LA GUERRA CONTRA
LOS BENJAMITAS: (1)
JUECES 19:1-30-21:25
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
I. Guerra
Civil Contra Benjamín. Jueces 19:1-21:25:
Esta historia revela la decadencia moral en Israel en
el matrimonio, la hospitalidad, la ética sexual, el liderazgo, el derecho, la
guerra, la política y la religión.
(1) Atrocidad En Gabaa.
19:1–30.
El capítulo se desarrolla en tres escenas, cada una
introducida por una etapa del viaje del levita y su concubina:
· La primera escena, se realiza en Belén, después
del viaje de la región montañosa de Efraín (19:1–10a);
·
La segunda, en Gabaa, introducida por el viaje de Belén
(19:10b–28a); y
·
La tercera, en la casa del
levita después del viaje de Gabaa (19:28b–30).
a. Reconciliación Del Levita
y Su Concubina En Belén. 19:1–10a.
La historia comienza con la oración que demarca las
secciones del epílogo (19:1a; ver exposición de 17:6). Habiendo leído los caps.
17 y 18, mentalmente suplimos en 19:1 la segunda oración de 17:6. Así,
comenzamos el cap. 19 esperando encontrar más anarquía en Israel.
En 19:1 también se presenta a los dos personajes
principales del capítulo:
·
Un levita[1], y
·
Su concubina.
Como aquél no vivía en una ciudad levítica, era
forastero (ver exposición de 17:7). La parte más remota de la región montañosa
de Efraín sería la parte septentrional, cerca del valle de Jezreel (ver
exposición de 3:27).
Las concubinas eran esposas, aunque de un rango inferior
(comp. 8:31 con 9:18; ver Gn. 25:6; Cant. 6:8, 9). Esto
se confirma por las expresiones:
Ø Su
marido (v. 3),
Ø Su suegro (v. 4), y
Ø Su yerno
(v. 5).
La Biblia presenta el concubinato como una relación
que acarrea problemas. No parece ser una relación ideal para un levita. ¡Cuántos
problemas brotarán en los caps. 19–21 por
los conceptos bajos de las relaciones sexuales y matrimoniales en Israel!
Todos los personajes de esta historia, salvo Fineas
(20:28), aparecen sin nombres. Esto sugiere que pueden tener una función
representativa. En efecto, se asemejan en varios aspectos de su conducta a
Israel y a Dios.
La concubina[2]
abandonó al levita (19:2). En cuanto a su motivo, la RVA sigue la LXX, pero
el Texto Masorético tiene “se prostituyó contra él”. En ambas lecturas la
concubina hace lo mismo que Israel, quien abandona a su marido Jehová (ver “prostituirse”
en 2:17; 8:27, 33). Nos inclinamos
por la lectura del Texto Masorético, ya que explica mejor:
(a) Por qué pasaron
cuatro meses sin que la concubina regresara, y
(b) El gozo del suegro en
el v. 4.
Aunque la adúltera debía ser apedreada (ver Lv. 20:10 y Deut. 22:22, si bien no
podemos asegurar que esta ley se aplicaba a concubinas), el levita
la perdona y viaja a Belén para ganarla de nuevo (19:3). Muchos consideran que
esta acción implica que el levita fue culpable de la separación y que, por lo
tanto, la lección de la LXX en el v. 2 es original.
Sin embargo, su acción ilustra cómo Jehová trata a su
esposa infiel, Israel (comp. Os. 3:1; Jr. 3:1, 12, 13). Como Jehová socorre a
Israel aun cuando el pueblo no reconoce su pecado ni clama a su Dios (ver
introducción a 13:2–25), así también el levita busca a su concubina.
Va con la intención de hablarle amorosamente (lit., “hablar a su corazón”, ver la nota) y
hacerla volver. Jehová también habla al corazón de su pueblo infiel (ver Os.
2:14; Is. 40:2) para que vuelva a él.
El suegro le tiene tanta gratitud al levita por
perdonar a su hija que le agasaja durante tres días (19:4):
Ø Le persuade a quedarse el cuarto día también (19:5, 6a), y
Ø Luego la noche (19:6b, 7).
Ø Alégrese tu corazón (v. 6) fue una invitación a seguir de banquete hasta
la hora de acostarse (comp. vv. 21, 22).
Ø El quinto día fue casi una repetición del cuarto (19:8, 9), pero esta
vez el levita no aceptó quedarse la noche (19:10a).
Ø Hasta que decline el día (v. 8), está anocheciendo y el día ya ha
declinado (v. 9) se asemejan a expresiones que los campesinos árabes hoy usan
de la tarde a partir de las 3:00 p.m.
A la luz de lo
que viene a continuación, probablemente el trío partió de Belén aproximadamente
a esa hora.
b. Ultraje Contra El Levita
y Su Concubina En Gabaa. 19:10b 28a.
