“EL VIEJO HOMBRE”
(Ef. 4:22-24; Col.
3:5-11; Rom. 6:6-7)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Nuestro viejo hombre es nuestra vida
antes de la conversión, lo que éramos antes de ser cristianos bajo el dominio irrestricto
de la carne. El cuerpo del
pecado se refiere a la naturaleza pecaminosa dentro de nosotros, no al cuerpo
humano. El
verbo griego traducido como sea destruido no significa:
· Ser aniquilado,
· Sino derrotado y
· Privado de poder.
I. Dilema Espiritual. Efesios 4:22-24:
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”. (Ef. 4:22).
En vista de este dilema espiritual, el
conflicto entre la antigua manera de vivir y la nueva vida que poseen en
Cristo, Pablo sugiere tres acciones (vv. 22-24) que describen lo que sucede
cuando alguien se convierte al Señor:
Ø Abandonar la vieja forma de vida,
Ø Renovar la mente en el espíritu y
adoptar un nuevo y
Ø Verdadero estilo de vida apropiado para el nuevo hombre en Cristo.
1) La primera acción tiene que ver con vuestra antigua manera de
vivir.
Con respecto a ella, Pablo emplea una metáfora que sugiere la acción de quitarse
la vieja ropa para
poder ponerse la nueva.
Despojaos del viejo hombre sugiere
la acción de rechazar o deshechar lo viejo que no sirve, en este caso el viejo hombre viciado
por los deseos
engañosos. Viciado
quiere decir corrupto.
Esta corrupción se alimenta de los deseos engañosos, la codicia y la concupiscencia seductora. La relación que tiene el nuevo hombre en Cristo resulta en un despojo del viejo hombre sin Cristo junto con todos los vicios y la corrupción que éste tuvo.
2) Además,
los regenerados demostrarán una nueva disposición mental y espiritual:
· Pero renovaos en el espíritu de vuestra
mente (v.
23).
Esto representa más que un sencillo cambio
de parecer, representa un cambio profundo de corazón. Es una completa renovación
intelectual y espiritual.
Ø Representa no sólo un cambio del modo de pensar,
Ø Es un cambio del contenido de los pensamientos.
Esta es la segunda acción de los que
conocen a Cristo, que han oído y han sido enseñados en él; una renovación espiritual de todas las facultades intelectuales. Sería como
un lavado positivo
del cerebro que antes estuvo ocupado con pensamientos
bajos y vacíos,
sustituyendo en lugar de ellos pensamientos dignos y elevados que edifican a la
persona y glorifican a Dios. La mente del
creyente debe ser la sede de
pensamientos constructivos que iluminan y no oscurecen.
3) La tercera acción es opuesta a la que mencionó en el v. 22.
Habiéndose despojado de los harapos del viejo hombre,
sigue el hecho de vestirse de nuevo. El despojarse del viejo hombre y vestirse
del nuevo hombre es el acto decisivo y terminante de cambio espiritual. Es un
acto acabado. En cambio, la renovación de la mente en el espíritu debe ser
comprendida como una experiencia continua, de acuerdo con el verbo que expresa
en tiempo presente el hecho de estar renovándose. Todo esto habla de una
renovación espiritual. Este hombre nuevo ha sido creado a la semejanza de Dios en justicia
y santidad de verdad (v. 24).
El creyente así renovado
por la regeneración ya es una nueva criatura con las características
principales de Dios, la justicia y la santidad.
· El nuevo hombre es obra de Dios,
· Verdaderamente justo y santo,
· El resultado de la obra creadora de Dios y no de uno mismo.
· Donde antes andaban en la rebeldía y la
corrupción,
· Ahora caminan en la justicia y la
santidad.
Estos son el fruto de haber abrazado la verdad en Cristo y están en contraste con los frutos de una vida sin Cristo.
Pablo pasa ahora a mencionar algunas
cualidades que el creyente debe cultivar en lugar de aquellas que son del viejo hombre (vv. 25-32).
Señala algunas cosas del viejo hombre que no convienen en la vida del creyente, tales como:
· La mentira,
· El enojo,
· El robo y
· La obscenidad (vv. 25-29).
Hay otra lista en el v. 31. No constituyen una lista completa, pero son suficientes para destacar el comportamiento que el creyente debe dejar. En cambio, destaca la clase de comportamiento que conviene, como la verdad, la cordura, el trabajo honesto, la limpieza en el hablar (vv. 25-30) y otras tres cualidades selectas que menciona en el v. 32 que sí son propias del nuevo hombre.
“Quítense de
vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia”. (Ef. 4:31)
NOTA: Toda amargura (v.
31):
Tanto de
espíritu como de palabras: opuesta al término “bondad”. y
enojo—pasión por un
tiempo: opuesto a “benignos”.
De
ahí que Bengel traduce por “enojo”, aspereza.
es ira—Es decir,
resentimiento permanente: opuesto
a “perdonándoos
unos a otros”. y voces …
etc.
Término
comparado por Crisóstomo con un caballo que aira
contra su jinete. “La amargura” engendra “enojo”; “él
enojo”, “ira”; “la
ira” “voces”, y las “voces”, “maledicencia”, calumnia, insinuaciones y
conjeturas que engendran el mal.
La “malicia”
es la raíz secreta de todo mal. “Los fuegos que son alimentados por dentro, y no se
manifiestan a los que pasan por fuera, son los que causan más daños”.
[Crisóstomo].
Ayuda Hermenéutica:
Amargura (pikria). Vieja palabra proveniente de pikros (amargo) en el NT. sólo aquí y Hechos 8:23; Romanos 3:14; Hebreos 12:15. Gritería (krauge). Vieja palabra denotando clamor (Mt. 25:6; Le. 1 :42). Véase Colosenses 3:8 para las otras palabras. Quítense (artheto). Primer aoristo imperativo de airo = viejo verbo, recoger arriba y llevarse, hacer un total barrido.
Con el despojo del viejo
hombre uno también se despoja de la
mentira. Habiendo dejado en el v. 25 traduce una forma del mismo
verbo usado en el v. 22 para despojaos.
En otras palabras, la mentira que fue un atavío del viejo hombre ya no lo es
del nuevo.
Mentira
(pséudos G5579) significa seudo o falso. De modo que
la imitación superficial y la falsedad no deben formar parte del carácter del
cristiano. En cambio, los creyentes deben ser conocidos como aquellos que
siempre hablan la verdad sin engaño y decepción tanto entre los hermanos como
con los del mundo.
Esta es una cita de Zc. 8:16. El contexto de hablar la verdad es la propia iglesia. Esto es lo que implica al decir que somos miembros los unos de los otros. Esta última frase es una alusión a la composición de la iglesia como un cuerpo físico que depende de la unión entre los miembros y el funcionamiento armonioso de éstos. La mentira rompe la unidad de la iglesia. Pablo menciona este pecado en primer lugar posiblemente porque es la falta humana más prevaleciente y más fácil de cometer.
Oí a un pastor decir en una ocasión: “Nosotros, los... (usó aquí el término popular para los naturales de ese país), pedimos algo prestado, sabiendo que no tenemos intención de devolverlo. Esperamos hasta que el dueño venga a reclamarlo”. El cristiano debe ser conocido como una persona honesta que habla la verdad y cumple su palabra, incluyendo lo prestado, en vez de ser mentirosa.
Otra característica viciada de la que hay que tener cuidado es
el enojo. Al decir enojaos,
pero no pequéis (v. 26a) Pablo reconoce que el enojo puede ser una reacción
natural en la vida de todos y que uno puede enojarse con justificación. Pero
aquí condiciona esta reacción tan natural con la advertencia de no permitir que
el enojo
conduzca al pecado. El enojarse sin causa, airarse con vehemencia o
venganza, el llenarse de rabia y el desquite conducen al pecado, y esto debe
evitarse. Es posible enojarse con cordura y justicia, pero el enojo incontrolado
abre la puerta a una sucesión de males. Pablo brinda dos sugerencias para no
dejar que el enojo nos domine.
La primera es no se ponga el sol sobre vuestro enojo (v.
26a).
