lunes, 22 de octubre de 2018

CUANDO LA CRISIS AZOTA: (2 R. 6:24-25)


CUANDO LA CRISIS AZOTA:
(2 R. 6:24-25)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Después de esto aconteció que Ben-adad rey de Siria reunió todo su ejército, y subió y sitió a Samaria…. Y hubo gran hambre en Samaria, a consecuencia de aquel sitio; tanto que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de palomas por cinco piezas de plata”.
(2 R. 6:24-25)
El reconocido psicólogo Cristiano, Larry Crabb, afirma en uno de sus libros: “Quizás la lección más importante que he aprendido al atravesar momentos de tinieblas es esta: no hay forma de evitar, en esta vida, el dolor y las dificultades. Puede vivir en obediencia, practicar las disciplinas espirituales y reclamar mi identidad en Cristo, pero los problemas no desaparecerán[1].
Esta es una verdad que muchos de nosotros hemos pasado la vida negándose, aunque la realidad de nuestro propio peregrinaje nos indica lo contrario.

-La Historia Del Antiguo Testamento Nos Da Pautas Acerca De Cómo Enfrentar Situaciones De Profunda Crisis-

Existe en nosotros un fuerte condicionamiento que interpreta como negativa la manifestación de cualquier clase de sufrimiento. Al igual que los discípulos, frente al dolor exclamamos: “¿Quién pecó, éste o sus padres?” (Juan 9:1).

NOTA: VV. 1-12: Asumiendo que todo caso de sufrimiento individual obedecía a un pecado específico, los discípulos preguntaron sobre la causa de la ceguera del hombre. Sin embargo, Jesús hace notar que más allá de la tragedia de los defectos humanos, resultado por lo general de la caída del hombre, y la consecuente entrada del pecado, la enfermedad, la aflicción y la muerte en el mundo; la gracia y la misericordia soberana de Dios están a disposición de todos.

Sin embargo, no es la existencia de dificultades en nuestra vida lo que indica que no estamos viviendo bajo el Señorío de Cristo. Al contrario, el sufrimiento es una constante en la vida de prácticamente todos los grandes santos en la historia del pueblo de Dios. John Stott en uno de sus textos señala que alguna experiencia de sufrimiento es virtualmente indispensable para la santidad.
En Hebreos nos encontramos con la asombrosa afirmación de que el Hijo de Dios aprendió obediencia por lo que padeció (Hebreos 5:8), de manera que el experimentar tiempos de crisis no refleja, necesariamente, una falta de espiritualidad en la vida de los hijos de Dios.

NOTA: V.8: La vida de Jesús no fue un guión que El siguió pasivamente. Fue una vida que escogió libremente (Juan 10:17-18). Fue un proceso continuo de hacer suya la voluntad del Padre. Jesucristo optó por obedecer a pesar de que esa obediencia lo condujo al sufrimiento y a la muerte. Por haber obedecido a la perfección, aun en medio de gran prueba, Él nos puede ayudar a obedecer por muy difícil que parezca.

Nuestro desafío se orienta hacia otro lado. Tiene que ver con la siguiente pregunta: ¿Cómo podemos vivir victoriosamente en tiempos de crisis?
Si bien esos momentos son reales y debemos vivir con ellos, también es cierto que muchos de nosotros encontramos que nuestro cristianismo se desmorona en esos tiempos, y damos lugar a lamentos, reproches, quejas y amargura. Como en ninguna otra situación, la crisis revela lo que verdaderamente está en nuestros corazones.
Examinemos, pues, un incidente en la historia del pueblo de Dios, para extraer de ella algunas pautas concreta acerca de cómo conducirnos en tiempos de crisis.

I.       ¡Sitiados!

En el 2 R.6:24, se nos dice que el rey Ben-adad, rey de Aram, reunió a todo su ejército, y subió y sitió[1] a Samaria. Esta forma de subyugar un pueblo enemigo era común en la época.

NOTA: VV.24–33: Mientras Israel persiste en sus pecados, Dios levantó a Ben - adad para que le sirviera de adversario y lo hiciera retornar a él. El sitio de los sirios de Ben-adad fue tan severo que causó hambruna e Israel recurrió al canibalismo, y Joram culpó a Eliseo de la tragedia.

