PARTE
III
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
EL
PASTOR Y EL DIVORCIO:
¿Qué Hacemos Con Los Divorciados?
3.1. Vivencias
Pastorales Frente Al Divorcio:
El
divorcio nunca fue parte del plan original de Dios para el matrimonio.
Cuando al
Señor Jesucristo lo interrogaron acerca del divorcio remitió a sus
interlocutores a las leyes del principio (Mateo 19:4), para destacar que todo
lo que se haga para separar lo que Dios unió es ajeno a sus perfectos planes
originales.
Más adelante, el mismo Señor aclara que la carta de divorcio fue establecido en la ley de Moisés debido a la “dureza de vuestro corazón” (Mateo 19:8), lo que indica que el efecto del pecado es tan profundo, y los corazones tan rebeldes, que los problemas suscitados en el matrimonio pueden terminar en una ruptura.
Para el
pastor que enfrenta esta problemática siempre es muy difícil tratarla, porque
revela las aristas más destructoras del pecado en el alma.
Recuerdo
las emociones encontradas que sentí cuando asistí el primer caso de divorcio en
mi ministerio. Usé
todos los medios a mi alcance para arreglar la situación, no podía aceptar que
eso ocurriera:
· ¿Cómo
podía ser que esas dos personas que vivieron un romance tan profundo y unieron
sus vidas delante de Dios para siempre ahora se vieran como enemigos
irreconciliables?
·
¿Cómo podían agredirse en tal forma?
·
¿Qué
pasaba en el interior de ellos?
·
¿Por qué no podían retroceder y
retomar el hilo perdido del amor pasado?
Recordé
en aquel momento que el primer “divorcio”
emocional se produjo entre Adán y Eva a consecuencia del pecado: “Cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales” (Génesis 3:7).
Algo se
quebró en la intimidad de ellos, que habrían sido uno, y ahora se avergonzaban
de mostrar su desnudez.
Por
tanto, cada vez que nos encontramos con un divorcio, vemos los efectos
devastadores del pecado en nuestra raza, lo cual frustra el plan original de
Dios
Debemos ser cuidadosos, porque esta visión tan decepcionante puede hacernos perder de vista el padecimiento que esa situación produce en quienes lo sufren, y como pastores tenemos la obligación de atender a esas personas frustradas y doloridas.
3.2. Dos Maneras De Entender El Matrimonio:
·
Una perspectiva sociológica –humanista-, y
· La concepción cristiana.
A. Para Los Humanistas.
El
matrimonio no es más que un contrato entre dos partes, que no se diferencia
mucho de uno de arrendamiento o uno laboral. Las dos partes [50 y 50] tienen obligaciones y derechos mutuos, si alguna de ellas
no cumple, sufre las penas correspondientes.
Como en cualquier acuerdo, hay:
Ø Obligaciones,
Ø Beneficios, y
Ø penalidades.
El divorcio es la cesación o ruptura de ese contrato.
B. Para Los Cristianos.
En cambio, el matrimonio es un pacto que hacemos ante Dios. No es solo un acuerdo entre dos partes, porque invocamos
la bendición de Dios sobre esa unión. Por lo tanto él, como Creador y
Sustentador de nuestra vida, forma parte indisoluble de todo lo que hacemos. De
modo que el matrimonio no es “lo que nosotros acordamos”, sino “lo que
Dios ha unido”.
El sabio, refiriéndose a la mujer extraña que incita al adulterio, dice: “La cual abandona al compañero de su juventud y se olvida del pacto de su Dios”. (Proverbios 2:17).
Ø Pasaba un día frente a los tribunales de mi ciudad, cuando vi salir de
allí a una mujer que, por su aspecto, mostraba buena posición social y
educación;
Ø Iba acompañada por su abogado. Caminaba
con cierta tranquilidad cuando intempestivamente se detuvo y comenzó a correr
al edificio del que venía.
Alcanzó a
un hombre que también salía del tribunal y comenzó a golpearlo e increparlo con
palabra fuertes. Quienes estábamos en el lugar logramos contenerla y poco
después, ya más serena, nos explicó que el agredido era su esposo, del que
acababa de separarse.
Le pregunté por los términos del divorcio y me dijo que fue justo y que sus bienes se habían repartido equitativamente.
¿Qué estaba reclamando esta mujer? Una inversión que iba mucho más allá del “contrato matrimonial”: Invirtió sus ilusiones, entregando su amor y sus
sentimientos más profundos, y sentía que había sido defraudada. Otro tanto
experimentaba su marido.
Sus experiencias denunciaban una realidad que no contempla el “Tribunal de Justicia”: Que en la ruptura de esa unión dejaron jirones de su ser y ahora estaban mutilados efectivamente. La mujer reclamaba lo que ningún tribunal podía compensarle.
La concepción humanista es demasiado
limitado. Cada una de las partes hace una inversión
que trasciende lo material. Pactan con la vida. Con el futuro.
3.3. Una Visión Compasiva Del Divorciado:
Las cosas en el mundo no son como deben ser.
Son como son. El pecado lo hace así.
