PURGA Y PERSECUCIÓN:
HECHOS 5:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Satanás todavía está atacando a los
creyentes, y al hacerlo usa un plan doble: engaño desde
adentro y persecución desde afuera. Satanás es mentiroso
y homicida, y en este capítulo lo vemos operando en ambas esferas.
I.
Oposición Desde Adentro (Hechos 5:1–16):
Aquí
vemos a Satanás operando como la serpiente, usando a los creyentes desde
adentro de la iglesia para estorbar la obra del Señor.
A. El Engaño
(vv. 1–2).
Ananías
y Safira querían tener la reputación de ser más espirituales de lo que
realmente eran. Sintieron celo cuando los demás trajeron sus donaciones (4:34–37) y quisieron el mismo
reconocimiento.
Por
favor, tenga presente que su pecado no fue robar dinero de Dios, debido a que
Pedro afirma en el versículo 4 que
de ellos dependía el uso que iban a darle al dinero. Su pecado fue la
hipocresía, tratando de aparecer más espirituales de lo que en realidad eran.
B. El Descubrimiento
(vv. 3–4).
Pedro era un hombre con discernimiento dado
por el Espíritu. Aquí le vemos ejerciendo el poder de «atar y desatar»
que Cristo le había dado (Mt. 16:19). El pecado siempre se descubre de una
manera u otra.
Esta
pareja no mencionó nada abiertamente, pero el pecado terrible estaba en sus
corazones. Mintieron al Espíritu de Dios, quien con toda gracia estaba obrando
en los corazones de los creyentes, guiándose a vender sus posesiones y
compartirlas con otros.
C. Las Muertes
(vv. 5–11).
Este no
fue un caso de «disciplina
eclesiástica» puesto que Dios lidió con los pecadores directamente.
Las dos muertes ilustran la clase de juicio que Cristo hará durante el reino
(véanse Jr. 23:5; Ap. 19:15).
A
diferencia de la disciplina de la iglesia local, donde el pastor y los miembros
al investigar algún asunto dan la oportunidad de arrepentimiento y perdón y
procuran restaurar a los que yerran, este fue un caso definitivo de juicio
divino.
Es
interesante comparar este capítulo con Josué 7, donde el codicioso Acán trató
de esconderle a Dios su pecado y fue apedreado. Gran temor cayó sobre la
Iglesia (Hch. 5:11) cuando la gente vio la mano de Dios obrando.
D. El Testimonio
(vv. 12–16).
La
iglesia estaba ahora unánime y la alababan, y por consiguiente, se multiplicó. Esto siempre ha ocurrido cuando se purga
el pecado:
· Satanás trabaja desde adentro
de la iglesia y trata de dividirla, que caiga en desgracia y destruirla;
· Pero si permitimos que el Espíritu obre,
detectaremos la operación del diablo y evitaremos problemas en la iglesia.
· No es la iglesia que da la
bienvenida a todo el mundo la que tiene el mejor testimonio, porque la gente
tenía miedo de unirse a la iglesia allí en Jerusalén (v. 13). Una iglesia local debe tener normas y
permitir que el Espíritu guíe.
Nótese: que Pedro es el
hombre clave en este período de la historia de la Iglesia; incluso de su sombra
se pensaba que producía sanidad.
Satanás todavía se opone desde adentro a
la obra de la Iglesia. Pablo les advirtió a los ancianos que
los lobos vendrían desde afuera para atacar al rebaño, pero también que se
levantarían hombres «de vosotros mismos» para hacer daño a la Iglesia (Hch.
20:29, 30).
El
peligro más grande que la Iglesia enfrenta hoy no es tanto la oposición de
afuera, sino el pecado adentro. Por eso es tan importante buscar la dirección de
Dios al recibir nuevos miembros y disciplinar a los que se descarrían.
II.
Oposición De Afuera (Hechos 5:17–34):
Los
líderes judíos (instigados
por los saduceos incrédulos) se llenaron de celos (v. 17) por el éxito y la popularidad
de los apóstoles. Tal vez en esta oportunidad encarcelaron al grupo apostólico
entero, y lo más probable es que fuera en la prisión pública y no en alguna sección
especial.
Un ángel
del Señor (este
puede haber sido el mismo Cristo) los libró y así la gracia de Dios
le dio a la nación otra oportunidad de oír el mensaje de salvación.
Nótese: que los hombres
fueron directamente al templo, porque allí era donde podían encontrar a la gente
que necesitaba su mensaje.
¡Imagínese la
sorpresa de los líderes cuando descubrieron que sus prisioneros se habían
esfumado! Tenga en mente que la liberación no siempre es el
plan de Dios; Él permitió la liberación de Pedro, pero que Jacobo muriera (Hch.
12) debido a que cada hecho fue para su gloria.
Los
líderes rehusaron pronunciar el nombre de Jesús (v. 38). «La sangre de ese hombre» (v. 28) nos recuerda lo
que dijo la nación en Mateo 27:25. La nación judía no se limpiará sino hasta
que vean a su Mesías y purguen su pecado (Zc. 12:9–13:1).
Pedro y los apóstoles no se darían por
vencidos.
De nuevo anunciaron que Dios salvaría a Israel si los líderes se arrepentía (Hch.
5:31). Si los líderes se volvían de su pecado, la gente seguiría su ejemplo
(véase Jn. 7:48). La Palabra, como una espada (Heb. 4:12), penetró en sus corazones
y quisieron matar a los apóstoles, ¡exactamente como mataron a Jesús!
Gamaliel entonces dio su consejo al
concilio: sean neutrales y averigüen si Dios está o
no en el asunto. Esto parece ser un consejo sabio, pero
en realidad no lo era. Nadie puede ser neutral con Cristo. Posponer una
decisión es arriesgarse al desastre. Dios dio toda evidencia mediante señales y
milagros de que estaba obrando y no había razón para posponer la decisión. Es
interesante notar que Gamaliel era un fariseo y no parte del grupo de los
saduceos que habían encabezado el arresto. También es el gran rabí judío que
enseñó al apóstol Pablo
(Hch. 22:3). ¡Su discípulo
tomó una mejor decisión que la que él hizo!
A los
apóstoles los azotaron (véase Dt. 25:2, 3) y dejaron en libertad, pero ¡se fueron gozosos, no derrotados! Consideraron
un privilegio sufrir por Cristo (véase Filp. 1:27–30).
Nótese: que el ministerio de la Iglesia
continuó:
(1) diariamente,
(2) en público, y
(3) en hogares privados, a
medida que los apóstoles predicaban y enseñaban de Jesucristo. Este debe ser el
ministerio de la iglesia hoy.
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