Al carecer de los armamentos que le han dado tanto poder destructivo a los ejércitos modernos, los generales rodeaban a un pueblo y cortaban sus vínculos con las tierras del cual se abastecen. Con actitud paciente esperaban el paulatino debilitamiento de la población hasta que se rindieran. El proceso era lento, pero sumamente efectivo.
Así lo afirmó el historiador, pues nos dice que Y hubo gran hambre en Samaria, a consecuencia de aquel sitio; tanto que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de palomas por cinco piezas de plata”. (2 R. 6:25).

NOTA: V.25: Cuando una ciudad como Samaria se enfrentó a la hambruna, no fue un asunto insignificante. A pesar de que levantaron suficiente comida para alimentar al pueblo durante una temporada específica, no tuvieron suficiente para mantenerlo en tiempos prolongados de emergencia cuando todos los suministros fueron cortados. Esta hambruna fue tan severa que las madres comenzaron a comerse a sus hijos (6:26-30). Deut.28:49-57 predice que esto sucedería cuando el pueblo de Israel rechazara el liderazgo de Dios.

NOTA: V.25: la cabeza de un asno era vendida por ochenta piezas de plataAunque el asno era considerado impuro para alimento, la necesidad justificaba la violación de una ley positiva, cuando las madres, por necesidad, se hallaban violando la ley de la naturaleza. La cabeza era la peor parte del animal. Ochenta piezas de plata valdrían como seis libras con cinco chelines. La cuarta de un caboEl “cab” era la medida más pequeña para artículos secos. La proporción aquí notada sería como un cuarto de litro por doce chelines y seis peniques. “Estiércol de palomasería, según piensa Bochart, una especie de lenteja o arveja, común en Judea, y todavía hallada en los almacenes de Cairo y Damasco, y otros lugares, para uso de las caravanas de peregrinos; LINNEO y otros botánicos creen que era una raíz o cebolla blanca de la planta Ornithogalum umbellatum estrella de Belén. El historiador sagrado no dice que los artículos aquí mencionados fueran vendidos regularmente a estos precios, sino solamente se conocían casos de los altos precios mencionados.

Sin conocer mucho de medidas, nos damos cuenta de la desesperación de los habitantes, al punto de que estaban dispuestos a consumir ¡la cabeza de un asno o el estiércol de paloma! Las cifras que se manejan confirman el grado de desesperanza al que habían llegado los habitantes de Samaria.
Para que tengamos una idea, José había sido vendido por veinte siclos de plata (Gn.37:28) y Salomón había comprado carrozas y caballos por el valor de 150 ciclos (1 R.10:29). Si estuviéramos hablando de dólares, la cifra que se estaba pagando por una cabeza de asno ¡sería superior  los $5,000!
Los israelitas, entonces, habían sobrepasado los límites de lo normal y se encontraban en una crisis de magnitud realmente abrumadora.

II.      Atraídos A Lo Impensable:

En medio de esta situación de desesperación se nos presenta una escena de horror. Pasando el rey de Israel por la muralla, una mujer le gritó, diciendo: ¡Ayúdame, oh rey, señor mío! Y él respondió el Señor no te ayuda ¿de dónde te podré ayudar? ¿De la era o el lagar? Y le dijo el rey: ¿Qué tienes? Ella respondió: Esta mujer me dijo: Da acá tu hijo, y comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío… Cocimos, pues, a mi hijo, y lo comimos. El día siguiente yo le dije: Da acá tu hijo, y comámoslo. Mas ella ha escondido a su hijo”. (2 R. 6:28-29).

