lunes, 28 de mayo de 2018

PERIODO DE TRANSICIÓN: HECHOS 8:


PERIODO DE TRANSICIÓN:   
HECHOS 8:

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Los capítulos 1–7 han descrito el «período de prueba», durante el cual se ofreció el reino a Israel por tercera vez. Los capítulos 8–12 describen el «período de transición», durante el cual ocurren los siguientes cambios:
(1)     El centro de actividad pasa de Jerusalén a Antioquía.
(2)     El mensaje va de los judíos a los samaritanos y luego a los gentiles.
(3)    Las actividades de Pedro tienen menos importancia y Pablo llega a ser el líder.
(4)    El comunismo de la «economía del reino» se reemplaza por la actividad de la Iglesia. La Iglesia existía desde el Pentecostés, pero ahora se revela su significación y lugar en el programa de Dios mediante el ministerio de gracia que Pablo lleva a cabo.
(5)    Se reemplaza el evangelio del reino por el evangelio de la gracia de Dios. Si el eunuco etíope fue negro (como algunos lo dicen), en los capítulos 8–10 se tiene tres conversiones destacadas que se colocan paralelamente a los tres hijos de Noé en Génesis 10:18. El etíope sería descendiente de Cam; Pablo, un judío, de Sem; y Cornelio, un gentil, de Jafet. Así tenemos un cuadro del evangelio yendo a toda la humanidad.

I.       Felipe El Evangelista (Hechos 8:1–25):
Satanás de nuevo atacó como león tratando de devorar a los creyentes. Pablo era el líder principal en esta gran persecución, y con posterioridad lo admitió varias veces (Hch. 26:10, 11; 22:4–5, 18–20; 1 Tim. 1:13; 1 Cor. 15:9; Gál. 1:13).

Nótese: que Pablo definitivamente afirmó que perseguía a la Iglesia de Dios, lo cual prueba que la Iglesia ya existía antes de su conversión, si bien su lugar en el plan de Dios todavía no se había revelado. Algunos enseñan que Dios tenía que enviar la persecución para obligar a los apóstoles a dejar Jerusalén y cumplir su comisión, pero esto es completamente errado.

Para empezar, los apóstoles no salieron de la ciudad, sino que con valentía se quedaron para dar su mensaje a los líderes judíos y testificar a los perdidos. Los apóstoles esperaban, contra toda esperanza, que Israel se arrepintiera y se salvara.
Podían tener este ministerio sólo en Jerusalén. El mandamiento que Cristo les dio fue que se quedaran allí; sería Pablo el que llevaría el evangelio «hasta lo último de la tierra».
La persecución es una oportunidad para el servicio, y Felipe se menciona aquí como un ejemplo de evangelista (Ef. 4:11). Llamado al diaconado (6:5), como Esteban antes que él, Felipe descubrió dones espirituales adicionales y llegó a ser un poderoso evangelista.
Llevó el evangelio a Samaria, así como Cristo lo hizo en Juan 4; de esta manera vemos por vez primera en Hechos, que sale de territorio judío el ministerio de la Palabra. La persecución tan solo abrió las puertas para que se ganaran almas; lo que empezó como una «gran persecución[1]» (v. 1) se convirtió en «gran gozo» (v. 8).
Ø Lo que Satanás no pudo conseguir mediante la destrucción, aquí trata de hacerlo mediante el engaño;
Ø el león se convierte en serpiente (Jn. 8:44).
Ø Simón el mago hizo profesión de fe en Cristo y hasta se bautizó;
Ø pero acontecimientos subsecuentes demostraron que su corazón nunca cambió.

Su «fe» era como la descrita en Juan 2:23–25. Es evidente que Simón nunca se salvó:
(1) Pedro dijo: «Tu dinero perezca contigo» (v. 20);
(2) también dijo: «no tienes tú parte [comunión] ni suerte en este asunto» (v. 21);
(3) el versículo 23 indica que Simón estaba en prisión de iniquidad. Simón fue una falsificación satánica, un «hijo del diablo».

