sábado, 11 de diciembre de 2021

ACERCA DEL CIELO: (Juan 14:1–14)

 

ACERCA DEL CIELO:

 (Juan 14:1–14)

 

En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotrosY si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéisY sabéis a dónde voy, y sabéis el camino”.

(Jn. 14:2-4)

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:  

Las palabras de Jesús muestran que el camino a la vida eterna, a pesar de ser invisible, es seguro. Es tan seguro como lo es su confianza en Jesús. Él ya ha preparado el camino a la vida eterna. El único asunto que tal vez quede sin resolver es su voluntad de creer.

Hay unos pocos versículos en las Escrituras que describen la vida eterna, pero estos pocos están llenos de promesas. Aquí Jesús dice: "Voy, pues, a preparar lugar para vosotros", y "vendré otra vez".

Podemos aguardar con expectativa la vida eterna porque Jesús la ha prometido a todo aquel que cree en El. Aunque los detalles de la eternidad se desconozcan, no es necesario que temamos porque Jesús está haciendo los preparativos y pasará la eternidad con nosotros.

I.     Jesús: El Camino Al Padre. Juan 14:1–7.

Pedro:

Ø Señor, ¿a dónde vas?” (13:36).

Jesús se va al Padre (14:1–11). Su salida del mundo dará lugar a una nueva relación entre él y sus discípulos. Su misión terrenal será realizada por medio de ellos (14:12–14), el Espíritu Santo ministrando en y por medio de sus vidas (14:15–17).

Él no los abandonará, sino que morará en ellos y ellos en él y todos en el Padre (14:18–24). Jesús les anticipa estas verdades para que, cuando llegue la crisis de su muerte, ellos se mantengan firmes (14:25–31).

Plummer llama la atención al movimiento de espiral en los caps. 14—17. Los varios temas se presentan y se retiran en pasos sucesivos:

·      El Paracleto se presenta cinco veces (14:16, 17, 25, 26; 15:26; 16:8–15, 23–25);

·      La relación entre la iglesia y el mundo en tres pasajes (14:22–24; 15:18–25; 16:1–3).

Lo mismo sucede con la salida y retorno de Cristo.

Los discípulos estaban profundamente perplejos debido al anuncio en el capítulo anterior de la entrega por Judas, de la negación por Pedro y de su salida del mundo. Y con toda razón, pues ellos lo habían dejado todo para seguirle a él, depositando toda su seguridad actual y futura esperanza en él. Como en el dicho:

Ø Habían quemado sus puentes y botes, haciendo imposible un retorno.

Además, evidentemente seguían con un concepto equivocado del rol mesiánico de Jesús, que según ellos incluía la visión de un reino terrenal establecido en Jerusalén (ver Hech. 1:6). Jesús observaba en el rostro de sus discípulos la desesperación y procedió a calmarlos con No se turbe vuestro corazón (ver v. 27).

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí”. (v. 1).

Los tres verbos griegos que se traducen no se:

·      turbe,

·      creéis y

·      creed.

Pueden ser imperativos o indicativos, pues la forma de ambos modos es igual.


G5015 ταράσσω = tarásso: de afín. incierta; remover o agitar (agua): - agitar, alborotar, conmover, conturbar, inquietar, perturbar, sobrecoger, turbar.

 

G4100 πιστεύω = pisteúo: de G4102; tener fe (en, o con respecto a, persona o cosa), i.e. crédito; por implicación confiar (específicamente a Cristo el bienestar espiritual de uno): - encomendar, fiar, guardar, confiar, creer, creyente.

 

G4100 πιστεύω = pisteúo: de G4102; tener fe (en, o con respecto a, persona o cosa), i.e. crédito; por implicación confiar (específicamente a Cristo el bienestar espiritual de uno): - encomendar, fiar, guardar, confiar, creer, creyente. (Strong).

Esta ambigüedad da lugar a traducciones distintas que se observan en las versiones. Sin embargo, el contexto parece indicar que el modo imperativo cabe mejor por lo menos para el primero y tercero. Ciertos comentaristas tomarían los tres como imperativos, argumentando que el creer en Jesús no es algo adicional a creer en Dios.

Además, el creer correctamente en Dios es imposible aparte de creer primero en Cristo, porque la revelación perfecta y cabal de Dios nos llega únicamente en Cristo.

