lunes, 28 de mayo de 2018

PERIODO DE TRANSICIÓN: HECHOS 8:


PERIODO DE TRANSICIÓN:   
HECHOS 8:

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Los capítulos 1–7 han descrito el «período de prueba», durante el cual se ofreció el reino a Israel por tercera vez. Los capítulos 8–12 describen el «período de transición», durante el cual ocurren los siguientes cambios:
(1)     El centro de actividad pasa de Jerusalén a Antioquía.
(2)     El mensaje va de los judíos a los samaritanos y luego a los gentiles.
(3)    Las actividades de Pedro tienen menos importancia y Pablo llega a ser el líder.
(4)    El comunismo de la «economía del reino» se reemplaza por la actividad de la Iglesia. La Iglesia existía desde el Pentecostés, pero ahora se revela su significación y lugar en el programa de Dios mediante el ministerio de gracia que Pablo lleva a cabo.
(5)    Se reemplaza el evangelio del reino por el evangelio de la gracia de Dios. Si el eunuco etíope fue negro (como algunos lo dicen), en los capítulos 8–10 se tiene tres conversiones destacadas que se colocan paralelamente a los tres hijos de Noé en Génesis 10:18. El etíope sería descendiente de Cam; Pablo, un judío, de Sem; y Cornelio, un gentil, de Jafet. Así tenemos un cuadro del evangelio yendo a toda la humanidad.

I.       Felipe El Evangelista (Hechos 8:1–25):
Satanás de nuevo atacó como león tratando de devorar a los creyentes. Pablo era el líder principal en esta gran persecución, y con posterioridad lo admitió varias veces (Hch. 26:10, 11; 22:4–5, 18–20; 1 Tim. 1:13; 1 Cor. 15:9; Gál. 1:13).

Nótese: que Pablo definitivamente afirmó que perseguía a la Iglesia de Dios, lo cual prueba que la Iglesia ya existía antes de su conversión, si bien su lugar en el plan de Dios todavía no se había revelado. Algunos enseñan que Dios tenía que enviar la persecución para obligar a los apóstoles a dejar Jerusalén y cumplir su comisión, pero esto es completamente errado.

Para empezar, los apóstoles no salieron de la ciudad, sino que con valentía se quedaron para dar su mensaje a los líderes judíos y testificar a los perdidos. Los apóstoles esperaban, contra toda esperanza, que Israel se arrepintiera y se salvara.
Podían tener este ministerio sólo en Jerusalén. El mandamiento que Cristo les dio fue que se quedaran allí; sería Pablo el que llevaría el evangelio «hasta lo último de la tierra».
La persecución es una oportunidad para el servicio, y Felipe se menciona aquí como un ejemplo de evangelista (Ef. 4:11). Llamado al diaconado (6:5), como Esteban antes que él, Felipe descubrió dones espirituales adicionales y llegó a ser un poderoso evangelista.
Llevó el evangelio a Samaria, así como Cristo lo hizo en Juan 4; de esta manera vemos por vez primera en Hechos, que sale de territorio judío el ministerio de la Palabra. La persecución tan solo abrió las puertas para que se ganaran almas; lo que empezó como una «gran persecución[1]» (v. 1) se convirtió en «gran gozo» (v. 8).
Ø Lo que Satanás no pudo conseguir mediante la destrucción, aquí trata de hacerlo mediante el engaño;
Ø el león se convierte en serpiente (Jn. 8:44).
Ø Simón el mago hizo profesión de fe en Cristo y hasta se bautizó;
Ø pero acontecimientos subsecuentes demostraron que su corazón nunca cambió.

Su «fe» era como la descrita en Juan 2:23–25. Es evidente que Simón nunca se salvó:
(1) Pedro dijo: «Tu dinero perezca contigo» (v. 20);
(2) también dijo: «no tienes tú parte [comunión] ni suerte en este asunto» (v. 21);
(3) el versículo 23 indica que Simón estaba en prisión de iniquidad. Simón fue una falsificación satánica, un «hijo del diablo».

