Parte I:
Jesús Promete Enviar: Al Espíritu:
(Juan 14:15–31)
“Si me amáis,
guardad mis mandamientos… Y yo rogaré al Padre,
y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:… el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir,
porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con
vosotros, y estará en vosotros… No os dejaré
huérfanos; vendré a vosotros…”
(Juan 14:15–31)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
En la sección
anterior Jesús describió el lugar que los discípulos tendrían después de
Pentecostés como sus representantes en la extensión de su reino. A partir del v. 15 describe en términos prácticos y
concretos cómo se manifestaría el amor del discípulo hacia él y el amor de él
hacia ellos, y que por medio de esa relación íntima él realizaría su ministerio
en el mundo.
En este pasaje se presenta la primera de
una serie de referencias al ministerio del Espíritu Santo (14:26; 15:26;
16:7–15). Su morada en los discípulos explica el significado de “no os dejaré
huérfanos” y aseguraría el cumplimiento de la promesa de que ellos
harían “mayores
obras”.
La mitad del capítulo se encuentra en esta sección,
y por razón de los distintos temas mencionados, muchos comentaristas la dividen
en dos o tres partes. Sin embargo, hemos optado por la división que emplea la
RVA porque, aunque el Espíritu Santo se menciona explícitamente en sólo tres
versículos (16, 17, 26), su
ministerio en relación con la partida de Jesús corre a través del pasaje.
I. Cristo Promete Enviar El Espíritu Santo:
Juan 14:15-17:
La forma del verbo amáis (v. 15), traducido en la RVA como en el
modo indicativo, en el griego admite tres clasificaciones:
· El indicativo,
· El subjuntivo, o
· El imperativo activo en el tiempo presente.
La partícula griega condicional,
traducida Si, con que se inicia la cláusula normalmente requiere un verbo en el
modo subjuntivo y describe una condición futura más probable; por eso
clasificamos el verbo como subjuntivo. Jesús confiaba que, habiendo salido ya
Judas Iscariote, los demás lo amarían. El verbo amáis está en el tiempo
presente con énfasis en acción continúa y describe un estilo de vida.
Además, el verbo guardaréis, según el
mejor texto griego, se clasifica como del modo indicativo y tiempo futuro. Sin
embargo, hay una variante que lo escribe como un imperativo en el tiempo
aoristo: “guardad”.
El pronombre posesivo de mis mandamientos es enfático. Este concepto se repite
y se amplía en el v. 21.
Algunos interpretan este versículo en
relación con el versículo anterior, o el que sigue, o con 14:1. Por ejemplo, Marcus Dods ve en el v. 15 que el amor y obediencia de parte de los discípulos son
condiciones para la promesa pronunciada por Jesús en el siguiente.
Brown sigue esta idea y aplica la partícula
condicional Si a ambos verbos del v.
15 y considera el versículo
siguiente como la apódosis: “entonces yo le pediré…”.
Plummer y otros consideran que este
versículo es la condición para la eficacia de la oración “en mi nombre” (v. 14).
Parece que Jesús está diciendo que si
realmente existe un amor sincero de parte de los discípulos, la manifestación
concreta naturalmente será la obediencia de sus mandatos. Por otro lado, la
motivación para la obediencia de parte del creyente no debe ser el temor, o el
sentido de obligación, sino el amor que surge de un corazón agradecido. Es
fácil decir “te
amo”, pero sólo decirlo no satisface las exigencias del Señor. Como
dice el refrán: “Del dicho al hecho hay mucho trecho”.
Habiendo presentado la parte que
correspondía a los discípulos en el versículo anterior, ahora, v. 16, Jesús promete lo que él mismo
hará. Si ellos hacen su parte en la tierra, Jesús haría la suya en el cielo. El
pronombre yo es doblemente enfático y se ubica en contraste a “vosotros”
en el anterior.
Morris observa que aquí tenemos la
primera vez en este Evangelio que Jesús emplea el verbo traducido rogaré, el
cual lo usan generalmente los discípulos que hacen preguntas. Plummer comenta
que este verbo normalmente se usa entre personas de igual jerarquía, como en
este caso.
Trench agrega que en el NT., no hay un
solo caso de un creyente que haya usado este verbo en su oración a Dios, o de
una criatura que se haya dirigido a su Creador. Jesús confía que el Padre oirá
y contestará su pedido. Lit. el texto griego dice: “y otro Consolador dará a vosotros”.
Este arreglo muestra que el énfasis recae sobre el pronombre otro.
NOTA. V16: otro Consolador.