Plummer dice lo contrario:

Ø En todo caso una genuina creencia y confianza en Dios conducirá a una creencia y confianza en su Hijo”.

Mateos-Barreto lo traduce:

Ø No estéis intranquilos; mantened vuestra adhesión a Dios manteniéndola a mí.

Además, los tres verbos están en el tiempo presente, con énfasis en una acción continuada. Una traducción que capta este énfasis sería:

·      No siga turbándose vuestro corazón”,

·      estáis creyendo” y

·      seguid creyendo”.

Se emplea la preposición griega eis  G1519 después de ambos verbos creer, indicando una fe profunda y comprometida. El énfasis del versículo, y el principio espiritual que se desprende, es que la creencia en Cristo y el Padre es la solución para corazones turbados.

Ayuda Hermenéutica:

G1519 εἰς = eis: preposición primaria; a o adentro (indicando el punto alcanzado o al que se ha entrado), de lugar, tiempo, o (figurativamente) propósito (resultado, etc.); también en frases adverbio: - perecer, siempre, entrar, alcanzar. A menudo usado en composición con el mismo sentido general, pero solo con verbos (etc.) que expresan movimiento (literalmente o figurativamente). (Strong).

El término corazón nunca se usa en el NT., para referirse al órgano físico. Generalmente tiene en mente el centro de nuestro ser:

·    Físico, moral, espiritual e intelectual. Vincent comenta que a veces tiene la idea de alma” = (psuque   G5590), la vida individual, y

·      Espíritu” = (pneuma   G4151), el principio de vida.

En el corazón el espíritu, que es el principio distintivo de la vida o alma, tiene el centro de su actividad.

 

Ayuda Hermenéutica:

G5590 ψυχή = psujé: de G5594; aliento, i.e. (por implicación) espíritu, abstractamente o concretamente (el principio sensitivo del animal solo; así distinguido por un lado de G4151, que es el alma racional e inmortal; y por el otro G2222, que es mera vitalidad, aun de las plantas: estos términos de este mondo corresponden exactamente y respectivamente a los hebreo H5315, H7307 y H2416): - persona, ser, vida, muerte, alma, ánimo, corazón. (Strong).

 

G4151 πνεῦμα = pneúma: de G4154; corriente de aire, i.e. respiración (soplo) o brisa; por analogía o figurativamente un espíritu, i.e. (humano) el alma racional, (por implicación) principio vital, mentalmente disposición, etc., o (sobrehumano) ángel, demonio, o Dios (divino), espíritu de Cristo, el Espíritu Santo: - aliento, espíritu, espiritual, viento. Compare G5590.

Las emociones de gozo y tristeza, por lo tanto, se atribuyen tanto al corazón como al alma (ver v. 27; 12:27).

El corazón también es el foco de la vida religiosa (ver Mt. 22:37; Lc. 6:45; 2 Tim. 2:22). También es la esfera de la operación de la gracia de Dios (ver Mt. 13:19; Lc. 8:15; 24:32; Hech. 2:37; Rom. 10:9 s.).

También, el uso singular de corazón, cuando se refiere al de varios, llama la atención. Este fenómeno se debe a la influencia semítica que tiene una preferencia por el singular distributivo. Juan emplea el uso singular de corazón en esta manera cinco veces, incluyendo una cita de la LXX, pero nunca en el plural (ver v. 27).

Además de mandar creer en Dios y en él mismo como antídoto para su ánimo turbado, Jesús agrega otro factor que infundiría tranquilidad en el corazón de ellos. En este versículo dice tres cosas:

·      Afirma que hay muchas moradas;

·      Les asegura que si no fuera así él les hubiera dicho; y

·      Que iba a preparar un lugar para ellos.

Casa de mi Padre se refiere al cielo, el lugar de la morada o el hogar de Dios. El término casa se refiere a una habitación donde mora la gente, generalmente un edificio. Sin embargo, se entiende que no se refiere a un lugar geográfico, ni físico, sino a otra dimensión de existencia.

El término moradas, usado sólo aquí y en el v. 23 en el NT., se deriva del verbo que significa morar o permanecer (ver 15:4–7, 9, 10).

Ayuda Hermenéutica:

mone = (μονή, G3438), primeramente, estarse, quedarse (relacionado con meno = permanecer), denota una morada, y se traduce «moradas» en Juan 14:2; 14:23. No hay nada en este término que indique compartimientos separados en el cielo, ni sugiere tampoco lugares temporales de descanso por el camino. (VINE).

 

G3438 μονή = moné: de G3306; quedarse, i.e. residencia (la acción o el lugar): - morada. (Strong).

 

Mateos-Barreto lo traduce viviendas para muchos”. El término mansiones”, usado en la Vulgata y traducido así en algunas versiones en castellano, se deriva del mismo verbo, pero agrega un concepto extraño al significado literalmente del término griego, es decir, una habitación de esplendor lujoso. Quizás por esto la RVA lo traduce moradas. Muchas moradas dan la idea de algo espacioso, totalmente adecuado para todos. Jesús anuncia su salida, sí, pero sería para el beneficio de los que ahora estaban turbados.

Vincent, Lindars, Barrett y otros ubican De otra manera, os lo hubiera dicho entre paréntesis o con puntuación, conectando muchas moradas hay… voy pues, a preparar… En esta manera traducen la conjunción griego causal como porque”, en vez de pues, quedando “…porque voy a preparar…”. Este arreglo es convincente. El término lugar se describe con otros dos: casa y morada. Jesús no describe, ni ofrece más datos sobre el significado del lugar que va a preparar.

Varios comentaristas traducen el término moradas como estaciones o lugares de morada transitoria. Basados en este concepto, Orígenes, Wescott, Temple y otros conciben el cielo como un lugar de pasaje de una estación a otra, progresando hacia una meta final. Es cierto que el término moradas se ha usado en este sentido en varias culturas. Sin embargo, la etimología del término parece indicar un lugar fijo y permanente (ver v. 23). Por lo tanto, Tasker, Morris y otros refutan la idea de que el concepto de un pasaje por estaciones en el cielo se enseña en este pasaje.

La cláusula condicional Y si voy… (v. 3) emplea una partícula que indica un futuro más probable. No implica duda de parte de Jesús.

Plummer dice que el énfasis está en el resultado o consecuencias de haber ido más bien que el tiempo de la acción (ver 12:26).

Además de prometerles un lugar preparado especialmente para ellos, promete regresar: vendré otra vez. El verbo vendré está realmente en el tiempo presente, lo cual da certeza a la promesa; literalmente es otra vez vengo o estoy viniendo”. Según la gramática griega, se puede usar un verbo en el tiempo presente, vívido y realista, en afirmaciones de absoluta seguridad respecto al futuro.

Ayuda Hermenéutica:

G2064 ἔρχομαι = érjomai: voz media de un verbo primario (usado solo en tiempos presente e imperfecto, los demás siendo suplidos por un parecido [voz media] ἐλεύθομαι = eleúdsomai o [activamente] ἔλθω = éldso; que de otra manera no ocurre); venir o ir (en una gran variedad de aplicaciones, literalmente figurativamente): - acercar, arribar, entrar, ir, llegar, pasar, redundar, salir, sobrevenir, venidero, venir. (Strong).

Hay un sentido en que Jesús viene en varias maneras a los suyos en esta vida, pero esta referencia apunta especialmente a la Segunda Venida, concepto que escasea en los escritos de Juan en comparación con el resto del NT.:

·    Algunos comentaristas opinan que vendré otra vez se refiere a la resurrección y la unión de Cristo con la iglesia por medio del Espíritu Santo (ver v. 23).

·    Pero Morris y muchos otros creen que se refiere a la Segunda Venida, cuando Cristo tendrá, entre otros, el propósito de juntar a los suyos a su lado y jamás habrá otra separación.

Ambas interpretaciones son admisibles. Poco o nada se nos dice en cuanto al lugar ni la morada que él está preparando para nosotros; basta la promesa de que estaremos con él. Más que el lugar, o la clase de morada, el énfasis está sobre la unión íntima, inseparable y eterna de los creyentes con su Señor.

El v. 4 sigue el pensamiento del anterior donde Jesús anunciaba su salida a la casa de su Padre para preparar un lugar para los discípulos. Él da por sentado que ellos ahora entienden a dónde iba y el camino por el cual iba. Recién les había dicho con claridad a dónde iba, a Dios en el cielo.