Dondequiera que se siembra la semilla verdadera (cristianos, véase Mt. 13:36–40), Satanás siembra falsificaciones. Pedro hizo su primer uso de «las llaves del reino» en Pentecostés cuando abrió la puerta de la fe a los judíos; las usa por segunda vez cuando imparte el Espíritu a los samaritanos.
Hasta ahora la gente tenía que bautizarse para recibir el Espíritu; pero ahora el don se da mediante la imposición de manos (véase el caso de Pablo en 9:17). Los que enseñan que el mandamiento de Pedro en 2:38 es la exigencia de Dios para hoy tienen serias dificultades para explicar cómo estos creyentes samaritanos recibieron el Espíritu varios días después de su bautizo.
Cuando llegamos a Hechos 10, que concierne a los gentiles, tenemos la orden de Dios para hoy: oír la Palabra, creer, recibir el Espíritu, ser bautizados.

II.      Felipe El Obrero Personal (Hechos 8:26–40):
Cualquier cristiano puede disfrutar de un despertamiento tal como el que Dios dio en Samaria, ¡pero no todo el mundo dejaría tal reunión para conducir un alma a Cristo!
Felipe obedeció al Señor y halló a un etíope, indudablemente un prosélito de la fe judía, un hombre que era un alto funcionario en su tierra. Vemos en este acontecimiento los factores necesarios para la obra personal eficaz y para ganar almas con eficiencia.

A.     El Varón De Dios.
Felipe fue obediente al Espíritu yendo hacia donde Dios le conducía. Conocía a Cristo como su Salvador personal. El método de Dios para ganar a otros no usa la maquinaria denominacional, las atracciones mundanas o promoción de alto calibre.
Dios usa personas, hombres y mujeres entregados que obedecen al Espíritu. Felipe era la clase de evangelista que estaba dispuesto a dejar la reunión pública con sus emociones, para ayudar a un alma a hallar la paz en un lugar donde sólo Dios podía ver.

B.      El Espíritu De Dios.
El Espíritu Santo es el Señor de la mies y a través de Él tenemos poder para testificar (Hch. 1:8). El Espíritu le abrió el camino a Felipe para que se acercara al hombre; abrió las Escrituras al pecador que buscaba; y abrió el corazón del pecador al Salvador.
Una persona no puede salvarse si no entiende lo que hace y sólo el Espíritu puede enseñar al pecador las verdades del evangelio. Cuando el Espíritu junta a un siervo preparado con un pecador contrito, habrá cosecha.

C.      La Palabra de Dios.
«La fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios», dice Romanos 10:17.
Isaías 53 fue el capítulo que Felipe usó (vv. 32–33), ese hermoso cuadro del Cordero de Dios; Felipe comenzó a predicar de Cristo a partir de ese capítulo.
Comenzó donde el hombre estaba y le llevó a través de las Escrituras explicando quién era Jesús y lo que había hecho. No puede haber conversión real aparte de la Palabra de Dios.
Considere las siguientes porciones de la Escritura: Juan 5:24; Efesios 1:12–14; 1 Tesalonicenses 2:1–6; 2 Tesalonicenses 3:1; 2 Timoteo 4:1–5; y Tito 1:3. El testimonio personal que finalmente lleva fruto es el que planta la semilla de la Palabra y exalta a Jesucristo.
El etíope demostró su fe al bautizarse, en obediencia a la Palabra de Dios. Felipe fue llevado para ministrar en alguna otra parte; ¡pero el tesorero se fue por su camino regocijándose!
Cuando Felipe predicó a Cristo en la ciudad, hubo gran gozo (v. 8), y cuando presentó a Cristo en el desierto, envió al nuevo creyente por su camino regocijándose.

El gozo es una de las evidencias de la verdadera conversión. Véanse Lucas 15:5–7, 9–10, 23–24, 32.
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Nota:
[1] diogmos = (διωγμός, G1375), relacionado con dioko (véase PERSEGUIR, Nº 1), aparece en Mateo 13:21; Marcos 4:17; 10:30; Hechos 8:1; 13:50; Rom.8:35; 2 Cor.12:10; 2 Ts.1:4; 2 Tim.3:11, dos veces. Para el v. 12, así como Mateo 5:10; 1 Cor.4:12; Gálatas 5:11; 6:12, véase Nota. En la lxx, Prov.11:19; Lam.3:19. (VINE).


