PARTIDA DE LAS
TRIBUS TRANSJORDÁNICAS.
JOSUÉ 22:1-34
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
1. Obteniendo Su Propio Descanso. Josué
22:1-9:
El relato de la posesión de Canaán está tocando a su
fin. En estos versículos encontramos la despedida de los hombres pertenecientes
a las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés, quienes habían
colaborado con sus hermanos en la toma de Canaán. Ahora han cumplido.
El punto de llegada es el descanso que han obtenido
las demás tribus de Israel. La Shalom[1] H7965 (v. 9) de Jehová ha llegado a ser una
realidad gracias en parte a la solidaria participación de quienes ya tenían
resuelto su problema de tierra al lado oriental del Jordán.
Ayuda Hermenéutica:
shalôm = (שָׁלוים, H7965), «paz, integridad,
bienestar,
salud». Esta es una raíz semítica muy
común cuyo significado es «paz» en acádico, ugarítico, fenicio, arameo,
siríaco, arábigo y etiópico. (VINE).
Josué destaca su actitud (v. 3), lo cual se convierte en este momento en un justo
reconocimiento de su constancia y fidelidad a Dios. Además subraya cómo Jehová
cumplió las promesas de poseer la tierra y obtener el reposo. Por lo tanto,
ahora ellos también se hacen merecedores de disfrutar del suyo en la tierra que
ya se les había otorgado por parte de Moisés.
Ellos regresan (vv.
2, 3), luego de demostrar su obediencia y fidelidad a Dios, además de su
solidaridad con las necesidades de sus hermanos que aún no habían poseído la
tierra prometida. Es importante tener esto en cuenta al analizar el contraste
que se va a dar en la segunda parte de este capítulo donde los israelitas dudan
de la fidelidad de estas tribus a Jehová.
Es probable que esta tropa de rubenitas, gaditas y la
media tribu de Manasés hubiera tenido contacto con sus familiares en forma
eventual, pero no era lo mismo que poder regresar para establecerse de manera
definitiva entre sus familias que harto los necesitaban. Se calcula que este
contingente de hombres que siempre iban a la vanguardia del ejército de Israel
en la posesión estaba compuesto de unos 40,000 hombres.
Josué los exhorta ahora a que vivan de manera piadosa (v. 5) en sus tribus. Seguramente es
un consejo pertinente para aquellos que tal vez se podían acostumbrar a las
ventajas de la guerra y a la posibilidad de ensanchar sus tierras por la
codicia que ésta despierta. Hay un énfasis en no olvidar para qué han venido a esta
tierra: Son un pueblo nuevo, una sociedad nueva,
una alternativa a las sociedades que predominaban en Canaán y las cuales, en la
conquista, Israel había destruido mayormente.
Josué despide largamente a la media tribu de Manasés,
que quizá tendría dificultad para regresar porque dejaba a este lado del Jordán
a sus hermanos de tribu.
Además Josué tenía vínculos estrechos con esta tribu
lo cual puede explicar también la especial bendición que les otorga (vv. 7b, 8). Josué los devuelve a
donde sus familias con una recompensa material de suma valía (v. 8). Él les entregó riquezas, mucho
ganado, plata, oro, bronce y muchos vestidos fruto del botín de guerra
adquirido durante este período.
2. La Paz Amenazada. Josué 22:10-34:
Esta porción del capítulo es considerada por muchos de
los eruditos del Antiguo Testamento como una elaboración posterior de la
tradición sacerdotal debido a que la participación de Josué es nula. Sobresale,
más bien, el protagonismo del sacerdote Fineas.
Esto indica que en este período (posiblemente el siglo
VII a. de J.C.) Jerusalén ya era el centro religioso reconocido como único y
por ende cualquier tendencia a la descentralización del culto era vista como
peligrosa para la unidad del pueblo.
La vinculación de este pasaje en este contexto de la
historia temprana de Israel quiere subrayar la importancia de seguir al único
Dios verdadero, Jehová, quien les ha entregado la tierra prometida. Se advierte
que el pueblo debe tener mucho cuidado al erigir cualquier otro santuario que
tendiera hacia ideas de una pluralidad de dioses como había existido entre los
cananeos.
