La Muerte De Jesús:
(Mateo 27:51–56)
“Y he aquí, el
velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas
se partieron; … y se abrieron los sepulcros, y
muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; … y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de
él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos…”
(Mt. 27:51-56)
Pastor: Carlos
Ramírez Jiménez:
Mateo ofrece más
detalles que Marcos y Lucas en cuanto a tres fenómenos sobrenaturales que
sucedieron después de las tres de la tarde en el día de la crucifixión:
Ø El velo roto,
Ø Un terremoto y
Ø Muertos resucitados.
Además, Mateo cita la confesión del
centurión y la compañía de las mujeres seguidoras de Jesús. Algunos
comentaristas consideran estos fenómenos como meramente simbólicos.
Por cierto, son simbólicos, pero no
meramente así, pues hay un triple testimonio de su autenticidad en los
sinópticos, apoyado plena y unánimemente por todos los manuscritos antiguos.
El mismo verbo en griego, scidzo G4977, se emplea para referirse al velo que se rasgó y a las rocas que se partieron. De este verbo viene nuestro término “esquizofrenia” que significa “personalidad dividida”. El velo separaba el lugar santo del lugar santísimo.
Ayuda Hermenéutica:
squizo = (σχίζω, G4977), partir, abrir rompiendo. Se dice del velo del templo (Mt. 27:51: «se rasgó en dos»; rv: «se rompió», como también en Mr. 15:38; Lc. 23:45); de la rotura de rocas (Mt. 27:51: «se partieron» (rv: «se hendieron»); de la rotura de los cielos (Mr. 1:10: «vio abrirse»); una vestidura (Lc. 5:36: «corta»; Jn. 19:24: «no la partamos»); una red (Jn. 21:11: «no se rompió»); en la voz pasiva, metafóricamente, de dividirse en facciones (Hech. 14:4: «estaba dividida»; Hech. 23:7: «se dividió», rv: «fue dividida»). Véanse ABRIR, DIVIDIR, PARTIR, RASGAR. (VINE).
Este recinto abrigaba antiguamente el arca, sobre la cual estaba una chapa
metálica llamada el propiciatorio y sobre esa chapa, dos querubines, entre
los cuales Jehová moraba. El sumo sacerdote entraba una vez al año, en el día
de la expiación, y rociaba sangre sobre el propiciatorio.
El velo se describe como de unos 10 a 15 mm. de espesor, 18 m.
de largo y 9 m. de ancho. El peso era
enorme.
1. Los Otros Fenómenos Sobrenaturales Que Acompañaron La Muerte De Jesús: (Mt. 27:51-53)
1- El rompimiento del velo, de
arriba abajo (v. 51).
Simboliza la abolición del sistema
sacerdotal oficial que servía de mediador entre Dios y los hombres, y daba
acceso directo a la presencia de Dios para todo creyente. El oficio del
sacerdocio pasaría a todos los creyentes (Heb. 6:19 s.; 9:1–14; 10:19–22; 1 P.
2:9).
NOTA: V.51. y la tierra tembló—Por lo que
sigue, parecería que aquel terremoto fue local, teniendo por objeto hendir las
rocas y abrir los sepulcros. y las piedras se hendieron—La creación
física estaba proclamando sublimemente, al mandato de su Hacedor, la conmoción
por la cual estaba pasando el mundo moral, en el momento más crítico de toda su
historia. Roturas y grietas extraordinarias aún pueden ser vistas en las rocas
que se hallan cerca de este lugar.
“Y he aquí, el
velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron” (Mt. 27:51)
NOTA: V.51: El templo tenía tres lugares principales:
· Los atrios,
· El Lugar Santo (donde sólo los sacerdotes
podían entrar) y
· El Lugar Santísimo (donde sólo el sumo sacerdote podía entrar, y una sola vez
al año, para expiar los pecados de la nación; Lv. 16:1-35).
La cortina que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo se rompió en dos en el momento en que Cristo murió, simbolizando que la barrera entre Dios y el hombre había sido quitada. Ahora todos tenemos la libertad de acercarnos a Dios, gracias al sacrificio de Cristo por nuestros pecados en la cruz (véanse Heb. 9:1-14; 10:19-22).