Clases Para Los Días Miércoles:

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia:

INSTRUCCIONES, EL ARCA, ALTAR, VESTIDOS, TABERNÁCULO: ÉXODO 35–40:


INSTRUCCIONES, EL ARCA, ALTAR, VESTIDOS, TABERNÁCULO:
ÉXODO 35–40:


 Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

I.       El Pueblo Trae Sus Ofrendas (Éxodo 35:1–29):
Moisés ya le había dicho al pueblo que Dios quería sus ofrendas voluntarias para que se construyera el tabernáculo (25:1–8). Qué gracia que Dios acepte ofrendas de un pueblo que le había desobedecido y afligido su corazón. Estas eran ofrendas voluntarias del corazón (vv. 5, 21, 26, 29), porque el Señor ama al dador alegre (2 Cor. 9:6–8).
La mayoría de esta riqueza tal vez vino del pueblo de Egipto (12:35–36), salario retrasado por todo el trabajo que los judíos hicieron para los egipcios. Era «la ofrenda a Jehová» (vv. 22, 24, 29), y por lo tanto, querían dar lo mejor.
A decir verdad, dieron con tanta generosidad que Moisés tuvo que detenerlos para que no trajeran más (36:4–7). ¡Nos preguntamos si ese problema existe alguna vez en la iglesia de hoy!

II.      Las Personas Dotadas Dan Su Servicio (Éxodo 35:30–39:43):
El Espíritu Santo le dio a Bezaleel y Aholiab la sabiduría de saber qué hacer y la capacidad para hacerlo. De la misma manera Dios le ha dado dones a su pueblo hoy de modo que la Iglesia pueda ser edificada (1 Cor. 12–14; Ef. 4:1–17; Rom. 12). Bezaleel y Aholiab no hicieron todo el trabajo solo, sino que enseñaron a otros que les ayudaron.
En los versículos subsiguientes Moisés nombra una por una las varias partes del tabernáculo, así como las vestiduras de los sacerdotes. Dios está interesado en cada detalle de nuestro trabajo y no minimiza ningún aspecto del mismo. El broche más pequeño de las cortinas era tan importante para Él como el altar de bronce.
Si somos fieles en las cosas pequeñas, Dios puede confiarnos las cosas más grandes (Lc. 16:10). Los eruditos estiman que en la construcción del tabernáculo el pueblo usó cerca de una tonelada de oro, más de tres toneladas de plata y más de dos toneladas de bronce. ¡No fue ninguna estructura barata!

III.    El Señor Da Su Gloria (Éxodo 40:1–38):
Israel llegó a Sinaí tres meses después del éxodo de Egipto (19:1), y era ahora el primer día del segundo año de su peregrinaje (40:2); de modo que transcurrieron nueve meses desde la promulgación de la ley hasta la dedicación del tabernáculo terminado:
Ø Casi tres meses de ese tiempo Moisés los pasó con Dios en el monte (24:18; 34:28).
Ø Vemos entonces que la construcción del tabernáculo llevó alrededor de seis meses.

Al levantar el tabernáculo por primera vez Moisés levantó la tienda y luego, trabajando desde afuera del Lugar Santísimo, colocó los enseres en su lugar. Cuando esto se hizo, levantó el atrio exterior:
·    Con todo en su lugar apropiado, Moisés entonces ungió la estructura y su contenido (vv. 9–11) y lo apartó para el Señor.
·      Su acto final de dedicación fue la consagración de Aarón y los sacerdotes (vv. 13–16),
·      a lo cual siguió la presentación de los sacrificios al Señor (Lv. 8–9).

El clímax del culto de dedicación fue la revelación de la gloria del Señor en el fuego del altar (Lv. 9:24) y la nube en el tabernáculo (Éx. 40:34–38; véase también 1 R. 8:10). Sin importar cuán caro era el tabernáculo, era simplemente otra tienda si no tenía la presencia de Dios.
La gloria no sólo residió en el tabernáculo, sino que guió a los israelitas en su peregrinaje. Cuando hablamos de la «gloria Shekinah de Dios», nos referimos al hecho de Dios morando en el tabernáculo o en el templo. La palabra hebrea que se translitera «Shekinah[2]» significa «morada de Dios», porque la palabra hebrea shakán significa «morar» (Éx. 29:45–46).
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Nota:
[1] shakan = (שָׁכַן, H7931), «morar, habitar, asentarse, permanecer, quedar». Este vocablo se encuentra en muchas lenguas semíticas, incluyendo el antiguo acádico y ugarítico; también está por todos los niveles de la historia hebraica. Shakan aparece casi 130 veces en hebreo veterotestamentario.
Shakan se usa por primera vez con en el significado de «habitar» en Gn.9:27: «Y habite en las tiendas de Sem». Moisés recibe una orden: «Que me hagan un santuario, y yo habitaré en medio de ellos» (Ex.25:8 rva).
Shakan proviene de la vida nómada y significa «morar en una tienda». Es así que Balaam «vio a Israel acampado según sus tribus» (Num.24:2 rva). En esta cita el término quiere decir «morar provisionalmente» o «acampar», aunque también puede indicar «permanencia» (Salm.102:28). Dios promete seguridad para Israel «para que habite en su lugar, y nunca más sea removido» (2 Sam.7:10).
La versión Septuaginta del Antiguo Testamento se vale de un gran número de términos griegos para traducir yashab y shakan. Con todo, el vocablo kaitoikein se usa más que cualquier otro. Esta palabra también expresa en el Nuevo Testamento la «morada» del Espíritu Santo en la Iglesia (Ef.3:17). Comparte este sentido con el término griego skenein («vivir en una tienda»), que se usa como traducción más directa de shakan. Juan 1:14 dice acerca de Jesús: «Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros». La epístola a los Hebreos compara los sacrificios del tabernáculo de Israel en el desierto con el sacrificio de Jesús como el verdadero tabernáculo. Y el mensaje de Dios a Juan en Patmos es: «He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y Dios mismo estará con ellos como su Dios» (Ap.21:3). (VINE).
[2] SHEKINÁ = (habitación). La palabra en sí no se encuentra en la Biblia. Se usa en el Tárgum y en los escritos cristianos primitivos para referirse a la presencia de Dios. Sin embargo, la idea que expresa esta palabra, "Dios que habita, que mora entre los hombres", es un concepto básico tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Debe leerse junto con la palabra "GLORIA", presencia de Jehová. En Nm. 16:42, la nube oculta y revela la presencia de Dios. Dios habita entre los hombres por su sola voluntad, y permanece siempre Señor de su presencia (Éx. 19:9, 16, 18). No se puede disponer de ella. Hay que confiar en ella y obedecerle (Éx. 13:21, 22; Éx. 40:34-38). Así desciende sobre el templo (1 R. 8:10) y habita allí entre querubines (Salm. 80:1; Is. 6:1-9).
Sin embargo, la tradición profética no da por sentada la permanencia de esa presencia, independientemente de la conducta del pueblo y la voluntad divina (Jr. 7:4ss; Ez. 8:6). En el Antiguo Testamento se afirma que en los tiempos mesiánicos volverá la Shekinah (Ez. 43:7, 9; Hag. 1:8; Zc. 2:10; Is. 60:2). En el Nuevo Testamento el pasaje central sobre la encarnación (Jn. 1:14: "habitó entre nosotros") es una clara referencia a la tradición veterotestamentaria de la Shekinah. En Lc. 2:9; Mt. 17:5; 2 P. 1:17 encontramos manifestaciones alusivas directamente a fenómenos visibles o audibles que acompañaban esa presencia divina. (Diccionario Nuevo Ilustrado de La Biblia. Wilson M. Nelson).






Clase Para Domingo.

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.

Fin Del Estudio De Éxodo:









viernes, 25 de mayo de 2018

DAVID: (1 Samuel 17:17)


DAVID:
        (1 Samuel 17:17)

“Y dijo Isaí a David su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa de este grano tostado, y estos diez panes, y llévalo pronto al campamento a tus hermanos”.
(1 Samuel 17:17)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Hijo menor de Isaí, de la tribu de Judá, y segundo rey de Israel:
·      En las Escrituras este nombre se aplica solamente a él, como tipificación del lugar único que ocupa como antepasado, precursor, y anunciador del Señor Jesucristo, el gran hijo del gran David”.
·     Hay 58 referencias a David en el Nuevo Testamento, incluido el tan repetido título acordado a Jesús: “Hijo de David”.
·      Pablo declara que Jesús es del linaje de David según la carne(Rom. 1:3), y
·      Juan relata que Jesús mismo dijo yo soy la raíz y el linaje de David(Ap. 22:16).