Jebús estaba 10 km. al norte de Belén y 11/2 km. al
oriente de la carretera. Cuando el trío llegó al camino que conducía a la
ciudad, el criado, considerando la hora, sugirió que pernoctaran allí (19:10b,
11). Aunque la ciudad es llamada Jerusalén en los textos egipcios de execración
desde el siglo XIX a. de J.C., en ciertas épocas también se le llamaba Jebús,
porque estaba habitada por los jebuseos (comp. 1 Crón. 11:4).
El levita no quería correr el riesgo de buscar
hospedaje en una ciudad no israelita, y decidió seguir hasta Gabaa, 5 km. al
norte, o Ramá, 3 km. más allá de Gabaa (19:12, 13). Estas eran ciudades de
Benjamín (19:14), pero, como se verá, los benjamitas, quienes fraternizaban con
los jebuseos de Jerusalén (ver 1:21), habían sido contaminados por lo peor de
la conducta pagana.
Cuando el trío llegaba a Gabaa, el sol se puso
(19:14). Como las puertas de las ciudades se cerraban al anochecer, y como el
viajero nocturno se exponía al peligro de las fieras y los bandidos, el trío
entró en Gabaa para buscar hospedaje con sus hermanos israelitas (19:15).
En 19:15–25 la historia se asemeja bastante a la de
Sodoma en Génesis 19:1–11. Tanto los paralelos como las diferencias son significativos
para la interpretación.
En aquellos tiempos no había mesones, sino que los
habitantes de cada lugar recogían a los viajeros. La hospitalidad era una
obligación y una virtud de alta importancia. Por lo tanto, los tres viajeros se
sentaron en la plaza frente a la puerta de la ciudad, o tal vez entre las dos
puertas, esperando que alguien los recogiera (19:15b; comp. Gn. 19:1).
Sin embargo (la palabra traducida porque es lit. “pero” o “y”; en el v. 18
se traduce “pero”
en una oración casi idéntica), nadie les
ofreció hospitalidad. Esta grave falta resalta por el contraste con la
hospitalidad del suegro (ver vv. 4–9; comp. también Gn. 18:1–8; 19:1–3) y nos
da un presentimiento de la maldad de Gabaa.
Por fin, alguien tomó interés en los viajeros (19:16).
No era de Benjamín (comp. Gn. 19:9), sino de la misma región donde residía el
levita. Siendo forastero, sería de escasos recursos económicos (ver Lv. 19:10;
Deut. 14:28, 29; 24:19–21). Aunque anciano, todavía trabajaba en el campo,
probablemente en propiedad ajena (ver exposición de 17:7).
El anciano se acerca al levita e inquiere sobre su
viaje (19:17). Este resume el viaje y plantea su necesidad de hospitalidad
(19:18), aclarando que los tres no serán carga para su anfitrión (19:19):
Ø Mi casa (byty H1004 en el heb. sin vocales)
sería original en el v. 18 (comp. v. 29).
Ø Algún escriba, tomando la segunda y como una abreviatura, escribiría byt H1004 yhwh H3068 “la casa de Jehová”.
A pesar de sus medios limitados, el anciano da a los
viajeros una recepción generosa a sus propias expensas (19:20, 21; comp. Gn.
18:2–8; 19:2, 3). Esto se contrastará con la falta de hospitalidad de parte de
los ciudadanos de Gabaa y el ultraje que perpetran a continuación (comp. Gn.
19:1–9).
El banquete fue interrumpido por algunos maleantes de
la ciudad, quienes buscaron violar sexualmente al levita (19:22; comp. Gn.
19:4–5). A su desviación sexual, su violación de la ley consuetudinaria de la
hospitalidad (ver exposición de los vv. 23, 24) y su ultraje contra el levita,
se suman su falta total de respeto hacia un anciano y su abuso de la situación
del forastero, sin familia para defenderlo.
Algunas sociedades antiguas humillaban
al extranjero mediante la violación
homosexual, pero semejante práctica era diametralmente opuesta a la
Ley de Moisés, la cual prohibía tanto las prácticas
homosexuales (ver Lv. 18:22; 20:13) como la opresión al extranjero
(comp. Éx. 22:21; 23:9; Lv. 19:33; Deut. 24:17; 27:19; Salmo 94:6; Jr. 7:6;
22:3; Ez. 22:7, 29; Zc. 7:10; Malq. 3:5).
En el mundo antiguo el anfitrión tenía la obligación
de proteger al huésped. La seriedad de esta obligación se manifiesta en 19:23,
24 (comp. Gn. 19:8). “Humillad” (v. 24) es un eufemismo por la violación
sexual (el verbo es vertido por “violar” en Gn. 34:2; Deut. 22:24, 29; 2 Sam.
13:22, 32; y por “forzar” en 2 Sam. 13:12, 14).
Que la oferta del anciano fue motivada por la
hospitalidad se subraya en la frase dueño de la casa y en el argumento “porque este hombre
ha entrado en mi casa” (comp. Gn. 19:8). La medida que el forastero
estaba dispuesto a tomar para cumplir con la ley de la hospitalidad magnifica
la inhospitalidad de los ciudadanos de Gabaa.
