INSTRUCCIONES,
EL ARCA, ALTAR, VESTIDOS, TABERNÁCULO:
ÉXODO 35–40:
I.
El Pueblo Trae Sus Ofrendas (Éxodo 35:1–29):
Moisés
ya le había dicho al pueblo que Dios quería sus ofrendas voluntarias para que
se construyera el tabernáculo (25:1–8).
Qué gracia que Dios acepte ofrendas de un pueblo que le había desobedecido y
afligido su corazón. Estas eran ofrendas voluntarias del corazón (vv. 5, 21, 26, 29), porque el Señor
ama al dador alegre (2 Cor. 9:6–8).
La
mayoría de esta riqueza tal vez vino del pueblo de Egipto (12:35–36), salario retrasado por todo el trabajo que los judíos
hicieron para los egipcios. Era «la ofrenda a Jehová» (vv. 22, 24, 29), y por lo tanto, querían dar lo mejor.
A
decir verdad, dieron con tanta generosidad que Moisés tuvo que detenerlos para
que no trajeran más (36:4–7). ¡Nos preguntamos si
ese problema existe alguna vez en la iglesia de hoy!
II.
Las Personas Dotadas Dan Su Servicio
(Éxodo 35:30–39:43):
El
Espíritu Santo le dio a Bezaleel y Aholiab la sabiduría de saber qué hacer y la
capacidad para hacerlo. De la misma manera Dios le ha dado dones a su pueblo
hoy de modo que la Iglesia pueda ser edificada (1 Cor. 12–14; Ef. 4:1–17; Rom.
12). Bezaleel y Aholiab no hicieron todo el trabajo solo, sino que enseñaron a
otros que les ayudaron.
En
los versículos subsiguientes Moisés nombra una por una las varias partes del
tabernáculo, así como las vestiduras de los sacerdotes. Dios está interesado en
cada detalle de nuestro trabajo y no minimiza ningún aspecto del mismo. El
broche más pequeño de las cortinas era tan importante para Él como el altar de
bronce.
Si
somos fieles en las cosas pequeñas, Dios puede confiarnos las cosas más grandes
(Lc. 16:10). Los eruditos estiman que en la construcción del tabernáculo el
pueblo usó cerca de una tonelada de oro, más de tres toneladas de plata y más
de dos toneladas de bronce. ¡No fue
ninguna estructura barata!
III. El Señor Da Su Gloria (Éxodo 40:1–38):
Israel
llegó a Sinaí tres meses después del éxodo de Egipto (19:1), y era ahora el primer día del segundo año de su peregrinaje
(40:2); de modo que transcurrieron
nueve meses desde la promulgación de la ley hasta la dedicación del tabernáculo
terminado:
Ø Casi tres meses de ese tiempo
Moisés los pasó con Dios en el monte (24:18; 34:28).
Ø Vemos entonces que la
construcción del tabernáculo llevó alrededor de seis meses.
Al
levantar el tabernáculo por primera vez Moisés levantó la tienda y luego,
trabajando desde afuera del Lugar Santísimo, colocó los enseres en su lugar.
Cuando esto se hizo, levantó el atrio exterior:
· Con todo en su lugar
apropiado, Moisés entonces ungió la estructura y su contenido (vv. 9–11) y
lo apartó para el Señor.
· Su acto final de
dedicación fue la consagración de Aarón y los sacerdotes (vv. 13–16),
· a lo cual siguió la
presentación de los sacrificios al Señor
(Lv. 8–9).
El
clímax del culto de dedicación fue la revelación de la gloria del Señor en el
fuego del altar (Lv. 9:24) y la nube
en el tabernáculo (Éx. 40:34–38;
véase también 1 R. 8:10). Sin
importar cuán caro era el tabernáculo, era simplemente otra tienda si no tenía
la presencia de Dios.
La
gloria no sólo residió en el tabernáculo, sino que guió a los israelitas en su
peregrinaje. Cuando hablamos de la «gloria Shekinah de Dios», nos referimos al hecho
de Dios morando en el tabernáculo o en el templo. La palabra hebrea que se
translitera «Shekinah[2]» significa «morada de Dios», porque la palabra
hebrea ‘shakán’
significa «morar»
(Éx. 29:45–46).