Quizá este dicho es un adagio de su tiempo para recordar que no es saludable
prolongar el enojo y peor es acostarse a dormir con ello. Los
científicos médicos han comprobado que el enojo incontrolado contribuye a la alta presión y
muchas enfermedades cardíacas.
Además, esta actitud de vivir enojado no da lugar al perdón. El cristiano debe ser presto en perdonar las ofensas de su prójimo. Si no, uno está abrazando algo peligroso para su vida espiritual, el enojo no perdonado.
La otra recomendación es ni deis lugar al diablo (v. 27). El enojo es como una puerta abierta por la que, si uno no tiene cuidado, Satanás entra sigilosamente como huésped indeseable y provoca caos y vergüenza para el cristiano descuidado. El dar rienda suelta al enojo es dar lugar al diablo quien es un calumniador y adversario.
Otro atavío repugnante de la vida antigua es el robo. En su lugar, el
Apóstol insta a que cada uno debe trabajar honesta y diligentemente para
ganarse la vida. Esta composición sugiere que el robo es
el hijo de la pereza. La indigencia económica
con frecuencia es el producto de la pereza y contribuye a una ética muy baja
que conduce al hurto.
Hay muchas maneras de robar además de ser ladrón o atracador, tales como el “tortuguismo”, los brazos cruzados, los descansos o recreos indebidos durante el horario de trabajo, el hacerse chapucero, el despilfarro de los bienes ajenos, y mucho más. El cristiano no vive de lo ajeno, sino se esfuerza para trabajar cumplidamente. Da pena cuando se oye de un hermano que uno haya recomendado que no rindió honestamente en el trabajo. Al contrario, alegra saber que ciertos empresarios buscan a los creyentes por poder confiar en ellos en hacer bien y honestamente su trabajo.
En el v. 28 Pablo agrega un valor más a la buena ética del trabajo honesto, y es que resulta esto en la capacidad humanitaria cristiana de tener que compartir con el que tenga necesidad (v. 28). Posiblemente Pablo está recordando el ministerio que había tenido hacia la iglesia de Jerusalén al recibir ofrendas para ayudar a los necesitados (1 Cor. 16:1-3).
La obscenidad hablada es un atavío más que
es indeseable y que no debe caracterizar al cristiano (v. 29). La palabra
traducida obscena (saprós
G4550) también significa torpe, corrupta o podrida. Traduce la misma
palabra que usó Jesús para describir los frutos malos de un árbol malo (Lc. 6:43).
Podemos incluir las vulgaridades y palabras soeces que son las acostumbradas de
la gente de baja moralidad que ofenden al oído como las aguas negras ofenden al
olfato. Estas no
edifican.
La conversación del creyente, en cambio, debe ser apropiada y edificante a los oyentes: Para que imparta gracia a los que oyen es la norma del habla del creyente. Esta agrada y beneficia al oyente. El lenguaje del creyente debe ser apropiado para la ocasión y debe satisfacer las necesidades de aquellos con quienes habla. La boca del creyente no debe ser usada para el mal, sino para el bien; no para rebajar, sino para edificar.
El comportamiento
indecoroso y las obscenidades en la boca de un creyente entristecen al Espíritu Santo de Dios y en efecto contradicen el hecho de que uno ha
sido sellado para el día
de la redención (v. 30). El creyente que vive así causa tristeza al
Espíritu de Dios quien es santo y nulifica la presencia de él en su vida. La mentira refleja una valorización baja de la
dignidad del prójimo. El robo
refleja una actitud netamente materialista hacia los bienes de otros.
La inmoralidad refleja un concepto rebajado de uno mismo y los demás. Son vicios que promueven la discordia en la iglesia. Ni la deshonestidad, ni la pereza y el robo, ni la inmoralidad convienen en la vida cristiana que ha sido marcada con la identidad de su nuevo dueño, el Espíritu Santo de Dios. Pablo termina esta admonición recordando que el creyente ha recibido al Espíritu Santo como la garantía para el día esperado cuando Cristo venga para redimir a los salvos. Usa la misma figura de un sello autenticador que usó en 1:13.