O,
Ayudador.
El Espíritu Santo es llamado así (gr., paracletos, como también en 14:26; 15:26;
16:7). En la raíz de este vocablo griego, están las ideas de. Aconsejar,
exhortar, confortar, fortificar, interceder y animar. El otro único lugar del
NT., en que sale esta palabra es en 1 Juan 2:1, donde se aplica a Cristo y se
traduce “Abogado”.
Aquí
y en los demás pasajes de Juan citados arriba, Cristo enseña que el Espíritu
Santo:
1) Habitará en los cristianos (vv.16-17);
2)
Ayudará a los discípulos a recordar los
acontecimientos de Su vida (14:26);
3)
Convencerá el mundo de pecado, de justicia y de juicio (16:7-11); y
4) Enseñará la
verdad a los creyentes (15:26; 16:13-15).
El pronombre otro está en el género
masculino y significa literalmente “otro de la misma clase” (allos G243). En el griego hay otro
pronombre que se traduce “otro” = (eteros
G2087), pero con el significado de “otro de una clase distinta”. La
referencia es a otro que cumplirá el rol realizado por Jesús durante los tres
años de su ministerio terrenal. Jesús los dejaría en su forma física y visible,
pero no sería un abandono total, porque el Espíritu Santo vendría a suplir esa
ausencia, y con ventajas.
Jesús estaba limitado a un lugar a la
vez, pero ese límite no se aplicaría al “otro Consolador”. Jesús normalmente estaba “con”
los discípulos, pero el Espíritu Santo moraría “dentro” de ellos. Jesús estuvo con
los discípulos por un tiempo limitado, aproximadamente tres años, pero el
Consolador estaría con ellos para siempre.
El término Consolador traduce un vocablo
(paracletos G3875) que ofrece varias
aplicaciones. Debemos mantener en mente la relación que se establece con Jesús
y su ministerio al decir otro Consolador. Este título se usa cinco veces en el
NT., cuatro de ellas en este Evangelio cuando Jesús se refiere al Espíritu
Santo (14:16, 26; 15:26; 16:7). En 1 Juan 2:1 se traduce como “abogado”.
El término traduce una palabra compuesta
de una preposición para G3844, “al lado de”,
y el adjetivo kletos G2822, derivado del verbo kaleo G2564 que significa “llamar”.
Algunas versiones, en vez de intentar una traducción, sencillamente presentan
una transliteración: “Paracleto”.
El término significa literalmente “uno llamado al
lado de otro para socorrer”. A veces se traduce “abogado” porque este término se
usaba antiguamente de uno llamado para ayudar en una corte de justicia,
especialmente en la defensa de una persona acusada.
Plummer afirma que siempre cuando se usa
este término en el Evangelio, la idea de rogar, argumentar, convencer e instruir
es prominente. Todos estos conceptos describen el ministerio de Cristo en el
cielo y el amplio ministerio del Espíritu Santo en relación con los creyentes
en el mundo. Siendo así, debemos buscar un término que se puede aplicar
igualmente a Cristo y al Espíritu Santo.
El parakletos: En el Evangelio de Juan se usa la
palabra parakletos para referirse al Espíritu Santo (14:16, 26; 15:26). La
palabra es traducida “Consolador” en RVA, la RVR-1995 y la NVI. Es
traducida “Defensor”
en la DHH.
William Barclay dice que hoy día las
palabras “consolador”
y “confortar”
no dan la suficiente profundidad al significado de la palabra original. “La función del
Espíritu Santo es la de llenar a una persona con aquel Espíritu de poder y de coraje que le
darán la capacidad para afrontar triunfantemente la vida”.
La palabra parakletos quiere decir: “uno que es llamado a
estar al lado”
de otro. Jesús agrega aspectos adicionales de la función del parakletos:
En 14:16, 17 es el “Espíritu de verdad”; en 15: 26 es el “Espíritu de verdad”
que da testimonio de Cristo; y en 16:7 afirma que el Espíritu vendrá cuando
él se haya ido a su Padre.
NOTA: V.17: mora
con vosotros, y estará en vosotros. El Espíritu Santo estaba activo
en tiempos del AT., pero Su morada en las vidas de los creyentes después de Pentecostés
se diferencia en que:
1) Es Permanente,
y
2) Es
verdadera respecto de cada creyente individual.
El Espíritu Santo es la presencia constante de Cristo
para:
· Ayudar,
· Iluminar,
· Fortalecer, y
· Exhortar al creyente.
