COMUNIÓN
INTERRUMPIDA:
(Mateo 27:32–50)
“Y saliendo, hallaron a un Cireneo, que se llamaba Simón: a éste
cargó para que llevase su cruz… Y como llegaron
al lugar que se llamaba Gólgota, que es dicho, El lugar de la calavera,
… Le dieron a beber vinagre mezclado con hiel: y
gustando, no quiso beber lo… Y después que le
hubieron crucificado, repartieron sus vestidos, echando suertes: para que se
cumpliese lo que fué dicho por el profeta: Se repartieron mis vestidos, y sobre
mi ropa echaron suertes… Y sentados le guardaban
allí… Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESUS EL REY DE LOS JUDIOS… Entonces crucificaron con él dos ladrones, uno a la derecha,
y otro á la izquierda… Y los que pasaban, le
decían injurias, meneando sus cabezas, … Y
diciendo: Tú, el que derribas el templo, y en
tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo: si
eres Hijo de Dios, desciende de la cruz…”
(Mateo 27:32–50)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
El grito fuerte y doloroso atravesó el
aire de la tarde oscura. Me imagino que
ahogó el sonido del lamento de aquellos amigos y seres amados reunidos al pie
de la cruz. El probable que haya silenciado los lamentos de los criminales que
morían a ambos lados de Jesús. Y, sin duda, sorprendió a todos los que le
oyeron.
“Eli, Elí, ¿lama Sabatini?, exclamó Jesús en su agonía y tremendo abatimiento, mientras colgaba en aquella cruz de vergüenza en el Gólgota. “Dios mío -dijo-, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.
Tres eventos históricos —“muerte-resurrección-ascensión” de Jesús— constituyen el núcleo, la médula del evangelio, como
se ve en la predicación apostólica. La importancia de estos eventos se ve
también, en parte por lo menos, en el hecho de que los cuatro Evangelios se
unen para describirlos.
Esta sección se divide naturalmente en cuatro acontecimientos,
solo trataremos tres por el tema a tratar:
· La “Vía Dolorosa”; 27:32–34.
· Las tres primeras horas en la cruz; Mt. 27:35–44.
· Las Tres Últimas Horas En La Cruz. Mt. 27:45–50.
1. La “Vía Dolorosa”,
(Mt. 27:32–34):
Cuando la procesión salió de la residencia de Pilato, Jesús llevaba el travesaño de la cruz, o sea, el palo de madera que se clavaría en forma horizontal sobre el palo vertical (Juan 19:17). El palo vertical estaba ya puesto en el lugar de la crucifixión.
Ayuda Hermenéutica:
V.32:
R993 Ἵνα introduce el contenido de la demanda: a que llevara su cruz.
Aparentemente Jesús, debilitado por los
seis juicios, una noche sin dormir, el azote con látigo y sin alimento, se caía
bajo el peso de su cruz. Los soldados obligaron a un tal Simón de Cirene, que
pasaba de camino a la ciudad, a llevar la cruz. Lo habrá hecho de mala gana,
pero los soldados romanos tenían el derecho de exigir servicio a cualquiera que
estuviera a su alcance, sobre todo a un extranjero (comp. 5:41).
La identidad de Simón ha dado lugar a
mucha especulación. Marcos acota que era el padre de Alejandro y Rufo (Mr.
15:21). Es posible que este Rufo sea el mismo mencionado en Romanos 16:13.
El hecho de que Marcos los mencione significa que serían creyentes muy conocidos en Roma cuando compuso su Evangelio allí. Se especula que Simón se quedó para presenciar la crucifixión, allí se convirtió y luego compartió el evangelio con su familia.
Cirene era una colonia en la costa del
norte de África, al oeste de Alejandría, y directamente al sur de Grecia. Esa
ciudad se caracterizaba por su comercio y una gran población de judíos. La
ciudad se menciona cuatro veces en Hechos (2:10; 6:9; 11:20; 13:1).
Una de estas referencias indica que los
cireneos tenían una sinagoga en Jerusalén (Hech. 6:9). Quizá Simón de Cirene
estuvo entre los hombres de Cirene que predicaron el evangelio a los griegos
(Hech. 11:20) y fundaron la iglesia en Antioquía.
