EL SERMÓN DE ESTEBAN:
HECHOS 7:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Este
capítulo registra el discurso más largo del libro de Hechos, así como el punto
decisivo de la historia espiritual de Israel. Registra el tercer homicidio
importante de la nación (Juan el Bautista, Cristo, y ahora
Esteban) y su final rechazo del mensaje de salvación.
En su
discurso Esteban repasó la historia de Israel y destacó que la nación siempre
rechazó a los líderes escogidos por Dios cuando aparecieron por primera vez,
pero los recibieron la segunda vez. Tanto Moisés como José fueron ejemplos de
este patrón (7:13, 35).
Asimismo Israel trató a Cristo:
· Juan el Bautista y los
apóstoles lo presentaron a la nación, pero esta lo rechazó;
· sin embargo, Israel
recibirá a Cristo cuando aparezca por segunda vez.
I.
El Pacto De Dios Con Abraham (Hechos 7:1–8):
El pacto
con Abraham está registrado en Génesis 13:14–18, así como en Génesis 15 y 17.
Incluye la posesión por parte de la simiente de Abraham de la tierra prometida,
y la promesa de la multiplicación de sus descendientes en los años venideros.
El sello
de este pacto fue la circuncisión. Este pacto con Abraham fue el fundamento de
la nación judía. Dios no hizo este pacto con los gentiles, ni tampoco se aplica
a la Iglesia.
«Espiritualizar»
estas
promesas y aplicarlas a la Iglesia es entender mal y tergiversar las
Escrituras. Dios les prometió a los judíos una tierra y un reino; debido a su
desobediencia perdieron la posesión de la tierra y no recibieron su reino. Este
pacto con Abraham todavía sigue vigente, sin embargo, y se cumplirá cuando
Cristo retorne para establecer su reino en la tierra.
II.
Israel Rechaza a José (Hechos 7:9–16):
José tiene una semejanza maravillosa a
Cristo en muchas maneras:
(1) su padre lo amaba
(Gn. 37:3; Mt. 3:17);
(2) sus hermanos lo aborrecían (Gn.
37:4–8; Jn. 15:25);
(3) sus
hermanos lo envidiaban (Gn. 37:11; Mr. 15:10);
(4) lo vendieron por el precio de
un esclavo (Gn.37:28; Mt. 26:15);
(5) lo humillaron como sirviente
(Gn. 39:1ss; Filp. 2:5ss);
(6) lo acusaron falsamente (Gn.
39:16–18; Mt. 26:59, 60);
(7) lo
exaltaron y honraron (Gn. 41:14ss; Filp. 2:9–10);
(8) sus hermanos no lo
reconocieron la primera vez (Gn. 42:8; Hch. 3:17);
(9) se
reveló a sí mismo la segunda vez (Gn. 45:1ss; Hch. 7:13; Zc. 12:10);
(10) aunque rechazado por sus
hermanos, tomó una esposa gentil (Gn. 41:45; Hch. 15:6–18).
El
argumento de Esteban aquí es que los judíos habían tratado a Cristo de la manera
que los patriarcas trataron a José, pero no enfocó esta acusación sino hasta el
final. Así como José sufrió para salvar a su pueblo, Cristo sufrió para salvar
a Israel y a toda la humanidad; sin embargo, los judíos no lo recibieron.
III.
Israel Rechaza a Moisés (Hechos 7:7–41):
Así como José, Moisés tiene una
asombrosa similitud con Cristo:
(1) fue perseguido y casi
lo matan cuando era niño (Éx. 1:22; 4:19; Mt. 2:13–20);
(2) rechazó el mundo para salvar a su pueblo (Heb.
11:24–26; Mt. 4:8–10; 2 Cor. 8:9);
(3) la primera vez
que trató de ayudar a Israel lo rechazaron (Éx. 2:11–14; Is. 53:3);
(4) se hizo pastor (Éx. 3:1; Jn. 10);
(5) tomó esposa
gentil durante el rechazo que experimentó (Éx. 2:21);
(6) sus hermanos lo recibieron la segunda vez (Éx.
4:29–31; Hch. 7:5);
(7) libró a su pueblo de la esclavitud mediante la
sangre del cordero (Éx. 12; 1 P. 2:24). Moisés fue un profeta (Dt.
18:15–19; Hch. 3:22), sacerdote (Salm. 99:6) y rey (Dt. 33:4–5).
Se hace
necesario un comentario acerca del versículo
38, en el cual a Israel se le llama «la congregación en el desierto». La palabra «congregación»
es eklesía en griego, que significa «una asamblea
convocada» y no sugiere que Israel haya sido una «iglesia»
en el AT. En el AT., no hallamos profecías respecto a la Iglesia. Israel (un pueblo terrenal) no estaba en la
misma relación con Dios en el AT., como los creyentes (un pueblo celestial) lo
estaban en el NT.