En 20:22 el Jesús resucitado aparece a
sus discípulos. Su misión no es solamente consolarlos, sino también
fortalecerlos para su ministerio: “Como me ha enviado el Padre, así también yo os envío”.
Y entonces sopló y dijo: “Recibid el
Espíritu Santo” (20:21, 22). Sin su poder, dirección y fortaleza
sería imposible cumplir su misión. Es interesante que tanto en el hebreo como
en el griego la misma palabra signifique “soplo” y “Espíritu”. Su presencia es activa y continúa
moviéndose e influyendo en nuestra vida.
Muchos comentaristas opinan que no hay
un término en castellano que exprese adecuadamente el vocablo griego. Como bien
observa Morris, el término Consolador, en nuestros días, no capta bien la
amplia esencia de “Paracleto”. Algunos justifican el uso del término
Consolador por pensar que se deriva de un verbo de latín que originalmente
significaba “fortalecer”.
Sin embargo, Vincent cita la obra de
Lightfoot en la cual él rechaza ese origen y dice que el uso del término se
debe más bien a un error gramatical. En todo caso el ministerio del Espíritu
Santo no es esencialmente el de traer consuelo al creyente, sino de
representarlo delante del Padre y socorrerlo en la tarea de extender el reino
de Dios.
Por eso, muchas versiones emplean el
término “Abogado”.
Lindars menciona cinco términos que se han empleado para traducir el griego:
Ø Abogado,
Ø Intercesor,
Ø Ayudante,
Ø Consolador, y
Ø Consejero.
Cada uno de estos términos subraya un
aspecto del ministerio del Espíritu Santo, pero ninguno capta toda la dimensión
de su función en todas las referencias del NT. El uso cada vez más frecuente
del término “Paracleto”
parece representar la mejor opción.
Jesús procede a describir (v. 17) la naturaleza y función del
Espíritu Santo. La RVR-1960 sigue más literalmente el texto griego al omitir
Este es, mientras que la RVA lo agrega para completar el sentido de la frase.
La expresión de verdad generalmente se considera
como un genitivo descriptivo, indicando la naturaleza esencial del Espíritu. A
través de las Escrituras tanto el Padre como el Hijo están asociados e
identificados con el concepto de la verdad, en su naturaleza esencial y como su
fuente absoluta (ver 14:6; 4:23 ss.).
Brown opina que la expresión de verdad
podría ser un genitivo objetivo, con la idea de que el Espíritu comunica la
verdad (16:13), o podría tener un matiz de aposición con la idea de que “el Espíritu es
la verdad” (1 Jn. 5:6). En todas estas opciones, cabe bien el
término “abogado”.
Hay dos pasajes más en Juan que lo
describen como el Espíritu de verdad (15:26; 16:13); luego se describe en
contraste con “el
espíritu de error” (1 Jn. 4:6; ver 1 Cor. 2:12).
Lindars y Morris nos informan que esta
última cita es casi idéntica a la referencia de la doctrina de los “Dos Espíritus”
en los Rollos del Mar Muerto.
Juan dice categóricamente que el mundo
(ver 1:9), es decir, los que rechazan a Cristo, no puede recibir al Paracleto.
Jesús explica la razón por esta imposibilidad: es que no lo ve ni lo conoce. Para
los del mundo, la única realidad es lo que pueden ver y tocar. En vez de no lo
ve sería mejor “no
lo contempla”, o “no está contemplándolo”.
El sentido de ni lo conoce es que “ni lo reconocen,
ni lo disciernen” (ver 1 Cor. 2:14). Los pronombres
quien y lo, en el griego, son de género
neutro porque se refieren al Espíritu (género neutro
en griego), pero en otros pasajes se refiere al Espíritu con pronombres
masculinos (ver 15:26; 16:7, 8, 13, 14). El pronombre Vosotros, en la posición
enfática, hace un contraste marcado con el mundo. Lo que el mundo no puede,
ellos (vosotros)
sí pueden.
Jesús ofrece dos razones por las cuales
los discípulos tienen, o tendrán después de Pentecostés, un conocimiento íntimo
y personal del Espíritu Santo:
Ø Porque permanece con vosotros, y
Ø Está en vosotros.
Los dos verbos, permanece y está, enfatizan la presencia
personal e ininterrumpida del Espíritu en dos maneras: por el significado esencial de los verbos
y por el
tiempo presente de ambos.
Las dos proposiciones enfatizan la
relación íntima del Espíritu con los discípulos: con tiene el sentido de “al lado de”,
la misma que se emplea en “Paracleto[1]“;
en enfatiza la morada dentro de cada creyente y dentro del conjunto de
creyentes, la iglesia. Esta preposición introduce un nuevo concepto:
· La morada del Espíritu Santo en la vida
del creyente.
