DESÓRDEN MORAL DE LA IGLESIA:
(1 Corintios
5:1—6:20)
Un Caso
De Inmoralidad Juzgado:
“De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni
aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre…
Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros
el que cometió tal acción? ...”.
(1 Corintios
5:1—6:20)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
En el capítulo 5
Pablo explica qué hacer con una inmoralidad pública en la congregación. En el
capítulo 6 se ocupa de cómo la congregación debiera actuar cuando se presenten
problemas de menor importancia entre los creyentes. La sociedad ha fijado un
sistema legal por medio del cual los desacuerdos puedan ser resueltos en
cortes.
Pero Pablo dice que los litigios entre
cristianos no debieran ser juzgados en las cortes seculares. Como cristianos
tenemos al Espíritu Santo y la mente de Cristo; entonces ¿Cómo podemos acudir a aquellos que no poseen
la sabiduría de Dios? Con todo lo que se nos ha dado como creyentes,
y el poder que poseeremos en el futuro para juzgar al mundo y a los ángeles,
debiéramos solucionar nuestras diferencias entre nosotros. Los santos son los
creyentes. Véanse Jn. 5:22 y Ap. 3:21 para profundizar más acerca de juzgar al
mundo. El juicio de los ángeles se menciona en 2 P. 2:4 y Jud.1:6.
Como contextualizamos estos hechos de la primera iglesia con la actual, cuando muchos miembros no son conscientes de sus hechos pecaminosos como: convivencia, mentiras fornicación, adulterio, apropiaciones ilícitas de los templos, robo, mentira, estafas, doble vida dos parejas la esposa y la amante, hijas que se fugan de casa con su pareja y después regresan embarazadas tienen que ser aceptados por los padres, pastores en adulterio que quieren regresar a sus iglesia como pastor, entre otros hechos ya conocidos, que muchas iglesias están permitiendo, es una preocupación para todos como pastores, lideres, y aun los miembros.
I. Caso De Incesto. 1 Cor. 5:1-13:
Hasta ahora, el
problema esencial de los corintios ha sido un partidismo basado en la búsqueda
de una sabiduría mundana. Esto resultaba en una arrogancia egocéntrica que
Pablo tildaba de “inflada”.
Es patente que, además de estas manifestaciones, los corintios sufrían de una laxitud respecto a la moral. Como se verá posteriormente, el Apóstol veía la actitud indiferente de los creyentes corintios ante la inmoralidad tan reprobable como el acto mismo.
El Problema Planteado. 1 Cor. 5:1-2.
· La forma abrupta con la que Pablo
introduce el tema del problema moral parece indicar que acababa de recibir las
noticias y no vacila en reaccionar (v.
1a).
La palabra griega que se traduce aquí como
“inmoralidad
sexual” (porneia G4202)
tiene un sentido bastante preciso. La traducción usual es “fornicación”. Su raíz, no obstante,
tiene que ver con la prostitución. Significaba una
relación ilícita con una prostituta.
De esta misma palabra sacamos nuestra
palabra castellana “pornografía”. Con el tiempo, el término se
generalizó y llegó a significar cualquier acto sexual ilícito. El contexto acá,
sin embargo, exige que el acto aludido sea un caso de fornicación.
· Ya que el mundo griego del tiempo de
Pablo no se conocía por su pulcritud moral, estas palabras (v. 1b) serían aún más condenatorias.
· Pablo no quiere decir con esto que ningún gentil jamás hubiera cometido esta inmoralidad, sino que el acto no era aceptable ni siquiera dentro de la sociedad gentil (v. 1c).
Lo que Pablo no dice
informa algo.
No describe el acto como adulterio; esto implica que el padre ya no vivía o
estaba divorciado de la mujer. Tampoco la afrenta es descrita como incesto.
Esto nos lleva a creer que el creyente
inmoral vivía en relación sexual con su madrastra, la ex esposa de su padre.
Los judíos se darían cuenta de que este acto era prohibido por el AT., (ver Lv.
18:8; 20:11). El conocimiento del contenido de la ley de Moisés parece haber
sido escaso en la iglesia de Corinto. En su defecto, hubo una violación
deliberada de la moral más básica. Algunos opinan que la mujer no era creyente,
basándose en los vv. 12, 13 de este mismo capítulo.
El uso del verbo “tener” en la frase indica una
relación continua; puede ser que el delincuente se haya casado con ella, o, en
su defecto, la tuviera como concubina. Nuevamente, el AT., tanto como la misma
ley romana vedaban el matrimonio entre un hombre y su madrastra.
Es patente que Pablo no cita ningún texto veterotestamentaria aquí, pero su propio trasfondo judío no podía sino influir sobre su evaluación de la situación. El que el Apóstol haya insistido tanto en otros lugares que los creyentes gentiles no debieran depender de la ley para su salvación sino sólo por la fe en Cristo, no indica que ignora el valor ético del Antiguo Pacto.
Aún peor, los creyentes corintios creían
que el comportamiento de este miembro de su comunidad se podía perdonar por
causa de su nueva “libertad cristiana”.