En medio de estas recomendaciones (vv. 25-30)
recalca algunas actitudes indecorosas que hay que eliminar: amargura, enojo,
ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad (v. 31). Estos son como prendas
desagradables que distraen y desfiguran al carácter del creyente. Vamos a
examinarlas brevemente en su etimología:
Ø Amargura = (pikría G4088)
significa disgustos y resentimientos que difícilmente se reconcilian o
despiden.
Ø Enojo = (thumós G2549)
es el enfado o disgusto intempestivo.
Ø Ira = (orgé G3709)
es igual a la cólera o la furia habitual y destructiva.
Ø Gritos = (kraugé G2906)
son los insultos y argumentos clamorosos.
Ø Calumnia = (blasfemía
G988) se refiere a la
difamación del carácter que algunos equivalen al asesinato del carácter.
Ø Maldad = (kakía G2549) es la malicia intencional o la perversidad moral. Estos demuestran una disposición egoísta y tienen que ser quitados del carácter y comportamiento del creyente porque no caben en una nueva vida.
En lugar de ellos Pablo recomienda tres virtudes cristianas: la bondad, la misericordia y el perdón (v. 32). Ellas describen el
carácter regenerado del creyente y reflejan una disposición altruista hacia los
demás. La bondad y la misericordia son parte de la naturaleza de Dios y se
expresaron en el perdón que Dios manifestó a los pecadores. Ahora, éstas deben
ser parte de la naturaleza del cristiano.
Anecdotario: La diferencia
entre Séneca y Pablo.
Leed estas citas textuales
de los dos grandes autores de "epístolas": Séneca,
maestro estoico, y Pablo, maestro cristiano, ambos contemporáneos:
"¿Ves ese Rey de los Scitas o de los Sármatas que lleva la diadema en la frente? Si quieres conocerlo bien y saber su verdadero precio, despójale de esa venda y encontrarás debajo muchos vicios. Pero, ¿a qué hablar de los demás? Si quieres apreciarte tú mismo, prescinde de tu dinero, casas y dignidad, y en seguida mírate por dentro: no te conformes con lo que digan de ti los demás" (Epístola LXXX de Séneca en "Epístolas Morales", edición muy antigua).
Pero cuando son denunciadas, todas las cosas son puestas en evidencia por la luz; pues lo que hace que todo sea visible es la luz. Por eso dice:
¡Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo! (Pablo, en Ef. 5:13-14).
¿Descubrís la
diferencia? La vemos en dos aspectos:
a. Séneca pide al hombre culto y acomodado que se perfeccione a
sí mismo; Pablo pide a toda clase de hombres que busquen conocerse a sí mismos
y conocer a Dios, afuera de sí mismos; y
b. La diferencia en Pablo es Jesucristo: Él es el resplandor de Dios en nuestros corazones (2 Cor. 4:6).
II. Implicaciones Morales. Colosenses 3:5-11:
“No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos”. (V. 9).
El primer grupo de implicaciones, que
hemos llamado morales, son introducidas por
las palabras por lo tanto (ver 2:6, 16 y 3:12). Estas implicaciones morales están presentadas de una manera
negativa, enumera algunos pecados específicos que deben ser desterrados del
creyente.
Comienza por estas implicaciones éticas para hacernos pensar que, aunque hay libertad en Cristo, también estamos sometidos a preceptos firmes y no cambiables. Dividamos el pasaje en tres partes:
v La primera parte (vv. 5 y 6) es un mandato sobre ciertos pecados y la actitud que tiene Dios sobre ellos.
El mandato es tajante. En 2:13 nos describía nuestra situación antes de ser creyentes como muertos (nekrós G3498), ahora con ese mismo énfasis nos dice que debemos matar = (nekróo G3499) el pecado. Pablo nos lleva desde la muerte a una vida en Cristo en donde tenemos que matar al pecado, siempre desde la perspectiva de estar en Cristo y con Cristo.
Una traducción literal diría así: “Matad los miembros que están sobre la tierra”. Pablo usa el
término miembros G3196 como los instrumentos para cometer pecados
(Rom. 6:12-13). Nos
dice también a qué clase de miembros debemos matar: Los que están en la tierra o mejor dicho los que se guían por
los valores que da este mundo.