Etimología:

H1732 דָּוִד = Davíd: rara vez (compl.) דָּוִיד = David de lo mismo que H1730; amante, amoroso; David, hijo menor de Isaí:- David. (Strong)

G1138 Δαβίδ = Dabíd: de origen hebreo [H1732]; David, rey de israelitas:- David. (Strong)

Cuando volvemos al Antiguo Testamento para descubrir quién es este que ocupa un lugar de tanta prominencia en el linaje de nuestro Señor y los propósitos de Dios, el material disponible es abundante y rico. La historia de David se encuentra entre 1 Samuel 16 y 1 R. 2, y mucho de este material se encuentra paralelamente en 1 Cron. 2–29.

I.       Marco Familiar:

David era bisnieto de Rut y Booz, y el menor de ocho hermanos (1 Sam. 17:12 ss.), y desde niño fue pastor de ovejas.
Ocupado en este trabajo adquirió el coraje que luego supo desplegar en el campo de batalla (1 Sam. 17:34–35) y el tierno cuidado que tuvo para con su manada, que más tarde habría de ser tema de sus canciones acerca de los atributos de su Dios.
Como José, sufrió la mala disposición de sus hermanos mayores, que le tenían envidia, posiblemente por los talentos con que Dios lo había favorecido (1 Sam. 17:28).
Aunque fue modesto en cuanto a su ascendencia (1 Sam. 18:18), David había de ser padre de una línea de notables descendientes, como lo demuestra la genealogía de nuestro Señor en el Evangelio de Mateo (Mt. 1:1–17).

II.     Ungimiento y Amistad Con Saúl:

Cuando Dios rechazó a Saúl como rey de Israel, David le fue revelado a Samuel como su sucesor, y por ello el profeta lo ungió en Belén sin ninguna ostentación (1 Sam. 16:1–13). Uno de los resultados del rechazo de Saúl fue que el Espíritu de Dios se retiró de él, provocando como consecuencia una gran depresión en su propio espíritu, que en ciertas ocasiones parece que rayaba en la locura.
Se advierte una impresionante revelación del propósito divino en la providencia por la cual David, destinado a reemplazar a Saúl en el favor y los planes de Dios, es elegido para socorrer al rey caído en sus momentos de melancolía (1 Sam. 16:17–21). De esta manera, la vida de estos dos hombres estuvo íntimamente ligada, la del gigante herido y la del imberbe que surgía.

Al principio todo marchaba bien:
Ø A Saúl le agradaba el joven, cuyo talento musical habría de darnos parte de nuestra herencia devocional más preciosa, y lo nombró para ocupar el cargo de paje de armas o escudero.
Ø Luego el conocido incidente con Goliat, el campeón filisteo, lo cambió todo (1 Sam. 17). La agilidad y habilidad de David con la honda le permitió vencer al fuerte y pesado gigante, cuya muerte fue la señal para la derrota por parte de Israel de las fuerzas filisteas.
Quedó abierto el camino para que David hiciera suya la recompensa prometida por Saúl: la mano de la hija del rey, y liberación de impuestos para toda la familia de su padre. Pero un factor inesperado cambió el curso de los acontecimientos: los celos que sintió el rey ante el nuevo campeón de Israel.
Cuando David regresaba, después de haber matado a Goliat, las mujeres israelitas le dieron la bienvenida cantando Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles”. Saúl, a diferencia de su hijo Jonatán en una situación parecida, se sintió herido y, se nos dice, desde aquel día no miró con buenos ojos a David (1 Sam. 18:7, 9).