2- El segundo
fenómeno sobrenatural, o tercero contando el de la oscuridad.
consistió de un fuerte temblor de la tierra, o un terremoto, que logró partir piedras. El verbo griego seío G4579 quiere decir “agitar” o “sacudir”, del cual viene el término “sismo”.
Ayuda Hermenéutica:
seio = (σείω, G4579),
sacudir, mover
de uno a otro lado, generalmente de fuertes sacudidas (castellano,
sismo, sísmico, sismógrafo). Se dice:
(a) De la tierra destinada a ser conmovida
por Dios (Heb. 12:26);
(b) De una convulsión
local de la tierra, a la muerte de Cristo (Mt. 27:51: «la tierra tembló»);
(c) De una higuera (Ap.
6:13: «sacudida»,
rv: «movida»);
(d) Metafóricamente, de agitar con temor o con alguna otra emoción (Mt. 21:10), de la gente de una ciudad: «se conmovió» (rv: «se alborotó»); de los guardas de la tumba del Señor (Mt. 28:4: «temblaron», rv: «se asombraron»). Véanse SACUDIR, TEMBLAR. (VINE).
Algunos suponen, aunque el texto no lo
aclara, que el mismo terremoto partió el
velo. El texto, sí, dice que partió las piedras y parece decir
que abrió los sepulcros, que estaban labrados en montes rocosos (comp. 27:61*).
NOTA: *V.61:
Las
Mujeres Van al Lugar Donde es Sepultado su Maestro Para Poder Reconocerlo al ir
a Ungir el Cuerpo.
Y
estaban allí María Magdalena, y la otra María—“la madre de Jacobo y José”,
mencionada antes (v. 56)—sentadas delante del sepulcro—Véase el
comentario sobre Mr. 16:1**.
**Marcos
16:1:
Y
como pasó el sábado—esto es, a la puesta del sol de nuestro sábado—María
Magdalena—véase la nota sobre Lc. 8:2—y María madre de Jacobo—Jacobo el Menor (véase
la nota sobre el cap. 15:40)—y Salomé—la madre de los hijos de Zebedeo
(compárese Mr. 15:40 con Mt. 27:56)—compraron
drogas aromáticas, para venir a ungirle—Según Lc. 23:56, parece que
las compraron inmediatamente después de la crucifixión, en la tarde del
viernes, en el corto intervalo que les quedaba antes de la puesta del sol,
cuando empezaba el descanso sabático; y que demoraron el uso de ellas para
ungir el cuerpo, hasta que pasó el descanso sabático. Sobre esta unción véase
el comentario sobre Jn. 19:40 ***.
NOTA: ***Juan 19:40: Tomaron pues el cuerpo de Jesús, y
envolviéronlo en lienzos con especias, como es costumbre de los judíos sepultar—la
mirra y áloes mezclados y
pulverizados en los pliegues, y el cuerpo entero, así ungido,
fue envuelto en esta cubierta externa de “sábana limpia”. (Mt. 27:59). Si los amigos del
Señor hubiesen tenido el más mínimo motivo para creer que todavía estuviera en
él la chispa de vida, ¿habrían
hecho ellos esto?
Por
otra parte, si se pudiera concebir que ellos estaban equivocados, ¿habría podido
alguno quedar envuelto en esta forma durante el período que él estuvo en el
sepulcro, o todavía quedaría la vida? ¡Imposible!
Cuando, pues, él salió de la tumba, podemos decir con la más absoluta certidumbre:
“Ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias
de los que durmieron es hecho”. (1 Cor. 15:20).
No
hay que maravillarse, pues, de que los eruditos como los ignorantes estuviesen
dispuestos a morir por el nombre del Señor Jesús; porque semejantes evidencias
irresistibles son para los sinceros. (No se hace
mención de ungimiento en esta operación. Sin duda fue un entierro apresurado,
por temor a interrupciones, y porque estaba cerca del sábado, parece que las
mujeres habían fijado esto como su tarea propia, tan pronto como hubiera
“pasado el sábado” [Mr. 16:1].
Pero como el Señor consideró que María sin pensarlo “se había anticipado a ungir su cuerpo para la sepultura” allí en Betania [Mr. 14:8], aquél fue el único ungimiento, en el sentido estricto, que él recibió).
