Parte I
EL CIELO ABIERTO:
(Juan 1:51)
“Y le dijo:
De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis
el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo
del Hombre”.
(Juan
1:51)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Ayuda Pastoral:
Un símbolo de la comunión que se abre a
los seguidores de Cristo. Esta es una referencia al sueño
de Jacob que aparece en Gn. 28:12.
En su condición singular de Dios-Hombre,
Jesús sería la escalera entre el cielo y la
tierra.
Jesús no dice aquí que iba a ser una experiencia física (es decir que verían la escalera con sus ojos), como en el caso de la transfiguración, sino que tendrían una percepción espiritual de la verdadera naturaleza de Jesús y del propósito de su venida.
1. Dios Se Manifiesta Al Hombre: Génesis
28:10-22:
Gn. 28:12-13ss: Dios se le manifiesta en sueños, medio por el cual Dios muchas veces declara su voluntad a los hombres (Gn. 15:1; 20:3-7).
Ayuda Hermenéutica:
jalam = (הָלַם, H2492),
«sanarse;
fortalecerse; soñar». Este verbo, que se
encuentra 27 veces en el Antiguo Testamento, tiene cognados en ugarítico,
arameo, siríaco, cóptico, arábigo y etiópico. El significado «sanarse»
se aplica únicamente a animales, mientras que «soñar» se usa a respecto a
humanos. En Gn. 28:12, primer caso bíblico, se cuenta cómo Jacob «soñó»
con una escalera que ascendía hasta el cielo. (VINE).
“Y soñó:
y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y
su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y
descendían por ella… Y he aquí, Jehová
estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu
padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a
tu descendencia”. (Gn. 28:12-15).
NOTA: VV. 13-15: Después de
identificarse a sí mismo como el Dios de Abraham e Isaac, Dios confirmó a Jacob
el pacto abrahámico y añadió la promesa de su presencia con Jacob, dondequiera
que Jacob fuere.
La iniciativa es de Dios y Jacob es un
recipiente pasivo. La manifestación de Dios (teofanía) tiene dos partes:
· La visual y
· La auditiva.
1- En la visual Jacob ve una
escalera que une la tierra con el cielo.
Esta escalera,
como la conocemos de ejemplos antiguos, es una rampa ascendente cuya parte
superior alcanza el cielo. Este fue el propósito en la construcción de la torre
de Babel.
Simboliza la unión de la tierra con el cielo. Jacob estaba
desprotegido y fugitivo en una tierra desconocida y hostil. Esta visión le asegura que la tierra no está
abandonada sino “conectada” con el cielo.
También ve ángeles subiendo y bajando por la escalera. El ángel es un
ser celestial que actúa como mensajero de Dios y que indica la presencia o la
intervención especial de Dios. Por lo general aparece en forma humana.
2- La segunda parte de la
manifestación, el discurso de Dios, es la más importante.
Esta palabra de Dios tiene los siguientes elementos:
Ø Primero, la
identificación del Dios manifestado: Jehová, el Dios de tu padre
Abraham y el Dios de Isaac (v. 13). Este es el Señor, Dios de los patriarcas,
el Dios a quien él iba encomendado por su padre.
Ø Segundo, la confirmación
del pacto a Jacob. Hasta ahora, Jacob había adquirido la
primogenitura, había obtenido la bendición de Isaac, los cuales legalmente le
otorgaban el privilegio del pacto.
Pero
faltaba la palabra final y la más definitiva: la del Dios del pacto. Rebeca
quiso, Jacob aceptó, Esaú vendió, Isaac concedió, pero... ¿y Dios, el que
inicia y es dueño del pacto? Aquí, Dios da su palabra. La confirmación
incluye las promesas de tierra a los descendientes, descendencia incontable y
propósito de bendición para todas las naciones.
Ø Tercero, Dios, por
palabra, le concede a Jacob una promesa especial y personal, que tiene que ver
con su necesidad presente: La seguridad de su presencia continua,
protección, un regreso a la tierra y una declaración de fidelidad de Dios en
cumplir todas las promesas.
Esta confirmación no es respuesta a los méritos de Jacob ni a las artimañas usadas para conseguir los privilegios del pacto. Se basan totalmente en el amor incondicional y la soberanía de Dios en llamar a quien él elige para su propósito (Malq. 1:2-3; Rom. 9:10-12).
2. El Cielo Abierto: Los ángeles De Dios:
“Y le dijo:
De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el
Hijo del Hombre”. (Jn. 1:51)
Ayuda Hermenéutica:
οὐρανός = ouranós G3772 tal vez de lo
mismo que G3735 (mediante la idea de elevación); cielo; por
extensión cielo (como la morada de Dios); por implicación felicidad, poder,
eternidad; específicamente el evangelio (cristianismo): - celestial, cielo.
ἀἀνοίγω = anoígo G455 de G303 y οἴγω = oígo (abrir); abrir (la boca), destapar (literalmente o figurativamente, en varias aplicaciones): - hablar, abierto, abrir. (Strong).
Veamos Mateo 8:20: Hijo del Hombre. El título “Hijo de Dios” es el nombre divino de Jesús (v.
29); “Hijo de David”, su nombre
judío (9:27); pero “Hijo del Hombre”, el nombre que lo asocia con la
tierra y con su misión. Era su denominación favorita de Sí mismo (usado más de 80
veces y basado en Daniel 7:13-14). Pone de relieve:
1) Su humildad y
humanidad (v.20);
2) Su sufrimiento y muerte (Lc. 19:10); y
3) Su reinado futuro como Rey (24:27).
Ahora daremos algunos títulos reconocidos a Jesús, ya que muchos grupos religiosos quieren argumentar o no quieren reconocer la deidad de Jesús y se atreven poner a otros personajes para poder acceder a Dios obviando al Señor, algo que aún sigue causando muchos problemas entre sus seguidores.
Ahora bien, nótense los títulos en el capítulo 1 de Juan, desarrollémoslo, si:
·
Verbo (v.1),
·
Dios (v.1),
·
Creador (v.3),
·
Luz (v.7),
·
Ungido (v.18),
·
Cordero
de Dios (vv. 29, 36),
·
Hijo de
Dios (vv. 34, 39),
·
Mesías (v. 41),
·
Rey de Israel (v. 49), e
· Hijo de Dios (v. 51).
2.1. Verbo: Juan 1:1:
“En el principio
era el Verbo,
y el Verbo era con Dios,
y el Verbo era Dios”. (Jn. 1:1)
Ayuda Hermenéutica:
Λλόγος = lógos G3056 de G3004; algo dicho (incluido el pensamiento); por implicación tema (sujeto del discurso), también razonamiento (facultad mental) o motivo; por extensión cálculo; específicamente (con el artículo en Juan) la Expresión Divina (i.e. Cristo): - noticia, palabra, plática, pleito, predicar, pregunta, propuesta, razón, sentencia, tratado, verbo, arreglar, asunto, cosa, cuenta, decir, derecho, dicho, discurso, doctrina, evangelio, exhortar, fama, frase, hablar, hecho, mensaje. (VINE).
gr.:
«verbo1), palabra
viva».
Una designación del Señor Jesús empleada
por Juan en el preámbulo de su Evangelio, y mencionada en Lc. 1:2. Este
término, que aparece constantemente en el NT., y se traduce «palabra,
dicho,
discurso», se traduce en las diferentes
revisiones de RV., como «Verbo» en los pasajes a los que se refiere al
Señor Jesucristo:
(a) Su existencia
eterna:
«En el principio
era el Verbo»; «todas las cosas por él fueron
hechas» (Jn. 1:1, 3).
(b) Su deidad
esencial:
«El Verbo era
Dios».