Hemos sido trasladados al reino de Dios y
por lo tanto nuestros valores deben ser diferentes. Se debe insistir que esta
lista es sólo a manera de ejemplo y no pretende ser exhaustiva. Trataremos de
definir brevemente en su etimología cada uno de los pecados:
· Fornicación = (pornéia G4202)
es inmoralidad sexual, relaciones sexuales fuera de matrimonio; también se
aplica a todo acto pornográfico.
· Impureza = (akatharsía G167)
añade al pecado anterior un carácter de perversión (Rom. 1:24). Pablo fue más
allá del acto exterior, llegó al centro mismo de las acciones. Las siguientes
palabras se refieren a sentimientos que no se pueden gobernar (Rom. 1:26-27),
relacionados también con la sexualidad mal usada.
· Al término deseo = (epithumía
G1939) añade malos (Jn. 8:44), porque la palabra deseo no siempre
tiene una connotación mala. Aquí no sólo se refiere a lo sexual, en forma
general es todo deseo malo.
· Finalmente trata la avaricia = (pleonexía G4124). Esta palabra significa sencillamente deseo de tener más. Dios ordenó que se debe pedir por las necesidades de cada uno, pero el deseo de tener más allá de nuestras necesidades es pecado, es idolatría = (eidodolatría G1495). No podemos servir a Jesucristo y al dios de las posesiones (Mt. 6:24).
Estos pecados están colocados al mismo nivel y debemos “matarlos” con el mismo énfasis: Actos sexuales fuera del matrimonio, deseos desordenados, sentimientos de hacer el mal y el deseo de tener más allá de nuestras necesidades.
Frente a estos pecados Dios actúa de una sola manera: con ira. La
ira de Dios (v.
6) no es un cambio de sentimientos de parte de él, pues nuestro Padre no está
sujeto a variaciones temperamentales. La ira de Dios no es una perturbación de
su espíritu, sino un juicio por el cual se promueve el castigo sobre el pecado
(Agustín).
Tampoco la ira es contraria al amor, es una forma que toma el amor hacia lo que se opone a Dios. También se debe notar en el texto que la ira está viniendo (se usa el presente), no se trata de un evento futuro, ya está presente.
La frase sobre los rebeldes (v. 6), tiene un problema textual;
no hay suficiente evidencia externa para sostener su inclusión. Si se lo omite
(respaldado por varias autoridades como Westcott y
Hort y Lightfoot entre otros), el v. 7 en su parte final se deberá
traducir cuando vivíais en estos (pecados). Esta observación no hace a un lado
la enseñanza que aquí se expone, pues en Ef. 5:6 se incluye esta frase sin
ningún problema.
v La segunda parte (vv. 7 y 8) nos habla del
pasado.
Por un lado, afirma que los colosenses habían ya superado una etapa, antes vivían en esos pecados, antes eso era lo normal. Pablo nos quiere decir que no nos gloriemos al compararnos con aquellos que cometen estos pecados, porque nosotros también éramos así. Pablo usa el enfático ahora para que pensemos en nuestra nueva posesión y posición en Cristo. En esta lista podemos ver una acumulación creciente de pecados que se refieren a nuestra actitud interna.
Ayuda Hermenéutica:
· La ira = (orgé G3709) es una actitud de rechazo
(se sobreentiende frente a cosas buenas que nos suceden);
· El enojo = (thumós
G2372) es una pasión hirviente (Dargan);
· La malicia =
(kakía
G2549) ya es actuar, es hacer cosas de categoría inferior a
lo que Dios nos demanda (Mt. 6:33-34), es la maldad que existe entre los
hombres;
· La blasfemia
= (blasfemía
G988) significa hacer una cosa injuriosa, se traduce como
blasfemia cuando es contra Dios y calumnia cuando es contra los hombres;
· Finalmente, las
palabras groseras
= (aiscrología G148),
en un lenguaje ofensivo, generalmente se refiere a expresiones en forma
deshonesta y vulgar sobre alguna cosa.
v La tercera parte (vv. 9-11) nos lleva más directamente al
plano de las relaciones.