III.    La Hostilidad De Saúl:

El trato de Saúl para con David comenzó a ser cada vez menos amistoso, y en un momento dado vemos al joven héroe nacional salvándose de un ataque brutal contra su vida por parte del rey.
Sus honores militares le fueron reducidos, fue defraudado en cuanto a la esposa prometida y unido en matrimonio a la otra hija de Saúl, Mical, después de llegar a un arreglo que tenía por objeto causarle la muerte (1 Sam. 18:25).
Parecería, por lo que se dice en 1 Sam. 24:9, que había en la corte de Saúl un grupo que fomentaba deliberadamente las desinteligencias entre Saúl y David, y el estado de cosas entre ellos se fue deteriorando paulatinamente.
Otra tentativa infructuosa de Saúl de matar a David con su lanza fue seguida por un intento de arresto, que se vio frustrado por una estratagema de Mical, la esposa de David (1 Sam. 19:8–17). Un rasgo notable de este período en la vida de David es la manera en que los dos hijos de Saúl, Jonatán y Mical, se aliaron con David contra su propio padre.

IV.    Huida De Delante De Saúl:

Las etapas siguientes en la historia de David se caracterizan por constantes huidas ante la implacable persecución de Saúl.
No le es posible a David descansar en un solo lugar por mucho tiempo; profeta, sacerdote, enemigo nacional:
Ø Ninguno puede ofrecerle refugio, y los que le ofrecen ayuda son cruelmente castigados por un rey enloquecido de rabia (1 Sam. 22:6–19).
Después de escapar apenas de los jefes militares de los filisteos, por fin David logró organizar la banda de Adulam, que al principio estaba constituida por un grupo heterogéneo de fugitivos, pero que más tarde se transformó en una fuerza armada que asolaba a los invasores del exterior, protegía las cosechas y el ganado de las comunidades israelitas ubicadas en lugares remotos, y vivía de la generosidad de estas últimas.
En 1 Sam. 25 se registra la forma miserable en que uno de estos acaudalados hacendados, Nabal, se negó a reconocer su deuda para con David; este incidente es interesante pues presenta a Abigail, que luego habría de ser una de las mujeres de David.
Los capítulos 24 y 26 del mismo libro registran dos ocasiones en que David le perdonó la vida a Saúl, como consecuencia de una mezcla de piedad y magnanimidad. Por fin David, ante la imposibilidad de frenar la hostilidad de Saúl, llegó a un acuerdo con el rey filisteo, Aquis de Gat, y le fue concedida la ciudad fronteriza de Siclag como recompensa por el uso ocasional de su banda de guerreros.
Sin embargo, cuando los filisteos se lanzaron decididamente a pelear contra Saúl, sus jefes militares tuvieron cierto recelo ante la presencia de las tropas de David en sus filas, temiendo que a última hora pudiera producirse un cambio de lealtad, motivo por el cual David no tomó parte en la tragedia de Gilboa, tragedia que más tarde lamentó en una de las más hermosas elegías que se conocen (2 Sam. 1:19–27).

V.     Rey En Hebrón:

Una vez muerto Saúl, David buscó conocer la voluntad de Dios, quien lo guió a que volviera a Judá, la zona de su propia tribu, donde sus compatriotas lo ungieron rey. David fijó su residencia real en Hebrón. Tenía ya 30 años de edad, y reinó en Hebrón durante siete años y medio.
Los primeros dos años fueron ocupados en una guerra civil entre los defensores de David y los antiguos cortesanos de Saúl, que habían consagrado a Es-baal (Is-boset), hijo de Saúl, como rey en Mahanaim. Es muy probable que Es-baal no haya sido más que un títere en manos de Abner, el fiel seguidor de Saúl.
Cuando estos fueron asesinados, toda oposición organizada contra David terminó, y fue ungido rey sobre las doce tribus de Israel en Hebrón. De allí transfirió en seguida la capital de su reino a Jerusalén (2 Sam. 3–5).

VI.    Rey En Jerusalén:

A partir de este momento comenzó el período más exitoso del largo reinado de David, que habría de prolongarse otros 33 años. Debido a una excelente combinación de coraje personal y hábil conducción militar encaminó a los israelitas hacia una sistemática y decisiva subyugación de todos sus enemigos:
·      Filisteos,
·      cananeos,
·      moabitas,
·      arameos,
·      edomitas, y
·      amalecitas.
De tal manera que su nombre hubiera adquirido fama en la historia independientemente de su significación para el plan divino de la redención.

