LA PESCA
MILAGROSA:
(Lucas 5:1-11)
“…Cuando terminó de hablar, dijo a
Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para
pescar[1]… Respondiendo
Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos
pescado; mas en tu palabra echaré la red…”.
(Lucas 5:1-11)
Pastor: Carlos
Ramírez Jiménez:
Cuando Cristo
terminó de predicar le dijo a Pedro que se dedicara a su ocupación habitual. El
tiempo pasado en los ejercicios públicos de la religión durante los días de
semana, no deben ser estorbo en cuanto al tiempo, pero pueden ser de gran ayuda
en cuanto a la disposición mental respecto de nuestra ocupación secular.
Con qué alegría podemos ocuparnos de los
deberes de nuestra ocupación cuando hemos estado con Dios, y de ese modo, ¡santificamos el trabajo por la palabra y la oración!
Aunque nada habían pescado, Cristo les dijo que volvieran a echar sus redes. No
debemos dejar abruptamente nuestra ocupación, porque no tengamos en ella el
éxito que deseamos. Probablemente nos vaya bien cuando sigamos la dirección de
la palabra de Cristo.
V.1. El lago de Genesaret también se conocía como el mar de
Galilea o el mar de Tiberias.
La famosa extensión de agua de Galilea
se llama de tres maneras:
Ø Mar de Galilea,
Ø Mar de Tiberíades, y
Ø Lago de Genesaret.
Tiene unos veinte metros de largo por
trece de ancho. Está situado en una depresión de la superficie de la Tierra a
210 metros bajo el nivel del mar, lo que le da un clima casi tropical. En los
días de Jesús tenía nueve poblaciones agrupadas en sus orillas, ninguna de
menos de 15,000 habitantes.
Genesaret es realmente el nombre de la
hermosa llanura que está al Oeste del lago, y que es muy fértil. A los judíos
les encantaba jugar con las etimologías, y le atribuían tres diferentes a
Genesaret que destacaban su hermosura:
1) De kinnor,
que quiere decir arpa, ya fuera porque «sus frutos son tan dulces como el sonido del arpa»,
o porque "la
voz de sus ondas es tan agradable como la voz del arpa».
2) De gan,
jardín, y sar,
príncipe; de ahí, «el príncipe de los jardines».
3)
De gan,
jardín, y asher,
riquezas; de ahí, "El jardín de las riquezas».
Aquí nos encontramos con un cambio
decisivo en la carrera de Jesús. La última vez que le encontramos predicando
estaba en una sinagoga, y ahora se encuentra a la orilla del lago.
Es verdad que volveremos a encontrarle
en la sinagoga; pero se acerca la hora en que se le cerrara esa puerta, y su
iglesia es ahora la costa o el camino abierto, y su púlpito, una barca. Irá adonde haya
gente dispuesta a escucharle.
John
Wesley decía:
v "Los que formaron
nuestras congregaciones eran los que iban vagando por las montañas oscuras, que
no pertenecían a ninguna iglesia cristiana; pero despertaron a la predicación
de los metodistas, que los habían seguido por los descampados de este mundo
hasta los caminos y los vallados, los mercados y las ferias, los cerros y los
valles; que habían puesto el estandarte de la Cruz en las avenidas y en los
callejones de las ciudades, en las aldeas, en los pajares y en las cocinas de
las granjas, etc.; y todo esto hecho de tal manera y hasta tal punto como no se
había hecho nunca desde los tiempos de los apóstoles». «Me gusta un salón amplio -dice
en otro lugar-, con un buen cojín y un
púlpito majo; pero la predicación en los campos salva almas». Cuando se le
cerraba la sinagoga, Jesús salió a los caminos abiertos.
V.2. Los pescadores en el mar de Galilea
empleaban redes, a menudo usaban un peso de plomo en forma de campana alrededor
de sus bordes.
Al lanzarse una red al agua, el peso del
plomo hacía que se hundiera y cubriera los bordes. El pescador entonces tiraba
una cuerda para cerrar la red alrededor del pez. Las redes debían mantenerse en
buenas condiciones, de modo que se lavaban para remover las algas y
remendarlas.
V.3. enseñaba desde el
barco—véase
la nota acerca de Mateo 13:2.
Y
se llegaron a él muchas gentes; y entrándose él en el barco—el artículo “el”,
que aparece aun en el texto recibido, carece de autoridad. Debe ser “entrándose en un
barco”—se sentó, y toda la gente estaba a la
ribera—
¡Qué cuadro
tan gráfico!
Provino sin duda de la pluma de un testigo ocular impresionado por la escena.
Esto aconteció el mismo día en que dirigió el discurso anterior del cap. 12,
cuando sus parientes lo creían “fuera de sí” por causa de su desinterés en la
comida y el reposo; aquel mismo día, retirándose a la orilla del mar, y
sentándose, tal vez para recibir la frescura de la playa y descansar, las
multitudes nuevamente se agolpan alrededor de él, y quizá siente deseos de
alejarse en el bote que siempre estaba guardado a su disposición; no obstante,
sin haber descansado, empieza un nuevo curso de enseñanza dirigido a las
multitudes ansiosas que cubren la ribera.
En
ningún idioma hay algo comparable a las parábolas de nuestro Señor, las cuales
son únicas por su sencillez, su abundancia y variedad de enseñanza espiritual.
Están adaptadas a todas las clases y grados de desenvolvimiento, y son
entendidas por cada uno según la medida de su capacidad espiritual.
V.4. para pescar—una recompensa
generosa por el uso de su barco.
V.4. Cesó de hablar (epausato lalön). Dejó de hablar
(aoristo de
indicativo en voz media, y participio presente activo, un modismo griego normal).
