Parte I
Método
Básico De Estudio:
“Porque Esdras
había preparado su corazón para inquirir [H1875 דָּרַשׁ = Darásh. Escudriñar…Strong] la ley de Jehová y para cumplirla, y para
enseñar en Israel sus estatutos y decretos”. (Edras 7:10)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Ayuda Pastoral Educativo:
Cuando empecé a
trabajar por primera vez como técnico mecánico de equipo pesado en una mina del
Centro del Perú, como ayudante [operario]
lo primero que me designaron para mis funciones fue una Caja Llena de Herramientas, en mi
inicio no sabía para que servían todas estas llaves y cuál de
ellas eran para ciertos trabajos a realizar, bueno con la ayuda de mi maestro
encargado él fue enseñándome sus usos para diferentes tipos de trabajos que iba
a realizar.
Con el tiempo [mecánico
de tercera] me iba dando cuenta el objetivo y por qué la empresa
había designado una Caja De Herramientas, para mi labor de mecánico y
poco a poco fui asiéndome un experto [mecánico de
segunda] en el uso de las llaves que se me habían designado para los
tipos de trabajo que tenía que desarrollar durante el tiempo que me encontraría
trabajando.
Ahora pues así disponiendo de Las Herramientas,
y sabiendo unos secretos sencillos acerca del Estudio de la Biblia, lo
siguiente es aprender el método básico de Estudiar, cómo proceder, y
empezar a acostumbrarnos, cogiendo destreza a través de la práctica, mucha
práctica, empleando el método [teológico]
con las herramientas, porque la caja de herramientas no hace nada por su
propia cuenta. ¿Estás listo para aprender el método
siguiente, veamos?
Ubique este grafico para el estudio que vamos a realizar, como punto de referencias, según vamos avanzando el estudio, bajo las premisas siguientes.
I. Método
Básico:
El primer punto del método básico debe
ser, como Esdras 7:10 nos dice, la preparación del corazón. Esdras era: “escriba
diligente en la ley de Moisés”, (v.11), y “escriba erudito en la ley del Dios del cielo” (v.12). Es un ejemplo para nosotros, y
él llegó a ser este tipo de persona porque, según el versículo 10: “Esdras había
preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para
enseñar en Israel sus estatutos y decretos”.
Acerquémonos humildemente en oración, con
la debida reverencia, confianza, y con la intención de invertir el tiempo que
sea necesario para inquirir, leyendo, repasando, pensando, orando,
investigando. Es la determinación a buscar y familiarizarnos con la
información. ¿Con
qué finalidad? “Para cumplirla”
dice el versículo 10, y con esta
expresión estamos de nuevo con el secreto de la voluntad dispuesta a obedecer,
la aplicación práctica.
Sólo después de esto viene el paso de enseñar a los demás, porque de otra manera uno estaría traficando con verdades no aplicadas. No se trata de solamente decir cosas ortodoxas, sino de ENSEÑAR con convicción y eficacia como uno que sabe lo que dice la Palabra y cómo aplicarla, porque lo está haciendo en su propia vida. Debemos preparar nuestro corazón “para cumplirla” antes de entrar en el estudio de ella.
Ayuda Hermenéutica:
Método es una palabra que proviene del término griego methodos = (“camino” o “vía”) y que se refiere al medio utilizado para llegar a un fin. Su significado original señala el camino que conduce a un lugar.
II. Secreto De La Repetición:
Ayuda Hermenéutica:
Repetición es la
acción y efecto de repetir o repetirse (volver a hacer o decir lo que ya se había hecho o dicho).
El concepto procede del latín repetitĭo.
Por ejemplo:
· “Esta discusión parece una repetición del conflicto de la semana pasada”, “Francisco miró a su mujer y volvió a decir lo mismo: la repetición de las palabras, esta vez, generó el efecto deseado”.
Habiendo comenzado con preparación de
corazón, el siguiente paso es aplicar el secreto de la repetición. Hay que leer
el texto que estás estudiando muchas veces. Por supuesto que si vas a estudiar
una palabra esto no tiene mucho sentido, pero en los demás tipos de estudio es
aplicable.
