LA LEGITIMIDAD DEL EVANGELIO DE
PABLO ES AFIRMADA:
GÁLATAS 1:
Pastor:Carlos Ramírez Jiménez:
Los primeros dos
capítulos son personales y la palabra clave es «evangelio», que se halla diez veces
en estos cuarenta y cinco versículos. La meta de Pablo era mostrar que su
mensaje y ministerio vinieron directamente de Cristo y no de los hombres.
Pablo
no predicaba un mensaje de segunda mano, aprendido de Pedro o de cualquier otro
de los apóstoles. Antes bien, Dios tuvo el cuidado de mantener el ministerio de
Pablo separado del de los doce, para que ninguno pensara que Pablo recibió ese
ministerio de los apóstoles.
I. El Anuncio De Pablo De Su Evangelio. Gálatas
(1:1–5):
Los
judaizantes que «fascinaron» a los gálatas (3:1) les decían que el apostolado y
mensaje de Pablo no eran fidedignos porque le faltaba el endoso oficial de
Jerusalén. «¡Nosotros recibimos nuestras
credenciales de Pedro!», decían, como si la aprobación de los
hombres contara para saber si un predicador es enviado por Dios. Pablo empieza
su carta afirmando que su mensaje y ministerio vino directamente de Jesucristo. (Nótese: que
Pablo usa el «ni lo» en los vv. 1, 12 y 17). De inmediato expone
el evangelio que predicaba.
El
evangelio de Pablo se centraba en Cristo (su muerte, sepultura y resurrección)
y no en Moisés o la ley. Era un evangelio de gracia que traía paz. Era un
evangelio de libertad; «para librarnos» (v. 4). Los judaizantes llevaban a las iglesias a la esclavitud de
la ley (véanse 2:4; 3:13; 4:9).
La
muerte de Cristo nos ha librado de este presente siglo malo y nos ha dado una
nueva posición en libertad (5:1ss). No es de sorprenderse que Pablo añadiera: «A quien sea
la gloria por los siglos de los siglos» (v. 5).
Ojalá
que nunca confundamos el contenido e intención del evangelio. El evangelio no
es «seguir a
Cristo e imitar su vida» sino «recibir a Cristo por fe y permitirle que Él nos haga
libres». En el evangelio no da cabida a una salvación que se obtenga
al guardar la ley.
II. El Asombro De Pablo Por Su Alejamiento. Gálatas
(1:6–10):
Dos
cosas maravillaban a Pablo:
(1) De que después de experimentar la bendición
de la salvación (3:1–5) se hayan
alejado tan pronto hacia otro mensaje;
(2) Que se alejaran de él (Pablo) que había
sufrido para llevarles a Cristo. La palabra griega para «alejarse» (v. 6) es un gerundio:
literalmente «alejándose».
Estaban en el proceso de alejarse de la gracia sencilla hacia una mezcla de la
ley y la gracia.
En 5:4 Pablo dice:
«De la gracia habéis caído [salido]». Esto no
implicaba que hubieran perdido su salvación, sino más bien que habían salido de
la esfera de la gracia y entrado a la esfera de la ley. Gracia quiere decir:
· Dependo de Dios para
suplir mis necesidades;
· Mediante la ley trato de
manejar yo mismo las cosas, con mis propias fuerzas.
El
apóstol habla con energía al condenar cualquier otro evangelio, sin importar
quién fuera el predicador, ¡incluso un ángel! Tenga presente que hay muchos «evangelios»
(mensajes de buenas nuevas), pero un
solo evangelio de la gracia de Dios conforme Pablo lo predicaba. Abraham creyó «al evangelio»
(3:8), las «buenas
nuevas» de que por medio de su simiente serían benditas todas las
naciones.
En
todas las épocas los hombres se han salvado al creer en cualquier promesa que
Dios les reveló:
v Noé creyó a la Palabra de
Dios respecto al diluvio y al arca;
v Abraham creyó la Palabra
de Dios respecto a su simiente prometida;
v Hoy nosotros creemos la Palabra de Dios respecto a la
muerte y resurrección de su Hijo.