Por otro lado, a través de todo su ministerio, por palabra y por hechos, Jesús les había señalado el camino por donde él iba, es decir, un camino de abnegación que pasaría finalmente por la muerte de cruz. Pero, aparte de una alusión a Isaías 40:3 en Juan 1:23, el término traducido camino se encuentra sólo aquí y en los próximos dos versículos en este Evangelio.

Es curioso que este término que se usa tan poco en Juan haya llegado a referirse al cristianismo (ver Hech. 9:2; 19:9, 23; 24:14, 22). Se nota que mucho antes los esenios de Qumrán lo habían usado también para referirse a su secta, probablemente por influencia de la referencia en Isaías.

Plummer encuentra una leve reprensión en las palabras de Jesús por considerar que, al decir sabéis a dónde voy, realmente estaba diciendo pudierais haber sabido, si tan solamente hubieseis prestado atención.

Culpepper observa que en el discurso de despedida que se inicia en 13:31 y se extiende hasta el fin del cap. 14, los discípulos interrumpen cuatro veces:

·      Pedro (13:36);

·      Tomás (14:5);

·      Felipe (14:8); y

·      Judas, no el Iscariote (14:22).

Tomás apareció por primera vez en el episodio de Lázaro (11:16), donde se mostró dispuesto a morir con Jesús. Mateos-Barreto opinan que el problema de Tomás es que él consideraba la muerte como la meta y el punto final, no un paso para llegar a la meta.

Algunos consideran a Tomás como un tanto lerdo en lo intelectual y lo espiritual, pero en todo caso es honesto y dispuesto a revelar su ignorancia por preguntar, cualidades por cierto loables. Él, como los otros, estaría todavía con un concepto mesiánico equivocado que incluía el restablecimiento del trono de David en Jerusalén. Querían saber por qué Jesús hablaba de ir a otro lugar.

La pregunta de Tomás da lugar a una de las afirmaciones más conocidas de Jesús en cuanto a su identidad y su misión. Aparece otra vez la expresión griega ego   G1473 eimi   G1510 Yo Soy”, el eterno ser divino, la sexta de siete veces que Juan la registra (ver 6:35, 48; 8:12; 10:7, 9, 11, 14; 11:25; 14:6; 15:1, 5).

Ayuda Hermenéutica:

 

G1473 ἐγώ = egó: pronombre primario de la primario pers. yo (solo expresado con énfasis): - mí, mío. Para los otros casos y el plural véase G1691, G1698, G1700, G2248, G2249, G2254, G2257, etc.

 

G1510 εἰμί = eimí: primario pers. singular presente indicativo; forma prolongado de un un verbo primario y defectivo verb; yo existo (usado solo cuando es enfático): - ser. Véase también G1488, G1498, G1511, G2258, G2071, G2070, G2075, G2076, G2771, G2468, G5600, G5607. (Strong).

 

El pronombre Yo es doblemente enfático, por posición y por el uso cuando la primera persona singular ya se ve en la forma del verbo, como en castellano. Tomás, y seguramente los demás, estaban preocupados por la salida de su Maestro y por el destino, pero Jesús quiere enfatizar la importancia de saber el camino para llegar al Padre.

 

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Jn. 14:6)

 

G3598 ὁδός = jodós: aparentemente palabra primaria; camino, carretera; por implicación progreso (la ruta, acto o distancia); figurativamente modo o medio: - camino, proceder.

 

G225 ἀλήθεια = alédseia: de G227; verdad: - veraz, verdad, verdaderamente.

 

G2222 ζωή = zoé: de G2198; vida (literalmente o figurativamente): - vida, vivir. Compare H5590. (Strong).

No hay muchos caminos para llegar al Padre en los cielos, sólo uno: a través de Jesús (Hech. 4:12).

Los tres términos (camino, verdad y vida) pueden relacionarse en varias maneras.

Culpepper sugiere que el camino puede ser el proceso, la verdad el medio o meta, y la vida el resultado. El camino puede conducir a la verdad y la vida, o la verdad y la vida pueden explicar por qué Jesús es el camino:

·      La ironía es que las afirmaciones no son tan obvias;

·   Los discípulos no entienden la verdad y cómo podría él ser la vida si al día siguiente moriría.