· Se sentían más allá de las normas
morales, fueran estas judías o paganas; de ahí las palabras de Pablo en el v.
2a.
De nuevo, el Apóstol emplea el vocablo “inflados”
para expresar la idea de la arrogancia. Este término es usado en el NT.,
únicamente por Pablo y siempre con un sentido despectivo. No lo llega a decir
directamente, pero Pablo da la impresión de que la arrogante laxitud de los
corintios raya en algo peor que el pecado del hombre involucrado.
Parece que algunos de los creyentes
corintios habían caído en la trampa de lo que posteriormente se llamaría el
antinomianismo gnóstico. El gnosticismo pleno del siglo II tenía sus raíces en
el siglo I y sus rastros pueden hallarse en la actitud de algunos de los
creyentes corintios. Su exagerado rechazo de leyes y normas de conducta, fueran
de origen judío o pagano, permitió que cayeran en el libertinaje. La libertad
cristiana enseñada por el mismo apóstol Pablo nunca llegaría tan lejos.
· De ahí la pregunta del Apóstol (v. 2b).
Las circunstancias de este caso demandaban
el arrepentimiento y no la arrogancia o un sentido de libertad falsa de parte
de los corintios. Con todo, el Apóstol piensa en la comunidad y su bienestar,
deseoso así de que la propuesta lamentación de la iglesia resulte en la
separación del inmoral de su medio. Como se verá posteriormente, esta
separación no es vengativa sino con un propósito redentor.
El Incesto. 1 Cor. 5:1.
1. Para los romanos el incesto era un crimen increíble e
inaudito, según Cicerón.
2. Para los judíos era
deshonrar al padre (Lv. 18:8).
3. Para los griegos se mostraba como crimen y era condenado.
El Castigo Prescripto. 1 Cor. 5:3-13.
Los vv. 3-5 giran en torno al juicio del inmoral y forman una unidad. En primer lugar, el Apóstol nos hace saber que considera que la congregación va a reunirse formalmente para considerar su mensaje.
· Aunque no está físicamente entre ellos,
lo está en espíritu (v. 3a).
Presuntamente, Pablo estaba en Éfeso al
escribir estas líneas. Esto se explica sin más. ¿Qué
habrá querido decir el Apóstol respecto a estar presente con ellos en el
espíritu? Lo más probable es que emplee la expresión
psicológicamente, es decir, está con ellos en sus pensamientos y en su
preocupación por los corintios y sus decisiones.
· Pablo ya ha tomado su decisión (v. 3b).
Esta no se ha tomado con ligereza sino con conocimiento pleno de las circunstancias. Habla con autoridad apostólica. Si bien anteriormente ha comentado principalmente la actitud de la congregación, ahora llega a referirse al ofensor y su sentencia.
Pablo declara que la reunión formal de la
congregación, con su propia participación espiritual, debía hacerse “en el nombre de
nuestro Señor Jesús” (v. 4a). Recordemos que Pablo era básicamente
judío en su manera de pensar. Desde la óptica de la mentalidad hebrea, el
nombre de alguien era más que una etiqueta aplicada a la persona. Más bien, el
nombre encerraba la esencia de la personalidad y del carácter de uno.
Por esto, pide que la reunión se haga con el mismo espíritu de Cristo y con el fin de serle obediente a él. El “poder” de Jesús en la frase puede leerse “con la ayuda de Cristo”. El poder de Jesús está con la congregación reunida, y Pablo no implica que él mismo pueda decidir por la congregación. Es significativo también que Pablo no deja la decisión en manos de los líderes de la iglesia, sino con la congregación reunida. Al fin y al cabo, será la iglesia total la que lleve la responsabilidad de la decisión.
El reconocer esto hace que la interpretación de las palabras del
v. 5 sea aún más difícil. Hay varias interpretaciones posibles, pero dos se
destacan:
(1) Algunos eruditos de gran reputación opinan que Pablo
pide a la congregación que dé la sentencia de muerte al ofensor. Esta decisión,
dicen, se acopla al contexto algunas veces cruel y sangriento de la historia
contemporánea del Apóstol en la que el antiguo mundo judío tanto como el gentil
permitía tal cosa.
Incluso, es evidente que algunos prelados
eclesiásticos en otra época (durante la
Santa Inquisición) aprobaban la muerte de los herejes con el fin de
que el alma de ellos se salvara. Es difícil aceptar esta postura, especialmente
a la luz de la petición de Pablo que el espíritu y el poder de Jesús
intervinieran en la determinación de la congregación.
(2) Una segunda
interpretación (y la más general) es que
la entrega del inmoral a Satanás implica que sea excomulgado de la iglesia. No
es difícil ver que para Pablo (al igual que para el apóstol Juan) el mundo fuera
de la comunión eclesial estaba bajo el control de Satanás. “La destrucción de la carne” puede
significar que, con el tiempo, el hombre por causa de su sufrimiento “afuera” posiblemente recapacite y se
arrepienta. Ya que Pablo emplea el término “carne” de varias maneras en sus cartas, es
imposible ser dogmático, pero lo más probable es que en este caso el vocablo
aluda a un estilo de vida contrario a la voluntad de Dios. “La carne” del hombre (su rebelión
pecaminosa) sería destruida por su propia reflexión y su
arrepentimiento. Dadas estas condiciones, su persona estaría salva en el día
del juicio. ¿Sería el ofensor en este caso el
mismo que Pablo menciona en 2:5 ss.?