Se ha dicho que la novedad del cristianismo no es el contenido moral diferente en forma exclusiva; la novedad sobre todo es la fundamentación de nuestras exigencias éticas: Jesús. Estamos frente a ciertas demandas dentro de una comunidad de creyentes, el “círculo” (la iglesia) desde donde se plantean las exigencias éticas: esa es la otra novedad.
El pasaje empieza con un mandato que no se
debe añadir a la lista anterior, donde solamente encajaría con “mentiras”,
pero aquí evidentemente cambia de tema. Pablo ordenó que no nos mintamos, que
seamos auténticos. Y da dos razones:
· Nos “hemos desnudado” o
· Quitado el ropaje exterior.
con todas las cosas desagradables que este
ropaje lleva y nos hemos puesto uno nuevo, que no es un trabajo terminado, sino
que cada día va renovándose nuevamente.
Hay dos metas:
· Llegar a una identificación plena con las
cosas divinas y que seamos una fiel imagen de nuestro Dios,
· Imagen que ha sido distorsionada con el pecado.
Esto nos conduce a una idea que está flotando:
Ø La transformación del creyente es algo
interno, tenemos una nueva naturaleza;
Ø Pero también es algo externo pues
debemos tener nuevas prácticas.
No solamente tenemos que ser buenos, sino que también parecer buenos.
En una comunidad donde no hay mentira,
sino que existe una transformación externa e interna,
hay una verdadera unidad que reflejará a
Cristo mismo quien es todo,
además de que Cristo está en todos sin ninguna distinción. La iglesia o el “círculo”
desde donde proclamamos las exigencias éticas, se caracteriza porque las
divisiones del viejo hombre han sido superadas, no es una
esperanza sino un hecho. Afirmemos que, aunque somos de grupos diferentes ahora
pertenecemos a una tercera raza (1 Cor. 10:32). La comunión que hay en la
iglesia que está aferrada a Cristo como cabeza es mucho más que una comunión
espiritual:
· En Cristo están unidos los que están
separados en el mundo por su raza (griego
ni judío);
· Separados por sus prejuicios religiosos (circuncisión ni
incircuncisión);
· Separados por el nivel cultural (bárbaro ni
escita; los bárbaros eran considerados como gente inculta y los escitas como
mucho más incultos y “salvajes”, los dos eran proscritos por la “sociedad culta”);
· Separados por su clase social (esclavo ni libre).
III. Nuestro Yo Anterior: Romanos 6:6-7:
“Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado”.
viejo hombre. (v. 6). I. es, todo lo que una persona era antes
de la Salvación, lo cual es hecho “viejo” por
razón de la presencia de la vida nueva en Cristo. Aunque separados de su poder,
su presencia no a sido erradicada; por tanto, se nos exhorta a dejarlo de lado
(Efesios 4:22). cuerpo de pecado no significa que el cuerpo físico sea en si mismo
pecaminoso, sino que nuestro cuerpo puede volverse instrumento del pecado. destruido. I, es, hecho ineficaz o impotente
(como en 2 Ts. 2:8).
Sabiendo esto. El apóstol ahora
usa un lenguaje más específico y vívido para expresar la eficacia de nuestra
unión con el Salvador crucificado para la destrucción del pecado.
que nuestro viejo
hombre.
Es decir, “nuestro
yo1) anterior”;
todo lo que éramos en nuestra antigua condición no regenerada, antes de nuestra
unión con Cristo (véase Col. 3:9-10; Ef. 4:22-24; Gál. 2:20; 5:24; 6:14).
fue crucificado con él, para que el cuerpo del pecado. Esta no es una figura que expresa el “conjunto del pecado”, ni el “cuerpo material”, tenido por la sede del pecado, sino (así juzgamos) la figura de “el pecado conforme moré, en nosotros en nuestra actual condición corporal, bajo la ley de la caída”.
Ayuda Hermenéutica:
Nuestro viejo hombre (ho
palaios hëmön anthröpos). (v. 6). Sólo en Pablo (aquí, Col. 3:9;
Ef. 4:22). Fue crucificado juntamente con Él (sunestauröthë).