El preciso lugar donde Jesús fue
crucificado ha sido motivo de muchas opiniones contrarias. Hay dos evidencias en el texto bíblico que
ayudan, a lo menos, a eliminar algunos lugares que tradicionalmente fueron
considerados como el lugar de la cruz:
· Por un lado, Jesús padeció fuera de la
puerta de la ciudad (Heb.
13:12); y
· Por otro, Juan afirma que el lugar donde
Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad (Juan 19:20).
Estos datos refutan la teoría de que la llamada Iglesia del Santo Sepulcro, situada cerca del centro de la ciudad, está edificada sobre el lugar de la cruz de Cristo.
Marcos, Lucas y Juan se refieren al lugar
de la cruz como el lugar llamado Gólgota
(Mr. 15:22; Lc. 23:33; Juan 19:17), lo cual parece indicar un lugar muy
conocido. Juan agrega que había un huerto en el lugar donde Jesús fue
crucificado (Juan 19:41). Gólgota (v. 33),
un término
arameo, significa:
Ø “Calavera”, o
Ø “Cráneo”.
El término “calvario” se deriva de la palabra Calavera (v. 33b). El término griego que Mateo usa para traducir Gólgota (v. 33) es kraníon G2898, del cual viene “cráneo”. Algunos pensaban que se refería al lugar donde había muchos cráneos a la vista, pero los judíos no permitían huesos humanos a la vista tan cerca de la ciudad.
Ayuda Hermenéutica:
V.
33:
B20 La cláusula ὅ ἐστιν κρανίου τόπος λεγόμενος provee un ejemplo de un tiempo presente perifrástico (se discute sobre si ἐστίν no debiera más bien considerarse como un verbo independiente, con un participio explicativo: que significa [literalmente, es, cuando se dice, o se traduce] Lugar de la Calavera [en vez de que está siendo traducido] -M17). [Editor. La traducción de Moule es más apropiada, ya que es incorrecto sacar forzadamente un sentido perifrástico en esta construcción. Ὅ ἐστιν se usa ocasionalmente en el NT. como una fórmula explicativa (comp. Mr. 12:42; 2 Jn. 1:41 y Ef.5:5).]
Lo más probable es que se refiere a un pequeño monte, o cerro, que tenía la forma de un cráneo. En el extremo norte del cerro del templo hay una formación que tiene la apariencia de un cráneo y algunos han pensado que podría ser el lugar de la cruz, pero, aun así, quedan la dudas. La incertidumbre en cuanto al lugar de la crucifixión, sin embargo, no afecta la certidumbre en cuanto al hecho histórico en sí:
· Mateo menciona un gesto humanitario de parte
de los soldados, que ofrecieron a Jesús una bebida de vino mezclado con ajenjo (v. 34; comp. Salm. 69:21) o
hiel, una sustancia amarga y con propiedades narcóticas.
· Marcos dice vino mezclado con mirra (Mr. 15:23).
Parece que el propósito era amortiguar los
dolores terribles de los clavos y la muerte lenta, pues la bebida tendría un
efecto anestésico. Existía una organización de mujeres ricas de Jerusalén que
se dedicaban a este oficio de misericordia.
Compraban con su propio dinero los elementos para esta bebida que ofrecían a los que iban a ser crucificados. Pero cuando Jesús lo probó, no quiso tomarlo, pues quería tener lucidez cabal para enfrentar los sufrimientos de la cruz.
2. Las Tres Primeras Horas En La Cruz. Mt. 27:35–44.
Al llegar a este punto en el relato del
evangelio, uno piensa que debiera encontrar una descripción en detalle del
sufrimiento físico de Jesús. Extrañamente, no solamente se omite por completo
este elemento, sino que en v. 35 el anuncio de la crucifixión se hace con un participio
que podría traducirse:
Ø Y cuando le crucificaron; o,
Ø Y habiéndolo crucificado; o,
Ø Después de crucificarle (RVA).
El participio está subordinado al verbo principal: ... repartieron sus vestidos (v. 35b).
