buenas acciones que anulan las malas.
En resumen, Pelagio afirmaba
que no hay tal cosa como pecado original o naturaleza pecaminosa. En fin, según
él, el hombre es intrínsecamente bueno.
· Por su parte, Agustín afirmaba la enseñanza bíblica de que el
hombre peca porque es pecador, es decir, su naturaleza
pecaminosa lo impele[1] a
pecar. El hombre está inclinado al mal por naturaleza (Romanos 3:9-18 y 23). De
manera que la única forma de anular, perdonar o expiar los pecados es cambiando
esa naturaleza (Isaías 1:2-6, 18-20).
I. EL PUNTO:
Después de la controversia
[Tsunami
espiritual. Añadido] pelagiana, la Iglesia Medieval (que luego llegó a constituirse en la Iglesia Católica Romana)
adoptó una enseñanza, tocante a estos temas, que intentaba mediar entre Agustín y Pelagio.
Se creó una especie de “punto intermedio”,
aunque un poco más inclinado a Pelagio
que a Agustín. De ahí
que esta doctrina católica se conozca como “semipelagianismo”.
DEPRAVACIÓN
TOTAL:
No significa que uno se porta de la forma más pecaminosa posible, es
más bien que cada parte del alma está manchada. No hay ni siquiera un rincón en
el alma donde haya un depósito de inocencia. Todo el ser y todas sus facultades
han sido afectadas por el pecado. (Rom. 3:10-18,
23).
Lo que se afirma en esta doctrina es que
el hombre sí nace pecador, pero solo es parcialmente afectado por el pecado. Es
decir, el hombre no es “totalmente” depravado, sino solo parcialmente.
Por lo tanto, el hombre es capaz (tiene la facultades)
de buscar y acercarse a Dios por sus propósitos medios y los medios que la
Iglesia ofrece (los sacramentos).
Ni el pelagianismo ni el semipelagianismo
hacen justicia a la enseñanza bíblica tocante a la naturaleza pecaminosa del
hombre y la naturaleza de la Salvación. No consideran la absoluta suficiencia
de la obra de Cristo en la Cruz, ni la verdadera naturaleza pecaminosa
del hombre.
PECADO:
La falta de conformidad con la ley de Dios o la transgresión de la
misma, la cual ha sido dada como regla para nuestra conducta (1 Jn. 3:4; Gál. 3:10-12).
Cabe mencionar que la doctrina semipelagiana de la Iglesia Católica Romana es, actualmente, la enseñanza oficial de esa iglesia y el ambiente religioso en el cual viven la mayoría de los cristianos evangélicos en América Latina.
II.
CONFUSIÓN ENTRE EVANGÉLICOS:
¿Ha escuchado alguna vez a un hermano evangélico decir: “Pastor, aunque
tengo algunos pecados, soy fiel, porque asisto a todos los cultos de la
Iglesia”? La idea es que sus buenas obras
anulan las malas.
Nuestras iglesias evangélicas están
llenas de hermanos que todavía no han entendido cabalmente el concepto bíblico
del Pecado y de la Salvación. Muchos no ven problema en violar
las leyes de tránsito, o impuestos, o en dar una “mordida” (soborno,
o coima) a un oficial para acelerar algún
trámite o evitar algún castigo.
PELIAGIANISMO:[2]
Se puede reducir a dos conceptos: (1) Negar que el hombre
arrastra los efectos del pecado de Adán y Eva. (2) Creer que la gracia divina o es necesaria para la salvación.
Por un
lado, la influencia de la doctrina católica del hombre, del Pecado y de la
Salvación, a la que nos hemos referido antes, y por otro, la influencia del
mundo contemporáneo con el Relativismo ético que lo caracteriza, han hecho que
nuestro concepto del Pecado esté lleno de confusión entre los evangélicos.
A menudo la gente cree
que algo es malo solamente si se descubre.
Mientras eso no suceda,
puede tolerase el mal. Eso ocurre con hermanos, e incluso
pastores, que han caído en pecado. Cuando la evidencia es tan obvia y
pública, entonces no queda más remedio que admitir el pecado a regañadientes y
con auto justificaciones.
SEMIPELAGIANISMO:[3]
La creencia que hay pecado en cada hijo e hija de Adán y Eva, pero
que no es totalmente depravado; retiene el poder moral para poder inclinarse a
Dios de gracia divina en el corazón. Dicho de otra manera, borran las “solá” de la “sola gracia” anunciada por los
reformadores del siglo XVI.