3- El tercer
fenómeno sobrenatural en esta sección es el de la “resucitación”.
VV.52-53:
se abrieron los
sepulcros… saliendo de los sepulcros. Estas personas
quizá fueron reunidas a sus cuerpos terrenales para morir de nuevo, o
resucitadas con cuerpos glorificados.
Ø De muchos cuerpos de hombres santos (v. 52) y
Ø La aparición de ellos en Jerusalén después de la resurrección de Jesús (v. 53).
Hay Tres Elementos Que Requieren Nuestra Atención:
· Primero,
es mejor considerar el levantamiento de los cuerpos como “resucitación” y no como “resurrección”,
porque ellos volvieron a morir en algún tiempo posterior, como los casos de
Lázaro, de la hija de Jairo y del hijo de la viuda de Naín.
· Segundo,
se pregunta:
¿Quiénes eran los hombres santos? El término
“santo”,
en el NT., se refiere en casi todos los casos a creyentes en Cristo. Algunos
opinan que se refieren a creyentes en Cristo que habían muerto y fueron
enterrados cerca de Jerusalén, lo cual es lo más probable, aunque otros opinan
que se trató de “santos del viejo Israel”.
· Tercero,
su aparición en Jerusalén se produjo solamente después de la resurrección de
Jesús.
Esto quiere decir que fueron resucitados
en el día viernes pero que no fueron vistos hasta el domingo, o después. En
todo caso, Jesús es primicias de los que durmieron (1 Cor. 15:20) en el sentido
de que es el primero resucitado en cuerpo y que no volvió a experimentar la
muerte.
NOTA: Mt. 27:53: vinieron a la santa ciudad—aquella ciudad
donde había sido condenado aquél en virtud de cuya resurrección ellos ahora
estaban vivos—y
aparecieron a muchos—para que hubiese evidencia innegable de la
resurrección de ellos, y por medio de ésta, evidencia de la resurrección de su
Señor también.
Así
que como no fue considerado propio que el apareciera otra vez en Jerusalén,
salvo a sus discípulos, fue hecha provisión para que el hecho de la
resurrección no fuese dejado en duda.
Debe
notarse, sin embargo, que la resurrección de aquellos santos dormidos no fue
como la del hijo de la viuda de Naín, de la hija de Jairo, de Lázaro y del
hombre que “revivió,
y levantóse sobre sus pies”, cuando su cuerpo muerto tocó los huesos
de Elíseo (2 R. 13:21), las que fueron meras revocaciones temporales del
espíritu alejado, al cuerpo mortal, para ser seguidas por una separación final
del cuerpo, hasta el toque de “la final trompeta” (1 Cor. 1:52).
Pero ésta fue una resurrección una vez por todas, a vida eterna; y así no hay lugar para dudar de que ellos fueron a la gloria con su Señor, como trofeos brillantes de la victoria de él sobre la muerte.
2. La Confesión Del Centurión:
“El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios”. (Mt. 27:54b)
La confesión del
centurión romano ante la cruz de Cristo (v. 54b) no deja de ser una nota
sorprendente y altamente simbólica. Aquí encontramos a un gentil, oficial
romano sobre cien soldados, hombre experimentado en el arte terrible de la
guerra, quien demuestra una gran sensibilidad espiritual.
Se discute si el centurión reconoció la
plena divinidad de Jesús, o si ante los fenómenos sobrenaturales tuvo gran
temor y reconoció sólo que los dioses paganos estaban actuando en Jesús, o que
éste era un héroe. Los que siguen esta línea llaman la atención al hecho de que
falta el artículo definido ante “Dios” y ante “Hijo”, de modo que admite la
traducción: un hijo de un dios.
Sin embargo, la ausencia del artículo definido normalmente enfatiza calidad o carácter. Por ejemplo, en Juan 1:1 también falta el artículo ante Dios donde dice: ... y el Verbo era Dios. Pero no es correcto decir: “... y el Verbo era un Dios”. Significa más bien que el Verbo era divino.
Ayuda Hermenéutica:
V.54:
T183 Θεοῦ υἱός no tiene artículo porque es un predicado nominal y precede al verbo: el Hijo de Dios (comp. el v. 40).
Lo más probable, por lo tanto, es que
Mateo quería establecer un contraste entre la prontitud de un gentil pagano
para reconocer la deidad de Jesús, por un lado; y por otro, la indisposición
ciega de los líderes religiosos para hacer lo mismo. El centurión había
escuchado la mofa de los líderes judíos en relación con la pretensión de Jesús
de ser Hijo de Dios.
Habría llegado a la conclusión de que Jesús era lo que él pretendía ser y lo que ellos decían que no era: ¡Verdaderamente éste era Hijo de Dios! (v. 54b). Corroborando esta interpretación, toda mención de centuriones en el NT., revela una actitud positiva hacia Jesús y sus seguidores (comp. 8:5; 27:54; Hech. 10:1; 27:1, 43).
3. Las Evidencias De Los Testigos: (Mt. 27:55-56):
“Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole”. (Mt. 27:55).
Una compañía compuesta de varias mujeres y conocidos de Galilea (Lc. 23:49), estaba mirando desde lejos (v. 55). Esta referencia indica que Jesús gozaba del apoyo y servicio de varias personas, además de sus discípulos. Estos aparentemente estaban ausentes durante la crucifixión, con la excepción de Juan.
Ayuda Hermenéutica:
V.55:
R727 Αἵτινες introduce una cláusula explicativa (describe a las mujeres).
María Magdalena no debe
identificarse con la María de Betania, ni mucho menos con
la mujer pecadora
(Lc. 7:35–48). Su nombre significa que era de Magdala, ciudad sobre el
mar de Galilea.
Salomé era la madre de los hijos de
Zebedeo (Mr. 15:40). Probablemente Mateo y Marcos mencionan por nombre estas
mujeres porque iban a jugar un papel importante en la resurrección de Jesús
(comp. 28:1*).
NOTA: *Mt. 28:1: Y la víspera de
sábado, que amanece—Es decir,
después del sábado, al acercarse la luz del día—para el primer día de la semana—Lucas
(Lc. 24:1) y Marcos (Mr. 16:2) dicen: “muy de mañana”,
o sea, a la primera señal del alba; y correspondiendo con esta idea, Juan (Jn. 20:1)
dice:
“siendo aún obscuro”.
Ni
una hora, según parece, fue perdida por las que amaban tiernamente al Señor
Jesús. vino María Magdalena, y la otra María—“la madre de Jacobo y de José”
(véase la nota sobre el cap. 27:56, 61)—a ver el sepulcro—con miras de ungir el cuerpo, para lo cual
habían hecho todos los preparativos. (Véase el comentario sobre Mr. 16:1-2).
Verdades Prácticas:
1. Cristiano: Cuando la
desesperación te haga creer que ya nada se puede hacer, no bajes los brazos.
Cuando consideres que ya nada te debe preocupar porque es irremediable la
situación, no te cruces de brazos. Cuando alguien se aferre a ti como un último
intento de salvación, no cierres los brazos. Mantén siempre tus brazos
extendidos y bien abiertos, porque así vivió y murió tu Maestro.
2. El grito final de Jesús es un grito de triunfo, no
de dolor o derrota. El cristianismo es un movimiento en la historia
preparado para vencer y no para ser vencido. Pero si un cristiano duda de esta
victoria ya está derrotado desde el comienzo.
Concluyó:
Jesús murió en la cruz para
que pudiéramos vivir la maravilla de una relación con Dios como nuestro Padre
Celestial. ¡Qué
consolador es saber que, como hijos de Dios, podemos descansar en su cuidado!
Cerramos los ojos sin temor porque nuestro Padre vela por nosotros y
prometió despertarnos a la vida con ÉL. (1 Ts. 4:14).
En Jesús, Nos Aguarda Un Amanecer Nuevo y Brillante:
___________
Nota y Bibliografía:
- Biblia de Estudio RYRIE.
- e-Sword-the. LEDD. Mundo Hispano.
-
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 21//08//2021.
MISIÓN BAUTISTA “Emanuel”. Ciudadela de Noé.
Los Cardos Mz.E - Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II. Cel. 942-562691-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
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