LOS MENSAJES DE DESPEDIDA DE JOSUÉ:
JOSUÉ 23–24:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez.
Por
lo general pensamos de Josué como un gran soldado, y lo fue; pero aquí lo vemos
como un gran pastor con una amorosa preocupación por su pueblo. Sirvió
fielmente al Señor y a la nación; ahora se preocupaba de que el pueblo no se apartara
del Señor y perdiera su herencia. Esta era la misma preocupación que Pedro
tenía antes de morir (2 P. 1:12–15) y también el apóstol Pablo (Hch. 20:13ss).
Qué trágico es cuando los sacrificios de una generación obtienen la bendición
de Dios y una nueva generación llega y lo pierde todo.
I. El Discurso De Josué a Los Líderes (Josué
23):
Josué
congregó a los líderes de las tribus, tal vez en Silo (18:1). Quería infundir
en sus líderes una sincera devoción al Señor. Él moriría, pero ellos quedarían
para llevar adelante la obra. Josué quería que fueran fieles a su Dios.
A.
Un Repaso
Del Pasado (vv. 3–4).
Estos
hombres habían visto las maravillas del Señor, desde el cruce del Jordán hasta
el día presente.
Nótese: cómo
Josué le da a Dios toda la gloria por lo que habían
logrado: El Señor libró las batallas; ¡todo lo que
Josué hizo fue dividir la tierra! Es bueno que recordemos lo que
Dios ha hecho por nosotros.
B.
Una Promesa Para El Futuro (v. 5).
Los
obreros de Dios cambian, pero la obra de Él sigue siendo la misma. Josué les
asegura que Dios continuará luchando por ellos y dándoles la victoria sobre los
enemigos.
C.
Una Responsabilidad
Para El Presente (vv. 6–16).
Lo
que Dios hace por su pueblo depende a menudo de lo que el pueblo hace por Dios.
Josué les recuerda sus responsabilidades como pueblo de Dios, y sus palabras
nos llevan de nuevo a las advertencias de Moisés en Deuteronomio 7–11. La
palabra clave aquí es naciones, que se usa seis veces en los versículos 3–13.
Israel
debía cuidarse de las naciones paganas de la tierra. La única manera en que
Israel podía esperar ganar la tierra y tomar posesión de su herencia era
obedeciendo la ley de Dios (véase Jos. 1:7–8). Exigiría valentía confiar en la
Palabra y oponerse al enemigo, pero Dios los capacitaría.
La
principal preocupación de Josué era que Israel fuera un pueblo apartado y que
no se mezclara con las naciones paganas. El versículo 7 presenta lo negativo («para que no os
mezcléis con estas naciones») y el versículo 8 lo positivo («Mas a Jehová
vuestro Dios seguiréis»).
¡Cuán necio sería adorar a los dioses de un enemigo
derrotado! Si Israel se separaba para el Señor, ¡Dios capacitará a un hombre para que haga el
trabajo de mil! (v. 10). Tenían que unirse o al Señor o a las
naciones paganas (vv. 11–12); pero si se mezclaban con los paganos, Dios les
quitaría su bendición. El principio en el versículo 13 se aplica a todos los
creyentes: cualquier pecado que permitamos que permanezca en nuestras vidas se
convertirá en trampa y espinas para nosotros.
No
podemos dejar de notar el énfasis de Josué en la Palabra de Dios (vv. 6, 14). « ¡No ha faltado si
una sola de todas sus buenas promesas!» (Véase 1 R. 8:56). Obedecer
a su Palabra significa victoria y bendición; desobedecer significa derrota y
prueba. Véase Josué 1:8.
II. La Apelación De Josué Al Pueblo (Josué 24:1–28):
Después
de exhortar a los líderes, Josué convoca a todo el pueblo en Siquem, un lugar
muy querido en el corazón de Israel, puesto que aquí Dios le prometió primero
la tierra a Abraham (Gn. 12:6–7). Aquí también Jacob edificó un altar (Gn. 33:20)
y exhortó a su familia a que quitaran sus ídolos (Gn. 35:1–4). Aun cuando no
hay «lugares
sagrados» en la tierra, sí hay lugares que despiertan recuerdos
sagrados en el creyente.
Josué
se preocupaba de que el pueblo no cayera en la idolatría debido a la influencia
de las naciones paganas que los rodeaban. Israel era proclive a adorar ídolos y
Josué sabía que la idolatría haría que fueran despojados de su herencia. Así,
usa varios argumentos para animarlos a entregarse por completo al Señor.
A.
La Bondad De Dios En El Pasado (vv.