Aunque
Israel tenía un líder piadoso y Dios mismo en su presencia (v. 38), sin embargo ¡se rebelaron y rechazaron la voluntad de Dios! «En sus corazones se volvieron a Egipto» (v. 39).
Se volvieron a la idolatría y Dios los desechó.
¿No habían hecho lo mismo mientras
Cristo estaba con ellos en la tierra? Moisés realizó
milagros, suplió para sus necesidades en el desierto y les dio la Palabra de
Dios; Cristo también había realizado obras poderosas, alimentado a la gente y
les había dado la Palabra de Dios... ¡y sin embargo se alejaron!
IV.
Israel Rechaza a Los Profetas (Hechos 7:42–50):
En estos versículos Esteban se refiere a
Amós 5:25–27 e Isaías 66:1–2. Los judíos pensaban que debido a que
tenían su templo, estaban seguros contra cualquier daño y que Dios tenía que
bendecirlos.
Todos
los profetas advirtieron que el templo no les aseguraría la bendición si su
corazón no estaba bien con Dios. ¿Cómo puede Dios, quien llena el cielo y la tierra, estar
confinado a un templo hecho de manos?
· La vida
religiosa de Israel era puro formulismo;
· Tenían las formas
externas de la religión, pero sus corazones no estaban bien con Dios.
· Rechazaron la voz de los
profetas, incluso persiguiendolos y matándolos (véase Mt. 23:29–39); y
· Cuando el Profeta
(Cristo) apareció (v. 37), ¡rechazaron sus
Palabras y le crucificaron!
V.
El Juicio De Israel Se Sella (Hechos 7:51–60):
Israel
había cometido dos asesinatos y estaba a punto de cometer el tercero. Al
permitir que mataran a Juan el Bautista, rechazaron al Padre que había enviado
a Juan para preparar el camino a Cristo. Cuando crucificaron a Cristo,
rechazaron al Hijo.
Ahora,
al matar a
Esteban, estaban llegando al «pecado imperdonable» final (Mt. 12:31, 32) de
resistir al Espíritu Santo. Dios hubiera perdonado a la nación por la manera en
que trataron a su Hijo, pero no podría perdonar a los judíos una vez que
resistieran al Espíritu que testificaba con tanto poder acerca de su Hijo.
Dios
había dado toda evidencia a la nación de que Cristo era su Mesías, pero
prefirieron endurecer su cerviz y corazón (Hch. 7:51). ¡Qué semejanza con los pecadores de hoy!
Esteban
usó la Palabra y esta «espada del Espíritu» (Ef. 6:17; Heb. 4:12) perforó
con convicción sus corazones. A punto de ser apedreado, Esteban levantó sus
ojos al cielo y vio la gloria de Dios. «Icabod[...]
¡Traspasada es la gloria de Israel!» (1 Sam.
4:19–22) podía decirse ahora de la nación de Israel; pero Esteban vio la gloria
en Cristo, donde la vemos hoy (2 Cor. 4:1ss).
Versículos
tales como el Salmo 110:1, Marcos 16:19 y Hebreos 1:3 y 10:12 indican que
Cristo «se sentó»
debido a que su obra estaba terminada; pero el versículo 55 señala que Él
estaba de pie:
Ø Algunos han sugerido que se
puso de pie para recibir a su mártir, Esteban, al llegar a la gloria.
Ø Otros piensan que Cristo
se puso de pie como testigo, la postura usual de los testigos en la corte judía
que testifican del mensaje y ministerio de su siervo.
Ø Otro hecho que queremos notar es que la muerte de Esteban
cerró la oferta del Rey de los judíos y fue el punto decisivo en Hechos, porque
ahora la Iglesia, como el cuerpo de Cristo, empieza a asumir importancia
principal; y es para la Iglesia que Cristo tiene su ministerio a la diestra de Dios.
Tal vez se debe tener presente Lucas
22:69; no
cabe duda de que los líderes judíos recordaran el testimonio de Cristo.
La
oración de Esteban muestra su amor por su pueblo y nos recuerda la intercesión
de Cristo en la cruz. Tal vez Esteban pensó, viendo a Cristo de pie, que Él iba
a traer juicio sobre la nación por su continuo pecado (véase Salmo 7:6), y así
oró por gracia y para que se pospusiera la ira.
«Durmió» es un
hermoso cuadro de lo que la muerte significa para el creyente:
· El juicio de Israel quedó sellado;
· en los próximos capítulos veremos el evangelio de la gracia (no
el mensaje del reino) pasando de los judíos a los samaritanos, y
· luego a los gentiles.
Clases Para Los Días Miércoles:
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia:
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