lunes, 5 de agosto de 2019

LA CONDUCTA DEL MINISTERIOS: 2 CORINTIOS 7:


LA CONDUCTA DEL MINISTERIOS:
2 CORINTIOS 7:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
En 1:12, 13 Pablo empezó a contarles a los corintios de su experiencia con Tito en Macedonia y en este capítulo concluye su relato. Así como encontramos con frecuencia la palabra «consolación» en los capítulos 1–2, reaparece aquí (vv. 4–7, 13). La apelación en este capítulo es para que los corintios se reconcilien con Pablo.
Habían sido criticones y desobedientes, pero ahora era tiempo de que le recibieran y tuvieran de nuevo compañerismo con él, particularmente a la luz de su visita que se aproximaba. En la primera parte de su carta Pablo les refirió las aflicciones que atravesó cuando salió de Éfeso, esperó a Tito y se preocupó por la situación en Corinto. Ahora explica cómo Dios lo consoló y le dio gozo. Se mencionan tres consuelos.

I.      El Consuelo Por La Llegada De Tito (2 Corintios 7:1–6):
«Admitidos» literalmente significa: «Hagan lugar para nosotros en sus corazones» (nótese 6:11, 12). Pablo de nuevo les recuerda de su vida limpia y ministerio honesto; se apresura a asegurarles que al escribirles de esta manera no es para condenarlos. ¿Cómo podría condenar a quienes llevaba en el corazón y eran parte vital de su vida?
Es reconfortante para nosotros hoy ver que Pablo conocía lo que era la aflicción y la desilusión (v. 5). ¿Dónde estaba Tito? ¿Cuál era la situación en Corinto? ¿Duraría la iglesia de Éfeso? Todas estas preguntas y muchas más atiborraban la mente de Pablo mientras viajaba a Macedonia.
Pero la llegada de Tito fue una gran consolación para Pablo. Admite que estaba afligido («humilde», v. 6), pero que la llegada de su amigo fue para él un gran alivio. Esta es la manera en que los cristianos deben ayudarse los unos a los otros. Debemos sobrellevar los unos las cargas de los otros (Gál. 6:2); estimularnos mutuamente (Heb. 10:25); ministrarnos los unos a los otros (1 P. 4:10, 11).
Cristo envió a sus discípulos de dos en dos sabiendo que «no es bueno que el hombre esté solo» (compare Gn. 2:18), incluso en el servicio cristiano. Eclesiastés 4:9–12 indica que «dos son mejor que uno». ¡Qué privilegio y responsabilidad es para los cristianos animarse los unos a los otros! Cuando Elías pensó que era el único fiel a Dios, empezó a retroceder. Jonás administró solo y desarrolló un espíritu de amargura.

II.     El Consuelo Por La Obediencia De Los Corintios (2 Corintios 7:7–12):
«Como el agua fría al alma sedienta, así son las buenas nuevas de lejanas tierras» (Prov. 25:25). Fue un consuelo ver de nuevo a Tito (véase Hch. 28:15), pero fue un mayor consuelo oír las buenas noticias de que la carta severa de Pablo había dado resultados.
El versículo 7 menciona una lista de los resultados:
·      Ellos deseaban ardientemente ver de nuevo a Pablo;
·      Se habían lamentado por su pecado; habían reavivado su cariño por Pablo;
·      Se habían arrepentido y habían disciplinado al ofensor (v. 8).

Lea en 1 Corintios 5 las órdenes de Pablo para disciplinar al fornicario en la iglesia. En el versículo 11 Pablo indica otras de sus reacciones:
v Estaban llenos de solicitud, o preocupación, por obedecer a Pablo;
v Procuraron arreglar sus cuentas con los hombres y con Dios;
v Mostraron indignación por el pecado, en lugar de jactarse de él (véase 1 Cor. 5:2);
v Temieron para que Dios no los castigara; y
v Se esforzaron por obedecer a Dios con fuerte determinación.
«Vindicación» en el versículo 11 no lleva ninguna idea de venganza personal. Indica que el ofensor había sido castigado adecuadamente.