Boga mar adentro (epanagage eis to bathos). El mismo verbo
compuesto doble que en el versículo 3, sólo que aquí está en segundo aoristo
activo imperativo, segunda persona del singular. Echad (chalasate).
Pedro era el dueño de la barca y por
ello se dirigió a él en primer lugar. Primer aoristo imperativo en voz activa,
segunda persona del plural. Aquí se dirige a toda la tripulación. El verbo es
el término náutico normal para arriar carga o botes (Hch. 27:17, 30). Pero se
empleaba de hacer bajar cualquier cosa desde un lugar más alto (Mr. 2:4; Hch.
9:25; 2 Cor. 11:33). Para pescar (eis abran).
Este propósito fue algo asombroso que perturbara a Pedro.
V.5. Maestro—señalando seguramente no un primer conocimiento, sino una
relación ya formada.
Toda la noche—el tiempo usual para pescar en aquel
tiempo (Juan 21:3), y aun ahora, como pescador, Pedro sabía lo inútil que sería
“echar su
red” otra vez, a no ser como un simple acto de fe, “en tu palabra”
de mando, la cual lleva en sí, como siempre, la seguridad de éxito. (Esto demuestra
que Pedro habría sido, y por algún tiempo, un seguidor de Cristo).
En esta historia
encontramos lo que podríamos llamar una lista de condiciones para un milagro:
1) El ojo
que ve.
No hay por qué creer que Jesús creó un banco de peces en aquella
ocasión. En el Mar de Galilea había bancos fenomenales que ponían el agua como
si estuviera hirviendo en grandes extensiones. Lo más probable es que la aguda
vista de Jesús percibiera aquel banco de peces, y ahí estuvo el milagro.
Necesitamos ojos que vean de veras.
Mucha gente ha
visto salir vapor por la tapadera de la cafetera, pero fue a James Watt al que
se le ocurrió que se podía aplicar para hacer una máquina de vapor. Mucha anta
ha visto caer una manzana; pero sólo a Newton le sugirió aquello la ley de la
gravedad. La Tierra está llena de milagros que esperan unos ojos que los vean.
2) El
espíritu dispuesto a hacer un esfuerzo. Puesto que Jesús lo decía,
Pedro estaba dispuesto a probar otra vez, aunque estaba muy cansado. El
desastre de muchas vidas es que se rinden antes del último esfuerzo que podría
cambiar las cosas.
3) El espíritu dispuesto a probar lo que
parece inútil. La noche, que era el tiempo de la pesca, había
pasado. Todas las circunstancias estaban en contra; pero Pedro dijo: "¡Sean
las circunstancias las que sean, si Tú lo dices estoy dispuesto a probar otra
vez!».
Muchas
veces no hacemos nada porque nos parece que no es el tiempo oportuno. Pero, si
esperamos a que las circunstancias sean ideales, jamás empezaremos nada: Si queremos
un milagro, tenemos que fiarnos de la palabra de Jesús cuando nos dice que
probemos lo imposible.
V.6. su red se rompía—más bien, “estaba rompiéndose”, o “empezando a
romperse”, como en el v. 7, “se anegaban”, o “empezaban a anegarse”.
V.8. Apártate de mí,
etc.—
¿Quiso entonces que Cristo lo dejara? Claro que no,
pues su todo estaba concentrado en él (Jn.6:68). Fue más bien: “¡Ay de mí, Señor!
¿Cómo puedo yo estar en este resplandor de gloria?
Pecador como lo soy yo, no es compañero idóneo para ti”.
(Comp. Is.6:5).
V.10. No temas—esto nos hace ver cómo el Señor entendió las
palabras de Pedro.
Cuanto más elevado lo consideraban,
tanto más grato era al espíritu del Redentor. Nunca le causaron pena
manifestando conceptos demasiado elevados de él. Desde ahora—señalando una
etapa nueva de su conexión con Cristo.
Lo anterior fue sencillamente “Os haré pescadores”.
Pescarás hombres—“¿Qué pensarás, Simón, asombrado de esta pesca, cuando yo he de
traer a tu red lo que empobrecerá toda esta gloria?” Véase la nota
acerca de Mateo 4:18.
V.11. dejándolo todo—
Esto hicieron antes (Mateo 4:20); ahora
lo hacen de nuevo; pero después de la crucifixión ellos están en sus barcos una
vez más (Jn.21:3). En semejante situación esto es fácilmente concebible. Sin
embargo, después de Pentecostés parece que abandonaron finalmente su vocación
secular.
Conclusión:
La redada de peces fue un milagro. Todos debemos,
como Pedro, reconocernos como pecadores, por tanto, Jesucristo podría apartarse
de nosotros con toda justicia.
Pero debemos rogarle que no se vaya;
porque, ¡ay de
nosotros si el Salvador se aparta de los pecadores!
Más bien roguemos que venga y habite
en nuestro corazón por fe, para que pueda transformarlo y limpiarlo. Los
pescadores abandonaron todo y siguieron a Jesús, cuando prosperó su trabajo.
Cuando las riquezas aumentan y somos tentados a poner en ellas nuestro corazón,
y dejarlas entonces por Cristo, es digno de gratitud.
___________
Nota y
Bibliografía:
[1] agra = (ἄγρα, G61), presa,
atrapamiento (de ago = conducir). Se utiliza
solamente en relación con la pesca. En Lucas 5:4 significa el acto de atrapar
peces: «para
pescar»; en el v. 9 significa los peces conseguidos: «la pesca que
habían hecho».
Nota: Para zogreo,
traducido «pescador» en Lucas 5:10, véase CAUTIVO (LLEVAR CAUTIVO, ESTAR
CAUTIVO), B, Nº 3.
- e-Sword-the. LEDD.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 14-10-2019.
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