Si es así, sería posible su restauración a la comunión de la iglesia. Está bien claro que Pablo se preocupa, en primer término, por la salvación del individuo involucrado; en no menor grado está el deseo porque la pureza de la iglesia se salvaguarde.
La Disciplina En La Iglesia. 1 Cor. 5:5.
La Disciplina En La Iglesia Tiene Un Doble Fin:
1. Restaurar al
creyente para que él mismo tome conciencia de que ha defraudado la confianza de
la iglesia.
2. Preservar el
testimonio y la doctrina de la iglesia.
Nuevamente, los versículos 6-8 forman una unidad.
Dado el contexto, Pablo advierte a la
congregación (v. 6a).
Vuelve al tema presentado en el v. 2. Lo
que hay que notar es que el Apóstol reprende no el mismo acto de jactarse sino
la esencia de la jactancia.
· Habrá ocasiones
cuando una iglesia pueda estar orgullosa de alguna buena obra realizada;
· Algunos de los
creyentes corintios, en cambio, estaban demasiado orgullosos de su “libertad”
que permitía que hicieran caso omiso de la inmoralidad dentro de sus filas.
Ciertamente, dice el Apóstol, no tenían base alguna para jactarse; todo lo contrario.
Ayuda Hermenéutica:
G2745 καύχημα = kaújema: de G2744;
jactancia (propiamente el objectivamente; por implicación el acto) en buen o
mal sentido: - gloria,
gloriarse, jactancia. (Strong).
La primera parte de esta
frase (v. 6b) es una expresión idiomática común empleada por Pablo en más de
una ocasión (Gál. 5:9).
Para el AT., la levadura casi siempre era
símbolo de lo malo. Por esta razón los judíos siempre sacaban de sus casas toda
la levadura como preparativo para la celebración de la Pascua. Con el comienzo
del nuevo año agrícola, tendrían así un buen comienzo con el grano (Ex. 12:15;
13:6 ss.). La primera masa hecha con el nuevo grano estaría así sin nada de
levadura.
En este contexto, desde luego, la “levadura”
aludida es el miembro de la iglesia cuya vida moral dejaba mucho que desear.
El Apóstol advertía a la iglesia que, si no sacaban al inmoral, toda la iglesia a la larga quedaría afectada negativamente. No tan sólo el testimonio de la iglesia quedaría por los suelos, sino que el mal comenzaría a carcomer dentro de la iglesia como un cáncer.
La frase en el v. 7 presenta, a primera
vista, algunos problemas. En el texto original griego el vocablo “Cordero”
no figura. Los problemas mayores estriban en el uso de los verbos en la primera
parte de la oración. Hay un verbo en imperativo, un verbo en subjuntivo y luego
un verbo en indicativo.
El imperativo no presenta ningún problema,
dado el contexto. Pablo manda con autoridad apostólica que los corintios
remuevan de su medio el mal que potencialmente los destruye (“la levadura”).
Luego, el verbo en subjuntivo (“seáis”)
expresa lo que potencialmente pueden ser. El verbo en indicativo (“sois”)
significa un estado ya realizado. Con dicha construcción gramatical, Pablo
ordena a la iglesia que reúna las condiciones para que alcancen a ser lo que ya
son por la obra de Cristo. Al igual que el reino de Dios tiene aspectos
presentes (la
escatología realizada) tanto como futuros (la escatología por realizarse),
la vida cristiana también es así.
La iglesia puede ser “una nueva masa” (siguiendo con
la figura veterotestamentaria de la Pascua) y ya la es idealmente
por la obra redentora de Cristo, el Cordero pascual. Pablo exhorta a la iglesia
a que luche para que sea lo que ya es potencialmente en Cristo. En la fiesta
judía de la Pascua, la celebración no comenzaba hasta que se sacrificara el
cordero pascual.
Al realizarse esto, podía efectuarse el
resto del rito. Parece que Pablo contaba con el conocimiento de las fiestas
judías de parte de los gentiles corintios. No se sabe hasta qué punto el
Apóstol instruiría a las iglesias fundadas por él en territorio gentil respecto
a las fiestas.
Lo que sí se sabe es que Pablo, por su
concepto de la salvación por la fe en Cristo únicamente, se oponía radicalmente
a que se les exigiera a los gentiles el cumplimiento de toda la ley. Aquí
nuevamente el Apóstol da una connotación ética a la palabra “levadura”.
Invita a los
corintios a que celebren la obra de Cristo como cordero pascual por medio de
una vida despojada del mal:
· Contrasta “la
levadura de malicia (kakia G2549) y maldad (poneria
G4189)”
· Con sus opuestos “el pan sin levadura, de sinceridad (eilikrineia G1505) y verdad (aletheia
G225)”.