A pesar de la realidad innegable del
sufrimiento inhumano e indescriptible de Jesús, los evangelistas no querían
distraer la atención del propósito redentor de la muerte de Jesús. El
sufrimiento más penoso fue cuando se sintió separado del Padre por el pecado
del mundo que llevaba sobre su cuerpo.
Los soldados tenían derecho a apropiarse
de los vestidos de los que eran crucificados. La ropa que repartieron consistía
de cinco piezas: zapatos, turbante, faja o cinto, ropa interior y manto.
Normalmente, cuatro soldados clavaban al preso a la cruz. A cada soldado le
tocaba una prenda de más o menos igual valor, pero el dueño del manto se
decidía echando suertes (piedrecitas o palitos; comp. Juan 19:23 s.).
Comenzamos a ver el cumplimiento de varios detalles del Salmo 22, quizá el más mesiánico de todos (comp. Salm. 22:18). Mateo perdió la oportunidad de llamar la atención al cumplimiento de estas profecías, como frecuentemente lo hace.
Los soldados tenían la responsabilidad de vigilar la cruz para evitar que los amigos viniesen a bajar a las víctimas, o que otros las torturasen aún más. Pusieron sobre su cabeza (v. 37) es una expresión que define la forma de la cruz, o sea, tenía la forma de “+” y no de "x”.
Pilato mandó colocar la causa judicial de Jesús, esto es, el
motivo de su crucifixión: Este es Jesús, el Rey de los Judíos (v. 37). Los
cuatro Evangelios mencionan este hecho, aunque es Mateo que a través de su
Evangelio hace hincapié en Jesús como Rey. Juan agrega algunos detalles más de
interés. La cruz estaba en un lugar sobresaliente, pues muchos judíos leyeron
la causa escrita.
El letrero estaba escrito en:
· hebreo (para judíos),
· latín (para romanos)
y
· griego (para el resto de la humanidad).
Los sumos sacerdotes protestaron por el texto del título, pidiendo un cambio. Pilato, sin embargo, no estuvo dispuesto a hacer más concesiones (Juan 19:20–22).
En la cruz Jesús fue
identificado con dos ladrones, uno de cada lado. Más de siete siglos antes, Isaías había dicho del Mesías:
Ø Fue contado entre los transgresores (Is. 53:12).
Los ladrones habían venido para robar,
matar y destruir, pero Jesús vino para que tuviesen vida y para que la tuviesen en abundancia (Juan
10:10):
· Juntos, sí;
· Lado a lado, sí;
· Confundidos por las multitudes, sí;
· Pero ¡qué contraste entre él y ellos, tanto en su carácter como también en el propósito de su vida y el propósito de su muerte!
Marcos y Mateo describen tres grupos distintos que:
Ø Sin piedad,
Ø Lanzaban vituperios a
Ø Jesús mientras estaba muriendo en la cruz.
1- Primero, la gente en general que pasaba lo blasfemaba (verbo de acción continua o repetida).
Los que pasaban (v. 39) indica que el
evento tuvo lugar al lado de un camino muy transitado.
Los que meneaban sus cabezas (v. 39; comp. Salm. 22:7) hacia la cruz estaban diciendo en
efecto:
· “Así que estás sufriendo lo
que bien mereces”.
Repetía dos de las pretensiones de Jesús, mezcladas con errores:
· “Podría destruir el templo y
en tres días levantarlo” (refiriéndose a su
muerte y resurrección) y que era Hijo de Dios (v.
40).
En efecto, decían:
· “Si tú eres quien pretendes
ser, pruébalo por un acto espectacular, descendiendo de la cruz”.
La partícula condicional “si” (v. 40) introduce una oración condicional “de primera clase” que acepta la realidad de la premisa. Puesto que eres Hijo de Dios... capta el sentido de la construcción (comp. 4:6).
Ayuda Hermenéutica:
V.
40:
T81 Los participios καταλύων y οἰκοδομῶν
se refieren a una acción anterior a la del verbo principal: Tú que
estabas tratando de destruir … y reconstruir (comp.
BD339[3] y MT127).
T183 Υἱός no tiene artículo
porque es un predicado nominal y precede al verbo (comp. βασιλεύς
en el v. 42 y 2 Jn. 1:1): el Hijo de Dios.