Dondequiera que se siembra la semilla verdadera (cristianos, véase Mt. 13:36–40), Satanás siembra falsificaciones. Pedro hizo su primer uso de «las llaves del reino» en Pentecostés cuando abrió la puerta de la fe a los judíos; las usa por segunda vez cuando imparte el Espíritu a los samaritanos.
Hasta ahora la gente tenía que bautizarse para recibir el Espíritu; pero ahora el don se da mediante la imposición de manos (véase el caso de Pablo en 9:17). Los que enseñan que el mandamiento de Pedro en 2:38 es la exigencia de Dios para hoy tienen serias dificultades para explicar cómo estos creyentes samaritanos recibieron el Espíritu varios días después de su bautizo.
Cuando llegamos a Hechos 10, que concierne a los gentiles, tenemos la orden de Dios para hoy: oír la Palabra, creer, recibir el Espíritu, ser bautizados.

II.      Felipe El Obrero Personal (Hechos 8:26–40):
Cualquier cristiano puede disfrutar de un despertamiento tal como el que Dios dio en Samaria, ¡pero no todo el mundo dejaría tal reunión para conducir un alma a Cristo!
Felipe obedeció al Señor y halló a un etíope, indudablemente un prosélito de la fe judía, un hombre que era un alto funcionario en su tierra. Vemos en este acontecimiento los factores necesarios para la obra personal eficaz y para ganar almas con eficiencia.

A.     El Varón De Dios.
Felipe fue obediente al Espíritu yendo hacia donde Dios le conducía. Conocía a Cristo como su Salvador personal. El método de Dios para ganar a otros no usa la maquinaria denominacional, las atracciones mundanas o promoción de alto calibre.
Dios usa personas, hombres y mujeres entregados que obedecen al Espíritu. Felipe era la clase de evangelista que estaba dispuesto a dejar la reunión pública con sus emociones, para ayudar a un alma a hallar la paz en un lugar donde sólo Dios podía ver.

B.      El Espíritu De Dios.
El Espíritu Santo es el Señor de la mies y a través de Él tenemos poder para testificar (Hch. 1:8). El Espíritu le abrió el camino a Felipe para que se acercara al hombre; abrió las Escrituras al pecador que buscaba; y abrió el corazón del pecador al Salvador.
Una persona no puede salvarse si no entiende lo que hace y sólo el Espíritu puede enseñar al pecador las verdades del evangelio. Cuando el Espíritu junta a un siervo preparado con un pecador contrito, habrá cosecha.

C.      La Palabra de Dios.
«La fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios», dice Romanos 10:17.
Isaías 53 fue el capítulo que Felipe usó (vv. 32–33), ese hermoso cuadro del Cordero de Dios; Felipe comenzó a predicar de Cristo a partir de ese capítulo.
Comenzó donde el hombre estaba y le llevó a través de las Escrituras explicando quién era Jesús y lo que había hecho. No puede haber conversión real aparte de la Palabra de Dios.
Considere las siguientes porciones de la Escritura: Juan 5:24; Efesios 1:12–14; 1 Tesalonicenses 2:1–6; 2 Tesalonicenses 3:1; 2 Timoteo 4:1–5; y Tito 1:3. El testimonio personal que finalmente lleva fruto es el que planta la semilla de la Palabra y exalta a Jesucristo.
El etíope demostró su fe al bautizarse, en obediencia a la Palabra de Dios. Felipe fue llevado para ministrar en alguna otra parte; ¡pero el tesorero se fue por su camino regocijándose!
Cuando Felipe predicó a Cristo en la ciudad, hubo gran gozo (v. 8), y cuando presentó a Cristo en el desierto, envió al nuevo creyente por su camino regocijándose.

El gozo es una de las evidencias de la verdadera conversión. Véanse Lucas 15:5–7, 9–10, 23–24, 32.
___________
Nota:
[1] diogmos = (διωγμός, G1375), relacionado con dioko (véase PERSEGUIR, Nº 1), aparece en Mateo 13:21; Marcos 4:17; 10:30; Hechos 8:1; 13:50; Rom.8:35; 2 Cor.12:10; 2 Ts.1:4; 2 Tim.3:11, dos veces. Para el v. 12, así como Mateo 5:10; 1 Cor.4:12; Gálatas 5:11; 6:12, véase Nota. En la lxx, Prov.11:19; Lam.3:19. (VINE).


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