EL CARÁCTER DEL MINISTERIO
SOBRENATURAL:
2 CORINTIOS 4:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Algunos
en Corinto acusaban a Pablo de insinceridad en su ministerio. «Pablo lo hace
sólo por lo que puede ganar», era la acusación. En este capítulo
Pablo pone de manifiesto que su ministerio es sincero.
I. Su Determinación (2 Corintios 4:1):
¿Por
qué continuaba Pablo predicando, con todos los peligros y esfuerzos que
involucra, si no era sincero? Un hombre con motivos menos dignos, o con una
perspectiva menos espiritual del ministerio se hubiera dado por vencido mucho
tiempo atrás. Pablo miraba al ministerio como una mayordomía: Dios se la dio y
Dios también le daba la fuerza para continuar y no desmayar.
¡El evangelio era demasiado glorioso como para que Pablo
se diera por vencido! Para él ser un ministro del evangelio
era un privilegio demasiado grande como para arriesgarse a caer o descarriarse.
II.
Su Honestidad (2 Corintios 4:2–4):
Hay
algunas cosas que Pablo se negaba a hacer. Rehusó usar prácticas solapadas y
engañosas para ganar seguidores. Los falsos maestros estaban haciendo estas
mismas cosas. «No
empleamos artimañas para que la gente crea», es cómo la versión La
Biblia al día lo dice. Pablo no andaría con astucias ni usaría engañosamente la
Palabra, o sea, «adulterando la palabra de Dios».
Usamos
la Biblia con engaños cuando mezclamos la filosofía y el error con la verdad de
Dios para ganar la aprobación humana. No así con Pablo. Su ministerio era
honesto.
Usaba
la Palabra de una manera abierta, sincera y animaba a las personas a que
escudriñaron las Escrituras por sí mismas (véase Hch. 17:11). Si el evangelio
está escondido, nunca debe ser culpa del maestro. Satanás ciega el entendimiento
de los pecadores porque no quiere que vean la gloria de Cristo.
Multitudes
hoy, que no quieren mirar el rostro de Jesús para salvación, un día tratarán de
esconderse de su rostro (Ap. 6:15–17). La mente del pecado es ciega e ignorante
(Ef. 4:17–19), y sólo la luz de la Palabra puede traer el conocimiento de la
salvación.
Mas
nunca debemos torcer o corromper la Palabra de Dios en un intento de lograr
convertidos. Debemos usar la Palabra con buena conciencia hacia los hombres y
hacia Dios.
III. Su Humildad (2 Corintios 4:5–7):
Si
Pablo quería obtener a alguien que lo siguiera y hacer dinero, debería haber
predicado de sí mismo y no de Cristo. Sin embargo, no predicaba de sí mismo;
procuraba honrar únicamente a Cristo. Lea otra vez 1 Corintios 3:1–9 para ver
cómo Pablo se presenta a sí mismo como siervo de Dios y esclavo por amor de
Jesús. No, no puede haber luz si exaltamos a los hombres; sólo Dios puede hacer
que la luz brille en las tinieblas.
Aquí
Pablo nos refiere de nuevo a Génesis 1:1–5, donde Dios hizo la luz en la
creación y de ella trajo vida y bendición. El corazón del pecador perdido es
como esa tierra original: sin forma, vacía y en tinieblas. El Espíritu se mueve
sobre el corazón. La Palabra viene y trae luz: la luz del glorioso evangelio.
El
pecador entonces llega a ser una nueva creación, una nueva criatura y empieza a
dar fruto para la gloria de Dios. «Sí, tengo un tesoro», admite Pablo, «pero está en un
vaso de barro. No quiero que me vean a mí; yo soy sólo el vaso. Lo más
importante es que vean a Cristo y que Él reciba la gloria». Es muy
malo cuando los obreros cristianos hacen al instrumento más importante que el tesoro
del evangelio.
IV.
Su Sufrimiento (2 Corintios 4:8–10):
Si
Pablo andaba buscando ganancia personal, como decían ellos, ¿por qué sufrió
tanto? El hombre que entra en componendas en vez de ajustarse a la
Palabra de Dios, no sufrirá; los hombres le acogerán y le honrarán. Pero la
gente maltrataba a Pablo, le rechazaba y le hacía la vida imposible. Le
trataban como los hombres trataron a Cristo.
La
disposición de Pablo para sufrir por Cristo es una de las pruebas más grandes
de su sinceridad como siervo de Dios. Lea estos versículos en una traducción
moderna para captar el vigor de su mensaje.
V. Su Abnegación (2 Corintios 4:11–15):
Pablo
estaba dispuesto a enfrentar el sufrimiento y muerte por causa de Jesús y por
causa de las iglesias. Las experiencias que le traían muerte significaban vida
para los creyentes a medida que sufría por darles la Palabra.
Los
falsos maestros no sabían nada de sufrimiento ni sacrificio. A través de la
carta Pablo señala sus llagas como credenciales de su ministerio. En Gálatas 6:17
dijo: «Yo traigo
en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús».
«Todas estas cosas padecemos por amor a vosotros». ¡Qué espíritu de abnegación y desprendimiento! Pablo
estaba dispuesto a ir dondequiera, dispuesto a sufrir lo que fuera, si daba
gloria a Dios y bien a las iglesias. Tenía el Espíritu de fe; sabía que sus
sufrimientos redundaría en bendiciones.
VI. Su Fe (2 Corintios 4:16–19):
Estos
versículos dan al creyente la seguridad maravillosa en tiempos de sufrimientos.
Aunque el hombre exterior se va desgastando día por día, el hombre interior, el
hombre espiritual, se renueva de día en día (véase 3:18). Aquí Pablo está
pesando sus sufrimientos en las balanzas de Dios.
Descubre
que sus sufrimientos son ligeros cuando se les compara con el peso de gloria
que Dios tiene almacenado para él. Sus días y años de aflicción no son nada
comparados a la eternidad de bendición que le espera. Cuán importante es que
vivamos «con los
valores de la eternidad a la vista». La vida cobra un nuevo
significado cuando vemos las cosas a través de los ojos de Dios.
El
versículo 18 es una paradoja para el inconverso, pero una preciosa verdad para
el cristiano. Vivimos por fe, no por vista. Es la fe la que le permite al
cristiano ver las cosas que no se pueden ver (Heb. 11:1–3); esta fe viene de la
Palabra de Dios (Rom. 10:17).
Las
cosas por las que el mundo vive y muere son temporales, pasajeras; las cosas
del Señor duran para siempre. El mundo piensa que estamos locos porque nos
atrevemos a creer a la Palabra de Dios y a vivir de acuerdo a su voluntad.
Pasamos por alto las «cosas» que los hombres codician porque nuestros
corazones están fijos en valores más elevados.
Es
importante que tengamos una vida y ministerio cristianos sinceros. Nuestros
motivos deben ser puros. Nuestros métodos deben ser bíblicos. Debemos ser
fieles a la Palabra de Dios. Pablo tenía esta clase de ministerio e igualmente
debemos tenerlo nosotros.
Clase Para El Miércoles:
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.
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