Véase Gálatas 2:19 para esta palabra atrevidamente descriptiva. Esto no tuvo
lugar en el bautismo, pero queda simbolizado por él. Tuvo lugar al «morir al pecado»
(comp. v. 2). El cuerpo de pecado (to söma tës
hamartias). «El cuerpo del que ha tomado posesión el pecado»
(Sanday y Headlam), el cuerpo marcado por el pecado.
A fin de que no sirvamos más al pecado (tou mëketi douleuein hëmas tëi hamartiâi). Cláusula de propósito con tou y el presente de infinitivo activo de douleuö, continuar sirviendo al pecado (como esclavos). Añade «esclavitud» a vivir en pecado (v. 2).
sea deshecho [en la muerte de
Cristo] a fin de que no sirvamos más al [“estemos en la esclavitud del”] pecado.
Porque el que es muerto [“que ya murió”] justificado es [“está libertado”] del pecado—lit., “justificado”, “absuelto”, del pecado. Como la muerte disuelve toda reclamación, así todo lo que reclama el pecado: no sólo el “reinar para muerte”, sino también el guardar a sus víctimas en la servidumbre pecaminosa, ha sido anulado de una vez.
Ayuda Hermenéutica:
Ha sido justificado (dedikaiötai). (v. 7). Perfecto de indicativo en voz pasiva de dikaioö, se levanta justificado, liberado, añadiendo esta gran palabra a muerte y vida de los versículos 1 y 2.
por la muerte penal del creyente en la muerte de Cristo; de modo que ya no es “deudor a la carne para vivir según la carne” (cap. 8:12).
Concluyo:
Debemos apropiarnos de nuestra identificación con Cristo en su muerte, y
actuar en base a ella, si es que ha de ser eficaz en atenuar el poder del
pecado en nuestras vidas. De modo que Pablo nos exhorta a
reconocer quiénes somos en Cristo, y a poner en efecto esa nueva identidad al
destronar el pecado en nuestra conducta diaria.
Esta victoria sobre el pecado es posible,
nos recuerda Pablo en un resumen de los, porque el pecado no se enseñoreará de
vosotros (el
uso del tiempo futuro hace hincapié en que nunca habrá momento en que el pecado
vuelva a tomar dominio sobre nosotros).
Porque ya no estamos bajo la ley -es decir, bajo
el régimen de la ley mosaica en el cual el pecado se “agrandó” y produjo ira-
Sino bajo la gracia: el nuevo régimen inaugurado por Cristo, en el cual “la gracia [reina] por la justicia
para vida eterna” (para un contraste similar entre “ley” y “gracia”, ver Juan 1:17).
Pues la ley[VIEJA] por medio de Moisés fue dada, pero la
gracia[NUEVA] y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
___________
Nota y Bibliografía:
1) yo. (Del lat. eo, de ego[*]). pron. person. Forma de nominativo
de 1.ª persona singular en masculino y femenino. 2. Fil. Designa la realidad
personal de quien habla o escribe. 3. m. Fil. El sujeto humano en cuanto persona.
El yo. Mi yo. 4. Psicol. Parte consciente
del individuo, mediante la cual cada persona se hace cargo de su propia
identidad y de sus relaciones con el medio. que tú, que usted, etc. exprs. coloqs. Si yo
estuviera en tu, su, etc., lugar. □ V. ~ pecador. Microsoft® Encarta® 2009.
[*]ego. (Del lat. ego,
yo). m. Psicol. En el psicoanálisis de Freud, instancia psíquica que se
reconoce como yo, parcialmente consciente, que controla la motilidad y media
entre los instintos del ello, los ideales del superyó y la realidad del mundo
exterior. 2. coloq. Exceso de autoestima. Microsoft® Encarta® 2009.
- e-Sword-the. LEDD.
- A.T.
ROBERTSON. COMENTARIO DEL TESTAMENTO GRIEGO. Págs. 395. Clie.
- Biblia de
Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 31/5/2023. MISIÓN BAUTISTA: “Emanuel”. AA-HH Ciudadela de Noé. Los Cardos Mz. E - Lt. 18. III Etapa. Cel. 937-608382-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
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