2- El segundo grupo que injuriaba a Jesús era el de los
mismos líderes religiosos que habían instigado su muerte.
Ellos no se dirigían a
Jesús, sino unos a otros. Estos mencionaban dos pretensiones más. Jesús había
afirmado que vino a salvar lo que se había perdido (Luc. 19:10) y que era Rey
de Israel (27:11). Sin saberlo, estos líderes religiosos acertaron en la
afirmación:
· A otros salvó;
· A sí mismo no se puede salvar (v. 42), ahora bien,
miremos:
Ø Jesús no podía salvarse a sí mismo,
Ø Ni descender de la cruz,
Ø Si iba a cumplir la voluntad del Padre,
Ø Si iba a forjar la salvación para otros.
La gran verdad del evangelio es que aun
Jesús, siendo Hijo
de Dios, no podía salvarse a sí mismo y salvar a otros. El optó por
negarse a sí mismo, hasta la muerte, con el fin de poder salvar a otros (comp.
2 Cor. 5:21; Filp. 2:5–11; Juan 3:16).
Siguiendo su ejemplo, uno aprende que una
de las verdades más grandes de todas es que uno descubre la vida sólo cuando
renuncia a ella por amor a Cristo y en el servicio a favor de otros (16:24–26).
Nuestra versión hace bien (v. 42) en omitir la partícula condicional “si” que se incluye en la RVR de 1960, pues no está en los mejores manuscritos antiguos.
Ayuda Hermenéutica:
V. 42:
T237 Ἐπί con el acusativo se usa con el verbo πιστεύσομεν, y significa: creeremos en El.
Los Líderes Religiosos Razonaban Entre Sí De La Siguiente Manera:
· “Este pretende que es Hijo de Dios y que confía plenamente en él. Si fuera así, seguramente Dios no le permitiría sufrir en esta forma. Por lo tanto, es evidente que no es Hijo de Dios, ni confía en Dios” (v. 43).
Ayuda Hermenéutica:
V. 43:
B75 El tiempo
perfecto del verbo πέποιθεν denota estado existente: Confió en Dios.
H469 Ὅτι
tiene una fuerza de afirmación en este versículo, que significa: verdaderamente (comp.
26:72).
3- El tercer grupo que se mofaba de Jesús era el de los
ladrones que fueron crucificados a su lado (v. 44).
Sólo Lucas registra la reacción de uno de estos ladrones que, después de haber participado en los vituperios, se arrepintió y pidió misericordia a Jesús (Lc. 23:40 ss.).
V. 44:
R409 Οἱ λῃσταί no debe tomarse como un plural usado en
vez del singular. Probablemente ambos vituperaron a Jesús al principio, y luego
uno llegó a sentirse avergonzado y se volvió contra el otro (comp. MT58; éste
es un plural idiomático; realmente sólo un ladrón vituperó a Jesús -Gr76).
[Editor. La sugerencia de Robertson parece preferible, especialmente en vista
del relato que se halla en Mar. 15:32].
M34 Τὸ αὐτό se usa como un acusativo adverbial: de la misma manera.
Esta plegaria del ladrón penitente trajo de los labios del
Salvador una de las promesas más preciosas y definidas en toda la Biblia en
cuanto a la vida futura:
Ø De cierto te digo que hoy estarás conmigo en
el paraíso
(Lc. 23:43), o
sea, en el cielo.
Esta es la segunda de siete palabras
pronunciadas por Jesús desde la cruz.
Lucas también relata la primera cuando, refiriéndose a sus
verdugos, Jesús dijo:
· Padre, perdónalos, porque no saben lo que
hacen (Lc.
23:34).
Juan registra la tercera palabra de
Jesús desde la cruz, poco antes del mediodía cuando, dirigiéndose a su madre,
dijo:
· Mujer, he ahí tu hijo.
Después dijo al discípulo:
· He ahí tu madre (Juan 19:26, 27).
3. Las Tres Últimas Horas En La Cruz. Mt.
27:45–50.