La debilidad de las potencias de los valles del Nilo y del Éufrates en ese entonces le permitió, mediante conquistas y alianzas, extender su esfera de influencia desde la frontera egipcia y el golfo de Ácaba hasta el Éufrates superior.
Después de conquistar la supuestamente inexpugnable ciudadela de los jebuseos, Jerusalén, la transformó en capital de su reino, desde donde pudo vigilar las dos grandes divisiones de sus dominios, que más tarde se convirtieron en los dos reinos divididos de Judá e Israel.
Se edificó un palacio, se construyeron carreteras, se restauraron las rutas comerciales, se aseguró la prosperidad material del reino. Sin embargo, esta no podía ser la única, ni siquiera la principal, ambición de un varón conforme al corazón de Jehová, y pronto se pone de manifiesto el celo religioso de David. Hizo volver el arca del pacto desde Quiriat-jearim, y la colocó en un tabernáculo especial construido para ese fin en Jerusalén.
Durante el viaje de retorno del arca ocurrió el incidente que provocó la muerte de Uza (2 Sam. 6:6–8). Gran parte de la organización religiosa que habría de enriquecer más tarde el culto en el templo debe su origen a los arreglos para el servicio religioso en el tabernáculo construido por David en esa época.
Además de su importancia estratégica y política, Jerusalén adquirió de esta manera una significación aun mayor desde la perspectiva religiosa, con la cual se ha asociado su nombre desde entonces.

Debe ser motivo de asombro y temor reverencial para el creyente el tener presente que fue durante este período de prosperidad exterior y de aparente fervor religioso que David cometió el pecado mencionado en las Escrituras como lo tocante a Urías heteo(2 Sam. 11). La significación y la importancia de este pecado, tanto por su atrocidad como por sus consecuencias en toda la historia subsiguiente de Israel, no pueden exagerarse.
David se arrepintió profundamente, pero el hecho había sido consumado, y ha quedado como una demostración de cómo el pecado arruina los propósitos de Dios para sus hijos. El patético y angustioso clamor con que recibió la noticia de la muerte de Absalón no fue sino un débil eco de la agonía de un corazón que sabía que esa muerte, y muchas más, formaban parte de una cosecha que era fruto de la concupiscencia y el engaño sembrados por él mismo tantos años antes.

La rebelión de Absalón, en la que el reino del norte permaneció leal a David, pronto fue seguida por una sublevación por parte del mismo reino del norte organizada por el benjamita Seba. Esta sublevación, como la de Absalón, fue aplastada por Joab.
Los últimos días de David fueron amargados por las maquinaciones de Adonías y Salomón, que aspiraban al trono, como también porque se daba cuenta de que el legado de luchas intestinas profetizado por Natán todavía tenía que cumplirse cabalmente.

Además del ejército permanente, comandado por su pariente Joab, David disponía de una guardia personal reclutada principalmente entre guerreros de origen filisteo, cuya lealtad hacia su persona nunca flaqueó. Hay abundantes pruebas en los anales históricos, a los cuales ya se ha hecho referencia, de la habilidad de David para componer odas y elegías (véase 2 Sam. 1:19–27; 3:33–34; 22; 23:1–7).
Una vieja tradición lo describe como el dulce cantor de Israel (2 Sam. 23:1), mientras que escritos posteriores del Antiguo Testamento se refieren a él como el director del culto musical de Israel, como el inventor de instrumentos de música que tocaba con habilidad, y como compositor (Neh. 12:24, 36, 45–46; Am. 6:5).
En la Biblia hay 73 salmos que se atribuyen aDavid, algunos de ellos presentados de tal manera que no queda duda de que él fue su autor. Pero lo más convincente a este respecto es que nuestro Señor mismo habló de David como el autor de, por lo menos, un salmo (Lc. 20:42), utilizando una cita del mismo para aclarar el carácter de su mesianismo.