Mateos-Barreto opinan que la vida es el único término de los tres que es absoluto; los otros dos son relativos y subordinados, y conducen a la vida.

El camino recibe énfasis por repetición en los vv. 4, 5 y 6. Jesús no sólo explica, señala y discute el camino, sino que él mismo es el camino; porque por él, y únicamente por él, tenemos redención y vida nueva. Tampoco es un camino”, sino que es el único camino.

Por otro lado, las afirmaciones de Jesús son exclusivistas:

·      Nadie viene al Padre,

·      Sino por mí.

El camino habla de una conexión entre dos puntos; en este caso sería entre el hombre y Dios, Jesús siendo el puente. Él es la verdad; no sólo la enseña y la discute, sino que es la misma y plena encarnación de la verdad redentora, la que revela a Dios (ver 1:14). Jesús también es la vida (ver 1:4) y la fuente de toda vida:

·      Tanto física,

·      Como espiritual.

Moule y Turner llaman la atención al caso inusual en el griego del artículo definido ante cada uno de los tres términos, concluyendo que sirven para agregar énfasis en su carácter único y absoluto.

En resumen, podemos decir que estas afirmaciones de Jesús expresan en los términos más enfáticos y categóricos que su obra a favor de los hombres es absolutamente suficiente y única: nadie viene al Padre, sino por mí.

Existe un número importante de variantes en el texto griego del v. 7, mayormente en relación con el tiempo de los verbos. La tendencia, basados en el texto en castellano, es la de poner el énfasis en el pronombre me. Sin embargo, el énfasis recae sobre el verbo habéis conocido porque el pronombre sigue al verbo en el texto gr. y es enclítico.

En la segunda cláusula el Padre recibe el énfasis porque se ubica primero en el texto gr. La RVA sigue el texto con las variantes que aparecen en el texto de las Sociedades Bíblicas Unidas, al traducir el primer verbo, en el tiempo perfecto, habéis conocido; el segundo está en el tiempo futuro y se traduce conoceréis.

Nótese: la referencia a mi Padre y no a el Padre” (v. 6).

Vincent comenta que este cambio enfatiza el conocimiento del Padre en su relación con el Hijo.

La construcción condicional implica que los discípulos no habían conocido, o reconocido, quién era realmente Jesús y, por lo tanto, no habían conocido al Padre.

Plummer, Vincent y otros traducen la primera cláusula así: “Si hubierais aprendido a conocer…”. Los discípulos habían conocido a Jesús lo suficiente como para dejarlo todo y seguirle, pero no le conocían en el significado cabal de su persona. Pero desde ahora la situación cambiaría radicalmente. Jesús tiene en mente la:

·      Crucifixión,

·      Resurrección,

·      Ascensión y

·      El descenso del Espíritu Santo.

La nueva visión del Cristo resucitado y glorificado les abriría la comprensión de su deidad e igualdad con el Padre. Al verlo y reconocerlo así, estarían viendo al Padre (ver 1:18), pues él es la expresión exacta de su naturaleza (Heb. 1:3). El último verbo, en el tiempo perfecto y traducido habéis visto, expresa una condición futura con la seguridad como si ya existiera.

En el AT., nadie sostenía un conocimiento personal de Dios y hay escasa referencia al hecho de que el hombre pudiera conocer a Dios (ver Salm. 36:10). Con la venida de Jesús y la realización de su ministerio, por primera vez los seres humanos tienen la enorme dicha de contemplar al Padre reflejado perfectamente en su amado Hijo.

Ciertamente el conocimiento pleno de Jesucristo requiere un proceso durante toda la vida, valiéndose de los recursos provistos por Dios. Sin embargo, ese proceso no es lo que conduce a la salvación, sino que, basándose en la conversión, conduce a la santificación.

Discrepamos con Mateos-Barreto quienes dicen respecto de este versículo: “Progresar en el conocimiento de Jesús, es decir, ahondar en la comunión con él por la práctica del amor, va haciendo al hombre hijo de Dios y dándole a conocer al Padre.