Anécdota: Hace unos meses un líder de una
iglesia iba guiando, en su vehículo, a un grupo de hermanos a una actividad evangelístico. En
el camino tuvieron un accidente y varios de los hermanos resultaron golpeados y
heridos. Cuando las autoridades de policía
intervinieron, descubrieron que el nombre del conductor había sido sustituido
por otro, porque quien guiaba el vehículo no tenía licencia de conducir. La
explicación que se dio a la iglesia es que era válido hacer eso, ya que iban a
una actividad evangelístico. En otras palabras, mientras estemos
haciendo algo bueno en beneficio de la obra de Dios, no importa si se violan
algunas leyes “menores”.
Toda esta confusión ha afectado el entendimiento de la
naturaleza del hombre, del Pecado y de la Salvación. También ha afectado la conducta de los
mismos creyentes. Ahora
hay ciertos Pecados que se toleran y que
conducen a una falta de disciplina correcta en nuestras iglesias. El resultado es que el Pecado está
tranquilo y campante en el seno mismo de nuestras congregaciones.
AGUSTINISMO:
La creencia en la depravación total, significando que el hombre
pecador ni tiene la inclinación ni la habilidad para buscar a Dios. La
Salvación es el resultado de una obra gratuita y soberana de la gracia de Dios,
en la que el hombre no puede contribuir absolutamente. Sola fide y sola gratia, como diría Martín
Lutero y los reformadores del siglo
XVI.
Los pastores no se atreven a hablar de algunos temas por temor a
ofender a los hermanos, porque incluso hay líderes, cuya conducta no está de
acuerdo con las demandas bíblicas y cuya comprensión de estos temas es limitada o tergiversada.
III. VOLVER A LA ENSEÑANZA BÍBLICA:
¿Qué se puede hacer para remediar esta
situación? La
solución es sencilla. Tenemos que
regresar a la clara y simple enseñanza bíblica tocante a los temas del hombre
el Pecado y la Salvación.
Cuando
los reformadores del siglo XVI iniciaron el movimiento, uno de los puntos más
fuertes en su controversia con la Iglesia
Católica Romana fueron precisamente estos temas. Nuestra herencia
Protestante es el regreso a la enseñanza bíblica.
La pregunta que encabeza este artículo es
clave. ¿Es realmente Cristo suficiente para
nuestra Salvación[4] y
nuestra Santificación[5]? La Biblia claramente enseña que así es:
Ø La obra de Cristo en la Cruz es
plenamente suficiente para nuestra Salvación y nuestra Santificación. Hebreos 10:18 es un pasaje bien claro en este
sentido. El versículo 14 dice: “Porque por una ofrenda Él ha hecho perfectos para siempre a los que
son santificados” (Biblia de Las Américas) y el versículo 18 concluye diciendo que donde hay perdón,
ya no hay necesidad de más ofrenda por el pecado.
Ø De manera que las
buenas obras de los incrédulos
no
sirven para el Perdón de Pecados.
Ø Tampoco las buenas obras de los creyentes sirven para perdonar
pecados. Las buenas
obras de los creyentes
son un resultado lógico y consecuente del perdón, no una causa del mismo (Efesios 2:10).
Solo la
obra de Cristo es suficiente para el perdón de pecados, debido a que el
hombre es incapaz de acercarse a Dios por su naturaleza pecaminosa. La Biblia
enseña la paradoja del hombre. Por un lado, es la corona de la creación, hecho
a la imagen misma de Dios, es la más digna de las criaturas.
John R. W. Stott explica esta dignidad humana en los siguientes términos: El hombre tiene:
1) Racionalidad autoconsciente;
2) La habilidad de hacer decisiones morales;
3) Poderes de creatividad artística;
4) Capacidad para establecer relaciones
amorosas;
5) Una sed insaciable de
Dios.
Por otro lado, es depravado.[6]
Las
mismas palabras del Señor Jesús son claras en Mateo 7:14-15, 22-23 cuando dice
que es del interior del hombre que salen las cosas malas, es decir es su
naturaleza la que está corrompida.