___________
Nota:
[1] shakan = (שָׁכַן, H7931), «morar, habitar, asentarse, permanecer, quedar».
Este vocablo se encuentra en muchas lenguas semíticas, incluyendo el
antiguo acádico y ugarítico; también está por todos los niveles de la historia
hebraica. Shakan aparece casi 130 veces en hebreo veterotestamentario.
Shakan se usa por primera vez con en el significado de
«habitar»
en Gn.9:27: «Y habite en las tiendas de
Sem». Moisés recibe una orden: «Que
me hagan un santuario, y yo habitaré en medio de ellos» (Ex.25:8 rva).
Shakan proviene de la vida nómada y significa «morar en una tienda». Es así que
Balaam «vio a Israel acampado según sus
tribus» (Num.24:2 rva). En esta cita el término quiere decir «morar provisionalmente» o «acampar», aunque también puede indicar
«permanencia» (Salm.102:28). Dios
promete seguridad para Israel «para que
habite en su lugar, y nunca más sea removido» (2 Sam.7:10).
La versión Septuaginta del Antiguo Testamento se vale
de un gran número de términos griegos para traducir yashab y shakan. Con todo,
el vocablo kaitoikein se usa más que cualquier otro. Esta palabra también
expresa en el Nuevo Testamento la «morada»
del Espíritu Santo en la Iglesia (Ef.3:17). Comparte este sentido con el
término griego skenein («vivir en una
tienda»), que se usa como traducción más directa de shakan. Juan 1:14 dice
acerca de Jesús: «Y aquel Verbo fue
hecho carne, y habitó entre nosotros». La epístola a los Hebreos compara
los sacrificios del tabernáculo de Israel en el desierto con el sacrificio de
Jesús como el verdadero tabernáculo. Y el mensaje de Dios a Juan en Patmos es: «He aquí el tabernáculo de Dios con los
hombres, y él morará con ellos; y Dios mismo estará con ellos como su Dios» (Ap.21:3).
(VINE).
[2] SHEKINÁ = (habitación). La
palabra en sí no se encuentra en la Biblia. Se usa en el Tárgum y en los
escritos cristianos primitivos para referirse a la presencia de Dios. Sin
embargo, la idea que expresa esta palabra, "Dios que habita, que mora entre los hombres",
es un concepto básico tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo
Testamento. Debe leerse junto con la palabra "GLORIA", presencia de
Jehová. En Nm. 16:42, la nube oculta y revela la presencia de Dios. Dios habita
entre los hombres por su sola voluntad, y permanece siempre Señor de su
presencia (Éx. 19:9, 16, 18). No se puede disponer de ella. Hay que confiar en
ella y obedecerle (Éx. 13:21, 22; Éx. 40:34-38). Así desciende sobre el templo
(1 R. 8:10) y habita allí entre querubines (Salm. 80:1; Is. 6:1-9).
Sin embargo, la tradición profética no da por sentada
la permanencia de esa presencia, independientemente de la conducta del pueblo y
la voluntad divina (Jr. 7:4ss; Ez. 8:6). En el Antiguo Testamento se afirma que
en los tiempos mesiánicos volverá la Shekinah (Ez. 43:7, 9; Hag. 1:8; Zc. 2:10;
Is. 60:2). En el Nuevo Testamento el pasaje central sobre la encarnación (Jn. 1:14: "habitó
entre nosotros") es una clara referencia a la tradición veterotestamentaria
de la Shekinah. En Lc. 2:9; Mt. 17:5; 2 P. 1:17 encontramos manifestaciones
alusivas directamente a fenómenos visibles o audibles que acompañaban esa
presencia divina. (Diccionario Nuevo Ilustrado de La Biblia. Wilson M. Nelson).
Clase Para Domingo.
Lea Su
Biblia, Lea Su
Biblia, Lea Su Biblia.
Fin Del Estudio De Éxodo:
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