En este espantoso relato podemos captar el grado de abatimiento al cual había llegado  la población sitiada. El reclamo de la mujer no tiene que ver con la pérdida de su hijo, sino más bien con el comportamiento injusto de su vecina. Es justamente en esta desgraciada conducta que encontramos nuestra primera lección acerca de la crisis, y es la siguiente: en tiempos de extrema angustia estamos dispuestos a considerar alternativas y salidas que en otro tiempo hubiéramos considerado abominables. Cuando nuestra desesperación sobrepasa el nivel de lo que es tolerable, hasta lo impensable se torna atractivo.
Piensa un momento en Juan el Bautista. Cuando el Mesías llegó a orilla del río Jordán, el profeta no dudó ni un instante en proclamar: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo(Juan 1:29). Unos meses más tarde, sin embargo, Juan se encontraba encarcelado y frente a su posible ejecución.
Rodeado de tinieblas, mandó a sus discípulos a preguntarle a  Cristo: “¿Eres tú el que ha se venir, o esperamos a otro?” (Lucas 7:24). Encarcelado, el profeta ya no tenía ni la  certeza ni la convicción que había caracterizado su vida en otros tiempos.
De la misma manera, en tiempos de crisis en nuestra propia vida podemos empezar a contemplar soluciones que en el pasado hubiéramos descartado categóricamente. Un padre desesperado porque no encuentra trabajo comienza a pensar en robar. Un matrimonio, desgastado por el argumento y las discusiones, comienza a pensar en la separación.
Un Pastor, profundamente desanimado por los constantes cuestionamientos de su congregación, considera el darle la espalda a su vocación. No importa cuál sea la situación. Debemos tener en claro que en tiempos de dificultad, perdemos la perspectiva y luego sufrimos las consecuencias de nuestras decisiones.

¿Cuál es, pues, la conclusiones? En tiempos de Crisis no se debe tomar ninguna decisión más allá de las imprescindibles para seguir con la vida. ¡Lo que en el momento de tribulación le parece lógico y aceptable, es muy probable que más adelante lo lleve a profundos lamentos!

III.    ¡Traigan Al Responsable!

Cuándo el Rey oyó las palabras de la mujer, se rasgó las vestiduras por la magnitud de la calamidad que estaba presenciando: “Entonces él dijo: Así me haga Dios y aún me añade, si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, se mantiene sobre sus hombros hoy. (6:31).
He aquí un claro ejemplo de un segundo comportamiento que es típico en situaciones de crisis; buscar a quién culpar por lo que vivimos.
El rey no había provisto ningún tipo de liderazgo en la angustia situación que sufría el  pueblo y lejos de señalar un camino espiritual para la circunstancia, había permanecido paralizado, esperando algún tipo de milagro.
Cuando nos sentimos agobiados por una fase como esta, es muy que usemos la poca energía que nos guarda en fogosas denuncias de la(s) persona(s) que consideremos responsables por la calamidad experimentada:
Ø cuando los israelitas se encontraron frente al Mar Rojo, con el ejército de Faraón a sus espaldas, atacaron a Moisés (Éx. 14:10-12);
Ø Gedeón, al ser visitado por el ángel, no vaciló en ventilar sus frustraciones por el abandonoque sufrían a manos de Dios (Jueces 6:13);
Ø cuando los hombres de David regresaron de una campaña y encontraron que los amalecitas habían arrasado su campamento, atacaron a su líder y quisieron apedrearlo (1 Samuel 30:6).
El hecho es que  estas denuncias proveen una escapatoria para nuestros sentimientos de frustración, pero rara vez contribuyen a solucionar el estado que estamos enfrentando. Al contrario, muchas veces sirven como una distracción que no nos permite realmente concentrarnos en lo que sí deberíamos estar haciendo. De aquí, entonces, se desprende una segunda lección acerca de lo adecuado en tiempos de crisis: no pierda tiempo buscando culpables, porque le servirá de muy poco.

IV.    ¿De Dónde Vendrá Mi Socorro?

Como usted se imagina, el profeta Eliseo ya estaba al tanto de las intenciones del rey, porque Dios mismo se lo había revelado. No obstante, el rey envió un siervo a que hiciera justicia dándole muerte a Eliseo. Cuando llegó, la puerta de la casa del profeta estaba trabada.
Entonces Eliseo le dijo: “Oíd la palabra del Señor. Así dice el Señor: “Mañana como a esta hora en la puerta de Samaria, una medida de flor de harina se venderá en un siclo, y dos medidas de cebada en un ciclo”. (7:1).

