PRINCIPIOS DE OFRENDAR [2]
Después de
analizar en el capítulo 8 los principios del dar cristiano Pablo ahora se
refiere a las promesas que podemos reclamar si somos fieles en dar a Dios.
Estos dos capítulos presentan el dar como una gracia cristiana, una bendición,
no una obligación legal que cae sobre la gente como una carga. Si dar es
difícil para un cristiano, ¡algo anda mal en su corazón!
Nótese: la promesa triple que Pablo da:
I. El Dar Será De Bendición a Otros (2 Corintios
9:1–5):
En
8:1–5. Pablo usó a las iglesias de Macedonia como ejemplos para animar a los
corintios y ahora usa a los corintios ¡como un estímulo para las iglesias de Macedonia! Los
cristianos deben servir de estímulo los unos para los otros. Pablo se había «gloriado»
de la generosidad de la iglesia en Corinto (8:24) y ahora quería asegurarse de
que los corintios no lo abochornaba. Sabía que tenían buena disposición y que estaban
anhelantes de participar en la ofrenda misionera, pero de todas maneras quería
recordárselo.
«Su entusiasmo ha servido de estímulo a la mayoría de ellos» (v. 2,
NVI). ¡Qué
testimonio! Desafortunadamente algunos cristianos estimulan a la
gente de la manera equivocada. Hebreos 10:24 nos insta a estimularnos los unos
a los otros a las buenas obras, y esto es lo que los corintios estaban
haciendo.
Un
año antes le insistieron a Pablo a que recogiera una ofrenda misionera y le
prometieron su respaldo. El apóstol usó su entusiasmo como un estímulo para
otras iglesias y ahora les recuerda la promesa que habían hecho.
Tal
Parece Que Decía:
v «Si ustedes no
hacen su parte, desanimara a otros cristianos y afectarán la ofrenda».
Pablo
llamó a esta ofrenda «generosidad», o sea, una bendición. Quería que la
miraran como una oportunidad para ser de bendición y recibir bendición, y no
como un yugo sobre sus cuellos. ¡Con cuánta frecuencia la gente malentiende la verdadera
bendición de dar! Esto es una bendición tanto para otros como para
los que reciben (v. 12, «suple lo que a los santos falta») y para los que
dan. Cuando un cristiano es fiel en dar, es de bendición a otros y estimula a
otros cristianos a ser obedientes a la Palabra.
II. El Dar Nos Será De Bendición (2 Corintios 9:6–11):
Pablo
usa un principio agrícola aquí para ilustrar su punto. El agricultor que
siembra generosamente segará generosamente. Véanse Proverbios 11:24, Lucas 6:38
y Gálatas 6.7, 8. «Generosamente» aquí es la misma palabra que se usa
en el versículo 5. Sembrar así quiere decir «sembrar con bendición» y segar
también de esa manera significa «cosechar con bendición». Dios no es deudor a
nadie. Él es fiel para bendecir cuando somos fieles para obedecer.
Con
frecuencia el versículo 7 se aplica mal. Pablo no habla tanto aquí respecto a
cuánto damos sino a cómo lo damos. En 8:12–15 les dijo cuánto dar; debía ser en
proporción a lo que tenían. Pero que el creyente dé a regañadientes, o por
obligación, es perderse la bendición de dar.
Dar
debe brotar del corazón y Dios ama al dador alegre («hilarante» en
el griego). Algunos cristianos interpretan este versículo diciendo
que no importa cuánto demos, con tal que demos con alegría cualquier cantidad
que nos hayamos propuesto en el corazón. ¡De ninguna manera!
Un corazón alegre no es sustituto para un corazón obediente. Nuestros corazones
deben ser tanto fieles como alegres, debido a que damos la ofrenda correcta con
el motivo correcto.
Nótese: los «todos» en
el versículo 8: toda gracia; todas
las cosas; todo lo suficiente; toda buena obra. ¡Nada se deja fuera! Esta es la promesa
de Dios para los que le obedecen. Esta palabra «suficiente» se halla otra vez en
3:5 y 12:9. Dios es fiel para suplir lo que necesitamos espiritual (2:6),
material (9:8) y físicamente (12:9).
Pero Dios suple nuestras
necesidades, no sólo para nuestro contentamiento, sino para que podamos
servirle y ayudar a otros. Debemos abundar en «toda buena obra» (v. 8). Pablo
exhorta a los cristianos a trabajar para que puedan ayudar a otros (Ef 4.28).
Aquí
se refiere al Salmo 112:9 e Isaías 55:10 para demostrar que Dios bendice a la
persona que es fiel en dar. Dios suple la semilla para que el que siembra pueda
hacer el pan para comer y también tener más semilla para sembrar.
Humanamente
hablando la persona que da debe ser la que pierde; pero ese no es el caso. «Más bienaventurado
es dar que recibir» (Hch. 20:35). «Dad, y se os dará» (Lc. 6:38). Esto
no quiere decir que debemos regatear con Dios o mirar a nuestra ofrenda como un
medio de comprar la bendición de Dios. ¡No! Más bien debemos mirar la ofrenda como una
oportunidad para mostrar nuestro amor a Dios y nuestra confianza en su Palabra.
El industrial cristiano R.G. LeTorneau solía decir:
v « ¡Si das
solamente para recibir, no recibirás! ».
III. El Dar Glorificará a Dios (2 Corintios 9:12–15):
Cuántas
veces les recordó Pablo a los corintios sus riquezas espirituales en Cristo
(véanse 1 Cor. 1:5; 4:8; 2 Cor. 8:9; 9:11). ¡Dios nos enriquece, nosotros enriquecemos a
otros y Dios recibe las acciones de gracias y la gloria! Pablo
recalca que la distribución de esta ofrenda no sólo ayudará a los santos, sino
que dará la gloria a Dios.
El
versículo 13 muestra dos razones por las cuales los judíos que recibirían esta
ofrenda glorificaron a Dios:
(1) Debido a que los dadores mostraron obediencia a la Palabra de
Dios y
(2) Porque esta generosa ofrenda les ayudó a ellos y a todos.
Los que la recibían, a su vez, orarán por las iglesias y los amarían más.
Hay,
por supuesto, un pensamiento muy práctico detrás de esta ofrenda. Pablo
anhelaba ligar a las iglesias gentiles que había fundado con los corazones de
los cristianos judíos de Judea. Esta ofrenda demostraría que Pablo no era
enemigo de los judíos y que había unidad en la iglesia, independientemente de
las distinciones raciales, nacionales o étnicas.
Pablo
cierra este capítulo con una palabra de alabanza. Había estado escribiendo
respecto a dar y su corazón había estado tan lleno de la bondad de Dios que
exclama: «¡Gracias a Dios por su don inefable!».
Este don es, por supuesto, el de su Hijo, Jesucristo, y la vida eterna.
Uno
no puede leer estos dos capítulos sin ganar una nueva actitud hacia el dar. En
la vida cristiana no hay tal cosa como lo
«material» y lo «espiritual». Todo lo que tenemos
viene de Dios y todo lo que tenemos se debe usar para fines espirituales.
Pablo
enseña que dar no es una carga sino una bendición. Nos muestra que el verdadero
dar cristiano enriquece la vida y abre la fuente de las bendiciones de Dios.
Dar es una gracia (8:1, 6, 7, 9, 19; 9:8, 14) y el cristiano que entiende algo
de la gracia comprenderá cómo dar.
Clase Para El Miércoles:
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.
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