II.     El Padre y El Hijo. Juan 14:8–14.

La pregunta de Tomás (v. 5) dio lugar a las afirmaciones de Yo Soy”. En semejante manera, la pregunta de Felipe da lugar a la enseñanza sobre la relación íntima entre Jesús y el Padre. La comprensión de esta relación íntima tiene un valor práctico para los seguidores de Cristo. Jesús recalca el valor especial de su relación con el Padre en cuanto a la obra que los discípulos realizarían y en cuanto a su vida de oración.

Esta es la cuarta y última vez que aparece Felipe en este Evangelio (1:43–49; 6:5–7; 12:22). Él revela su ignorancia relacionada con la naturaleza de la persona de Jesús y la falta total de comprensión del contenido del versículo anterior.

Sin embargo, es honesto y dispuesto a exponer su ignorancia con tal que sus inquietudes se satisfagan. Está equivocado también en pensar que lo único que deseaban era una visión del Padre. Pero, ¿Quién no desearía ver a Dios? Felipe estaba expresando un anhelo universal.

Morris opina que Felipe aparentemente deseaba una teofanía tal como encontramos de vez en cuando en el AT. (ver Éx. 24:10; 33:17 ss.; Is. 6:1). Felipe llama a Jesús Señor, un título de respeto, pero los discípulos lo usaban a esta altura con un contenido más profundo.

Jesús recién había dicho y le habéis visto”, pero Felipe no era consciente de haber visto al Padre. Había oído su voz del cielo, pero anhelaba ver su persona. Su deseo no era egoísta, pues pedía lo mismo para todos sus compañeros al decir muéstranos y nos basta.

El verbo he estado está en el tiempo presente, en vez de perfecto, y una traducción literal sería: “En tanto tiempo estoy con vosotros”. El énfasis está sobre la duración prolongada (indefinida) de tiempo, no sólo con Felipe, sino con todos ellos.

Felipe fue uno de los primeros discípulos (1:44) y, después de caminar con Jesús durante tres años, todavía le faltaba una comprensión cabal de la persona de su Maestro.

Las dos preguntas de Jesús ¿y no me has conocido? y ¿Cómo, pues, dices…? son un reproche suave por no haber aprendido la lección repetida una y otra vez. El pronombre tú en la segunda pregunta es enfático, por estar ubicado ante el verbo en el texto griego Mateos-Barreto comentan que Felipe, anclado en la idea tradicional, no puede comprender que el Padre esté presente en Jesús.

Parece que aun Jesús mismo estaba sorprendido por la falta de comprensión de todos los discípulos, un hecho testificado en los cuatro Evangelios (ver 10:6; 12:16; Mt. 15:16; 16:8; Mr. 9:32; Lc. 9:45; 18:34; 24:25; Hech. 1:6; Heb. 5:12).

Plummer percibe majestad en la expresión El que me ha visto, ha visto al Padre. Antes el texto dice que Jesús había dado a conocer al Padre (1:18), pero con esta afirmación Jesús reclama plena deidad y el ser uno con el Padre (ver 12:45; 13:20). ¿Qué mero hombre se atrevería a decir semejante cosa?

La pregunta de Jesús ¿No crees…? (v. 10) se construye de modo que anticipa una contestación afirmativa. Sigue el énfasis sobre la relación íntima, interdependiente y continua entre Jesús y el Padre. La morada de uno está en el otro y viceversa. Esta relación se expresa en todo lo que Jesús hace: en las palabras y obras. En otras palabras, Jesús no dice ni hace nada sin la intervención y anuencia del Padre. Tal es esa relación que Jesús pudo decir que sus palabras son las del Padre y sus obras son realizadas por el Padre por medio de él.

Si las palabras de Jesús no tienen en sí evidencia propia de una procedencia divina, las obras (milagros) si la tienen, y con creces. Recordamos que en este Evangelio las obras de Jesús no son meramente manifestaciones de poder, sino que son señales que apuntaban a él como el Hijo de Dios.

Esta relación entre Jesús y el Padre sirve de modelo, después de Pentecostés, cuando el Padre y el Hijo hablarían y harían su obra en cada creyente y en la iglesia (el cuerpo de creyentes) por medio del Espíritu Santo morando en ellos (ver 15:1–10).