Esta es una de las razones para el dicho
de Jesús: “Os
conviene que yo me vaya” (16:7) y ayuda a explicar la promesa de “y mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre” (14:12).
II. Cuando Dos Amigos Íntimos Tienen Que
Partirse: Juan 14:18-24:
Habiendo
afirmado que el mundo no puede recibir, ni conocer, al Espíritu Santo, Jesús
procede a asegurarles a los discípulos que no los dejará, término fuerte que
significa “abandonar”.
Además, explica cómo se manifestará a
ellos en el futuro (vv. 18–24). Él
había hablado tanto de su salida del mundo e ida al Padre (ver 13:33, 36; 14:12
ss.) que ellos estaban dudando de un futuro cuando quedarían sin él.
No os dejaré huérfanos es una promesa
concreta para calmar sus temores. El término huérfanos, usado aquí en el
sentido figurado, pero una vez en el sentido literal (Stg. 1:27), es la transliteración
del término griego y significa “sin padres”. Jesús había llamado a los discípulos “hijitos”
(13:33), ocupando el puesto de su padre espiritual.
Vincent indica las maneras en que Jesús
cumple su promesa:
· no fueron dejados sin una regla de
vida (13:34),
· ni sin un ejemplo (13:15),
· ni sin un motivo (14:15),
· ni sin fruto (15:5);
· ni sin advertencia (15:2, 6),
· ni sin consuelo (14:18),
· ni sin recompensa (14:2).
La promesa de volveré se traduce mejor “vengo, o estoy
viniendo”, pues es un verbo en el tiempo presente, aunque se refiere
al futuro inmediato. Los comentaristas están divididos en cuanto al significado
de la promesa volveré: algunos opinan
que se refiere a la resurrección y/o la segunda venida (14:3),
pero otros, basados en los vv. 21, 23
y Mateo 28:20, opinan que se refiere a la venida del Espíritu Santo.
En el v. 19, Jesús se refiere a su salida física e inminente del mundo,
después de la cual el mundo, que no tiene percepción espiritual, no podría
verlo más, pero los discípulos lo verían. La interpretación del versículo
anterior determina el significado de pero vosotros me veréis.
Jesús se refiere a un evento futuro me
veréis, pero con el verbo en el tiempo presente, literalmente “me estáis
contemplando”. La referencia es a su resurrección, o a la venida del
Espíritu Santo. Nótese:
el contraste marcado que se establece entre el mundo y vosotros, ambos términos
en una posición enfática.
Con la conjunción causal Porque, Jesús
explica la base de nuestra esperanza de vida: su propia victoria sobre la
muerte en la resurrección. Nótese: otra vez el contraste marcado entre
los dos pronombres yo y vosotros, ambos en una posición enfática. Lo que hizo
Jesús tiene implicaciones para sus seguidores en todos los siglos.
La expresión en aquel día (v. 20) es ambigua, pero solo dos
opciones surgen: se refiere a la resurrección o a Pentecostés. El énfasis en
este versículo recae sobre la triple relación mutua entre Jesús, el Padre y los
discípulos.
Morris opina que Jesús se refiere a lo
que pasaría en el día de la resurrección, pero no hay evidencia de que este
conocimiento, o percepción espiritual, haya llegado en relación con ese evento,
pero ciertamente se produjo cuando el Espíritu Santo descendió sobre los
discípulos reunidos.
Jesús había hablado en ocasiones
anteriores de la relación mutua entre él y el Padre, relación que aquí se
extiende a los discípulos (ver 15:4, 5; 17:21, 23; 1 Jn. 3:24; 4:13, 15, 16).
Esta relación explica en parte la promesa de “no os dejaré huérfanos”, pero
también es la garantía de un ministerio fructífero (15:1–5).
En el v. 21, Jesús repite esencialmente lo que dijo en 14:15; hay una relación estrecha e
inconfundible entre el amar a Jesús y el obedecer sus mandamientos.
NOTA: V.21: La fe cristiana
obra mediante el amor (Gál.5:6) y la medida del amor de una persona se comprueba
por la extensión en que observa los mandamientos de Cristo.
El amor produce la motivación, y la
obediencia es la evidencia que autentica lo genuino del amor. El tener sus
mandamientos significa tenerlos en mente y obedecerlos como el estilo de vida.
Los tres verbos:
Ø Tiene,
Ø Guarda,
y
Ø Ama.
Sigue Parte II
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