Las tres últimas horas de la vida terrenal
de Jesús fueron dramáticas en grado máximo. Mateo describe cuatro cosas que
sucedieron en este período: una oscuridad sobrenatural, el clamor de desolación
de Jesús, las actitudes de los soldados y la muerte de Jesús.
La oscuridad que se extendió sobre toda la
tierra (v. 45) fue una manifestación sobrenatural. Toda la tierra se referiría
probablemente a Judea, o a Palestina, o en último caso al Imperio Romano, pero
no a la redondez del planeta tierra. Un eclipse del sol no sería una
explicación natural aceptable, pues era el tiempo de la Pascua, la cual se
celebraba con luna llena.
Otros intentos de una explicación natural
caen por su propio peso. Fue un evento concreto, objetivo y a la vez simbólico
de la hora solemne cuando las fuerzas de “tinieblas espirituales” reinaban aparentemente sin
límites. Mateo dice con precisión que la oscuridad se extendió desde la sexta
hora... hasta la hora novena (v. 45). Es la primera referencia en Mateo a la
hora del día, lo cual da aun mayor garantía de historicidad al evento.
Poco antes de las tres de la tarde, o sea,
la hora novena (v. 46) contando desde el amanecer, Jesús emitió un clamor de
desolación que llega a nosotros con tremendo impacto después de dos mil años.
Sólo Marcos y Mateo registran esta cuarta palabra que Jesús pronunció desde la
cruz.
Fue pronunciada en arameo, lenguaje usado
comúnmente por los judíos, pero traducido al griego por ambos evangelistas.
Estaba citando otra vez el salmo mesiánico (22:1) que había aprendido desde la
niñez. Aparentemente Jesús repasaba en su mente este salmo durante toda su
agonía y de vez en cuando las frases se articulaban en sus labios.
El salmo describe a uno que sufre en
soledad, pero mantiene su fe en Dios y termina en una nota de victoria.
Describe con alta precisión lo que Jesús experimentó en el rechazo, juicio,
crucifixión y resurrección. Es un modelo y ejemplo para todos los creyentes que
sufren soledad y aflicción.
Ante este clamor de desolación, uno siente
que está en suelo sagrado, como Moisés ante la zarza que ardía y no se
consumía, cuando Dios le mandó quitarse los zapatos (Ex. 3:5). Por un lado,
Jesús era plenamente hombre, agudamente sensible a los dolores físicos, pero su
sufrimiento principal fue la soledad total en el momento de llevar los pecados
de la humanidad sobre su cuerpo en la cruz.
El clamor no expresa duda en la mente de Jesús, sino más bien plena confianza en su Padre Celestial. Su fe en Dios fue afirmada en el mismo clamor de soledad. El hecho de repetir Dios mío, Dios mío... (v. 46) revela su confianza en el Padre.
Ayuda Hermenéutica:
V.
46:
R705 Τοῦτʼ ἔστιν es una frase
explicativa que no concuerda con el sustantivo que explica.
M11n.1 El verbo en
aoristo ἐγκατέλιπες se refiere a un
evento pasado, cuyos resultados no son considerados de un modo prominente por
el escritor. Pero esto no significa que la traducción mediante el presente
perfecto, me has desamparado, sea
incorrecta (es perfectivo -T72).
M62 Περί tiene aquí un sentido temporal: alrededor de.
Se pregunta: ¿Realmente, el Padre abandonó al Hijo en el momento de su
agonía?
Este es uno de los misterios insondables del evangelio. Algunos teólogos
entienden que el Padre volvió las espaldas al Hijo en el momento de su muerte
porque llevaba encima los pecados del mundo.
El abandono por tal causa es inaceptable. El Hijo, que siempre fue obediente al Padre, agradándole en todo, le obedeció supremamente en la cruz. Por lo tanto, el Padre, aun sufriendo con su Hijo, vio con sumo agrado lo que estaba haciendo. ¡Nunca estuvo más cerca al Hijo que en ese momento! Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo (2 Cor. 5:19). Por otro lado, el Hijo sentía una separación del Padre por razón del pecado de la humanidad que cargaba y que lo separa de Dios.
Los que confundieron el clamor de Elí, Elí... (v. 46) con el nombre de Elías, probablemente eran judíos, El único
gesto de misericordia hacia Jesús durante su agonía en la cruz fue de un
soldado romano.