El verbo soy no aparece en el texto griego, lo cual sirve para destacar aún más la relación entre Jesús y el Padre. Morris llama la atención al hecho de que el NT., no sólo exhorta a una creencia en Jesús como persona viviente y divina, sino de creerle a él. Literalmente es creed en mí”. La fe tiene un contenido intelectual que incluye una aceptación de las enseñanzas de Jesús como verdaderas y autoritativas.

Ahora Jesús se vuelve de Felipe y se dirige a todos los once discípulos con la exhortación, o mandato, de creer en lo que él recién había afirmado en cuanto a la relación íntima que sostenía con el Padre. El mandato está en el tiempo presente, con énfasis en acción continua.

En efecto, Jesús dice que sus palabras no necesitan pruebas, pero si le cuesta a uno aceptarlas como del Padre, las mismas obras deben servir para convencerle. La expresión por las mismas obras es literalmente por causa de las mismas obras”, enfatizando las obras como base y causa para la creencia. Casi seguro el término las mismas obras se refiere a sus milagros o señales. Jesús había hablado a los judíos en esencialmente los mismos términos (ver 10:37, 38).

Jesús introduce otra afirmación sorprendente y solemne con la doble exclamación griega amen, amen.

Brown comenta que este versículo sirve de transición entre el tema de la fe (vv. 10, 11) y el tema de la ayuda que se recibe de Dios (vv. 13, 14). Obsérvese que ahora no es creedme (ver v. 11), sino cree en mí, empleando la preposición griega eis   G1519 que describe una confianza y compromiso personal con él.

El verbo cree es un participio griego en el tiempo presente, describiendo una acción sostenida, un estilo de vida. La segunda cláusula se lee lit.: “las obras que yo hago también aquél hará…”. Los dos pronombres, yo y aquél”, están en una posición enfática, pero la RVA y la NVI invierten el orden de las palabras, perdiendo el énfasis primario sobre las obras que yo hago.

Estas palabras de Jesús han sido interpretadas como una profecía de que los suyos harían milagros más grandes y más espectaculares que los que él había hecho. Pero ¿quién pretende, en todo el curso de la historia del cristianismo, haber realizado un milagro más dramático y espectacular que la resurrección de Lázaro?

Tampoco este versículo se refiere a los notables milagros registrados en el libro de Los Hechos (ver 3:1–10; 5:15; 19:12). Entonces, debemos buscar en otra dirección para la interpretación. Casi todos los comentaristas serios concuerdan en que esta promesa se refiere a los resultados de Pentecostés, la obra misionera de Pablo y la victoria sobre el judaísmo y el paganismo. La obra de Jesús fue limitada a Palestina, y él mismo fue limitado a un lugar a la vez, pero después de Pentecostés los creyentes fueron esparcidos por todo el mundo conocido, cosechando de los cuatro vientos simultáneamente.

Mateos-Barreto ofrecen una interpretación coherente: “La obra de Jesús ha sido sólo un comienzo, el futuro reserva una labor más extensa. Él no se propone a sí mismo como modelo inalcanzable, el único capaz de hacer tales obras. El discípulo podrá hacer lo mismo y aún más. Esto confirma que las señales hechas por Jesús no son irrepetibles por lo extraordinarias, sino que su carácter principal es ser símbolos de la actividad que libera al hombre ofreciéndole la vida.

Vincent cita la opinión de Godet: “Lo que fue hecho por Pedro en Pentecostés, por Pablo en todo el mundo, lo que es efectuado por un predicador ordinario, un solitario creyente, por introducir al Espíritu al corazón, no pudo haber sido hecho por Jesús durante su peregrinaje en este mundo”.

Brown y Lindars opinan que esta promesa alude a lo que Jesús dijo en 5:20.

Hovey agrega que las obras sobrenaturales en la esfera del espíritu son superiores, más bien que inferiores, a las del mundo sensorio; que el levantar un alma de la muerte a la vida es realmente un acto superior a la resurrección de un cuerpo muerto de la tumba.

Con este planteo no queremos dejar la impresión de que la promesa no incluya, en casos aislados, la realización de notables milagros de sanidad y de otra clase por el poder de Dios. Lo que sí queremos decir es que la promesa apunta a otra dirección. El énfasis en Hechos y en las epístolas paulinas es sobre la evangelización, la liberación del hombre esclavizado por Satanás y destinado al infierno eterno a una vida fructífera en el Espíritu con un destino glorioso y eterno.