(c) Su personalidad
propia:
«El Verbo era
con Dios» (Jn. 1:1).
Como «Logos», el Señor Jesús es la sustancia y
expresión de la mente de Dios con respecto al hombre; y el término cubre lo que
fue en la tierra para el hombre: vida, luz y amor,
comp. también Ap. 19:13.
El «logos» denota aquello que es «inteligente e inteligible». El mismo término gr. (traducido «la palabra») se usa para expresar las Escrituras y la verdad proclamada (Hch. 16:6; 17:11; Gál. 6:6; Filp. 1:14; 1 Ts. 1:6; 1 P. 2:2, 8; 3:1; 2 P. 3:7; 1 Jn. 2:7; Ap. 3:8).
Verbo (gr. Logos significa palabra, pensamiento, concepto y las expresiones consiguientes. En el AT., el concepto comportaba actividad y revelación, y la palabra o sabiduría de Dios es frecuentemente personificada (Salm. 33:6; Prov. 8).
En los tárgumes2) (paráfrasis aramea del AT.) servía para designar a Dios. Para la
mentalidad griega, expresaba las ideas de razón y control creativo. La
revelación es la idea clave en el concepto de logos. Aquí es aplicado a Jesús,
quien es todo lo que Dios es y la expresión de Dios mismo (1:1, 14).
En este versículo, el Verbo (Cristo) aparece estando con Dios (i, es, idéntico en esencia con Dios el Padre).
2.2. Dios. Juan 1:1b:
“… y el Verbo era Dios”.
(Jn. 1:1b):
Ayuda Hermenéutica:
θεός = dseós G2316 de afinidad incierta; deidad, específicamente (con G3588) la Divinidad suprema; figurativamente magistrado; de hebreo muy: - Señor, Dios. (Strong).
Y el Verbo era Dios nos lleva al punto
más elevado en la cristología bíblica.
Morris bien comenta:
· “Nada más elevado podría
decirse. Todo lo que se puede decir acerca de Dios puede decirse apropiadamente
acerca del Verbo”.
Varias versiones lo traducen: “Y el Verbo era divino”.
Los Testigos de Jehová confunden a muchos
creyentes, insistiendo que la traducción correcta es: “Y el Verbo era un dios”. Al hacer esto, rebajan a Jesús
a un nivel inferior a Dios, Padre, restándole su plena
deidad. El que escribe, sirviendo como misionero en América
Latina, ha tenido que refutar infinidad de veces esta herejía.
El argumento de ellos es que el texto
griego lleva el artículo particular ante “Verbo” pero omite el artículo ante “Dios”
y, según ellos, cuando falta el artículo particular es necesario suplir un
artículo indeterminado. Tal regla puede existir en la gramática de algún otro
idioma, pero de ninguna manera es así en el griego. Es tan importante, que mi
profesor de griego siempre pedía esta regla en el examen oral del doctorado.
La regla reza así:
· “Algunas veces con un nombre
el cual el contexto prueba ser definido, el artículo no se usa. Esto da énfasis
sobre el aspecto cualitativo del nombre más bien que su simple identidad”.
(Fuente: Manual de Gramática del Nuevo Testamento Griego, Dana y Mantey, trad. por Robleto y Clark, El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, p. 144). Esta regla autoriza la traducción “Y el Verbo era divino” o de la naturaleza de Dios.
La Biblia presenta a Jesús como el Hijo de Dios lo cual constituye una declaración de Su absoluta deidad. También lo presenta como «el Hijo del Hombre», identificándolo, por un lado, con la autoridad soberana que como Mesías ha de ejercer cuando venga por segunda vez a la tierra con poder y gran gloria. La Palabra de Dios, además, confiere a Jesús él nombre de Dios. En el relato de la anunciación del nacimiento de Cristo, Mateo cita al profeta Isaías, Isaías lo anuncio antes de 700 años de la primera venida de Cristo:
“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a
luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. (Is.