2–13).
Josué
retrocede hasta el mismo nacimiento de la nación en el llamamiento de Abraham.
Tanto Abraham como su padre eran idólatras hasta que Dios los llamó en su
gracia. («Al
otro lado del río» significa
«allá en el río Éufrates». Véase también vv.
14–15). Dios llamó a Abraham, no por su bondad, porque era un pagano, sino
debido a la gracia y amor de Dios. Dios les dio la tierra a Abraham, Isaac y
Jacob.
Dios
protegió a los judíos en Egipto y luego los libró con mano poderosa. Los guió y
proveyó para ellos en el desierto. Derrotó a las naciones por causa de ellos.
Los trajo a través del río Jordán a la tierra prometida y arrojó de delante de
ellos a sus enemigos. ¡Qué más podía Él haber hecho por su pueblo! Ahora
ellos habían tomado posesión de la herencia y disfrutaban las bendiciones de la
tierra. ¡Cuánto debían amar y servir al Señor!
B.
El Propio Ejemplo
De Josué (vv. 14–15).
Israel
tenía que servir a algún Dios: bien
sea a los dioses de los paganos o al verdadero Dios, Jehová. «Pero yo y mi casa»,
dice Josué, «serviremos
a Jehová». No sólo es estimulante, sino también esencial, que
líderes piadosos den el ejemplo en sus hogares.
C.
El Peligro De
La Disciplina (vv. 16–21).
El
pueblo le asegura a Josué tres veces que servirán al Señor (vv. 16, 21, 24). Él
sabía que lo que se dice con los labios no siempre es verdad en el corazón. «Si ustedes
continúan con sus ídolos», advierte, «no pueden servir al Señor. Él es un Dios
celoso; un Dios que no compartirá a su pueblo con ningún otro dios». Les
advierte que la idolatría conducirá al castigo, a la disciplina y a la pérdida
de su tierra.
D.
El Pacto Con
Dios (vv. 22–28).
Dios
hizo un pacto con Israel en el Sinaí (véase Éx. 20) y este pacto lo renovó la
nueva generación bajo Moisés en Deuteronomio. Pero cada generación necesita
afirmar su fidelidad a Dios, de modo que Josué renueva el pacto con el pueblo.
Escribe las palabras en el libro de la Ley y entonces levanta una piedra para
recordarle al pueblo sus votos.
Esto
trae a la mente las piedras levantadas cuando Israel cruzó el Jordán (cap. 4).
Somos tan proclives a olvidar, que Dios tiene que usar recordatorios (tales como la Cena del Señor) para
mantener a su pueblo en la senda de la obediencia. Incluso con tales
recordatorios, en los años subsiguientes, los judíos fallaron al no guardar su
pacto con Dios. Léase el triste informe en Jueces 21:25.
III. Los Logros De Josué Para El Señor (Josué 24:29–33):
El versículo 31
es un gran testimonio de este hombre de Dios:
Ø Debido a su liderazgo la nación sirvió al Señor y
Ø Continuaría sirviéndole
incluso después de su muerte.
Dios
usó a Josué para lograr muchas cosas para Israel. Les guió a cruzar el Jordán;
les condujo de victoria en victoria en la tierra; les dio su herencia. Sin duda
la tumba de Josué era otro recordatorio para Israel del poder y misericordia
del Señor. Es correcto que el pueblo de Dios recuerde a sus líderes piadosos y
que imiten su fe (Heb. 13:7–8).
Tres entierros
aparecen en estos versículos:
v el de Josué,
v el de José y
v el de Eleazar.
Los
hermanos de José le habían prometido sepultar sus huesos en Canaán (Gn. 50:25),
de modo que los judíos se llevaron su féretro al salir de Egipto (Éx. 13:19).
Esto es un cuadro de nuestra futura resurrección, porque así como el cuerpo de
José fue redimido de Egipto, nuestros cuerpos estarán un día no sólo en reposo
en su hogar apropiado, sino también serán transformados para ser semejantes al
cuerpo de Jesucristo (Filp. 3:20–21).
Es
fácil creer que la tumba de José también era para el pueblo un recordatorio de
la fidelidad de Dios. Dios usó a José para preservar a la nación con vida en la
hambruna y él fue fiel al Señor incluso en la tierra pagana de Egipto. Al
cerrar este libro, recordemos que Cristo es nuestro Josué (Salvador), y que Él libra nuestras
batallas y nos ayuda a tomar posesión de la herencia.
FIN DEL ESTUDIO DE
JOSUÉ:
Estudios para el
Domingo.
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su
Bibli
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