Ayuda Hermenéutica:
G2241 ἠλί = elí: o ἐλοι = eloi; de origen hebreo [H410
con pronombre sufijo]; Dios mío: - Elí.
G2982 λαμά = lamá: o λαμμᾶ = lamá;
o λεμά = lemá; de origen hebreo [H4100
con preposición prefijo]; lama (i.e. por qué): - lama.
G4518 σαβαχθανί = sabajdsaní: de origen caldeo [H7662 con pronombre sufijo]; tú me has dejado; sabactaní), grito de angustia: - sabactani.
Reconociendo que tenía sed, preparó una
esponja empapada de vinagre (v. 48), o vino agrio, la bebida que tomaban los
soldados romanos, y se lo daba de beber (v. 48b; verbo griego en tiempo imperfecto).
Según el relato de Juan, parece ser que lo que motivó al soldado
a darle de beber el vino agrio fue la quinta palabra:
Ø Sed
tengo (Juan
19:28).
Unos, probablemente judíos, objetaron esta
manifestación de misericordia. Su único interés era el de satisfacer una
curiosidad morbosa y pensaban que la bebida demoraría la supuesta aparición y
socorro de parte de Elías. En sucesión rápida, Jesús pronunció la sexta y séptima
palabras:
· ¡Consumado es! (Juan
19:30) y
· ¡Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu! (Lc. 23:46; comp. Salm. 31:5; Hech.
7:59).
“Y los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle”. (Mt. 27:49)
27:49: La supuesta apelación a Elías descansa en el sonido de la palabra Elí, “mi Dios”. Algunos judíos creían que Elías podía ser invocado para proveer ayuda en momentos de necesidad.
Ayuda Hermenéutica:
V. 49:
R1128 El participio de
futuro σώσων expresa el propósito
de la acción del verbo ἔρχεται
(comp. T157): vendrá a salvarlo.
MT175 La combinación de ἄφες e ἴδωμεν significa: veamos.
El último clamor de Jesús fue silencioso,
o más bien un fuerte suspiro. Entregó el espíritu (v. 50) es una expresión que
indica una acción voluntaria de parte de Jesús. Fue Agustín quien dijo:
Ø Jesús “entregó su vida porque lo quiso,
cuando lo quiso, y como lo quiso”.
NOTA:
V. 50: entrego su espíritu.
· Cristo no fue directamente MATADO por nadie ni fue vencido por los
procesos naturales;
· Fue ÉL quien permitió salir a su espíritu (Jn. 10:18).
“Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre”. (Jn. 10:18).
Jn. 10:18: Ninguna persona, grupo ni gobierno tenía el poder de matar a Cristo. ÉL murió voluntariamente por nuestros pecados.
El texto de Mateo dice literalmente que Jesús despidió su espíritu, como si dijera “adiós”. Marcos emplea otro verbo en griego que significa que “exhaló su vida”, o expiró (Mr. 15:37). Juan, en cambio, dice sencillamente que entregó el espíritu (Juan 19:30), término que se usaba cuando uno ofrecía un sacrificio.
Concluyó:
No podemos pensar en palabras más conmovedoras. Desde la eternidad, Jesús había estado en perfecta
comunión con Dios Padre. Juntos:
Ø Habían creado el Universo,
Ø Habían hecho al hombre a su Imagen y
Ø Planeado la salvación.
Nunca en la eternidad pasada habían dejado
de estar en plena comunión el uno con el otro.
Y ahora, mientras la angustia de la cruz
continuaba devastando de dolor a Jesús, sintió por primera vez la ausencia del
Padre al cargar los pecados del mundo.
No había otra manera. Solamente esta interrupción de la comunión podía traernos salvación. Por esta experiencia de abandono en la cruz, los seres humanos podemos recuperar la comunión con Dios.
LA CRUZ REVELA LO QUE DIOS SIENTE POR LOS PERDIDOS
___________
Bibliografía:
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 28//5//2021.
MISIÓN BAUTISTA “Emanuel”. Ciudadela de Noé.
Los Cardos Mz.E-Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II. Cel. 942-562691-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.
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