Aunque la fiesta judía duraba sólo siete días, Pablo incita a los corintios a que celebren continuamente la redención en Cristo con las dos últimas características.
La sección que sigue (vv. 9-13) es una ampliación del tema de la separación del mal. “Os he escrito por carta que no os asociéis con fornicarios” (v. 9). Aparentemente, una carta anterior de Pablo a los corintios había sido malentendida. La identidad de esta carta no se puede definir con certeza.
Algunos opinan que una parte de la carta puede hallarse en
6:14—7:1.
En cuanto al contenido de la carta aludida por Pablo aquí, sólo se puede
aceptar lo que el Apóstol afirma al respecto; tenía que ver con el no asociarse
con personas que practican inmoralidades sexuales. Su propósito, desde luego,
es que la iglesia no se vea influenciada drásticamente por el mal.
Se nota que Pablo escribió (el verbo griego
está en pretérito) que dejaran de relacionarse con los inmorales
sexuales (v. 10). Es obvio que los corintios no captaron los detalles respecto
a la amonestación. Generalizaron las indicaciones del Apóstol. Pablo ahora
procura rectificar el malentendido de parte de los corintios. El problema
estriba en que los corintios entendieron que se les amonestaba que no se
asociaran con “gente del mundo” cuyo estilo de vida no cuadraba con el del cristiano. Pablo aquí
aclara que a eso no se refería de manera alguna, porque si fuera así, tendrían
que ausentarse del mundo. No se puede vivir en este mundo sin rozarse con
personas inmorales; las hay dondequiera.
Ni siquiera es recomendable que uno intente hacerlo, porque si fuera así se privaría de toda oportunidad para el testimonio cristiano. Lo que Pablo aclara a los corintios es que no deben asociarse con “fornicarios” (personas inmorales) dentro de la iglesia. El problema, de nuevo, era que la iglesia en Corinto permitía, bajo la bandera de la libertad cristiana, que un miembro de la iglesia cometiera actos vergonzosos sin disciplina alguna.
Las instrucciones del Apóstol son para la iglesia, no para el
mundo (v. 11). En el idioma
griego el verbo traducido como “escribo” (v. 11) está en aoristo, frecuentemente
traducido al español como el pretérito “escribí”. Algunos estudiosos (Barrett, Bruce,
Conzelmann y otros) así lo traducen para que lo escrito por Pablo en este texto
aluda a la “carta
anterior” exclusivamente.
Será porque creen que en esa misiva Pablo
amonestaba a los corintios a que no aceptaran a personas, así como hermanos
dentro de la iglesia. Pablo habría dado instrucciones éticas a los corintios
durante sus 18 meses en Corinto, pero posiblemente le llegaron noticias de que
algunos ignoraban sus enseñanzas al respecto.
Sin embargo, en la de RVA usa “escribo” (presente) que hace que estas palabras de Pablo se refieran a la carta actual y no a “la anterior”. Parece que los traductores de RVA (y otros como Clarence Tucker Craig) optan mejor por ver la “carta anterior” como limitándose al problema de la inmoralidad sexual (v. 9). Esta carta (1 Corintios), más bien trata una lista mucho más extensa de problemas morales o vicios.
Es obvio, por el contenido total del v. 11, que Pablo no
aceptaba que los corintios fueran demasiado tolerantes de los problemas morales
dentro de la iglesia. El problema estribaba en que algunos querían llamarse “hermanos”
dentro de la iglesia sin prestar la atención debida a la vida cristiana. Peor
todavía, la iglesia en Corinto aparentemente no veía ningún problema en que
personas así siguieran como miembros activos de la congregación. Se reconocía
que en el mundo hubiera personas así, pero ninguno llamándose “hermano”
debía vivir con las mismas características de los no convertidos.
Las palabras más claras de Pablo al respecto son “con tal
persona ni aun comáis” (v. 11b).
Pablo, al igual que Jesús, no prohibía que
los creyentes comieran con sus vecinos paganos. Es evidente que Pablo aun
aceptaba que los creyentes comieran carne ofrecida a los ídolos bajo ciertas
condiciones (ver los comentarios sobre capítulos 8 y 10). El no aceptar que
comieran con sus vecinos paganos impediría que tuvieran contactos para ser “sal y luz”
dentro de la comunidad.
Cuando Pablo escribe a los corintios, prohíbe que ellos tengan relaciones sociales estrechas con los inmorales dentro de la congregación. El motivo no es para despreciarlos, sino para lograr que esta separación ocasione reflexión y arrepentimiento de parte de los miembros desviados. Ciertamente, el no comer con los inmorales dentro de la iglesia implicaba el no permitir que ellos participaran en la Cena del Señor. Es claro que la única base para esta exclusión de la ordenanza era el fracaso moral de parte de los miembros de la iglesia.