-Cuando Nuestra Desesperación Sobrepasa El Nivel De Lo Que Es Tolerable, Hasta Lo Imposible Se Torna Atractivo-

La profecía[2] de Eliseo[3] es asombrosa, porque había harina o cebada en Samaria para que se pudiera proclamar semejante extravagancia. La reacción del oficial del rey es absolutamente predecible: “Mira, aunque el Señor hiciera ventanas en los cielos ¿podrá suceder tal cosa?”. (7:2).
El incidente ilustra admirablemente el tercer principio importante acerca del comportamiento adecuado en tiempos de crisis: si no es bueno tomar decisiones ni tampoco resulta productivo invertir tiempo culpando a los demás por nuestra situación, entonces ¿Qué debemos hacer? La respuesta está en las palabras mismas de Eliseo. En tiempos de crisis, solamente el Señor tiene la perspectiva y las directivas apropiadas para nuestra vida. ¿Cuál debe ser nuestra respuesta entonces?
¡Buscarle a Él!

¡Claro!, esto suena muy simplista. No obstante, nos evitaríamos muchos problemas si lo practicamos. Lo único que nos puede orientar en tiempos de dificultad es una palabra que viene del Trono de Dios.
Note: usted como todos los grandes siervos de Dios buscaron el Rostro de Dios en momentos de Tribulación, y observa algunos ejemplos:
Ø frente al becerro de oro, Moisés exclamó: “Vosotros habéis cometido un gran pecado, y yo voy a subir al Señor, quizá pueda hacer expiación por vuestro pecado (Éx.32:30).
Ø Frente a la rebelión de su gente, David estaba muy angustiado: “más… se fortaleció en el Señor su Dios… y… consultó al Señor, diciendo: ¿perseguiré a esta banda?”. (1 Samuel 30:6, 8).
Ø Finalmente, cuando a Pablo le fue dada una espina en la carne que le producía muchas dificultad, rogó al Señor por su situación y en medio de las súplicas, vino la palabra de Dios: “Te basta mi gracia, pues mi poder se perfeccionara en la debilidad (2 Corintios 12:9).
La dificultad en practicar esto radica en el hecho de que, en la vicisitud todas nuestras emociones nos invitan a la introspección, a la obsesión con lo nuestro. Por esta razón no podemos procurar el rostro de Dios si no estamos dispuestos a imponer nuestra voluntad sobre el grito desesperado de nuestra alma, que pretende alivio inmediato.
Para el hijo de Dios, realmente el único camino es el que propone el Salmista: Alzaré mis ojos alos montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá  el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha(Salmo 121:1-5).

V.     ¡Es Una Locura!

En la reacción del oficial del rey  encontramos el cuarto elemento indispensable para un comportamiento correcto en tiempos de crisis: el desafío de caminar por fe. Una vez recibidas las instrucciones de parte del señor, debemos poner lo que corresponde de nuestra parte, es decir, el creer la palabra y ponerla por obra. Justamente aquí se presenta el mayor desafío, porque la palabra seguramente sonará como una verdadera locura a nuestros oídos, especialmente tomando en cuenta las circunstancias en la cual nos encontramos.
La respuesta que Dios le dio a Moisés, frente a los reclamos del pueblo, fue: “No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis, Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos (Éx.14:13, 14). ¡Qué locura! Piense en recibir esta oferta mientras tiene el mar a sus espaldas y ve, con profunda angustia, la inmensa polvareda que anuncia cuán cerca está el ejército del Faraón. Si no lo puede imaginar, considere situaciones más cotidianas.
Usted se está quedando sin dinero y el Señor le indica que ofrende lo último que le queda. Está triste porque perdió su trabajo y el Señor le dice: regocíjate, de nuevo te digo, ¡regocíjate! Está perturbado porque no puede lograr que un proyecto avance, no importa cuánto discute y argumenta, y el Señor le dice que en la quietud y confianza está su fuerza.
El hecho es que, no importa desde cuál ángulo lo miremos, las propuestas de Dios siempre nos incomodan, y no podría ser de otra manera, pues siempre chocan con los valores y los deseos de la CARNE. Solamente si andamos en el Espíritu podremos vencer estos deseos (Gálatas 5:17). En tiempos de crisis entonces, es fundamental caminar por fe porque hemos perdido la perspectiva y la capacidad de reflexionar.

VI.    ¡Qué Fiesta!

La historia que hoy hemos mirado, termina de una manera extraordinaria. Había en la puerta de la ciudad cuatro leprosos. No podían entrar a la ciudad. Fuera de la ciudad tampoco tenían alimento. Dados por perdidos, decidieron ir al campamento de los arameos. Cuando llegaron, el enemigo se había ido.
Estos hombres indignos [leprosos][4] e inmundos para la sociedad de la época, fueron los primeros en tener acceso ilimitado al campamento abandonado de los arameos. Comieron y bebieron en abundancia. Fueron ellos, además, quienes trajeron las BUENAS NUEVAS a la ciudad.
Y tal como había proclamado el profeta, una medida de flor de harina volvió a venderse en solamente un ciclo de plata.
Esta maravillosa conclusión tiene también una lección para nosotros. En cada tribulación hay oportunidad para ver la mano de Dios obrando maravillas a favor de su pueblo. Su intervención es asombrosa y contradice todas las predicciones humanas acerca del probable desenlace de la situación de crisis. Todo su pueblo puede regocijarse en la visible manifestación de su PODER. Pero solamente algunos podrán participar de las primicias de esta fiesta, y son aquellos que cometieron la locura de moverse en fe.
Note: que los leprosos no tenían una fe prolija y ejemplo ni eran baluarte de una vida consagrada. Fueron al campamento enemigo porque no les quedaba otra opción. Su fefue la expresión mínima posible de confianza en Dios. Lo increíblemente maravilloso es que Dios honra a manifestaciones tan débiles e incompletas como estas.
Al igual que el padre del epiléptico, podemos exclamar: “Creo; ¡ayúdame en mi incredulidad!”, porque nos damos cuenta qué débil y tendiente a las duda es nuestra fe. Aun así, quienes se atrevan a seguir el camino señalado por Dios en medio de las crisis de esta vida, podrán disfrutar de las experiencias espirituales más extraordinarias.

¡No Se Quede Usted Afuera De La Fiesta!
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Notas y Bibliografía:
[1] H6696 צוּר = tsur: raíz primaria; atiborrar, i.e. confinar (en muchas aplicaciones, literalmente y figurativamente, formativa u hostil):- afligir, atar, combatir, forma, guardar, guarnecer, molestar, reducir, rodear, sitiar, sitio, sublevar, vaciar. (Strong).
[2] nabî = (נָבִיא, H5030), «profeta». El vocablo tiene un posible cognado en acádico. Se encuentra unas 309 veces en hebreo bíblico, en todos los períodos.
Nabîquiere decir «profeta», ya sea verdadero o falso (cf. Deut.13:1-5). Los verdaderos profetas eran portavoces del Dios verdadero. En 1 Cron.29:29 se encuentran tres vocablos que significan «profeta»: «Los hechos del rey David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de Samuel vidente [roeh], en las crónicas del profeta [nabî] Natán, y en las crónicas de Gad vidente [jozeh ]». Los términos que se traducen «vidente» subrayan el medio por el que el «profeta» se comunicaba con Dios, pero no nos explican en qué se diferenciaban a otros profetas (cf. 1 Sam.9:9). El primer caso de nabîtampoco contribuye a aclarar este punto: «Ahora pues, devuelve la mujer a su marido [Abraham], porque él es profeta y orará por ti, y tú vivirás» (Gn.20:7 rva). (VINE).
[3] H477 אֱלִישָׁע = Elishá: contracción para la H474; Elisha, el famoso profeta:- Eliseo. (Strong).
[4] H6879 צָרַע = tsará: raíz primaria; azotar, i.e. (intr. y figurativamente) ser atacado por lepra:- lepra, leproso. (Strong).
-   e-Sword-the. LEDD.
-   Biblia de Estudio RYRIE.
-   Apuntes Pastoral. Volumen XX. Número 3. 2003.
-   Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 18//10//2018.



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