El haber erigido un altar sobre las riberas del
Jordán, por parte de las tribus de Transjordania, se presenta como una amenaza
de destrucción al descanso regalado por Dios para el pueblo en la tierra
prometida. Esto demuestra el carácter contingente de la tenencia de la tierra
por parte de Israel, es decir, que la estabilidad del pueblo depende de su
fidelidad al pacto. Por lo tanto, si el pacto es amenazado, el asentamiento
sobre la tierra puede quedar en tela de juicio también.
El capítulo transcurre entre la amenaza, la
preparación para el ataque contra las tribus de Transjordania, la mediación
sacerdotal y la reconciliación. Todo ello es una preparación para el clímax del
libro en el capítulo 24 que narra la ceremonia de la renovación del pacto.
Al retornar las tribus de Rubén, Gad y la media tribu
de Manasés construyeron un altar muy grande, de tal manera que podía ser visto
desde ambos lados del Jordán. Lo que caracteriza la trama es la interpretación
ligera de quienes informan los sucedido, pues al final todo será arreglado como
un mal entendido entre las tribus.
Pero dejará abierta una puerta para posteriores dudas
respecto al cuidado que se debe tener al erigir monumentos que terminen siendo
una abominación contra Jehová.
Los informes no confirmados desataron una reacción
lógica entre los miembros de las tribus del lado occidental del río (Deut.13:13
ss.), pues frente a estas situaciones la orden era destruir a quienes estaban
introduciendo prácticas que atentan contra la fidelidad al Dios de Israel,
siempre después de investigar lo sucedido.
Esta advertencia acerca de la importancia de
investigar bien lo que está sucediendo en últimas instancias permitió evitar
una equivocación fatal. Si hubiesen ido a combatir a sus hermanos sin ninguna razón
de peso, el resultado habría sido trágico.
He aquí una primera enseñanza de este incidente: Primero, hay que indagar bien acerca de lo que se está diciendo sobre
una congregación o una persona. En verdad no es sano quedarse con el primer
informe, ni aún con lo que se está viendo pues las tribus de Transjordania
tenían un objetivo sano al erigir el altar, pero las del otro lado no lo
sabían.
El problema en el fondo es el asunto de los altares,
la pregunta clave es: "¿Qué infidelidad es esta...?"
(v. 16). El asunto los tenía en una actitud de apartarse de
Dios. El pueblo solo había construido un altar al pasar el río Jordán (Jos.8:30-35)
con lo cual había buscado que todos públicamente tuvieran acceso a la ley de
Dios.
Incluso hubo una leyenda que decía que dicha escritura
de la ley había sido hecha en setenta idiomas, con un fin pedagógico. El problema
ahora es la manera como se concibe este altar por parte de los habitantes de la
orilla occidental del río. Lo ven como una abominación, lo cual fue un problema
permanente en la historia de Israel (Os.8:11; 10:1-2).
Cuando hay prevención acerca de los altares, es porque
hay precedentes que han fortalecido esta actitud. Quizá la iglesia de hoy debe
pensar en los cultos repletos de instrumentos electrónicos, grandes
construcciones y masivas congregaciones. Tales cosas pueden distraer la
atención; hasta pueden permitir la vanagloria del ser humano antes que la
glorificación de Dios.
La insistencia en que no debe existir otro altar que
el de “Jehová
nuestro Dios” (v. 19) se basa en el hecho de que en Israel durante
este tiempo solo habían dos altares, el de Siquem (Jos.8:30-31) y el de Silo (Jos.22:29).
Ambos tenían el fin de hacer culto a Jehová, mientras que el altar del Jordán
es construido con propósitos pedagógicos para el pueblo y no con el fin
exclusivo de la adoración.
Los habitantes del territorio galadita insisten en que
su altar es una copia del de Silo y que no tenía fines de sacrificios. Lo
hacían como un signo o testimonio para recordarle a las tribus de Transjordania
que ellos hacían parte del pacto de hermandad con las tribus del otro lado del
río.