Repite la lectura para grabarlo en la memoria, y para que tu mente vaya pasando en el texto aun cuando estás haciendo otras cosas fuera del tiempo de estudio.
III. La Lectura:
Cuando lees, y cuando meditas sobre lo que
has leído, debes apuntar lo que OBSERVAS.
Si piensas en un versículo que tiene relación, o una ilustración, o una
explicación, o cualquier cosa que tenga que ver con el texto, apúntalo y así lo
tienes para después.
Papel y tinta no cuestan mucho, y es preferible escribir como borrador, tachar, revisar, añadir notas, etc., todo lo que quieras y todo lo que puedas, porque es la forma de ir trabajando el tema que estudias y conservar los frutos de tus estudios para futura referencia.
Ayuda Homilética:
La lectura es una actividad que consiste en interpretar y descifrar, mediante la vista, el valor fónico de una serie de signos escritos, ya sea mentalmente (en silencio) o en voz alta (oral). Esta actividad está caracterizada por la traducción de símbolos o letras en palabras y frases dotadas de significado, una vez descifrado el símbolo se pasa a reproducirlo. La lectura es hacer posible la interpretación y comprensión de los materiales escritos, evaluarlos y usarlos para nuestras necesidades.
IV. El Bombardeo.
En el bombardeo, hay que hacer preguntas, preguntas y más preguntas. Hay que “bombardear” el texto con preguntas, no en el sentido de dudas ni para poner en tela de juicio lo que Dios dice, sino preguntas que te informan y ayudan a entender la Palabra de Dios.
Ayuda Homilética:
Definición de bombardeo:
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m. Ataque de un objetivo con bombas u obuses: bombardeo aéreo.
Significado de bombardeado diccionario. Traducir bombardeada significado bombardeada traducción de bombardeada Sinónimos de... 2. Figurativo hostigar con algo Bombardeó al acusado con preguntas.
En este sentido, como un periodista que tiene
que escribir un reportaje, debes tener un gran Interrogante ¿…? En
la cabeza. Hay seis preguntas básicas que debes aprender y emplear
para esta tarea:
1. ¿Qué? 4. ¿Quién?
2. ¿Dónde? 5. ¿Cómo?
3. ¿Cuándo? 6. ¿Por qué?
Trabajo: Lea
Lucas 17:11-19: |
De
las preguntas siguientes, conteste el mayor número que le sea posible: |
¿Quién? |
¿Qué? |
¿Dónde? |
¿Cuándo? |
¿Por qué? |
¿Cómo? |
Usted puede cambiar el orden de las preguntas ¿…? no se preocupe, el orden de los factores no altera el producto, así reza la regla de la matemática.
Ejemplo con cuatro preguntas importante:
Mt. 9:1-3, Mr.2:1-12; Lc.17:26. (Usando los
sinópticos).
¿Dónde?
Los tributos público, Capernaúm (Mr.2:1-12).
¿Quién?
Jesús y Mateo (Mt.9:9).
¿Cuándo?
Un día que él estaba enseñando y estaban sentados con los fariseos (Lc.5:17).
¿Por qué?
Lo llamo para que sea su discípulo.
Veamos otro ejemplo: con cuatro preguntas importante:
Apocalipsis 1:17:
¿Dónde?
La Isla de Patmos (1:9).
¿Quién?
Cristo Juan (1:17 v.8) 1:1.
¿Cuándo?
En el día del Señor (1:10).
¿Por qué?
Porque el tiempo está cerca (1:3).
(1:17-20. V.19. El estado actual de la Iglesia Capítulos 2-3).
Y después de hacerlas, tienes que encontrar la respuesta si es
posible. Lo que Dios revela
y explica en Su Palabra está para que lo descubramos, lo sepamos y lo
apliquemos en nuestras vidas. Lo que no está revelado o contestado en la
Palabra de Dios, debemos dejarlo para Dios y no empezar con las conjeturas. No
podemos ir más allá de lo que está escrito.
Por ejemplo, Dios nunca contestó a la
pregunta “¿por
qué?” que Job hizo varias veces en el libro que lleva su nombre. Y
cuando Dios no contesta, como nosotros no sabemos más que ÉL, debemos
callarnos. La
Palabra de Dios dice: “Las cosas secretas
pertenecen a Jehová nuestro Dios; más las reveladas son para nosotros…”
(Dt. 29:29).