Pablo enseña aquí la importante doctrina del arrepentimiento. Indica que hay una vasta diferencia entre el arrepentimiento y el remordimiento. El arrepentimiento es de Dios y es una tristeza que atrae a la gente a que se acerque más a Dios y al lugar de confesar y olvidarse del pecado. El remordimiento es del mundo; aleja a la gente de Dios y los empuja hacia las manos de Satanás.
Por ejemplo:
§  Pedro mostró arrepentimiento y fue perdonado;
§  Judas mostró remordimiento y se quitó la vida.
§  La tristeza piadosa es buena;
§  Lleva a la vida.
§  Pero la tristeza del mundo conduce a la muerte.
Algunas personas se suicidan porque no saben nada del verdadero arrepentimiento y del perdón de la gracia que Dios otorga a aquellos que le invocan con fe.
En el versículo 12 Pablo indica que había escrito la carta severa (por la cual incluso él mismo se había entristecido temporalmente, v. 8) para demostrar su amor hacia ellos. No fue sólo para corregir al ofensor, o proteger a aquella contra la cual este hombre había pecado, sino para demostrar el interés y solicitud de Pablo por ellos.
Los obreros espirituales que se cohíben de disciplinar y evaden enfrentar los hechos no aman con sinceridad a su gente ni a su Señor. Pablo anhelaba fervientemente que los creyentes no sufrieran ninguna pérdida espiritual (v. 9); su aguda reprensión procedía de un corazón de amor, para bien de ellos y para la gloria de Dios.

III.    El Consuelo Por Ver Cómo Recibieron a Tito (2 Corintios 7:13–16):
Tito estaba muy contento cuando encontró a Pablo y este gozo se debía a la calurosa recepción que había recibido en Corinto. La iglesia no había mostrado tanta gracia con Timoteo (1 Cor. 4:17), de otra manera Tito nunca hubiera sido enviado.
Nótese: 1 Corintios 16:10,11.

Pablo se había jactado ante Tito respecto a la iglesia corintia y ahora su «jactancia piadosa» había demostrado ser cierta. Qué emocionado estaba Pablo del amor que los corintios habían mostrado hacia su colaborador. Recibir a Tito con tanto calor, pensaba Pablo, era lo mismo que haberle recibido a él. Pablo sabía que su próxima visita a Corinto sería de gozo.
Los corintios recibieron a Tito «con temor y temblor». Esto se debió a que habían recibido la Palabra de Dios por Pablo y estaban dispuestos a obedecerla. Dios quiere que temblemos ante su Palabra (Is. 66:2). Es extraño, pero el primer ministerio de Pablo en Corinto se desempeñó con temor y temblor (1 Cor. 2:3).
Respetaron a Tito como el siervo de Dios y recibieron su liderazgo como del Señor (véanse 1 Ts. 2:13 y 5:12–15). «Obedezcan a los que los gobiernan [espiritualmentees el mandato de Hebreos 13:17. La manera en que tratamos a los siervos fieles de Dios es la manera en que tratamos a Cristo, porque sus siervos lo representan (2 Cor. 5:20; Jn. 13:20).

Es interesante leer la Biblia y notar que los siervos de Dios se regocijan cuando el pueblo de Dios es obediente, y se preocupan cuando el pueblo de Dios desobedece. Moisés con frecuencia se sentía a punto de darse por vencido debido a que el pueblo era rebelde. Jeremías lloró amargamente por la dureza de Israel.
Jesús mismo lloró porque los judíos ignoraron el día de su visitación. El ministerio de Pablo fue de lágrimas (Hch. 20:19, 31). Los siervos de Dios son humanos; tienen el tesoro «en vasos de barro» (2 Cor. 4:7) y saben de las desilusiones y decepciones que la vida puede traer. Qué importante es que nosotros nos acordemos de nuestros pastores (véase Heb. 13:7), que los obedezcamos (véase Heb. 13:17) y que saludemos (o sea, que los saludemos en amor) «a todos vuestros pastores» (véase Heb. 13:24).
Habiendo respondido a sus críticos y defendido su ministerio, y habiéndose

asegurado su amor a la iglesia, Pablo pasa a suplicar por la ofrenda misionera para los santos pobres de Judea. Es peligroso recoger ofrendas de cristianos que no andan bien espiritualmente.
Les hacemos daño y hacemos daño a la causa de Cristo. Pablo se enfrentó primero a las necesidades espirituales de los corintios y después les recordó su promesa de contribuir en la colecta misionera de auxilio.


Clase Para El Miércoles:

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.

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