De estas palabras se pueden extraer los siguientes elementos de
la depravación humana:
1) La extensión universal del mal humano;
2) La naturaleza egocéntrica
del hombre;
3) El origen interno del mal humano;
4) El efecto corrupto y contaminante del mal humano.[7]
El
hombre tiene, entonces, suficiente gloria para erguir la cabeza del más pobre
mendigo y suficiente vergüenza para inclinar los hombros del más grande
emperador de la tierra.[8]
Aunque el hombre está hecho a la imagen de Dios, aunque es la
corona de la Creación, no hay manera que
pueda alcanzar el perdón de Dios por sus propios medios. Es por eso que la obra de Cristo es
excelsa, grandiosa y suficiente.
CONCLUSIÓN:
¿Es realmente suficiente Cristo para nuestra Salvación y
Santificación? ¡Claro que sí!
¿Cómo lo sabemos? ¡Porque la Biblia lo dice!
Los
incrédulos no pueden “ayudar” a su
Salvación por muchas “buenas obras” que hagan; aunque esa sea la opinión popular en nuestro
contexto.
Los
creyentes tampoco pueden “ayudar” al
perdón de sus pecados “compensándolos” con buenas acciones, aunque esa sea la opinión popular
en nuestras iglesias, Tanto nuestra Salvación, como nuestra Santificación son obras de Cristo.
Las
buenas obras en la vida de los creyentes son la evidencia de que hemos sido
perdonados, en el requisito para ser perdonados.
Es Realmente Suficiente Cristo: ¡Claro que sí!
___________
[1] impeler. (Del
lat. impellĕre). tr. Dar empuje para producir movimiento. 2. Incitar, estimular. Microsoft® Encarta® 2009.
[2] pelagiano,
na.
(Del lat. pelagiānus). adj. Sectario de Pelagio. U. t. c. s. || 2.
Perteneciente o relativo a la doctrina o secta de este, heresiarca del siglo V,
cuyo error fundamental consistía en negar que el pecado de Adán se hubiese
transmitido a su descendencia. Microsoft® Encarta® 2009.
[3] En relación con
el problema de la gracia, el agustinismo
constituye ante todo la superación de los límites del maniqueismo que niega la
existencia de la libertad, y del pelagianismo, que niega la necesidad de la
gracia. En particular, contra Pelagio, que niega el orden sobrenatural,
afirmando la independencia absoluta de la libertad del hombre respecto a Dios,
la autonomía del hombre en el ejercicio del bien, su capacidad de salvarse
gracias al uso correcto y riguroso de la libertad, la posibilidad de la
perfección sin la ayuda de Dios, la gravedad absoluta incluso del pecado más
pequeño y la condena a la perdición de todos los pecadores. Agustín sostiene
los siguientes principios (asumidos por la fe eclesial):
a) el pecado original, que
provocó la pérdida de la inmortalidad en el primer hombre, es transmitido por
él a todos sus descendientes, que tienen necesidad del bautismo para el perdón
de los pecados: es imposible que los niños no bautizados entren en
el Reino de los cielos y. Gocen de una auténtica bienaventuranza:
b) la gracia no
sólo es necesaria para el perdón de los pecados, sino que es además una ayuda
necesaria para no cometerlos:
c) no se da la impecabilidad en el hombre, como afirman
los pelagianos: la santidad es puro
don de Dios, lo mismo que la gracia.
En la visión agustiniana tienen una importancia
fundamental estos principios: se da una prioridad absoluta de Dios
respecto a las acciones virtuosas del hombre: contra toda emancipación de la
libertad respecto a la acción divina, hay que reconocer la soberanía absoluta
de Dios sobre la voluntad del hombre: sin la
gracia, no hay bondad, no hay virtud, no hay perseverancia, no hay salvación.
G. M. Salvati. (Sword-the. LEDD).
[4]G4991 σωτηρία = sotería: femenino de un
derivado de G4990 como (propiamente abstractamente) sustantivo;
rescate o seguridad (físicamente o moralmente):- salud, salvación, salvador, salvar,
liberación, libertad, dar. (Strong).
[5]G38 ἁγιασμός = jagiasmós: de G37;
propiamente purificación, i.e. (el estado de) pureza; concretamente (por
hebraísmo) purificador:- santidad, santificación. (Strong).
[6] John R. W. Stott, The Contemporary Christian,
Inter-Varsity Press, Laicester, U.K., 1992, pp. 37-39.
[7] Ibid., pp. 40-42.
[8] C.S. Lewis,
Prince Caspian, Geoffrey Bles, 1951, p.
185.
-
DE PASTOR A PASTOR: Un tarjetero pastoral 1995 LOGOI, Inc.
-
e-Sword-the. LEDD.
-
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 15//11//2015.