Así que muchas de las respuestas a esas seis preguntas están en la Biblia, y pueden ser descubiertas si trabajamos de buena gana. Después de las seis preguntas básicas, hay otras tres preguntas fundamentales de análisis que deben guiarnos en nuestro estudio de cualquier texto de la Biblia. Son estas:
1. ¿Qué dice el texto? Observa bien.
2. ¿Qué significa el texto? Comprende bien.
3. ¿Cómo lo aplico en mi vida? Aplica Bien.
GRAFIQUEMOS
LOS TRES PASOS BÁSICOS:
Parecen bastante rudimentarios estas preguntas, pero te
sorprendería ver cuántas veces es posible cometer un fallo, por ejemplo, en la
primera de ellas: “¿qué dice el texto?”, lo cual conduce a una comprensión
errónea y por supuesto, una aplicación equivocada.
Alguien dijo que el comienzo de una
aplicación falsas es una INTERPRETACIÓN o comprensión falsa, pero yo
diría que muchas veces el comienzo es aún antes, en la misma lectura del texto.
¡No pasemos
por alto este paso importante! Veamos un par de ejemplos para
ilustrar su necesidad e importancia.
“Y estando en
agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que
caían hasta la tierra”. (Lucas 22:44).
Analicemos: Estas tres interrogantes:
1- Ahora Bien, Comencemos Aquí: ¿Qué Dice El Texto?
Examine, investigue e inspeccione usted ¡Cuidadosamente!
Pregunta: ¿Qué Dice El Texto? (Hechos 17:11).
¿OBSERVE?
¿Lo has observado? Vamos a ver, ¿Dice que Jesús
sudaba sangre? Muchas personas piensan que sí, y tienen
explicaciones largar y complicadas acerca de cómo podría pasar semejante cosa.
Pero,
¿qué dice?
¡Dejemos hablar al texto! Dice que su
sudor era “como”
gotas de sangre, no dice que era sangre. ¿Verdad que es
lo que dice el texto? Entonces, ¿Qué es la palabra “como”,
y qué significa? “Como”
es un ADVERBIO
que se transforma en partícula conjuntiva cuya función es establecer la
comparación de igualdad.
Es
lo que llamamos un símil, una expresión de comparación. “Tienen los ojos como su madre” no
significa que sean los ojos de su madre, sino que son comparables, por ejemplo
en color, en forma, etc… Sudor como
sangre no es sangre, sino que es una forma de hablar de la agonía que
acompañaba Su Sudor, de manera que el Sudor era como si sangrara.
Las
palabras “como”
y “cual”
tienen esta función de identificar un símil, una comparación. Así que si dejamos al
texto hablar, no dice que Jesús estaba Sudando = [transpirando] sangre, aunque muchos de tendencia
mística afirman que sí. Mi propósito aquí no es discutir con ellos, sino
señalar que si somos honestos Intelectualmente, y dejamos al texto hablar, no
dice esto. Los que quieran creerlo son libre para hacerlo, pero tendrían que
buscar otras razones de apoyo porque la primera pregunta: “¿qué dice el texto?” no apoya
esta idea.
Consideremos un ejemplo más
de los muchos que podríamos encontrar en la Biblia:
“Y de repente vino
del cielo un estruendo como de un viento
recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;… y se les
aparecieron lenguas repartidas, como de fuego,
asentándose sobre cada uno de ellos”. (Hechos 2:2-3)
¿Puedes
describir esta escena del día de Pentecostés? ¿Qué
dice el texto? ¿Había fuego? ¿Había
viento? ¿Se movían las cortinas en la casa?
¿Qué crees? Dice que vino un
estruendo como un viento recio, no un
viento sino un ruido comparable a lo que hace un viento recio cuando sopla, y
ese estruendo, ruido, llenó toda la casa. No viento, sino estruendo.