7:14)
“He aquí la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros” (Mt. 1:23).
La persona en quien se cumple la profecía
de Isaías es concebida virginal‐mente en el
vientre de María, es llamado el Unigénito Hijo de Dios, el Hijo del Hombre, Emanuel,
es decir, Dios
con nosotros.
Uno de los pasajes más significativos
referente al tema de la deidad de Cristo es, sin duda, Filipenses 2:5–11. En
este pasaje, Pablo escribe acerca del origen celestial de Cristo,
Su relación con la deidad en la eternidad, Su encarnación, Su humillación y
muerte en la cruz, y Su subsecuente exaltación a la gloria. Pablo comienza
diciendo:
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, … el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse”. (Filp. 2:5–6).
Cada palabra en este pasaje es de gran importancia. En esta breve consideración se dará atención a tres expresiones o frases:
1) «siendo» (huparchon
= ὑπάρχων),
2) «en forma de Dios» (en = ἐν
morfe
= μορφῇ
tou
= τὸ theou = Θεοῦ) y
3) «el ser igual a
Dios»
(to = τὸ
einai
= εἶναι isa = ἴσα theoi
= Θεῷ).
• La primera,
la palabra «siendo» es un participio
presente en la voz activa en el cual la noción del tiempo no interviene y puede
traducirse por la palabra «existiendo».
Este vocablo sugiere la existencia eterna de Cristo, y esto en sí es un aspecto
de Su deidad.
• La segunda
expresión, que debe notarse en este himno cristológico es «en forma de Dios». La palabra «forma» es la traducción del vocablo
griego morfe. En el idioma castellano, «forma»
denota la apariencia externa de una cosa. En el idioma griego, sin embargo,
morfe subraya el hecho de que cualquiera que sea la apariencia externa de algo
es el resultado de su esencia o de su naturaleza intrínseca. De modo que, si
Cristo existe «en
forma de Dios», es porque la naturaleza más íntima de Su ser es la
naturaleza misma de Dios. Esto significa que Cristo tiene que ser Dios, ya que
sólo Dios puede poseer las cualidades intrínsecas de la deidad.
• Por último, la expresión «el ser igual a Dios» debe de ser considerada con mucha atención en este contexto. Jesús no consideró el ser igual a Dios como una usurpación. Su naturaleza, Su rango, Su gloria, Su majestad son los que a través de la eternidad han correspondido a la deidad, y, por lo tanto, pertenecen a Cristo. Jesús abandonó temporalmente Su posición en la gloria con el Padre Celestial (Jn. 17:5).
Para Cristo, «el ser igual a Dios» no era un acto de usurpación. La expresión «ser igual a Dios» denota que posee la misma naturaleza divina que el Padre posee. Cristo puede, por lo tanto, ser llamado Dios al igual que el Padre sin que tal designación constituya una blasfemia.
2.3. Creador. Juan 1:3:
“Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él (Jesús) nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. (Jn. 1:3)
Ayuda Hermenéutica:
El verbo
griego ginomai G1096,
usado en el v. 3 en el tiempo
aoristo, egeneto, significa lit. “llegó a ser” o “llegó a existir”. El verbo griego
aoristo, o pretérito indefinido, concibe la creación en su totalidad como un
solo acto. Todas las cosas se refieren a todas las realidades existentes, excepto
por supuesto Dios mismo.
Borchet
piensa que, aunque no se mencionan específicamente aquí, estas realidades
podrían incluir a los ángeles.
Nótese: el contraste en la acción del mismo verbo, usado al fin del v. 3, pero en el tiempo perfecto, ha sido hecho, indicando la existencia continuada de las cosas creadas.
Por medio de él se refiere al Verbo
como el agente en el proceso de la creación de todas las cosas. Se usa la
preposición “por”
(dia G1223), al referirse al Verbo,
dejando lugar al Padre como fuente (ek
G1537) de la creación. Esta distinción en la función del Padre y el
Verbo en la creación se mantiene claramente en 1 Cor. 8:6 (ver Heb. 1:2).