Una última observación respecto a 1 Cor. 5:11. Se nota el uso por
Pablo de una lista de vicios. Se ha observado que el usar listas de vicios de
esta manera no procede de antecedentes en el AT., sino del judaísmo, y este
bajo la influencia griega. El estoicismo solía hacer esta clase de catálogos de
vicios tanto como de virtudes. El judaísmo helénico emuló esta práctica con
propósitos de instrucción moral y apologética. No es de extrañarse, pues, que en el NT.,
abunden estas listas:
· Algunos ejemplos
de listas de vicios pueden verse en Mt. 15:9;
Mr. 7:21 ss.; Rom. 1:29-31; 13:13; 12:20 ss.
· Listas de virtudes se hallan en 2 Cor. 6:6 ss.; Ef. 4:2
ss.; 5:9; Col. 3:12.
Estos pasajes no
son exhaustivos sino ilustrativos.
Los mismos términos empleados por Pablo
aquí en los vv. 10, 11, sin embargo, son usados raramente en otras partes. En total son seis vicios los que figuran en estos versículos. Vuelven a aparecer en 6:9, 10 en donde se agregan
cuatro más:
Ø En ambas listas se
comienza con el término “adúltero” (pornos G4205).
Sería así, porque el problema inmediato en la iglesia de Corinto era el de la
inmoralidad sexual.
Ø Este mal es
seguido por el vocablo “avaro”. Llama la atención que Pablo no habla en
términos generales de la avaricia sino del hombre que se caracterizaba por
ella. Es significativo también que este mal figura en todas las listas de
vicios que Pablo emplea. En 6:6-8 Pablo
ataca el fraude entre los corintios, y tal vez por esto incluye el concepto de
la avaricia en este caso específico.
Ø El que Pablo
mencione “idólatra”
hace que uno recuerde su fuerte trasfondo judío. En todo caso, es posible que
hubiera otros tipos de ofensas entre algunos de los creyentes corintios que no
incluyeran la adoración a los ídolos. Pudiera ser que el uso de amuletos o
fetiches fueran los medios de ofensa.
Desde luego, no se puede excluir la
posibilidad de que algunos de los miembros de la iglesia practicaran una fe
sincretista. Esto sería especialmente ofensivo para las convicciones del
Apóstol cuyas raíces se hallaban en el judaísmo.
Ø “Calumniador” es descriptivo de
la persona que busca arruinar el buen nombre de otro con falsedades. No es
imposible que Pablo estuviera pensando en algunos que se habían portado con él
de esta manera.
Ø “Borracho” anticipa también
los abusos que Pablo va a mencionar posteriormente respecto a la observancia de
la Cena del Señor (11:21).
Ø “Estafador” es más que
ladrón. Dentro del término se sugiere el robo violento. Es significativo, no
obstante, que no hay mención de algún caso de esto dentro de la epístola.
Nuevamente, conviene recordar que todos estos males mencionados por Pablo no son los que se practican “en el mundo” sino los que son practicados por aquellos infractores que se llaman creyentes. Con éstos no era factible que los corintios legítimamente cristianos tuvieran compañerismo.
El v. 12 acompaña y respalda la idea
anterior de Pablo cuando advierte a los corintios de que no podían separarse de
los incrédulos dentro de la sociedad en general. Más bien, debían velar con
cuidado cómo se relacionaban con los que estaban dentro del compañerismo de la
iglesia. Es importante ver que Pablo no se sentía responsable por juzgar el
comportamiento de la sociedad.
Es aún más significativo que tampoco se veía responsable por la disciplina dentro de la congregación. Esta disciplina correspondía a la comunidad de fe local. Con una sola frase no tan sólo reconocía el hecho de que la iglesia juzgara a los que estaban dentro del compañerismo, sino que también implicaba que era su deber hacerlo.
Pablo probablemente vuelve a aludir a dos
personas implicadas en la moral caótica dentro de la iglesia en el v. 13. “Los que están
afuera” incluiría a la mujer mencionada en el v. 1 de este capítulo.
También es implícito que Dios está para juzgar sobre todo el mundo creado. RVA
usa el verbo “juzgar”
en tiempo futuro, porque es más lógico que este juicio de Dios sobre el mundo
aluda al juicio final, aunque el verbo en sí permite el tiempo presente:
“Dios juzga”.
La segunda parte del versículo se refiere,
sin duda, al fornicario mencionado también en el v. 1. Pablo, sin rodeos, exige
que el hombre sea privado de la comunión de la iglesia. La expresión usada está
en itálica porque es una cita casi directa de Deut. 17:7b; 22:24 en la LXX.
II. Litigios Ante Los Tribunales, La Advertencia Contra La Laxitud Moral: 1 Cor. 6:1-20:
2.1. Consagrar El Cuerpo a Dios. 1 Cor. 6:1-8:
Los
cristianos de Corinto estaban acusándose mutuamente en los tribunales paganos,
bajo la oculta motivación de la avaricia (v. 8). Pablo denuncia lo bochornoso
de llevar estos casos a los jueces del mundo en lugar de superar las disputas
internamente (vv. 1-6), y pone de manifiesto su falta de amor y justicia al
buscar satisfacción para los agravios (vv. 7-11).
¿Por qué Pablo dijo que los cristianos no deberían llevar
sus desacuerdos ante las cortes del mundo?