A
continuación dice que se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, no de fuego. Otra vez vemos
cómo podemos tener conceptos equivocados simplemente debido a que muchas veces
saltamos este primer paso, la primera pregunta fundamental de análisis:
“¿qué dice el texto?”. Espero que de aquí en
adelante tomes tiempo para hacer y contestar esta pregunta.
2- La Segunda De Las Tres Preguntas De Análisis Es: “¿qué significa el texto?”.
Use las reglas establecidas (Solamente).
Pregunta: ¿Qué significa el texto? (Hechos 8:30-35)
¿INTERPRETE?
Es
una pregunta de comprensión, o como algunos dicen, de Interpretación, aunque no
se trata tanto de dar una Interpretación sino de comprender el significado que
el texto ya tiene. Nehemías 8:8 dice: “Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que
entendiesen la lectura”.
Ponían
“el sentido”,
no decían cualquier cosa que se les ocurriera, porque no era cuestión de
Interpretación privado, como 2 Pedro 1:20 afirma. Nosotros no tenemos el
magisterio, ni tampoco lo tiene ninguna iglesia, como por ejemplo la Iglesia
Católica Romana profesa tener. [1]
Lo
tiene Dios y el Espíritu Santo, y ellos nos enseñan, “acomodando lo espiritual a lo espiritual”
(1 Cor.2:13) Muchas veces oímos a la gente decir acerca de un texto: “para mí esto
significa…”. Puede ser sencillamente una forma de expresar lo que
uno entiende, pero el modo de expresarlo está equivocado. No significa algo “para mí”
y otra cosa “para ti”, sino que
significa algo independientemente de ti y de mí.
Dios
quiere decir algo, y nuestro trabajo es comprender qué quiere decirnos Dios, no
inventar o imaginar un sentido para el pasaje. Así pues, podríamos hablar de
pensar o descubrir los Pensamientos de Dios, en pos de ÉL, porque esto expresa
lo que queremos descubrir con la pregunta:
“¿qué significa el texto?”. Acuérdate que no
es “¿qué
queremos entender?” sino “¿qué quiere Dios
que entendamos?” y amigo, entre estas dos preguntas hay un mundo de
diferencia. Veamos
un ejemplo:
“Pedro les
dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo
para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. (Hechos 2:38).
¿Qué significa el texto? Algunos enseñan
que para recibir perdón de pecados y el Espíritu Santo, es necesario bautizarse
primero, e incluso dicen que las aguas del bautismo nos lavan de nuestros
pecados.
No
solamente la Iglesia Católica Romana enseña esto, sino también la denominación
llamada “Iglesia de Cristo”[2]. Pero parece que el texto lo dice, ¿verdad?
Ahora, acordándonos de 1 Corintios 2:13, debemos proceder de la siguiente
manera. Cuando hay un texto que parece enseñar algo, pero su sentido es dudoso
o no muy claro, la forma de saber qué significa, qué quiere Dios decirnos, es
leer otro lugar en la Biblia donde habla claramente del mismo tema, y
comparando lo espiritual con lo espiritual llegaremos a una comprensión
correcta.
Para
comparar con Hechos 2:38, lee por ejemplo Hechos 3:19 donde el mismo
predicador, Pedro, está hablando del mismo tema, la salvación, a los mismos
oyentes, los judíos en Jerusalén.
¿Qué dice? Claramente Pedro
declara que para borrar los pecados lo que es necesario es “arrepentíos y convertíos”, y no hay
ni una gota de agua. En Hechos 10:43 Pedro predica el evangelio en otra
ocasión y dice: “…que todos los que en él creyeren,
recibirán perdón de pecados por su nombre”, y otra vez no menciona
el bautismo. En
1 Corintios 1:17 Pablo dice: “Pues no me
envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio…”, luego está
claro que el bautismo no forma parte del evangelio.
Así
que, acomodando lo espiritual a lo espiritual, entendemos que Hechos 2:38 no
significa que haya que bautizarnos para recibir el perdón, sino que hay que ARREPENTIRSE para recibir el
perdón, y se sobreentiende que en base a un ARREPENTIMIENTO hecho mediante
la FE en
Jesús, después uno se bautizará para testimonio de lo mismo. Deja que los
textos claros alumbren los que crean dudas, y todo se aclara.
Véase Parte II.
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