VII.  Carácter:

La Biblia nunca intenta encubrir o paliar los pecados o los defectos de carácter de los hijos de Dios. Las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron(Rom. 15:4). Una de las funciones de las Escrituras es la de advertir por medio del ejemplo, a la vez que servir de aliento.
El pecado de David en el caso de Urías heteo constituye un ejemplo fundamental de lo que se acaba de afirmar. Lo que se busca es que esta mancha se vea tal como es, es decir como una mácula en la vida de un personaje por lo demás hermoso y maravillosamente dedicado a la gloria de Dios.
Es verdad que existen elementos en la experiencia de David que al que es hijo del nuevo pacto le resultan inverosímiles y hasta repugnantes. Sin embargo él… sirvió a su propia generación según la voluntad de Dios(Hch. 13:36), y en esa generación se destacó como una luz brillante y reluciente para el Dios de Israel.
Sus éxitos fueron numerosos y variados; fue hombre de acción, poeta, amante tierno, enemigo generoso, firme dispensador de justicia, amigo leal; era todo lo que los hombres encuentran edificante y admirable en un hombre, y esto por la voluntad de Dios, que lo creó y lo moldeó para cumplir su destino.
Es a David, y no a Saúl, a quien los judíos miran retrospectivamente con orgullo y afecto como a aquel que estableció su reino, y es en David que los judíos más perspicaces vieron el ideal de realeza más allá del cual sus mentes no podían proyectarse, y en dicho ideal buscaban al Mesías que había de venir, el que liberaría a su pueblo y se sentaría sobre el trono de David para siempre.
El que todo esto no constituía un disparate de tipo idealista y mucho menos idolatría, lo demuestra la forma en que el Nuevo Testamento certifica las excelencias de David, de cuya simiente surgió el Mesías según la carne.

Bibliografía Resumida:

Por lo general parece que no aprendemos de nuestros errores o de las consecuencias que resultan de los mismos. ¿Qué cambios necesita hacer para que Dios encuentre esa clase de obediencia en usted?

1) Puntos Fuertes y Logros:
-- El más grande rey de Israel.
-- Antepasado de Jesús.
-- Nombrado en la Galería de la Fe de Hebreos 11.
-- Dios mismo lo describió como un hombre conforme a su corazón (1 Sam.13:14).

2) Debilidades y Errores:
-- Cometió adulterio con Betsabé.
-- Urdió el asesinato de Urías, esposo de Betsabé.
-- Desobedeció directamente a Dios al tomar un censo del pueblo.
-- No lidió bien con el pecado de sus hijos.

3) Lecciones De Su Vida:
--  La disposición de reconocer nuestros errores con sinceridad es el primer paso para enfrentarlos.
--  El perdón no elimina las consecuencias del pecado.
--  Dios desea en gran manera nuestra confianza y nuestra adoración completas.

4) Datos Generales:
--  Dónde: Belén, Jerusalén.
--  Ocupaciones: Pastor, músico, poeta, soldado, rey.
--  Familiares:
Padre: Isaí.
Esposas mencionadas: Mical, Ahinoam, Betsabé, Abigail.
Hijos mencionados: Absalón, Amnón, Salomón, Adonías.
Hija mencionada: Tamar. Siete hermanos.
--  Contemporáneos: Saúl, Jonatán, Samuel, Natán.

5) Versículos Clave:
"Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo. Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre" (2 Sam.7:28-29).
Su historia se relata en 1 Samuel 16-1 Reyes 2.
Además se le menciona en Amos 6:5; Mateo 1:1; 1:6; 22:43-45; Lucas 1:32; Hechos 13:22; Rom.1:3; Heb.11:32.
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Bibliografía.
- S. Herrmann, Historia de Israel, 1979, página(s) 190–225; A. Deissler, Los Salmos, 1968; J. Bright, Historia de Israel, 1966, página(s) 197–237; A. González, Salmos, 1966, página(s) 729; este B. Meyer, David: pastor, salmista, rey, 1938; F.. H. Maly, El mundo de David y Salomón, 1972; G. J. Deane, David, su vida y sus tiempos, s/f.
- G. de S. Barrow, David: Shepherd, Poet, Warrior, King, 1946; A. C. Welch, Kings and Prophets of Israel, 1952, página(s) 80ss; D. F. Payne, David: King in Israel, en preparación. Para una apreciación sintética de los salmos “davídicos”, véase N. H. Snaith, The Psalms, A Short Introduction, 1945, donde se menciona con aprobación el reordenamiento de Ewald. Para una importante e interesante valoración del papel oficial de David como representante de Dios y de la significación de Jerusalén en la vida religiosa de la monarquía, véase A, R. Johnson, Sacral Kingship in Ancient Israel, 1955.
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- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 25//05//2018.