Desde
la llegada de Pablo y la revelación de la justificación por fe, no hay otro
evangelio. El «evangelio
del reino» que se enfatiza desde Mateo 3 hasta Hechos 7 no es
nuestro mensaje hoy.
III. El Argumento De Pablo Para Su Ministerio. Gálatas
(1:11–24):
En
estos versículos Pablo procura mostrar su independencia de los doce y de la
iglesia de Jerusalén.
A.
Recibió Su
Evangelio Personalmente De Cristo (vv. 11–14).
Pablo
vio al Cristo resucitado (Hch. 9) y recibió su comisión y mensaje directamente
de Él. Esta experiencia lo capacitó para ser un apóstol. Nunca hubo la
intención de que Pablo debía ser el doceavo apóstol para reemplazar a Judas (Hch.
1:16–26).
Por
un lado, Pablo no podía llenar los requisitos; también Dios a propósito mantuvo
a Pablo separado de los doce para que ninguno pudiera acusarlo de haber tomado
prestado su mensaje. Nadie podría acusar a Pablo de inventar su mensaje, porque
había sido un perseguidor de la Iglesia, no su amigo.
Su
vida se transformó radicalmente después de su encuentro con Cristo en el camino
a Damasco. La única manera de explicar tan asombroso cambio es aceptar el hecho
de que Pablo se encontró con Cristo.
B.
Recibió Su Evangelio Aparte De Los Apóstoles
(vv. 15–17).
Se
debe decir de nuevo que Dios nunca intentó que Pablo perteneciera a los doce.
El ministerio de ellos fue principalmente a los judíos y se relacionaba con el
reino; el ministerio de Pablo fue a los gentiles y se relacionaba al misterio
de la Iglesia, el cuerpo. Los doce recibieron su llamamiento de Cristo en la
tierra porque su mensaje presentaba la esperanza del reino terrenal de Israel.
Pablo recibió su llamado del cielo, porque su mensaje presentaba el «llamamiento
celestial» de la Iglesia en Cristo. Hubo doce apóstoles, asociados
con las doce tribus.
Pablo
era un solo hombre (judío con ciudadanía gentil) representando un
cuerpo en Cristo. Pablo no conferenció con hombres después de recibir su
llamamiento. Si se hubiera encontrado de inmediato con los doce, la gente hubiera
dicho que tomó prestado su mensaje y recibió de ellos su autoridad.
En
lugar de eso, Dios envió a Pablo a Arabia para un tiempo de meditación e
investigación. Alguien ha dicho: «Pablo fue a Arabia con la ley y los profetas, y ¡regresó con Romanos y Gálatas!». Como Moisés y
Elías antes de él, Pablo se fue al desierto para bregar con el programa y plan
de Dios para su vida. Luego regresó a Damasco, donde testificó de Cristo al
principio.
C.
Las Iglesias
Reconocieron Su Evangelio (vv. 18–24).
Los
creyentes allí en realidad temían a Pablo; y si no hubiera sido por Bernabé,
nunca hubieran aceptado a Pablo. Este hecho en sí mismo prueba que Pablo nunca
se apoyó en la iglesia de Jerusalén en busca de su aprobación. Después de esta visita
se fue a Siria (Antioquía).
Su
ministerio allí se registra en Hechos 11:22–30; pero él mismo era personalmente
desconocido para los creyentes de Judea. No obstante, las iglesias de allí
habían oído las maravillosas noticias de la conversión de Pablo y glorificaban
a Dios.
Qué
trágico es que los hombres de hoy rechazan la revelación de Pablo del evangelio
y traten de mezclar la ley y la gracia. Tratan de «encajar»
a Pablo en los primeros capítulos de Hechos donde todavía se recalca el
programa del reino. ¡Desvisten a Pablo para vestir a Pedro!
Necesitamos
regresar al sencillo mensaje de la gracia, el evangelio de Jesucristo
solamente. Mezclar a la Iglesia con el reino, la ley y la gracia, Pedro y
Pablo, es crear confusión y «pervertir» (1:7) el evangelio de Jesucristo.
Clase Para El Miércoles:
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.
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