LA DEMANDA DEL APÓSTOL PARA LA
OFRENDA PARA LOS SANTOS...:
2 CORINTIOS 8:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
El
tema de los capítulos 8 y 9 es la ofrenda misionera que Pablo estaba recogiendo
para los creyentes de Judea (1 Cor. 16:1–3; Rom. 15:25–28). En los primeros
días de la iglesia (Hch. 2–10), estos creyentes judíos habían dado todo y «tenían todas las
cosas en común» (Hch. 4:32–37). Fue un bocado anticipado de prueba
del reino de Dios prometido a Israel.
Pero
cuando Israel fue puesto a un lado y la iglesia traída a escena, este «comunismo
cristiano» se extinguió, dejando a estos santos en gran necesidad.
Fue para ellos que Pablo estaba recogiendo la ofrenda. En tanto que estos
capítulos enfocan principalmente una ofrenda misionera especial de socorro, nos
ayudan a captar algunos de los principios y promesas del ofrendar cristiano.
I. Las Ofrendas Deben Traerse a La Iglesia (2
Corintios 8:1):
En
el capítulo 8 se hallan las mismas instrucciones que Pablo dio en 1 Corintios
16:2, pero que todavía no habían obedecido. El primer día de la semana (el día del Señor),
los creyentes (el
pueblo del Señor) debía traer sus ofrendas (los diezmos y ofrendas del Señor) a
la reunión de la iglesia (la casa del Señor). La primera responsabilidad del
creyente es con su iglesia local. Todavía más, puesto que esta ofrenda iba a
ser un testimonio a los judíos de parte de las iglesias gentiles, era importante
que cada congregación estuviera representada.
El
dar espiritual es el dar bíblico. Si los cristianos no traen sus diezmos
y ofrendas a la iglesia local, sus corazones no están en el ministerio de la
iglesia local (Mt. 6:21). Es cierto que se permite dar ofrendas individuales
para objetivos apartes a la iglesia local, porque Pablo recibía ayuda de un
sinnúmero de personas (2 Tim. 1:16–18; y véase los muchos nombres en Rom. 16);
pero nuestra primera obligación es la iglesia donde tenemos comunión y servimos.
II. Las Ofrendas Deben Brotar Del Corazón (2
Corintios 8:2–9):
El
dar cristiano no depende tanto de las circunstancias materiales como de las
convicciones espirituales. Los creyentes de Macedonia (v. 1) eran pobres y
atravesaban sufrimiento; sin embargo, debido a que amaban a Cristo, querían
participar en la ofrenda.
No
dijeron: «¡Debemos guardar esto para nosotros!». Estaban
dispuestos a dar para que otros pudieran recibir ayuda. Consideraban que
ofrendar era una gracia (nótense:
los vv. 1, 6, 7, 9, 19 y 9:8). El dar cristiano fluye del corazón, la expresión
espontánea del amor a Cristo por su salvación total y completa.
Los
corintios habían sido enriquecidos con muchas bendiciones espirituales (v. 7) y
Pablo les instó a que tuvieran también la gracia de dar. Si profesamos ser
espirituales y sin embargo no damos con fidelidad al Señor, es negar lo que
profesamos. La fe, la predicación, el testimonio, el estudio de la Biblia, nada
de esto sustituye a la gracia de dar.
Pablo
usa no sólo el ejemplo de las iglesias macedonias, sino también el ejemplo de
Cristo mismo. ¡Cuán
rico era Él... y cuán pobre se hizo! Lea en Filipenses 2 los
detalles. Dar es ser como Cristo, porque su vida entera fue dedicada a dar.
III. Las Ofrendas Deben Medirse Proporcionalmente
(2 Corintios 8:10–15):
Un
año antes la iglesia corintia había sugerido la ofrenda y anuncia su
disposición para participar en ella. Tito había ayudado en el comienzo del
proyecto (v. 6) y ahora Pablo les exhortaba a que terminaran lo que habían
empezado. ¡Cuán
fácil es hacer promesas y luego no cumplirlas! Si hubieran cumplido sus demás
obligaciones financieras de la misma manera, ¡hubieran ido a parar en la cárcel!
Pablo
entonces asentó, en el versículo 2, el principio de la dádiva proporcional, así
como lo hizo en 1 Corintios 16:2 («según haya prosperado»). El diezmo es la única
manera equitativa de dar. El diezmo no le roba a nadie; es justo para el rico y
también para el pobre.
Permite
a todos los hombres dar y recibir la bendición de Dios. Lo que Dios busca no es
la porción sino la proporción. Esta es la única manera en que puede haber
«igualdad» (v. 14) en el proyecto. Pablo cita Éxodo 16:18 para mostrar que así
como Dios bendijo a los judíos conforme le obedecían, Dios bendice a los
cristianos que obedecen su Palabra respecto a dar. Dios no envía más
bendiciones a la persona que da el 10% de S/.100.00 nuevos soles que las que
envía a la persona que da el 10% de S/.10.00 nuevos soles, si esto es lo que
tienen para dar. La persona que se opone al diezmo se opone a la única manera
justa de dar.
IV. Las Ofrendas Deben Ser Manejadas Con Honestidad
(2 Corintios 8:16–24):
Pablo
deseaba ardientemente que nadie lo acusara de malversar esos fondos misioneros,
de modo que hizo que las iglesias designarán tres mensajeros para que manejan
el dinero. Ellos fueron Tito (vv. 16, 17), otro hermano (vv. 18, 19) y un
tercer hermano (v. 22). Esta es una buena práctica de negocios. Es triste ver
iglesias y organizaciones cristianas manejar fondos de una manera contraria a
las prácticas correctas de los negocios.
Debe
anotarse y extenderse un recibo por todo el dinero que se recibe. Los fondos
deben contarlos más de una persona. Muchos obreros cristianos han perdido su
reputación y testimonio debido al mal uso de fondos, o al descuido en el manejo
del dinero del Señor.
Los
versículos 20 y 21 son la clave: no debe haber oportunidad para acusaciones, ni de Dios ni de
los hombres. No es suficiente que el obrero cristiano diga: «Dios conoce
mi corazón». Debemos recordar que otros nos están observando y no
debemos atrevernos a darle al enemigo ninguna oportunidad de acusarnos de
deshonestidad.
Ningún
cristiano ni iglesia local debe enviar dinero a obras que no son estables
financieramente. El hecho de que «hay una necesidad» no es suficiente razón para
dar; debe haber prueba de que el dinero se usa con honestidad y se invierte con
sabiduría. No estamos obligados a pagar una deuda que nunca hemos contraído.
Clase Para El Miércoles:
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario