Lección I
EL CONSEJO DE DIOS Y EL MAL:
(Génesis 1:1-2)
“En el principio creó Dios los cielos y la
tierra…Y la tierra estaba desordenada y vacía, y
las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía
sobre la faz de las aguas”.
(Gn. 1:1-2)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
El consejo de Dios es una de las palabras
más profundas de la Biblia que podemos comprender como:
1) La unidad de la voluntad, la sabiduría, y el poder de Dios,
2) La unidad del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, que
3) Actúa en todas
sus obras, en la creación, la providencia y la Salvación.
Esta definición del Consejo de Dios permite
comprenderlo como el principio que explica todo lo que se refiere a Dios: el Ser de Dios con todos Sus Atributos y
todas sus obras. No obstante, existe una cosa
que conocemos todos, porque actúa en nuestras vidas, que sin embargo no se
explica de la misma manera por el Consejo de Dios.
v Es el mal,
v La
maldad,
v El pecado.
1. Dios No
Quiere El Mal1):
En cuanto al mal, hemos de mantener que Dios no lo quiere, que no lo
permite y que tampoco lo ha creado, no obstante, existe. Es parte de la
Creación como nosotros la conocemos, pero no es parte de la buena Creación del
inicio. Es una paradoja2) y un misterio.
¿Cómo puede existir algo que Dios no ha creado? Resulta que sólo Dios sabe cuál es el origen del mal y
para qué sirve. Si bien, no lo quiere y ni lo ha creado, está bajo su poder. Y
por estar bajo su poder, lo controla, lo juzga y lo castiga. Igualmente
puede:
·
Eliminar,
·
Perdonar y
· Expiarlo.
Ayuda
Hermenéutica:
Μμυστήριον = mustérion G3466 de un derivado de μύω = múo (cerrar la boca); secreto o «misterio» (mediante la idea de silencio impuesto por iniciación en ritos religiosos):- misterio. (Strong).
2. Génesis
1:1, 2:
Resulta que la Biblia no explica el origen del mal, sino solamente
cuenta algo de su aparecer en la Buena Creación. Ya en el primer capítulo de
Génesis se nos revela algo de su misterio.
Dice Génesis 1:1, 2 que en el principio Dios creó los cielos y la
tierra, pero la tierra estaba sin orden, sin contenido e invisible por la
oscuridad, en realidad, la tierra existía como un abismo sin fondo.
Luego el Señor da orden, contenido y estabilidad a la Creación,
empezando con la luz. Con la luz empieza la Buena Creación, porque la luz era
buena. Las condiciones del inicio, el caos, el vacío, la oscuridad y el abismo
sin fondo, no eran buenas.
Dios no las quiere y no las aprueba y por eso las mueve al lado. Son -para usar una
comparación- los andamios alrededor de un edificio. Puntuales y
contrafuertes que son útiles en la fase de la construcción que luego son
quitados. Incluso pueden ser muy ingeniosos, pero no forman parte del propósito
del edificio.
Así también las condiciones iniciales de:
·
La Buena Creación,
·
El caos,
·
El
vacío,
·
Las tinieblas y
·
El Abismo Sin Fondo.
No son el mal en sí mismos, no obstante, el Señor no los quiere en su Creación.
3. ¿Cuándo Aparece El Mal?
El mal como poder negativo y destructivo aparece en el momento en que
uno o algo se apropia de lo que Dios no quiere, de condiciones que Dios rechaza
y suspende. Y realmente aparece en la Biblia un ser poderoso que convierte las
condiciones rechazadas por Dios en su poder y dominio:
·
Uno
que se apropia del desorden y de la oscuridad por su engaño y su mentira.
· Uno que causa el sin sentido del pecado y del mal.
En Génesis 3 aparece como una serpiente que luego en Apocalipsis 9
y 12 es una estrella que cae del cielo y
un gran dragón. Suponemos que estos
capítulos del libro de Apocalipsis nos hablan de la caída de los ángeles.
Estas criaturas celestiales de Dios que fueron creadas para servir a Dios y para ministrar a favor de los que heredan la Salvación (Heb. 1:14). Sin embargo, una parte de ellos no guardó su primer estado, sino abandonó su propia morada (Judas 6). Eran los seguidores de un príncipe celestial que fue echado de la presencia de Dios al abismo, al hades -el reino de la muerte- por su pecado de querer ser igual al Creador (Is. 14:12-17; véase Ez. 28:12-19; Lc. 10:18; Ap. 12:7-9).
Analicemos Estas Citas Bíblicas
Brevemente:
En Heb. 1:14: Espíritus ministradores, ángeles. Resulta sorprendente que en el NT., haya más
referencias directas a ángeles que en el AT. Un estudio cuidadoso revelará que
la actividad de los ángeles en el NT., usualmente gira alrededor del ministerio
de Jesús y del establecimiento de su Iglesia sobre la tierra.
Ellos «ministran» (griego, diakonia,
lo cual alude a la «labor de servicio, de asistencia», que prestan los
ángeles, quienes son espíritus ministradores, o asistentes celestiales, y están
continuamente activos en la edificación del cuerpo de Cristo, o sea, en el
desempeño del ministerio de Jesús y la edificación de su Iglesia. (Ap. 12:7; 12:9; Is. 6:2).
Judas 1:6: Los ángeles que
abandonaron su propia morada son probablemente los «hijos de Dios» mencionados en Gn. 6:1-4.
De acuerdo con las enseñanzas judías del siglo I, especialmente en el libro
apócrifo de 1 Enoc, descendieron ángeles y cohabitaron con las mujeres que
vivían antes del diluvio. De ahí que el pecado de estos ángeles caídos se
compare con la «inmoralidad
sexual» asociada con Sodoma y
Gomorra (Gn. 5:7).
Los primeros cristianos conocieron y utilizaron esos
escritos, a pesar de que no los consideraban parte de las Sagradas Escrituras.
Aunque la Biblia no aclara cómo cayeron estos ángeles, está claro que ahora se
hallan confinados, aguardando el juicio del gran día, después que Cristo
regrese y los malvados sean echados «al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles»
(Mt. 25:41; véase Mr. 1:24). Su situación ilustra la suerte de los incrédulos.
En Is. 14:12-17: hay una
referencia al encumbramiento del rey de Babilonia al mismo cielo, la morada de
los dioses, para luego caer hasta el mismo Seol. En 14:12 se le llama “lucero, hijo de la
mañana”. La palabra “lucero”, así como la palabra “estrella”, se refiere a un rey en
toda su gloria (comp. Núm. 24:17).
La expresión viene del trasfondo de la mitología
babilónica, heredada luego por los griegos, que atribuía a Venus, la estrella
de la mañana (o de la aurora) el ser hija
del dios Sol y de la diosa Aurora (Shájar H7837,
griego, Eos H2193). En
los documentos bíblicos estas referencias literarias al rey de Babilonia no
aparecen aun en los términos del midrash
Inter testamentario que describen la rebelión del príncipe de los ángeles y su
expulsión del cielo. En Ez. 28:1-10 se dicen palabras semejantes para el rey de
Tiro.
En Ez. 28:11–19: Esta endecha
parece una burla (véase la nota a 19:1-14) dirigida al rey de Tiro (v. 12).
Muchos ven en este pasaje (y en Is. 14) la caída de Satanás,
punto de vista compartido por varios padres de la Iglesia en la segunda mitad
del siglo IV d.C. Tal interpretación se ve reforzada por las palabras de vv.
16, 17, pero no toma en cuenta del todo el contexto. La caída del rey de Tiro
puede reflejar la caída de Adán, el primer rey, así como la caída de cualquier
individuo presuntuoso. Lo mismo sucede con la caída de Satanás, porque la caída
de cualquier persona presuntuosa refleja la de aquél que personifica como nadie
el orgullo.
Como Adán y como Satanás antes de su caída, el rey de
Tiro pertenecía a Dios como una criatura creada perfecta (tú eras el sello de la perfección, véase Gn.
1; 2 R. 27:31). Su destino era llevar a cabo los planes de Dios y se
le situó en Edén (2 R. 5:13), en la presencia de Dios. A diferencia de Adán,
quien estaba desnudo (Gn. 2:25), el rey de Tiro se hallaba vestido de toda
piedra preciosa, para resaltar su belleza y gloria (véase Ex. 28:17-20, donde se habla de las
piedras preciosas que adornaban el pectoral del sumo sacerdote).
Los vv. 14, 15 parecen
constituir la más fuerte evidencia de que este texto se refiere a la caída de
Satanás. Querubín grande, protector indica una alta posición, con responsabilidad y
autoridad para proteger y defender (protector) el santo monte de Dios, una alusión al trono divino.
La elevada posición, y el lugar específico que le correspondía a Lucifer antes
de su caída, le ofrecía una oportunidad única para glorificar a Dios. (Algunos ven en
el v. 13 una referencia a que su función celestial era dirigir los coros cuyas
voces alaban al Altísimo). Su caída fue ocasionada por el intento de
apropiarse de esta gloria (véase Is. 14:12-17).
El pecado del rey de Tiro consistió en que a causa de
la multitud de sus contrataciones se llenó de iniquidad ... por lo que fue
echado del monte de Dios (Is. 5:16).
En Lc. 10:18: Esto no fue una visión en la cual Jesús veía a Satanás caer del cielo; por el
contrario, el Señor vio en su ministerio la derrota presente y definitiva de
Satanás.
En Ap. 12:7, 9: ángeles caídos, ángeles.
Las Escrituras revelan ambas clases de ángeles: los ángeles buenos y los
ángeles malos. Las entidades malas son aquellos ángeles que se rebelaron con
Lucifer y fueron echados fuera del cielo junto a él. Sus mentes y entendimiento han sido
cubiertos con la horrible oscuridad del engaño: la
misma táctica que Satanás usa todavía para desviar a sus víctimas.
Los ángeles fueron creados en el orden original de Dios para que hicieran su voluntad,
como aquellos que continúan en obediencia ante su trono. Pero estos «no guardaron su
dignidad» (Jud. 1:6), y son ahora agentes del adversario, atados
bajo su oscuro dominio y sirviendo en las empresas rebeldes de Satanás. (Ap. 1:1;
Heb. 1:14).
4. El Mal
Es Personal:
Resulta que el mal no es un principio abstracto, sino que es un acto de
desobediencia y de rebeldía. Es querer lo que Dios no quiere, aprobar lo que
Dios no aprueba convertir en poder y dominio lo que Dios rechaza y reprueba,
otra vez, el caos, el vacío, las tinieblas y el abismo.
Incluso podemos decir que el mal es
personal. Es la actitud y la acción mala de seres malos que,
habiendo sido y conocido el bien, han optado por el mal, para ser malos y para
hacer daño a Dios y a todas sus obras:
v El Lucero (Lucifer) y sus ángeles,
el Portador de la Luz
que se ha convertido en Príncipe de las
Tinieblas (Is. 14:12; véase
Lucas 22:53). Es el que tiene las llaves del abismo (Ap. 20:1).
v Es el diablo
(uno que provoca
desorden y caos), el mentiroso y el padre
de mentira (Juan 8:44), Satanás
(adversario de Dios),
v Beelzebú y príncipe de los diablos y demonios (Mateo 12:24),
v El Gran Dragón que se multiplica en forma de dos bestias (Ap. 12 y 13).
Concluimos:
Que el mal existe como una realidad
preocupante. El mal es personal, es querer aprobar y usar lo que
Dios ha reprobado y rechazado. No hay lugar para el mal en el Consejo de Dios
porque Dios no lo quiere y no lo ha creado.
Para nosotros es un misterio, el misterio de la
iniquidad (2 Ts. 2:7), pero Dios sabe
por qué es malo, conoce su origen y también sabe para qué sirve. Lo controla
por su poder, lo juzga y lo condena. En su gracia
puede perdonarlo- aunque no perdona a los ángeles caídos. Incluso lo
controla de tal manera que puede colaborar para bien.
¡Alabemos al Señor por su Consejo, que es admirable!
___________
Nota y Bibliografía:
1) 2. poneros
= (πονηρός,
G4190), relacionado con ponos,
labor penosa, expresa especialmente la forma activa del mal,
y tiene prácticamente el mismo significado que (b) en Nº 1. Se usa, por ejemp.,
de pensamientos (Mt. 15:19; comp. kakos
en Mr. 7:21); de habla (Mt. 5:11; comp. kakos,
en 1 P. 3:10); de acciones (2 Tim. 4:18). Cuando kakos
y poneros van juntos, kakos
va siempre delante y significa malo en carácter, bajo, poneros,
malo en
sus efectos, maligno; véanse 1 Cor. 5:8; Ap. 16:2. Kakos
tiene un significado más amplio, y poneros
un significado más intenso. Solo poneros se usa de
Satanás, y tiene su traducción correcta como «el
maligno» (por ejemp., Mt. 5:37: «mal» (rvr; rvr77: «del maligno») y cinco veces en 1
Juan (Mt. 2:13-14; 3:12; 5:18-19); de demonios (por ejemp., Lc. 7:21). Véanse
MAL, A, Nº 2 y B, Nº 6; MALIGNO, Nº 2, MALVADO, PEOR, PERVERSO, PESTILENTE.
(VINE).
2) paradojo, ja. (Del lat. paradoxus, y este del gr. παράδοξος).
adj. desus. paradójico. 2. f. Idea extraña u opuesta
a la común opinión y al sentir de las personas. 3. Aserción
inverosímil o absurda, que se presenta con apariencias de verdadera.
4. Ret. Figura
de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven
contradicción. Mira al avaro, en sus riquezas, pobre. Microsoft®
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