Hubo milagros físicos sí, pero estos no ocupan la atención primaria. Este versículo debe tomar en cuenta el planteamiento de los dones espirituales en 1 Corintios 12.

La expresión en mi nombre aparece en el v. 13 por primera vez (ver 15:16; 16:23, 24, 26; Mt. 28:19). Como en relación al versículo anterior, este ha sido interpretado para cubrir cualquier cosa que uno desearía, sin límite alguno, como un cheque en blanco”.

Sin embargo, el mismo versículo establece dos límites concretos:

·      En mi nombre y

·      Para que el Padre sea glorificado.

La primera expresión significa el pedir como Cristo pedía cuando estaba en la tierra y como pediría si él estuviera en nuestro lugar ahora. Él siempre pedía por cosas que glorificarían al Padre y que adelantarían el reino de Dios, con la actitud de sea hecha tu voluntad y no la mía. El pedir en su nombre no es una fórmula mágica que garantice su eficacia u obligue la mano de Dios.

Vincent cita a Meyer quien dice que la cuestión es del espíritu y mente del que ora.

Mateos-Barreto traducen esta misma idea así: “Lo que pidáis unidos a mí, yo lo haré.

Culpepper sigue el énfasis de Agustín al comentar que el pedir en el nombre de Jesús significa pedir en el cumplimiento de su vida y carácter, es decir, continuar el ministerio que él inició cuando estaba en la tierra.

Por lo tanto, el pedir por cosas mundanas, triviales y egoístas, para adelantar nuestros intereses y que no tienen que ver con el adelanto de su reino, no cabe dentro de los límites establecidos.

Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. (Jn. 14:14). 

La RVA, en el v. 14, sigue el texto griego publicado por las Sociedades Bíblicas Unidas al incluir el pronombre personal en Si me pedís, el cual falta en la RVR-1960; por otro lado, no traduce el verbo tal cual es, un subjuntivo en el tiempo aoristo:

·      pidiereis”.

En el versículo anterior no se especifica a quién se debe dirigir la oración, pero aquí se aclara que es a Jesús.

Esta aclaración no contradice otros pasajes que indican que debemos orar al Padre. Juan establece una relación tan íntima entre el Padre y el Hijo que la oración puede dirigirse a cualquiera de los dos sin omitir al otro.

Jesús está en la posición de mediador.

·      La oración dirigida a él, o

·      Por medio de él,

·      Llega al Padre.

Además, este versículo establece que Jesús es el que contesta la oración:

Ø Yo

Ø Lo haré.

El pronombre yo es doblemente enfático, por su posición ante el verbo y por usarse cuando no es necesario, pues la primera persona singular se ve en el mismo verbo.

Brown sugiere que debemos analizar cuatro modelos distintos de orar en los escritos de Juan:

·      a) 14:13, 14;

·      b) 15:16 y 16:23;

·      c) 15:7 y 16:24;

·      d) 1 Juan 3:21, 22 y 5:14, 15.

 

Concluyó:

La afirmación del Señor es sorprendente. El creyente puede hacer cosas mayores que éstas. Jesús había dejado en claro que el creyente continuaría lo que él estaba haciendo.

Pero mayores sólo puede ser entendido a la luz del período posterior a la resurrección cuando el evangelio sería proclamado. Es claro que las cosas mayores sólo podrían ser hechas porque Jesús estaba yéndose al Padre.

El libro de Hechos es la evidencia del cumplimiento de esa predicción, y la expansión mundial del cristianismo hoy es una señal adicional de esas cosas mayores”. El vínculo final entre la promesa y la actitud de la oración necesaria para su cumplimiento se muestra en los vv. 13, 14.


La Revelación Perfecta y Cabal De Dios Nos Llega Únicamente En Cristo:

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Nota y Bibliografía:

-  Biblia de Estudio RYRIE.

-  e-Sword-the. LEDD. Mundo Hispano.

-  Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 11//12//2021. MISIÓN BAUTISTA: Emanuel”. Ciudadela de Noé.  Los Cardos Mz.E - Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II.  Cel. 942-562691-Tumbes.

charlyibsh@hotmail.com

Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.



 

 

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