El anciano se dirige a los rufianes como hermanos (v.
23), procurando ganar su simpatía (comp. Gn. 19:7). A diferencia de Génesis
19:7, la palabra aquí subraya que estos pervertidos no son paganos, sino
conciudadanos del pueblo de Jehová.
Choca en la oferta del anciano la inclusión de la
concubina (v. 24). Ella también era huésped, pero el anciano la desvaloraba,
tal vez por ser mujer, o por ser concubina (ver exposición de v. 1).
El levita compartía esta apreciación. No defendió a las mujeres. Más bien, como los maleantes no
desistieron, y como el anciano, a diferencia de Lot, no había cerrado la puerta
(comp. el v. 23 con Gn. 19:6), el levita entregó a su concubina para salvarse a
sí mismo (19:25a). Cuando los de Sodoma comenzaron a atacar a Lot, el poder
divino intervino para rechazarlos (ver Gn. 19:9–11).
El levita no esperó para ver si Jehová intervendría de
igual manera. De hecho, los de Gabaa ni llegaron a atacar al anciano (comp. v.
25 con Gn. 19:9). Justamente en el punto de la historia donde los ángeles
extendieron su mano para meter a Lot en la casa, el levita extiende la suya
para agarrar a su concubina y sacarla afuera (comp. v. 25 con Gn. 19:10). ¡Al religioso
le faltaba ética!
Es desgarrante leer cómo los sátiros violaron a la
desamparada toda la noche (19:25b), y cómo ella agotó su última reserva de
fuerza para volver a la casa donde, encontrando la puerta cerrada, se desmayó
(19:26). Es indignante leer que el levita se levantó por la mañana —¡había dormido
tranquilamente mientras su concubina estaba siendo torturada (contraste con el déspota pagano en Dn. 6:18, 19)!— y
salió de la casa, no para buscar y auxiliar a su concubina, sino para continuar
su viaje (19:27a).
Y si esto no fuera suficiente, al encontrar a la mujer
tendida delante de la puerta con sus manos patéticamente extendidas sobre el
umbral (19:27b), no le expresa palabras de compasión, mucho menos de
arrepentimiento, sino una insensible orden (19:28a; ver en contraste el v. 3).
Con razón el
autor se refiere al levita en los vv. 26, 27 no como “marido” de la mujer (comp. v. 3),
sino como su señor. Los ángeles también dieron la orden “levántate” la mañana después de la
confrontación en Sodoma, pero era para salvar (ver Gn. 19:15).
Tres Imperativos 19:30:
1. Considerad
el nivel salvaje a que desciende la moral de la humanidad.
2. Deliberad
acerca de las necesidades de reforma en escala personal, nacional y mundial.
3. Manifestad la inconformidad cristiana con las
condiciones, y colaborad siendo agente de cambio en su medio.
c. Mensaje Del Levita y Su
Concubina a Israel. 19:28b–30.
El levita carga a la concubina sobre su asno y la
lleva a su casa (19:28b). Allí, en vez de sepultar con honores a la mujer cuyo
sacrificio le salvó la vida, la corta en pedazos (19:29). Envía los pedazos de
carne humana a las doce tribus para anunciar la atrocidad, llamarles a castigar
el crimen, y posiblemente amenazar a los que no respondieron (ver 20:6; 1 Sam.
11:6, 7).
Que el levita tenía una queja legítima es innegable,
pero acude a una cruda manipulación de los sentimientos de los israelitas (su propia
insensibilidad ya la vimos en los vv. 25, 27, 28).
Además, queda una duda casi impensable. El texto nunca
dice que la concubina murió por el abuso de los de Gabaa. ¿Será posible que el levita acabó con ella al
desmembrarla (ver exposición de 20:5)?
El mensaje macabro provocó una reacción fuerte
(19:30). Cosa semejante se referirá tanto a la fechoría (jamás se ha hecho) como a la forma
del mensaje (ni
visto). Fue lo peor en la historia de la joven nación (19:30; comp.
Os. 9:9; 10:9).
Hemos venido señalando los paralelos entre esta
historia y Génesis 19:1–11, 15. El episodio en Sodoma ilustra la depravación de
los cananeos. La presente historia muestra que los israelitas, viviendo entre
los cananeos, se han sumido en esa misma depravación. Confrontados con el pecado,
los israelitas reconocieron la necesidad de analizar la situación y emitir un
juicio (19:30b).
___________
Nota:
[1] H3878 לֵוִי = Leví: de H3867; sujetado; Leví, un
hijo de Jacob:- Leví.
[2] H6370 פִּילֶגֶשׁ = piléguesh: o פִּלֶגֶשׁ = piléguesh; de derivación
incierta; concubina; también (masculino) amante:- concubina, rufián. (Strong).
Estudios para el
Domingo.
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su
Biblia.
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