(1) Si el juez y el jurado no son cristianos, manifestarán
insensibilidad a los valores cristianos.
(2) La razón por la que se va a la corte es con frecuencia la
venganza, lo que no debiera ser el motivo en un cristiano.
(3) Los pleitos dan una mala imagen a la iglesia, motivando que los incrédulos pongan su atención en sus problemas antes que en su propósito.
VV.9-11. Aquí Pablo
describe las características de los incrédulos. El no da a entender
que los:
· Idólatras,
· Adúlteros,
· Afeminados,
· Los que se echan con varones,
· Ladrones,
· Avaros,
· Borrachos,
· Maldicientes o
· Estafadores.
Estén automática e irrevocablemente
excluidos del cielo.
Los cristianos vienen de toda clase de
trasfondos, incluidos algunos de los mencionados. Aún pueden estar luchando con
los deseos malignos, pero no deben continuar con estas prácticas.
En el 6:11, Pablo establece con claridad que aun aquellos que pecan en las formas dichas pueden lograr que sus vidas sean cambiadas por Cristo. Sin embargo, aquellos que dicen ser cristianos y persisten en estas prácticas, sin remordimiento, no heredarán el reino de Dios. Tales personas necesitan examinarse para ver si realmente creyeron en Cristo.
VV.9-11. En una sociedad permisiva es fácil que los cristianos pasen por alto o toleren algunas conductas inmorales (avaricia, borrachera, etc.), mientras no resisten otras (homosexualidad, hurto). No debemos participar en el pecado o condonarlo en ninguna manera, ni podemos ser selectivos acerca de qué condenar y qué perdonar. Permanecer al margen del pecado "aceptable" en forma general es dificultoso, pero no es más difícil para nosotros de lo que lo fue para los corintios. Dios espera que sus seguidores en cualquier edad mantengan normas elevadas.
V.11 Pablo enfatiza la
acción de Dios en hacer de los creyentes un nuevo pueblo. Los tres aspectos del trabajo de Dios son
parte de nuestra salvación:
Ø Nuestros pecados fueron lavados,
Ø Fuimos apartados para un uso especial ("santificados")
y
Ø Fuimos declarados no culpables ("justificados") por nuestros pecados.
El Apóstol emplea la misma argumentación
griega (la diatriba) al refutar
los errores (v. 12a). Algunas
versiones bíblicas ponen las palabras “Todas las cosas me son lícitas” entre comillas, ya
que representan el argumento de los libertinos. Pablo da expresión al
pensamiento de ellos para luego refutarlo. En cierto sentido, esto era difícil
para Pablo, ya que él mismo enseñaba la libertad en Cristo, especialmente la
libertad ante las reglas dietéticas.
Sus enseñanzas positivas al respecto
llegarían a ser usadas equivocada y engañosamente por los libertinos. En esta
parte del texto el Apóstol accede a la verdad potencial respecto a la libertad,
pero enseguida refuta la conversión, por parte de los corintios, de la libertad
en libertinaje.
Asevera que la libertad es buena, pero ésta se limita de dos
maneras:
(1) ¿Es mi acción libre conveniente para los que están en mi
derredor? Es decir, ¿logra mi libertad el
bien social?
(2) ¿Es mi acción
libre conveniente para mí mismo? ¿Resultará
mi acción libre en mi propia esclavitud al sensualismo?
En efecto, Pablo dice que si yo tengo autoridad y dominio sobre mis acciones está bien, pero si mis acciones cobran una autoridad y dominio sobre mi persona, pierdo mi libertad. Me convierto en esclavo de mis acciones. El Apóstol se niega a que esto suceda.
· De nuevo Pablo cita el refrán en boga
entre los libertinos (v. 13a).
Con esta expresión, ellos decían que el
cuerpo y todo lo pertinente a él eran religiosamente indiferentes. De nuevo,
Pablo accede en parte a que la comida en sí no tiene que ver con el reino de
Dios (Rom. 14:17; 1 Cor. 8:8).
El problema era que los libertinos entre
los corintios se basaban en esta enseñanza paulina para abogar por la licencia
sexual. En efecto, ellos decían “el cuerpo para las relaciones sexuales y las relaciones
sexuales para el cuerpo”.
No es insignificante que el decreto del
Concilio de Jerusalén (Hech. 15:29) y las palabras de Jesús (Ap. 2:14)
concuerden en asociar la comida con la inmoralidad.
· Dado
que el Apóstol creía en la resurrección del cuerpo, es sorprendente que no
modifique un poco sus palabras acá, pero no lo hace (v. 13b).
Lo que hay que reconocer es que Pablo sí
afirmaba que Dios mismo había dispuesto tanto el proceso de la digestión como
la disolución del cuerpo físico en la muerte. Es importante recordar también
que para Pablo el “cuerpo” es mucho más que un conjunto de tejidos
corporales.
Como buen judío, siguiendo el pensamiento hebreo, “cuerpo” implicaba para él toda la persona. También en la resurrección, Dios garantizaba la supervivencia de la persona con un cuerpo transformado.