El principio de no tener ningún otro altar se basa en
la experiencia del pecado en Peor (v. 17) y de la transgresión de Acán (v. 20):
· La primera experiencia (ver Núm. 25) era recordada
como una corrupción del culto en Israel, porque era el sacrificio incorrecto
sobre el altar incorrecto, para el dios incorrecto, de la manera incorrecta.
Esto se convirtió en un famoso ejemplo de cómo el pueblo se alejó de Dios
(Salmo 106:28-31; 1 Cor.10:8).
· La segunda experiencia (Jos. 7) era recordada
porque Acán tomó para sí riqueza sin tener en cuenta que la riqueza debía estar
bajo el control de la Ley, lo cual contradijo por su avaricia y egoísmo.
La defensa de los acusados comenzó con una confesión
acerca de Jehová (v. 22). “El” (El H410) es un término usado para
designar la realidad misteriosa y poderosa que está arriba, más allá de todas
las cosas. “Dios”
(Elohim H430) es la forma plural de “El”
pero es usado casi siempre como un nombre singular, que expresa la totalidad de
la deidad, pluralidad divina en unidad.
En esta pluralidad se puede ver la actividad dinámica
de Dios, expresada en el AT., como la mano, el rostro, sus ojos, el nombre, el
espíritu, su mensajero, su celo, su amor, su propósito, etc. “Jehová” (JHVH[1]
H3068) es el nombre particular por el cual Israel conoció a
Dios (Ex.3:15; 6:3; Gn.12:8).
“…Así ha ducho Jehová de los
ejércitos…” Zc.1:14
|
Celé con gran celo a Jerusalén y a Sion.
Él es Salvador, Libertador, Juez, único Santo, el Dios
que está íntimamente relacionado con su pueblo. Esta confesión (v. 22) tiene una implicación que
mezcla los tres nombres indicando que se apela al Dios de Israel, al Dios universal
de todos los pueblos, y al creador del cielo y de la tierra (Is.46:9). Su
actuación está dirigida a testificar de ese Dios que ellos han conocido por su
manifestación en el proceso de apropiación de la tierra prometida.
Este pasaje termina con un reconocimiento por parte de
los acusadores de que “Jehová está entre nosotros” (v. 31). Los
habitantes de Galaad han guardado la integridad y paz del pueblo a través de su
actitud ante la acusación. De esta actitud se desprende una lección de humildad
que se refleja en la seguridad de su explicación; tal vez cuando se es objeto
de acusaciones falsas no existe mucha disposición para dar explicaciones y lo
que sucede es que se afirma el orgullo del que dice “no importa el qué dirán”.
Cuando se actúa con integridad y honestidad no hay
temor o inseguridad ante las acusaciones. Con el deseo de mantener la unidad
del pueblo de Dios, se está dispuesto a dar las explicaciones que pueden
disipar las dudas y prejuicios que han crecido. Una situación así se deriva precisamente
de la falta de claridad y verdad en las opiniones que demasiadas veces se
expresan con ligereza y superficialidad.
Los prejuicios de las tribus del lado occidental del
río tenían sólidos fundamentos como ya se ha demostrado, pero la actuación de
las tribus del lado oriental tenían una explicación lógica y razonable, que al
encontrarse en el diálogo dieron como resultado la restauración de la paz de
Israel y el reposo no se vio amenazado, por lo menos en esta etapa.
Estudios para el
Domingo.
___________
Nota:
[1] yehwah
= (יְהוָה, H3068),
«Señor».
El Tetragrámaton
YHWH aparece sin vocales y por eso se debate su pronunciación exacta
(Jehová,
Yehovah, Jahweh, Yaweh, en castellano Yahveh). El texto hebraico
introduce las vocales de, y los estudiosos judíos lo pronuncian cada vez que
encuentran el tetragrámaton. Este uso de la palabra se encuentra 6,828 veces,
en todos los períodos del hebreo bíblico. (VINE).
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