El Padre creó todas las cosas por medio
del Hijo, como agente. Sin embargo, donde se presenta la creación como obra
realizada juntamente por el Padre y el Hijo, ambas preposiciones se usan al
referirse al Hijo (ver Rom. 11:36; Col. 1:16).
Todas las cosas por él fueron hechas: Cristo estaba actuando en la obra de la creación: compare Colosenses 1:16:
Las líneas siguientes nos dan las dos razones por las que él
tiene esta primogenitura de la creación (v.
16).
En él (en auto) fueron creadas todas las cosas: significa que todas las
leyes y propósitos que guiaron la creación residen en él (Lightfoot). La palabra
eterna, aquel que es la imagen, el Cristo, es el punto de reunión de toda la creación. No hay un solo elemento
que escape de su soberanía. Si hablamos de cosas que están en nuestro contorno,
él es el creador; si hablamos de cosas que están fuera de nuestra realidad
presente, él es el creador, de lo que vemos y de lo que no vemos.
Luego pone en la lista de lo que ha sido
creado “en
Cristo” a una jerarquía
angélica (ver el uso que se
da a estas palabras en pasajes paralelos como Ef. 1:21 y 6:12); también es la
interpretación aceptada por la mayoría de los eruditos y además es la terminología
seguida en la angelología judía.
La segunda declaración que introduce la segunda estrofa es un
cántico a Jesucristo como mediador de la redención. Este derecho a
ser llamado como tal, comienza en la afirmación de que todo fue creado por
medio de él y para él (v. 16). Una combinación similar se usa en Rom. 11:36. El
énfasis que se hace aquí es que él es el alfa
y también la omega de la creación, no solamente el principio
sino también el final (Ap. 22:13).
Aquí hay una observación interesante. En el comienzo del v. 16 se usó el verbo “crear” en tiempo aoristo, que indica una acción terminada y describe el acto de la creación; ahora, al final del v. 16 se usa el tiempo perfecto, que significa una acción realizada pero que continúa hasta el presente: la creación se sigue relacionando con el Creador.
2.4. Luz. Juan 1:7-9:
“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre,
venía a este mundo”. (Jn. 1:9)
Ayuda Hermenéutica:
φφῶς = fós G5457 de un obsoleto φάω = fáo (brillar, o hacer manifiesto, específicamente por rayos; Compare G5316, G5346); luminosidad (en la aplicación más amplia, natural o artificial, abstractamente o concretamente, literalmente o figurativamente): - fuego, luz, resplandor. (Strong).
El evangelista aquí se acerca a su gran
tesis, preparando así el camino para la completa exposición de ella en el v. 14, de modo que podamos soportar su
brillante luz y comprender su longitud y anchura, profundidad y altura. por él—por medio de Juan
el Bautista. no era … la luz—Véase la nota acerca del cap. 5:35. ¡Qué testimonio
a Juan el tener que explicar que “él no era la luz”
aquella!
No fue sino una hoja que reflejaba la verdadera luz, mermando su velita delante de la Aurora de lo alto (cap. 3:30). alumbra a todo hombre, etc.—más bien, “luz, que, viniendo al mundo, alumbra a todo hombre”; o, “es la luz del mundo” (cap. 9:5). “Viniendo al mundo” es una descripción superflua y bien rara de “todo hombre”; pero es de todas las descripciones de Cristo entre las más familiares, especialmente en los escritos de este evangelista (caps. 12:46; 16:28; 18:37; 1 Jn. 4:9; 1 Tim. 1:15, etc.)
alumbra a todo hombre. No es que todo
hombre sea redimido automáticamente, porque la Redención se aplica mediante fe
en el Salvador (1:12). Pero esta luz
está a disposición de todos los hombres.
Véase Parte II.
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