La RVA acierta al iniciar un nuevo párrafo
con la tercera parte del v. 13, ya que se inicia una discusión nueva sobre las
convicciones del Apóstol respecto al cuerpo.
· Aunque
es cierto que en este caso Pablo no distingue entre el cuerpo físico y el
cuerpo resucitado, parece que piensa en ambos al decir que el cuerpo es para el
Señor (v. 13c).
Pareciera que hay una relación estrecha entre los dos, porque el trato que se le dé a uno afectará de alguna manera al otro. El cuerpo es algo que cae dentro del alcance de la obra salvadora de Cristo. Por esto es de él. No le corresponde al creyente, pues, contaminarlo en la fornicación. Cae por su propio peso la asociación que hacen los libertinos entre “el estómago” y “el cuerpo” como si fueran una misma cosa.
Con el v. 14 Pablo refuerza su rechazo de la postura de los
libertinos.
Estos habían despreciado el cuerpo tildándolo de algo pasajero y sin valor, por
lo tanto, se podía hacer lo que a uno le placiera con él. Afirmaban que debido
al carácter efímero del cuerpo físico no importaba que éste se empleara en la lascivia e
inmoralidad sexual:
· Es importante recordar que los griegos en general diferían mucho de los judíos en su concepto y apreciación del cuerpo.
· Para los griegos, el
cuerpo era la celda en la que estaba presa el alma. El alma era inmortal y lo
único que valía. Como celda e impedimento para el alma, el cuerpo era
despreciado.
Por ende, los griegos siempre insistían en
la inmortalidad del alma y la denigración del cuerpo como algo despreciable. El
Apóstol insiste, al contrario, en que el cuerpo le importa a Dios porque él
promete la resurrección de éste. El que Dios hubiera resucitado a su Hijo
Jesús, proveía la base y condición para que los creyentes en él también
experimentaran la resurrección. Este hecho dignifica el cuerpo de tal modo que
la postura de los libertinos se hace insostenible.
Como se sabe (15:12), había entre los corintios algunos que no creían en la resurrección corporal de los creyentes. Lo más probable es que los libertinos se encontraban entre ellos. Acá en este texto Pablo se incluye entre los que serían resucitados en el postrer día. El hecho de que la naturaleza del cuerpo como expresión de la persona integral no sea transitoria, sino que será partícipe de la resurrección, implica que los hombres no deben usarlo para la inmoralidad.
En el versículo que sigue Pablo tiende a
repetir y a hacer énfasis sobre sus argumentos anteriores.
· Con
estas palabras el Apóstol reitera que debían estar enterados de enseñanzas ya
impartidas a ellos, pero se portan como si no las supieran (v. 15a).
Posteriormente en la misiva Pablo va a hablar
de los creyentes como a miembros del cuerpo de Cristo, o sea, la iglesia
(12:12-27). En esta ocasión, no obstante, dado el tema a mano, enseña que los
cristianos son miembros de Cristo mismo corporalmente (ver Rom. 12:5).
Como resultado del bautismo cristiano, o
sea su identificación con la muerte de Cristo (Rom. 6:3-7), el cuerpo del
creyente (su persona) llega a
formar parte del Redentor.
· Es
inconcebible que el creyente pueda usar parte de su cuerpo (que es también
parte del cuerpo de Cristo) para unirlo a una prostituta (v. 15b).
El acto sexual no es sólo una función del cuerpo.
Es la unión física, pero también es unión
mental (v. 16). Al unirse un hombre con una prostituta se hace uno con ella (Gn.
2:24). La unión es una experiencia carnal y sólo promueve la vida carnal, es
decir, una vida egoísta, centrada en sí misma.
La unión del creyente con Cristo es
espiritual y resulta en una vida totalmente contraria, una vida altruista,
centrada en el bienestar de otros (v. 17). Aparte de lo repulsivo y lo
improcedente de unir una parte del cuerpo de Cristo con una ramera, Pablo
reconoce que es totalmente incongruente e incompatible con la vida cristiana.
Es notable que para Pablo la unión del
cuerpo del creyente con una prostituta se caracterice por lo carnal. La unión
del cuerpo del cristiano con Cristo resulta en lo espiritual. Lo carnal
representa para Pablo no tanto el cuerpo físico, sino la naturaleza depravada
del hombre, la naturaleza enemistada con Dios.
Lo espiritual es para el Apóstol la
unificación e identificación del propósito del hombre con el de Dios. Ser “un solo espíritu” con Cristo es la
condición bajo la cual el hombre es capacitado para vivir la vida centrada en
Dios y en otros. Con esta condición, instigada y hecha posible por el Espíritu
de Dios, el hombre paulatinamente va asemejándose a Cristo.
Llama la atención poderosamente que el contraste que hace Pablo es entre la carne y el espíritu, no entre el cuerpo y el alma. Los griegos son los que hacen una dicotomía radical entre los dos últimos. El Apóstol nunca hace que la lucha sea entre cuerpo y alma, sino entre la naturaleza carnal del hombre y su naturaleza espiritual otorgada por Dios.
·
Algunas
versiones bíblicas traducen el verbo como “evitar”
(v. 18a).