Lo que debe ser, porque Dios lo estableció, es que el hombre y la mujer que se unen en matrimonio lo hagan para toda la vida, se amen y respeten, profundicen su intimidad, críen sanamente a sus hijos y lleguen a una vejes feliz. Pero la realidad que produjo el PECADO es frustra. Cuando esto sucede, ¿Qué hace el pastor? Debe aceptar esa realidad no deseada, ni deseable, y actuar con compasión.
Cuando
veo a un divorciado pienso que tengo delante de mí a una persona mutilada.
Alguien que un día, con todas sus ilusiones –consciente o inconscientemente- hizo un PACTO para toda la vida, y fracasó.
Cuando
Jesús enfrentó a los acusadores de la mujer adúltera, sabía que tenía delante a
una pecadora y nada podía aliviar el peso de su responsabilidad. En esto
coincidía con los acusadores. Pero difería en el enfoque: Mientras
que los que acusaban veían solo un PECADO que
debía ser pagado con la MUERTE, Jesús veía una pecadora que podía ser
redimida y restaurada.
Cuando el divorcio se produce es como si una bomba atómica
emocional estallara en medio de dos personas. Todos salen heridos.
Nunca
debemos engañarnos por las máscaras que se colocan al hablar de su problema, ya
que es una forma de defenderse a sí mismos frente a la realidad insoslayable
del fracaso y la frustración.
Las Cicatrices No
Se Irán Con El Tiempo:
·
Un divorcio no es una experiencia
que pueda sepultarse en el olvido.
·
Con
el paso del tiempo menguará el dolor, pero las marcas permanecen para siempre.
Un pintor
moderno realizó un cuadro de su familia y me lo mostró para que le diera mi
parecer. En la pintura estaba representado él mismo, trabajando frente a una
tela. Lo acompañaban su esposa, su hija y hasta el gato de la familia. Pero
llamaba la atención que, en un segundo plano, en las sombras, apenas esbozados,
había fantasmas que se movían como intrusos.
3.4. Una Actitud Restauradora:
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros
que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre” (Gálatas 6:1). La aspiración del cristiano siempre debe
ser restaurar.
Antes que
comportamientos farisaicos de acusaciones sin misericordia, son necesarias
actitudes compasivas y restauradoras. ¿Qué hacemos con ese hombre o esa mujer que están viviendo esa tremenda frustración?
Luego de
confrontarlos con la Palabra de Dios y con su verdadera situación tenemos que
buscar la forma de SANAR
SUS HERIDAS y producir su RESTAURACIÓN:
Ø Este es un camino largo.
Cuando
hace unos años, un demente arremetió contra La Piedad de Miguel Ángel, la
mutiló en un segundo pero la restauración requirió mucho tiempo y esfuerzo. Se
espera de cada cristiano, que ponga todo su empeño para comprender y asistir a
quienes viven esa situación, porque ayudará a que las heridas puedan ir
cerrándose a su debido tiempo.
En algunos casos se presentan cuadros depresivos, estados de melancolía y angustia. En otros, se generan temores e inseguridad por miedo a contabilizar otro fracaso en el futuro. Siempre tenemos que estar preparados para, con mucha paciencia, dar la palabra adecuada.
Por otra parte tendremos que orientar para el futuro. Nunca, en un divorcio, las culpas están de una sola
parte: Son compartidas. Puede ser que los porcentajes de responsabilidad varían,
pero siempre fallan ambas partes.
Frente a
un divorciado tenemos que preguntarnos qué es lo que falló de su parte para que
se produjera esa frustración, ¿sería inmadurez, incapacidad para resolver los
problemas, fallas en el carácter, etc.? Debemos trabajar con eso para ayudarlos
a madurar en el Señor, y a que resuelvan esas carencias, defectos o pecados
para que sigan adelante.
Divorcio
Conclusión:
Como
pastor, me gustaría poder mirar el rebaño en que el Señor me ha colocado y ver
a todas las ovejas sanas e inmaculadas. Pero esa es una visión idealista de la obra de Dios.
El rebaño
no solo está formado por ovejas sanas, sino también por las mutiladas, heridas
o golpeadas que muestran en sus cicatrices los efectos del mal.
Recordemos las palabras con que Dios reconvino a los pastores de
su pueblo:
· “No
fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma, no vendasteis la
perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la
perdida…Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras
del campo, y se han dispersado” (Ezequiel 34:4-5).
Palabra
que nos hacen reflexionar acerca de nuestra responsabilidad. Nunca tendremos
rebaños sin lesiones ni cicatrices. ¡Gracias a Dios que, a pesar de los
combates del PECADO y el ENEMIGO,
podemos vendarles y sanarles las heridas y ayudarlas a que sigan adelante!
___________
-
DE PASTOR A PASTOR: Un tarjetero pastoral 1995 LOGOI, Inc.
-
Biblia de Estudio RYRIE.
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e-Sword-the. LEDD.
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Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 31//01//2016.
MISIÓN BAUTISTA “Emanuel”. Ciudadela de Noé.
Los Cardos Mz.E - Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II. Cel. 942-562691-Tumbes.
Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.
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