Aunque este sentido puede incluirse en el
significado del verbo, la idea principal es la de huir o apartarse velozmente
de un mal. Con el conocimiento que Pablo tenía del AT., es del todo posible que
tenga en mente la acción de José, al escaparse éste de las maliciosas
tentaciones de la esposa de Potifar (Gn. 39:12).
· Esta parte del texto (v. 18b) es difícil
en su interpretación.
Es obvio que hay otros pecados que afectan
el cuerpo del hombre, tales como la glotonería y la embriaguez. Estos males
definitivamente son medios por los cuales el hombre puede pecar contra su
propio cuerpo. Pero, con todo, lo más probable es que el Apóstol esté pensando
en la naturaleza particular de la inmoralidad sexual.
En el acto sexual ilícito el hombre peca
contra su propia persona (su cuerpo) al entregar más de la cuenta de su
emoción, su mente y su voluntad a otra persona que no sea su cónyuge. Y esto en
contra de la voluntad expresa de Dios.
En
esta unión íntima fuera de la voluntad de Dios tanto el hombre como la mujer se
dañan a sí mismos. Llama poderosamente la atención, sin embargo, que el Apóstol
no aborda la cuestión del valor de la mujer dentro de este contexto. Aun así,
la razón principal por la que el hombre se daña a sí mismo en la unión con una
prostituta (posiblemente
una “sacerdotisa” del
culto pagano) no es ni sicológica ni sociológica. La razón
principal es teológica:
Ø Al cometer la inmoralidad,
Ø El hombre niega la santidad del cuerpo para una relación posterior con Dios.
Pablo, por sexta vez en esta carta, inicia una frase con esta
pregunta (v. 19).
Se supone que los lectores deberían, a estas alturas, reconocer que
aparentemente habían fracasado en algunas de las lecciones impartidas por el
Apóstol. ¿Serían
lentos para aprender? En 3:16 Pablo había hablado de la iglesia como
el templo del Espíritu. Ahora, la misma metáfora es trasladada al creyente
individual.
Tanto la filosofía griega (el estoicismo)
como algunos dentro del judaísmo contemporáneo decían que el alma era lugar de
habitación del Espíritu. Pablo insiste, en cambio, que el cuerpo del creyente
es donde mora el Espíritu. Esta diferencia es significativa:
· Uno de los estoicos del siglo I afirmaba
que el Espíritu moraba en el alma del hombre por medio de la razón.
· El apóstol misionero, no obstante, enseñaba que el Espíritu radicaba en el
cuerpo del cristiano por la gracia.
· Hay que recordar que para Pablo el
cuerpo representaba la persona integral:
Ø Su emoción,
Ø Su voluntad,
Ø Su intelecto.
Es decir, por la redención en Cristo
Jesús, el Espíritu Santo es una dádiva de Dios que radica en la totalidad de la
persona creyente. Precisamente por la Redención*
en Cristo (ver Ef.1:7; 1 P. 1:17-19),
el cristiano no pertenece a sí mismo, sino a Dios. Dios lo ha comprado por la sangre de Cristo, y esto por su
gracia.
Por la estrecha relación entre la
salvación del hombre en Cristo y el Espíritu Santo, es imposible que éste no
esté presente en el creyente desde el inicio y hasta el final de su caminata
con Jesús.
Nota: Ef. 1:7: *Redención: Tres ideas están implicadas en la Doctrina de la
Redención:
1)
El
pago del rescate con la sangre de Cristo (1
Cor. 6:20; 1 P. 1:18-19; Ap. 5:9);
2)
La
retirada de la maldición de la ley (Gál.
3:13; 4:5); y
3) La liberación de la esclavitud del pecado para entrar en la libertad de la gracia (1 P. 1:18). La Redención es siempre por su sangre; i es., mediante la muerte de Cristo (Col. 1:14).
La figura de la restauración de un esclavo
al estado de un hombre libre es prominente en el pensamiento del Apóstol (v. 20). Aunque había ejemplos de esto
en la sociedad contemporánea debido a la práctica de la esclavitud que abundaba
en el mundo romano, Pablo saca su punto de comparación mayormente del AT. Este
abunda en sus usos del concepto del pago de un precio por la libertad del
esclavo (ver Ex. 6:6; 13:13; Ruth 4:4 ss.; Salm. 103:4; Is. 43:1).
Acá en este contexto el Apóstol no recalca
tanto el acto de la redención sino las posibilidades del redimido para servir a
Dios. Ya ha sido liberado de su esclavitud al pecado, por lo tanto, debe servir
a Dios con todo su ser (el cuerpo) al glorificarlo. Claramente esto
implica que el cuerpo liberado no debe volver a la esclavitud, con lo cual
participaría en la inmoralidad sexual.
___________
Nota y
Bibliografía:
- e-Sword-the. LEDD. Mundo Hispano.
- Biblia de Estudio RYRIE.
-
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 29//04//2021.
MISIÓN BAUTISTA “Emanuel”. Ciudadela de Noé.
Los Cardos Mz.E - Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II. Cel. 942-562691-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario